No. 4: No agachará la cabeza ante nadie
Desde pequeña a Chloe le enseñaron que debía estar orgullosa de ser una Bourgeois.
El Bourgeois era un apellido muy antiguo, pertenecientes a duques, condes e incluso monarcas. Un Bourgeois jamás tendría porqué estar de incógnita, era absurdo; todos debían ponerse a su merced por el sólo hecho de ser un Bourgeois.
Quizás era la regla más antigua de todas.
Y aún así ahí estaba ella: disfrazada de "Collin", alias "Star Wars"; fingiendo que no tenía voz.
—¿Sabes? A penas toque con una banda en un evento y me puse a pensar en la camiseta que trajiste el primer día.— decía Viperion entusiasmado. A su parecer no lucía como nadie más en ese lugar. Todos parecían perdedores, quizás en ese momento se sentían derrotados; pero Luka lucía con una extraña actitud positiva, no parecía vencido en lo absoluto. — Bueno, me empecé a ver las películas y me inspiraron para escribir una canción, pero como tú eres el fan quería que me dieras el visto bueno.
Genial, en toda su vida nunca se había visto una película de Star Wars; únicamente lo agarró por el aspecto geek y nerd que le daría.
Aún así tomó la libreta y vio un par de letras.
"Sí, tu amor me pudo llevar hasta la extrema locura;
perderme a mí mismo tal como Anakin."
Chloe repasó con las yemas de sus dedos sobre ese fragmento. "Perderse a sí mismo por amor ", sí, sonaba como algo bastante posible; al menos sentía que se estaba perdiendo, que llevaba tiempo sin ser ella ¿pero que amor le causaba eso?
No amaba ser una Bourgeois, no amó a Adrien y no amaba a sus padres ¿Había algún amor en su vida que la estuviera enfermando?
—¿Pasa algo? — le preguntó Viperion. "El" rubio le pasó el cuaderno y únicamente asintió. Le dio una pequeña sonrisa en visto bueno de su letra y perdió su mirada en la multitud de personas que conversaban.
Luka se le quedó observando detenidamente. Star Wars un chico muy enigmático, y quizás por lo mismo, atrayente. Se preguntaba quién lo pudo haber rechazado y si el rechazo había tenido que ver con sus problemas con la voz; de ser así no podía sentir cierto enojo con la persona, discriminar a un chico como ese rubio sólo por eso le parecía bastante tonto.
Miró sus oídos, no tenía ningún aparato para el oído que se alcanzara a percibir por la vista, aunque el lugar tampoco tenía la mejor iluminación ¿Le habrían operado el oído ya? Parecía estarlo escuchando perfectamente.
—Tengo tantas preguntas qué hacerte, pero aunque tú me entendieras no sé si yo comprendería tu respuesta.— admitió sin dejar de ver al chico a su lado. Se quedó pensativo, quizás había alguna manera de empezar a conocerlo.— ¿Te parece jugar preguntas de sí o no?
El rubio asintió con una pequeña sonrisa, le lucía bonito el gesto.
—Genial. Primera pregunta ¿Tocas algún instrumento?— negó.
—¿Tienes mascotas?— negó. —¿Es porque no te gustan los animales?— volvió a negar.— ¿Donde vives no te dejan tenerlo?
"Algo así" pensó Chloe. No es que los animales estuvieran prohibidos en el hotel, sólo que para ella sí. Asintió.
—Ya veo. Yo tendría uno, pero mi hermana es alérgica al pelo de animal; aunque me gustaría bastante tener una tortuga.— mencionó divertido. Chloe correspondió la sonrisa, nunca imaginó que Juleka fuera alérgica a eso. — ¿Tienes hermanos o hermanas?— negó, al menos hasta dónde tenía conocimiento no había ninguna.— ¿Te gustaría?— era una pregunta complicada; quizás antes le hubiera gustado, pero ahorita ya simplemente le daba igual, así que volvió a negar.
—¿Entonces tienes algún primo favorito?— también negó. Todos sus primos eran el Bourgeois perfecto, y por lo tanto, unos petulantes que se creían mejor entre ellos.— No tienes buena relación con tu familia, ¿verdad?
Chloe hizo su mirada de lado, para ser preguntas de sí o no eran bastante complicadas de contestar. Apretó sus labios algo incomoda, de repente lo sintió tomar su hombro como si fuera una costumbre de todos los días.
—Bueno, algún día deberíamos formar un club de los fugitivos; ya sabes, para que huyan de los problemas familiares un rato.— la tranquilidad y buena actitud con la que lo decía la hacía sentir bastante... bien, sorprendentemente disfrutaba no tener que hablar para sentirse comprendida, no tener que encantar con palabras; sólo escuchar y de alguna forma, ser escuchado.
Porque a pesar de todo, sentía que Luka sí le estaba poniendo atención.
—¿Te parecería ser mi socio?— cuestionó mostrándole la mano a espera de que la estrechara. Chloe se le quedó viendo anonadada por un par de segundos. "Ser socio"; parecía un título único, un lazo especial entre ellos, la idea era bastante seductora. Tomó la mano de él en un apretón y ambos cerraron el trato.
Su contacto era electrizante.
—Que honor ser tu socio.— dijo llevando la mano a su pecho.— Bueno, ahora somos algo más que simples rechazados que se juntan en este lugar, lo sabes ¿no?— enunciaba con emoción y un brillo en sus ojos.— Así que...— sacó su teléfono.— lo correcto sería darnos nuestros contactos.— dijo con una mirada pícara.
