Capítulo 9
Olivia Smith.
La primera vez que sentí miedo irracional fue durante una fiesta el año pasado, antes de ser novia de Marcus, cuando estaba junto a Verónica y la habían retado a besar a la persona más linda del curso. Vanidoso de mi parte pensar que me iba a besar, pero mi ego estaba en crescendo. Ella me vio y por un momento mi mente se heló, mi pulso se disparó y mi rostro perdió sangre, podía sentir el miedo irracional desprendiendo de mi cuerpo por una pregunta ficticia.
Entonces Verónica se giró y le dio un beso a Amy, quien solo se rio y sonrió.
Y el mundo continuó.
Yo no podía ser esa, lo supe en ese momento. Es por eso que cuando veo a Amy y Verónica todavía tengo la espina de ese encuentro en mi mente. Nadie pensó que el beso de Amy y Verónica fuera raro porque eran amigas desde pequeña, pero si yo lo hubiera tenido con Verónica, estoy segura que seria tachada de lesbiana.
La segunda vez que sentí miedo irracional fue cuando Marcus se levantó de la mesa y caminó decidido hacia Gabriel Durand, este chico que se sigue apareciendo en medio de mi relación como si perteneciera. Romeo lo ve, pero no dice nada, demasiado ocupado en el teléfono, pero es como si todo el mundo pudiera verlo, es como si susurros extraños se colaran en mi piel porque mi novio no puede despegarse de él.
Gabriel dice algo en voz baja hacia el chico rubio que siempre se la pasa con él, mientras que Marcus dice algo más, pero parece molesto mientras le habla, es como si Gabriel supiera que es mejor que Marcus, y se rehúsa a hablar con él.
Si tan solo ambos tuvieran un cierre, si tan solo pudiera escucharlo, creo que eso haría que Marcus por fin dejara de buscarlo.
Tal y como siempre, Gabriel se aleja con el rubio hacia otro lugar y Marcus camina de regreso al asiento, se sienta en la butaca y sonríe, saca su teléfono y busca algo con lo que distraerse. Tomó su mano por encima de la mesa y él sonrió con la boca cerrada.
Alguna vez me preguntaron si estarías con alguien que daría la vida por ti. Es hermoso pensar en un amor entregado y subyugado, pero la mayoría de las personas no son capaces de eso, no podría pensar en un mundo donde Marcus me elegiría por sobre alguien, a pesar de que sé que me ama. ¿Eso está mal? No todos pueden sentir devoción completa a otra persona, pero no creo que eso deba cerrar la posibilidad al amor, solo es amor, menos fuerte.
Verónica pasa con su brazo entrelazado a Amy.
Ella daría la vida por Amy.
Siempre fui la que menos recibía amor. La que siempre rechazaba los detalles románticos porque no era la chica cursi que esperaba esos detalles. La segunda amiga. La segunda hija. La olvidada. La abandonada. La primera en correr.
El timbre del fin del periodo suena y es cuando abandonó el comedor, olvidando que una vez tuve alimento en mi plato.
—No comiste, ¿quieres que te compre algo? —dice Marcus mientras rodea mi cuerpo con su brazo, me aferro a su calor corporal y me hundo en su fragancia. Niego con la cabeza—. Te compraré algo más tarde —asegura, y me deja en la puerta del salón.
Me siento en la tercera fila donde Paula está recostada, con audífonos puestos y con los ojos cerrados. Hasta que el timbre vuelve a sonar y la profesora de Lengua entra. La profesora Norris es excelente en su clase, en realidad podía ser considerada mi profesora favorita, sin embargo lo único que podía concentrarme era en el trabajo de arte que Paula estaba realizando en su cuaderno: parecía una persona, con una expresión asustada y dolorosa mientras unos cuernos aparecen en su cráneo. Sus dedos se mueven en sintonía y su espalda forma una curva peligrosa que estoy segura que le dolerá después.
La clase termina con más rapidez de lo acostumbrado y es cuando salgo hacia los pasillos. Recuesto mi cuerpo en mi casillero y espere a que llegue, sé que siempre pasa por aquí para tener que irse. Verónica sale de clases junto con la oleada masiva de estudiantes y es cuando me decido a confrontarla.
— ¿¡Qué!? —suelta un ahogado pero igual es arrastrada hacia el baño más cercano—. ¿Qué se supone que haces, Olivia?
Una vez que entramos, la suelto y reviso hacia abajo para ver si no había nadie en los baños.
— ¿Qué mierda haces Olivia?
La ignoro y me levanto.
— ¿Hablaste con mi hermana ¿Tuviste la osadía de hablar con mi hermana...? Me gane una pelea por tu maldita culpa, ¿lo sabes?
— ¿Y crees que me importan tus sentimientos por...?
— ¡Verónica, esto es serio!
— ¿Tanto como quedarse con el novio de tu mejor amiga? Existen códigos, Olivia, algo que tu no tienes, si tu amiga te dice que está incómoda con tu relación porque era antes su relación debes apartarte, pero, ¿Qué vas a saber tú de lealtad?
—No metas nuestra relación en esto —susurro, pero Verónica parece que vibra en odio.
— ¿Relación? —se ríe sin gracia como si le hubiera golpeado—, no tenemos una relación porque estaba tan asustada que te acostaste con el ex novio de tu amiga. Me lastimaste y podía vivir con eso, pero lastimaste a Amy en el proceso y es algo que no puedo perdonarte.
