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EPÍLOGO

Mina estaba inconsolable en la sala de espera del hospital, estaban a horas de desconectar a Chaeyoung y ella aún no se había despedido, no quería hacerlo, quería aferrarse a la ilusión de que Chaeyoung iba a despertar a pesar de lo imposible que eso parecía.

Jeongyeon había ido a verla para ofrecerle un poco de apoyo, ella también había llorado en lo secreto de su habitación con el cuidado suficiente para que el niño que vivía con ella no lo notara, aún no sabía cómo se lo diría y eso también le preocupaba, le había mentido por un año entero diciendo que su hermana estaba consiente y ahora no sabía cómo le diría que Chaeyoung estaba a punto de morir.

Así que salió de casa sin decirle al pequeño a dónde iba, él no podía enterarse de lo que estaba pasando, no ahora que Jeongyeon estaba en un momento de duelo.

Al llegar al hospital no le costó encontrar a Mina, su llanto se escuchaba por toda la sala de espera, así que se acercó y la abrazó sin decir nada, y sin quererlo comenzó a llorar también.

Pero se vieron interrumpidas por el sonido de una puerta y la voz de una chica llamar su atención.

—Disculpen, ¿podrían bajar la voz? Mi esposa acaba de dar a luz y necesita descansar.

Automáticamente ambas voltearon la mirada para ver de quién se trataba.

—¿Sana?— Preguntó Jeongyeon debido a las lágrimas en sus ojos que le impedían ver con claridad.

—Jeongyeon, ¿qué haces aquí?— Preguntó Sana confundida —¿Mina? ¿Eres tú?

Entonces la menor levantó la cabeza para asentir, ni siquiera tenía ganas de hablar.

—¿Tzuyu está ahí adentro?— Preguntó Jeongyeon al analizar lo que la japonesa había dicho.

—Sí, acaba de tener a nuestra bebé, ¿quieres verla?— La japonesa ofreció amable.

Pero Jeongyeon no se sentía muy bien, aunque estaba completamente feliz por ellas.

—Tal vez luego, ahora estamos pasando por un momento difícil— Aclaró la coreana buscando las palabras correctas para darle la noticia a Sana sin herir a Mina —Chaeyoung será desconectada en unas horas, ella cayó en coma hace casi un año.

Y los ojos de Sana se abrieron en grande por la noticia.

—No puede ser, yo... lo siento mucho— Sana habló sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos —¿Qué hay de su hermanito? ¿Dónde está? ¿Ya lo sabe?

—Él está en mi casa, yo estuve cuidando de él todo este tiempo, pero aún no lo sabe.

—Yo... lo siento mucho, de verdad no tenía idea— Sana parecía realmente afectada —¿Podría pasar a verla? Quiero despedirme de ella.

—Claro, está en la habitación 8— Jeongyeon indicó para que Sana entrara a despedirse.

Entonces la menor entró dejando a Jeongyeon acompañando a Mina.

—¡Oh por Dios!— Escucharon a Sana gritar a segundos de haber entrado a la habitación, por lo que voltearon la mirada hacia la puerta de Chaeyoung y vieron a Sana salir corriendo mientras gritaba —¡Despertó, ella despertó!

Automáticamente Mina se levantó de donde estaba y corrió a la habitación de Chaeyoung para abalanzarse sobre su cuerpo y abrazarla.

Chaeyoung estaba completamente confundida, ¿quién carajos era esa chica? Sin embargo, solo bastó respirar su aroma en ese abrazo para saber que se trataba de Mina.

—¿Mina?— Preguntó confundida, no estaba segura si Mina era real o simplemente fue parte de un sueño mientras estuvo en coma.

—Soy yo, bebé, soy yo— Habló llorando sin ser conciente de sus palabras.

Y al escuchar aquello, Jeongyeon y Sana compartieron miradas de confusión.

—Creo que debería avisarle a la enfermera— Jeongyeon utilizó esa excusa para salir de ahí.

—Sí, y yo debería volver con Tzuyu— Sana también buscó una excusa para dejar solas a las menores.

Entonces ambas salieron y minutos después la enfermera entró para darle los informes a Chaeyoung.

—Buen día, señorita Son, espero que haya dormido bien— La enfermera saludó.

—En realidad no, una chica no paraba de hablar desde que entré aquí— Ella bromeó sorprendiendo a Mina.

—Tú... ¿Escuchaste todo?— Mina preguntó sonrojada.

—Por supuesto que lo hice, incluso escuché cuando dijiste que querías salir conmigo.

—¿Qué? ¡Yo no dije eso!— Mina habló alarmada.

—Es posible que la señorita Son haya confundido la realidad con algunos sueños, si bien al parecer estuvo algo consiente, un coma también presenta periodos de alucinaciones— Aclaró la enfermera.

—Pero claramente escuché cuando ella dijo eso, Jeongyeon unnie, tú estabas aquí— Insistió la menor mirando a Jeongyeon.

Y esta última simplemente sacudió las manos mientras reía para que no la metieran en eso.

