Capítulo 2
Joaquín Rodríguez.
La sensación de ver de lejos es ahogante, asfixiante, ligeramente despiadada como una bomba nuclear que cayó a miles de millas de ti, pero su radiación aún te llega y te mata. Esa es la comparación más precisa que puedo dar de como es mirar a mi único mejor amigo que he tenido toda mi vida alejarse de mi. Muerdo mi labio con ira frustrada para después subir la vista, sus ojos no se desvían de la chica a su lado, su rasgos no intentan buscar, el no parece extrañarme.
¿Por qué soy el único que está muriendo por la radiación?
15 malditos años a su lado para ser desechado como una mierda por una chica.
Aprieto mis manos contra el casillero y dejo que cierre con fuerza, ocasionando que su mirada y la de varias personas me miren. Por un momento, sus ojos mostraron una señal de lo que parece el reconocimiento, pero tan pronto como lo hizo, dejó de mirarme para salir con la chica tomada de la mano.
Pegó la lengua a mi encia para dejar salir de forma ruidosa, suelto un suspiro y camino a mi salón correspondiente con el horario en mano. ¿Dónde se supone que tengo clases? Odio los primeros días de clases más que cualquier otro día, me gusta el permanecer y no el vertedero que se crea tras el primer día, todo el mundo intentando encajar, todo el mundo queriendo sobresalir, todo el mundo designado a un grupo de personas.
Por eso me mantenía fiel a mi único amigo, pero... esa mierda se acabó.
Camino hacia el aula asignada abriendo la puerta pesada consiguiendo el aula apenas llena. Me dirijo hacia los asientos del fondo y por inercia pongo mis libros en la otra silla para sacar mis lentes.
El aula se llena en cámara lenta mientras el desagradable aire cargado de perfume dulzón empieza a aumentar. Maldita chica que no sabe que bañarse en perfume es un crimen para mi nariz, maldito salon demasiado caliente como para quitar el aroma y maldita pareja de enfrente, quiero golpearlos en la cabeza.
El profesor al fin llega al salón y con eso llega mi mejor amigo de la mano de su novia. Mis dientes rechinan pero no puedo dejar de verlo mientras se sienta en las sillas de adelante.
Traidor.
"—Deberíamos sentarnos en las sillas de adelante, aún no me compro los lentes y no puedo ver —refunfuño en primera clase, sentándome en las primera sillas, pero Louis no me presta atención y sigue de largo hacia atrás mientras habla.
—Copia de mis apuntes, sabes que no puedo sentarme en la parte de adelante sin querer dormirme.
—Eres una mierda floja.
—Y aún así apoyas el culo de esta mierda floja".
Debo de verme muy estupido sentado solo hasta el final del salón. Ignoro el sentimiento y me concentro en la clase de historia: odio historia, es aburrido, poco ortodoxo y fácilmente me pondría a dormir, pero no digo nada mientras la Sra Clarisse imparte el cómo ella percibe la segunda guerra mundial.
Agarro mi cuaderno y empiezo lo que es un lienzo en blanco donde coloco las dos cruz y empiezo a dibujar un rostro, la forma es sencilla a medida que la base de mi creatividad se mueve. Louis nunca fue de quedarse quieto por mucho tiempo, pero yo no podría dejar de retratar, mi mayor inspiracion siempre sería él: sus ojos verdes, su sonrisa nihilista, sus labios delgados, sus caninos apenas superficiales, su cabello oscuro que solo bajo el sol se pone castaño.
Me gus... olvídalo.
Bajo la vista, el dibujo empieza a parecerse a él, sin siquiera pensarlo, como si todos mis dibujos posteriores fueran copias de él, copias mal hecha de él, ninguna lo captura, no a la perfección, pero esta en particular tiene los ojos ligeramente desiguales y su sonrisa es más estrecha.
Quizás mi visión de él se distorsione mientras está más alejado. No puedo hacer su retrato si está tan lejos.
"—Olvídalo, dibujas como la mierda.
—Eso es basura. Sabes que dibujo muy bien, mejor que cualquiera —Hago un silencio para reconsiderar lo que digo—. Bueno quizás mejor que cualquiera de nuestro grado.
—¿Por qué quieres dibujarme? Soy horrible —Patea con su pie una roca que de inmediato se hunde en el río.
—Bueno hasta los monstruos tienen que ser dibujos a veces.
—Eres el peor amigo del mundo.
—Cállate".
Subo la vista dándome cuenta que la acción se produjo porque mi nombre salió de los labios de la profesora.
—Ha estado muy distraído señorito Rodriguez, ¿quiere compartir algo con la clase? —Su mirada de las mil yardas me recuerda un poco a la de mi madre, a Teresa nunca le podía bajar la vista porque se molestaba bastante.
—No, señora.
— ¿Quiere decirme a que se refiere George Washington cuando cito...? —me desconecte, pero las palabras siguieron fluyendo, pero no pude retener nada cuando los ojos de Louis miraron directamente mi rostro. Mi corazón se desbocó en un momento innato —. ¿Y bien...?
—No lo entendí, disculpe.