—Por supuesto que es así —golpeteo el espacio entre nosotras—, porque siempre la pones a ella como prioridad, Verónica, te gusta más Amy de lo que te gustaba yo y pensabas que no me iba a dar cuenta. Puede que yo haya encontrado tu reemplazo en Marcus, pero tu intentaste reemplazar a Amy conmigo.
—Yo nunca...
—No lo niegues.
Mi pulso se sentía colapsado, como pérdidas de hilo que apenas formaban una coherencia. No podía sentir como ambas nos habíamos acercado hasta que me volví dolorosamente consciente de que Verónica estaba respirando el mismo aire. Apenas la podía ver porque ella se había vuelto más borrosa a medida que la discusión se afianzaba.
—No negaré que fue así al principio, pero me llegaste a gustar Olivia, no como un reemplazo, no como una Amy, me gustabas como tú, aún me gustas.
Verónica siempre ha mirado a las cosas que le gustan con cierta intensidad, como si pudiera atraerlas, como si pudiera arreglarlas. Verónica posa su mano cerca de mi mejilla pero no llega a tocarla, ella también puede sentir el hielo frágil por el que caminamos.
—Yo no puedo, Verónica yo... —mi voz se perdió, pero ella lo escuchó—, nunca podría salir con una mujer.
Se alejó como si las palabras la hubieran golpeado.
—Olivia —Debí correr, porque siempre he tenido un sexto sentido cuando sabía que algo me iba a doler más de lo soportable. No corrí porque quizás si merecía las palabras—. ¿Te has preguntado porque Marcus está tan apegado por Gabriel? es que él siempre verá como prioridad a Gabriel antes que a ti, inténtalo, intenta pensar que serás importante para alguien cuando todos saben que es una mentira.
—Estás enojada —chillé.
Ya nada era visible porque mis lágrimas se habían desbordado y mi respiración había colapsado.
—No, porque sé que vivirás rogando la atención de alguien que nunca te la dará. Vivirás arrastrada por un atención que nunca podrás conseguir y en tu interior te preguntaras: ¿algunas vez podrás ser más para alguien? Y te acordaras de mí, y te darás cuenta que pudiste tenerlo, pero estabas asustada.
—¿Y tú no lo estas? —pregunto, alzó el rostro y doy un paso más cerca—, ve y dile a Amy que gusta de ella y verás como se aleja, como cada maldita persona que lo supiera. Solo se quedan contigo por curiosidad, Verónica, como yo lo hice ¿y me dice a mi que tengo miedo? ¡Mírate! Finges ser amiga de alguien y detrás de eso, ¿Qué te queda? Vivirás eternamente como la amiga.
—Prefiero ser eso, que tener que vivir mi vida siendo solo la esposa de alguien para ocultar mi homosexualidad. ¡Eres patética, Olivia!
Sale del baño y azota la puerta.
Abro el grifo y es cuando escucho el inodoro.
Mi corazón se detiene y el agua se queda corriendo mientras mi vista se enfoca en la puerta que se está abriendo. Paula sale del lugar con la cabeza agachada y se desenvuelve con una incomodidad, camina hacia el lavamanos y deja que el agua recorra sus manos.
— ¿Escuchaste eso? —susurro, pero Paula no responde y sale del baño como si nada hubiera pasado.
Sumerjo mi manos en el frío del agua y la secó con mi pantalón, salgo del baño de inmediato, para ser encontrada con Romeo y Marcus quienes parecen esperarme. Marcus se acerca, me abraza y caminamos a la salida. Marcus dice algo sobre una nueva serie de televisión, Marcus la respalda, pero la mirada de Marcus se desvía hacia Gabriel, quien baja la vista y corre persiguiendo al rubio. En eso las palabras de Verónica resurgen en mi mente como una daga bañada en veneno.
"Te has preguntado porque Marcus está tan apegado por Gabriel, es que él siempre verá como prioridad a Gabriel antes que a ti".
Luego se escucha un estruendo y una muchedumbre se vuelve salvaje cerca del estacionamiento. Gabriel salió corriendo hacia el lugar donde estaba, y Marcus estaba a punto de correr detrás de él, tirando de su camisa con la intención de retenerlo, él se gira, casi con hastío.
—Quédate, por favor.
—Disculpa —es todo lo que dice y se va.
Bajo la vista y encuentro los ojos afilados de Verónica en mi dirección quien solo despega la vista cuando Amy la llama. Podía sentir su voz repetirse en mi mente, sus palabras como cuchillo y su mirada como un golpe caliente que esparce sangre sobre una herida que no se cura por completo.
Fue entonces que un escalofrío volvió a surgir de mi columna, y mis manos se entumecieron. Tenía miedo de volver a desaparecer, de volver a quedarme con la mirada baja, de no sentir nunca como alguien me pusiera como prioridad. Romeo lo sigue y me quedo postrada en medio de la escalera del lugar.
—Solo si lo preguntas —Hablan detrás de mí. Giró la cabeza y Paula está a un lado de mi, parece seria, un poco desinteresada de la situación, pero igual decidida a expresarse—. No creo que tu novio no te considere una prioridad, pero si hiciste lo que dijo ella, no te lo mereces.
Paula se alejó del lugar y con ello notó como una extraña ola de calor se afianza en mi cuerpo.
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