Chloe abrió los ojos como plato, asustada. Por supuesto que quería, pero él vería su foto de perfil. No, no, no. Negó encogiéndose de hombros "apenado" dando a entender que no había traído su teléfono.
Luka no se rendiría tan fácil, tenía un presentimiento de que había algo especial a ese chico que lo llamaba a gritos.
—Bien. — anotó su número en una hoja del cuaderno.— Si tú no me vas a dar tu teléfono, yo te daré el mío; y cuando puedas, me mandas un mensaje, socio, lo estaré esperando.— arrancó la hoja de su cuaderno y se la dio.— Por favor, hazlo.
¿Estaba mal disfrutar tanto de la atención especial que él le daba?
—Mientras tanto...— se levantó de donde estaban y le ofreció una mano para ayudarle.— Vamos a bailar, la noche es larga y el dj es bastante bueno. Además, tenemos que celebrar como asociados que somos.
Otra vez le daba la mano ¿Acaso tendría que acostumbrarse a esto?
Lo empezó a llevar hacia la pista cuando Star Wars sin querer chocó con un sujeto.
—Oye ¿Qué te...?— Chloe de inmediato reconoció aquel pelirrojo molesto, agachó la mirada esperando a que no lo reconociera. Gerald, el hermano de Sabrina; empezó a intentar acordarse a quien le parecía esa cara, pero antes de lograrlo Viperion se le puso enfrente.
—Hey, tranquilo, no molestes a mi socio, Constantine.— al parecer Constantine era el nombre por el que llamaban a Gerald en aquel lugar.— Todo tranquilo, fue un accidente; tú sigue disfrutando.
—Este club es de hombres, Viperion, tu amiguito se puede defender solo.— Chloe tenía ganas de gritarle ¡Por dios, sólo había chocado por accidente! ¿Por qué tenía que ser tan fastidioso? Pero en serio le carcomía de miedo que él la pudiera reconocer.
—El club tiene una regla no escrita, y es que se debe respetar a los otros miembros. Este club es para pasarla bien, no para venir a hacer más drama.— le respondió Luka con bastante calma.— Ahora si nos disculpas, tenemos que irnos.— Viperion la tomó por la muñeca para llevársela a otro lado.
—No sabía que tu rechazo te había hecho tanto daño como para que ahora te fueras por los hombres.— le respondió Gerald burlón a sus espaldas. Chloe sintió como el cuerpo de Luka se paró de golpe, quizás pensó en dar la vuelta e ir a responderle; pero únicamente apretó el puño y luego lo soltó para después seguir avanzando e ignorar aquel comentario.
Cada vez estaba más intrigada sobre quién era ese chico frente suyo.
Aquella noche la pudo describir como fantástica. Bailaron un largo rato, pero podía sentir como el centro de atención para el chico de alocada cabellera azul era ella. Aunque de vez en cuando, sentía la mirada de Gerald vigilando su espalda. Nunca pensó que un Raincomprix podía asustarla tanto.
La despedida fue agradable. Aunque ella no hablaba, él de alguna forma se las arreglaba para hacer largas conversaciones que jamás paraban, lo apreciaba; y todo esto no le había dejado más que ganas de volver a asistir al club.
El regreso también fue de lo más casual y agradable, peleas con aquel mismo taxista y una recibida de Jean para ayudarla a entrar a hurtadillas al hotel.
—¡Luka! Hermano, hoy pasaste más horas de lo normal en el club.— enunció Juleka cuando Luka ya había vuelto a casa.
Sí, con Star Wars a su lado era difícil estar al pendiente de la hora. Prendió su teléfono esperando ya haber recibido un mensaje de él, nada.
—¿Sabes dónde puedo tomar clases de lenguaje de señas?— preguntó el mayor de los Couffaine viendo perdido su teléfono.
—De todos los lenguajes que creí que te gustaría aprender, jamás pensé que te fueras por el único silencio.— rió Juleka. — ¿Por qué el repentino interés? ¿Conociste a alguien?
— Algo así.— sonrió Luka. — Lo nombré mi nuevo socio, él me entiende a mí pero yo no a él; y me gustaría poder escuchar las historias que tiene escondidas.
La actitud que traía su hermano era extraña, aunque le alegraba verlo feliz. No es que Luka fuera de emociones muy extremas; pero la situación en la que se dio su último rechazo fue bastante desagradable y, bueno, su humor bajo bastante.
Hasta hace poco se le notaba muy distraído y buscaba siempre estar ocupado en actividades que no le dieran ni un segundo de respirar; había estado bastante preocupada por él.
Pero... ahí estaba su hermano, y parecía que quien sea con quien estuvo en su club, lo había puesto de buenas. Tenía la mirada de sumergirse en una nueva aventura emocional, y a Juleka no le quedaba más que apoyarlo a como diera lugar.
—Bueno, el padre de Rose está impartiendo unos cursos de lenguaje de señas.
En el anterior capítulo se me pasó saludarlos después de siglos sin actualizar, pero aquí estoy de nuevo. 2021 ha sido una renovación para mí y en lo que lleva del año he terminado 4 historias que llevaba suspendidas, así que voy a hacer lo mismo con "El club de los rechazados".
No prometo actualizaciones semanales pero al menos sí frecuentes. Ahorita está historia tiene todo mi enfoque.
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