Refunfuña y hace un llamado a la acción, haciendo que las miradas vuelvan al frente y con eso la mirada de Louis se pierde.
Estoy viviendo de recuerdos. Pasó una mano por mi rostro para ocultar la neblina de sueño que me recorre y la clase transcurre de forma neutral. Copio las tareas asignadas más algunos apuntes que me corresponden para escuchar el timbre de salida.
La siguiente clase es más sencilla de sobrellevar, pero no por eso mi mente se toma el tiempo de querer procesar algo más que la tarea asignada y algunos apuntes de la materia que creo que tomarán en cuenta en las siguientes.
Salgo con rumbo al comedor cuando me topo con el mismo chico de ayer: Akiro Sato. Está en la máquina de refresco justo como la otra vez, con lo que parece ser demasiada azúcar en el cuerpo porque sus manos tiemblan, parece tierno lo más parecido a un perro dispuesto a sacar los dientes si se le dirigen la palabra por más de medio segundo.
Me acerco casi como un imán a su cuerpo, pero desvió mi cuerpo hacia la máquina y volcar por una nueva Sprite. No debería beber tanta azúcar, de hecho no soy tan fan de tomar refresco por lo tóxico del mismo, pero me causa curiosidad lo extraño que se porta cuando alguien más está a unos metros de distancia.
Cómo justo ahora, se ha puesto un poco rígido antes de reconocerme, su mirada oscura choca con mis ojos y por un momento quiero decidirme a decirle algo, pero ignoro el impulso para después seguir mi camino.
Término en el comedor con lo único comestible de la residencia, una manzana y puré de papa con poca (nula) sal. Me siento en una mesa solitaria para disponerme a ver vídeos mientras como, es casi como un ritual, no estoy acostumbrado a comer acompañado por el hecho de que Teresa no ha tenido el tiempo de estar en casa en la noche por su trabajo como enfermera. Apenas terminó, dejó la bandeja en el lugar correspondiente y terminó las otras clases a las 4:30 pm.
No volví a compartir clase con Louis o Akiro lo cual me parece aún más aburrido, entonces por fin terminó saliendo del colegio pasando por el estacionamiento, viendo a Louis rodeado de un par de chicos mientras sus labios se llevan un cigarrillo, nunca me gusto que fumará, es un habito que adquirio al cumplir los 15 años, como medio de verse genial y despues como un puto habito que siempre intente que no hiciera.
Puedo ver como Brenda está a su lado mientras habla con otras chicas, haciendo que el nudo en mi garganta se condense, espeso, amargo y doloroso. Dios, odio la sensación de ser ignorado. Muerdo mi labio para enfocar mis ojos en Brenda, ella capta mi mirada y por un momento se queda paralizada y baja el rostro. ¿Ella sabe cuanto me arruino? ¿Ella nunca daría lo que yo di por él y aun así no está dispuesta a dejarlo? Esa maldita perra arruino 15 años de amistad, no 2, no 4, 15, di todo de mi para verlo bien y la semana que me bota de su vida ya esta fumando y comportandose como un idiota.
—Deberías ver a alguien —Escuchó una voz a mi lado, haciendo que me sobresalte. Akiro Sato me está mirando, no tan cerca, pero sí capaz de escucharlo—. Estás temblando.
El chico es irónico, le concedo eso.
Bajo la vista percatando como mis manos me temblaban, debió de observarme durante un tiempo para darse cuenta. Termina de bajar las escaleras y lo sigo con la mirada para ver cómo entra en el coche junto a lo que parece ser su hermano. Debe ser lindo tener un hermano, Louis también tiene uno, yo no, mi madre se enfoco en mi carrera después de mi y mi padre, bueno, no se enfoco en mi, nunca.
Bajo las escaleras hacia la parada de autobuses. El autobús llega temprano, lo suficiente como para darme cuenta que las luces de mi casa siguen apagadas, posiblemente mi madre siga durmiendo.
Abro la puerta con mi llave de repuesto y entró al lugar dejando mis cosas en la mesa y enciendo las luces, para encontrar en el recibidor lo que parece ser un folleto.
"líneas pérdidas para adolescentes".
Debe ser una maldita broma.
No iba a despertarla, no ahora que ha llegado demasiado cansada del trabajo como para descuidar algo así, tampoco soy tan egoísta, pero el grupo me parece ridículo. ¿Terapia grupal? Acaso eso es bueno, debe serlo, pero el hecho de sentarme a hablar con extraño sobre la mierda que me ha pasado... no, de hecho ni siquiera tengo un problema real, es solo lo de Louis y él como toda una maldita amistad de casi 15 años fue derribada por una chica, si, eso es una mierda, pero no es un problema real. Hay gente que se le mueren los padres, niños pasando hambre, no entiendo porque debería ir a terapia.
Dejo el folleto en la mesa para después caminar hacia la cocina y hacer lo más rápido del mundo: cereal con leche. La complejidad de esto solo es inherente al mismo gusto que quieras darle, yo solo le añado pasas y me lo como. Dejó la mochila en mi cuarto y me cambió por ropa más cómoda. A las 6 de la tarde Teresa tiene que irse al trabajo así que me enfoco en confrontarla.