—Bueno, bueno, lo importante aquí es que despertó, pero deberá pasar por un periodo de rehabilitación para poder caminar de nuevo, depende de usted y de su empeño cuánto le tome recuperarse, después de todo estuvo casi un año sin mover un solo músculo— Informó la enfermera.

—¿¡un año!?— Preguntó Chaeyoung sorprendida.

—Casi— Respondió tranquila la enfermera —Bueno, iré a tramitar su alta— Y sin más, la mujer salió de la habitación.

—¿Y que hay de mi hermanito? ¿Dónde estuvo todo este año?— Preguntó Chaeyoung preocupada por el niño.

—Tranquila, estuvo conmigo— Respondió Jeongyeon antes de voltear su mirada a Mina —¿Te quedarás a recibir los papeles? Creo que debería avisarle a tu cuñado que su hermana ya está bien— Dijo eso último con picardía riendo al ver a ambas sonrojarse y reír nerviosas.

A decir verdad, era raro para ambas, Chaeyoung sentía que conocía a Mina desde hace meses cuando en realidad era la primera vez que la veía, aunque sabía casi todo sobre ella después de escucharla atentamente hablarle de su vida desde que comenzó a visitarla, y Mina por su parte estaba tan acostumbrada a Chaeyoung que solía contarle todo sobre ella, pero ahora que estaba despierta no sabía como dirigirle la palabra.

En realidad, no había una manera exacta para explicar cómo se sentían, pero era algo parecido a ser mejores amigas que se volvían a ver luego un largo tiempo.

Aunque era la primera vez que tendrían una conversación real.

Por otro lado, Jeongyeon decidió pasar a su cafetería favorita antes de volver a casa, esa mañana no había ido tan temprano porque su prioridad era apoyar a Mina, sin embargo, entró por un café para despejar un poco su mente, al parecer todo estaba mejorando, Sana y Tzuyu por fin serian mamás, y Chaeyoung finalmente había despertado, solamente faltaba Nayeon y tenía demasiada curiosidad por ella, quería saber si estaba bien, si había mejorado, si había conocido a alguien más, y mentiría si dijera que no le importaba, por supuesto que le importaba, porque a pesar de llevar bastante tiempo sin verla ella aún quería a Nayeon para sí misma.

Pero al parecer Nayeon no quería lo mismo, pues a pesar de que Jeongyeon le dejó saber que visitaba aquella cafetería cada mañana, la mayor nunca intentó buscarla, ni siquiera le envió un mensaje y aquello había decepcionado mucho a Jeongyeon.

Y mientras pensaba en ella escuchó la campana de la puerta sonar.

Entonces dirigió su mirada hacia el lugar y sintió su mundo detenerse al ver de quién se trataba, porque casi como si la hubiese invocado, Nayeon estaba entrando a la cafetería.

A decir verdad, la mayor no se esperaba encontrarse con Jeongyeon ahí, no había entendido lo que Jeongyeon le dijo cuando le recomendó la cafetería, pero fue imposible no notarla ahí sentada a solo unos metros de ella.

Sintió su estómago revolotear apenas cruzaron miradas y como si sus pies reaccionaran solos ella caminó hacia donde Jeongyeon se encontraba.

—Jeongyeon, hola— Nayeon saludó nerviosa deteniéndose frente a la mesa de la menor.

Sin embargo, recibió una respuesta que no esperaba en lo absoluto.

—Disculpa, ¿te conozco?— Respondió la menor.

—Yo... soy Nayeon— Ella aclaró intentando recordarle a Jeongyeon de quién se trataba.

—Yo me llamo Jeongyeon, mucho gusto— La contraria se presentó extendiendo su mano.

Y Nayeon se preocupó al recibir esa respuesta.

—¿En serio no me recuerdas?— Ella preguntó al borde del llanto.

Y solo por eso Jeongyeon dejó de actuar.

—Te dije que quería conocerte de otra manera, ¿lo olvidaste?— Jeongyeon le aclaró a la chica que estaba a punto de llorar.

Y Nayeon no pudo evitar estallar en una carcajada.

—Oh por Dios, una psicóloga más loca que sus pacientes— Ella se burló.

Y Jeongyeon también rió recordando bromear de la misma forma con Mina.

—Es un gusto conocerte Nayeon, ¿me dejarías invitarte a un café?— Preguntó la menor volviendo a fingir.

Y Nayeon asintió mientras reía y se sentaba en la mesa de Jeongyeon.

—También es un gusto— Siguió el juego de Jeongyeon para seguidamente estrechar sus manos.

Y no pudo evitar sonreír al sentir el dedo anular de Jeongyeon finalmente vacío, al parecer ella también había cerrado el ciclo.

Sin duda alguna esto era el inicio de un verdadero amor, que a pesar del dolor pudo ver la luz al final de la tormenta.

Finalmente todo estaba bien y ese día sería memorable para Jeongyeon, ese mismo día en el que todo se había arreglado, Sana y Tzuyu estaban bien, Chaeyoung y Mina estaban bien, y finalmente ella y Nayeon podían estar bien.

La vida les había dado una nueva oportunidad a todas en una misma mañana, y no la iban a desaprovechar, ellas iban a ser felices como forma de agradecimiento.

Nos vemos en otro fic.

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