Me muevo a la sala para encontrarla en la cocina con su típico uniforme de enfermera con periodico en mano y comiendo igual cereal con leche, pero el de ella tiene fresas rebanadas, lo cual me parece demasiada azúcar.
—Espero que tengas una buena explicación para esto —suelto apenas la veo y me siento a su lado, sacando el panfleto.
—Si, lo estaban entregando en el puerto, un señor muy agradable por cierto —dice con la boca llena como si no le importara derramar la leche por sus comisuras. Dios es asqueroso—. Aunque aún creo que necesito más información sería bueno que estuvieras en uno. Harás amigos.
—No hace falta eso...
—Te distanciaste de Louis —Se encoge de hombros restando importancia—. Necesitas más amigos.
—No me distancie de Louis , solo peleamos, los amigos pelean.
—Te volviste muy dependiente de él después que cumpliste 10 creo que lo mejor es que estén distanciados y conozcas a más personas...
—Claro que no me volví dependiente.
—Cariño no tienes más amigo —dulcifica la voz como lo haría una madre, pero suena ligeramente burlona—, deberías hablar con alguien sobre eso, y yo no estoy mucho tiempo en la casa.
—Eso no significa nada.
—Por favor ve, aunque sea a una sesión y si no te convence dejas de ir, pero intenta hacer amigos, te veo muy solo y me preocupo.
—Te tengo a ti.
—No siempre será así.
Aprieto los dientes y asiento trago el nudo de emociones que sus palabras me causaron, pude ver como dejo de comer y se levanta con una sonrisa amorosa para abrazarme.
—No lo dije mal, cariño, es algo que siempre me solía decir tu madre a medida que crecemos y creo que la frase se quedó en mi.
Mi madre pasó 10 años conmigo, amorosa, dedicada, amable como una burbuja en verano hasta que como la misma me fue arrebatada. Murió joven, suave, tranquila, fue por un ataque al corazón fulminante, mi tía se sabe todos los detalles clínicos, nunca me concentré en ese hecho, solo lo deje pasar como todo lo que vino después de eso. Mi madre amaba con locura su carrera de arquitecto, le faltaba poco para graduarse después de tenerme y criarme con ayuda de mi tía, se iba a graduar el mismo mes que murió. Me aferre a Louis y a Teresa después de eso, ¿para qué dejar pasar a alguien más? Es ridículo.
—Tranquila, lo entiendo —miento.
Pone sus manos en mi rostro para darme un suave beso en la frente.
—Es el domingo la primera reunión, me haría muy feliz que fueras.
—Claro, veré que puedo hacer.
Agarra su bolso y le da un último bocado al cereal con leche para dejar el plato en el mesón y después señala, haciendo referencia a que lo lave. Asiento a su indicación silenciosa y me da un beso antes de salir.
El lugar permanece en un vacío silencio, no es tan grande, pero no por eso se siente menos solo. Quizás es todo ese frío inhóspito en mi piel o el de mi mente que hace que no quiera estar en ese silencio turbio, en donde solo me pongo los enormes audífonos para apaciguar cualquier sonido en mi mente.
Friego, limpio, barro, acomodo mi ropa, hago mis tareas y cuando al fin me acuesto en mi cama, el dolor de mi cuerpo es equiparado a que me haya pasado un camión por encima, sin embargo el sueño nunca me llega y es entonces cuando agarro mi teléfono para distraerme un rato.
Casi, por instinto, intento ver si tengo un mensaje, pero mis chat están vacíos y el icono del que todavía tengo apodado como mejor amigo está bloqueado. Salgo e ingreso a Facebook para buscar su perfil y darme cuenta que por aquí aún no me bloquea, así que me arriesgué un poco y le mandé un mensaje.
Joaquin: Hola, ¿quieres hablar? 20:47 pm
Louis: ...
Louis: Ten un poco de dignidad y déjame en paz, no quiero volver a saber de ti. Aléjate de mí. 20:47 pm
No puedes responder a este chat.
Mis ojos se empeñan un poco y el nudo en mi garganta se afianza.
Me está diciendo que lo deje en paz. Que ya no lo vea más nunca. Que tenga un poco de dignidad. Pero, ¿cómo hago si todo lo que tenía era a él? Todas mis relaciones empezaban y terminaban en él, mis situaciones empezaban y terminaban con él, era mi maldito terreno seguro donde podía descansar
¿Cómo se supone que lo deje?
Tuve que haberlo visto venir, porque él era mi todo cuando yo solo era alguien más. Se siente como romper con un novio, pero supongo que no es lo mismo, se siente como romper con mi propia alma.
Mis ojos terminan de empeñarse y con ira contenida dejo el teléfono en la mesa de noche, quiero romperlo, pero me contengo. Pongo los brazos sobre mi cabeza para intentar calmar mi angustia forzadamente, pero el fuerte dolor en mi pecho solo se agrava al darme cuenta de la soledad que mi cuerpo tiene.
Estoy solo.
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