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9. Escorpio

Escorpio bajó del auto de su madre y se adentró al lugar que se llamaba colegio, lo detestaba.

Al entrar no pudo pasar desapercibida y fue captada por varias personas que pasaban a su lado. Unos la miraban como algo extraño, otros como una burla e incluso había personas que la miraban con asco.
Como estos hijos de puta.

— Miren quien llegó, la tabla.— dijeron a sus espaldas.

— ¿Ya estás lista tabla de surf?

— ¿Cuánto quieres por ponerte en mis piernas como mesa y darte unos azotes?— esto era suficiente.— se dijo a si misma.

No iba a soportar un insulto más, al próximo que le diga algo, sufriría las consecuencias.

Mejor regresa por donde viniste y muérete, nos harías un favor, ¡loca!— fue lo último que aceptó escuchar porque se giró sobre sus talones para encarar a la persona y soltarle un tremendo golpe en la mejilla.

Después se arrepintió de hacerlo porque la persona herida no era solo ese chico que la había insultado.
La mano de Escorpio se encontraba toda roja y con una debilidad que ni siquiera podía mover la mano. Odiaba que le pasara esto.

Huyó lo antes posible de ahí y se dirigió al baño de chicas.

Al entrar se dirigió al lavabo y remojo un poco la mano bajo la llave, para disminuir el dolor. Después secó su mano y sacó de su mochila un objeto importante que siempre llevaba con ella, era indispensable y por nada en el mundo se olvidaba de ello; una venda.

Cubrió su mano lastimada con ello y un poco más hasta la muñeca, la atoró y después se cubrió todo el brazo con el suéter grande que llevaba puesto.

Mientras guardaba otra venda que llevaba a su mochila, una persona; más bien una chica, entró toda agitada al baño y suspiraba de alivio por estar ahí. La puerta era golpeada y se escuchaba la voz de un chico gritándole.

— Emm...¿te encuentras bien?— dijo acercándose a la chica.

— Por favor, ayúdame...no quiero ver a ese chico, quiero que me deje en paz.— respondió aún agitada.

— Tranquila, no pasará nada, no te hará nada.— trato de tranquilizarla pero era imposible ya que la chica se soltó a llorar—. No, no llores, todo estará bien.

— No quiero verlo nunca más en mi vida.— dijo cubriéndose el rostro.

— ¿Te molesta?, ¿qué te hace?— la miró preocupada pero sólo negó.

— Está bien si no quieres contarme, tranquila, te ayudaré a salir de aquí.

Minutos después de asegurarse que no se oyeran golpes, Escorpio decidió salir primero seguido de la chica.

— ¡A ti te estaba buscando!— el chico se quiso acercar a la chica pero Escorpio se interpuso entre ellos.

— ¿Se te perdió algo?— dijo con poco de rabia porque conocía a ese chico.

— A ti que te importa, no te metas en esto.— respondió molesto.

— ¿No te cansas de acosar a las chicas?

— Yo no las acoso, ellas me buscan ¿no es así, querida?— dijo cínico.

— ¡Idiota!

— Tú muy bien sabes que es verdad.— le guiñó un ojo triunfante y después miró a la otra chica que buscaba—. De esta no te salvas, tú y yo tenemos una plática pendiente.

El chico se fue y Escorpio soltó un suspiro aliviada, después miró a la chica.

— ¿Estás bien?— y ella sólo asintió—. No sé qué pasa contigo y él, pero te recomiendo que te alejes de él a toda costa.

— Lo sé...— dijo cabizbaja.

— ¿Cuál es tu nombre?

C-cáncer.

— Yo soy Escorpio.— el timbre del colegio sonó—. Me tengo que ir, nos vemos Cáncer.


Escorpio pasó el resto de sus clases poniendo la más atención posible, ya que por más que se esforzara, le daba mucho sueño.
Y cuando sonó el timbre para el descanso, corrió fuera de las aulas para despejarse un rato.

Se dirigía hacia las áreas verdes, le gustaba estar en pleno aire que estar encerrada en una habitación, obtenía una enorme paz hasta que una voz muy chillona le quitó ese placer. 

— ¡Hey! aquí estás.— la saludó su "amiga".

— Hola Zoe...— respondió con una sonrisa fingida, como de las muchas que daba en el día.

— ¿Cómo estás?, ¿cómo sigues con eso?— dijo examinandola de pies a cabeza.

— Bien, ya sabes...no he comido nada desde el Domingo.— dijo disminuyendo su tono de voz.

— Genial, me alegro, no me puedo quejar mucho de ti. Haz seguido muy bien mis pasos y mis consejos.— le sonríe—. Ahora lo que necesito es que me ayudes con una persona, va a resultar difícil pero no imposible.

— ¿Ah sí?— dijo distraída, realmente no quería escucharla.

— Sí, se llama Cáncer y es una enorme ballena. ¡Oh mira! justo ahí va.— señaló a la susodicha—. Mírala, ahí va a la cafetería a tragar, como la gran gorda que es.

— Sí, luego te veo.— la cortó y se fue directo hacia la cafetería.


Iba con plan de seguir a esa chica llamada Cáncer, tenía que hablar con ella y advertirle sobre Zoe. No iba a permitir que hubiera otra víctima, no iba a permitir que le pasara como a ella.

Estaba por alcanzarla cuando sintió el choque con alguien.


— ¡Mi sandwich!— se quejaron.

— Lo siento, yo...— dijo mirando a esa persona.

— ¿Ahora que voy a comer?— respondió en tono triste.

— De verdad que lo siento mucho, yo no te ví y ahora tiré tu desayuno, y...te ensucié.

— Bueno, no importa, hay veces en las que yo también me ensucio.— le sonrió.

— Eh...¿no estás molesta?— dijo confusa.

— ¿Por qué debería estarlo?— dijo con la mejor actitud.

— Bueno, yo...

— ¿Quién eres?

Escorpio.

— ¡Yo soy Tauro!, mucho gusto.— tomó su mano y la estrechó varias veces a una velocidad un poco incómoda.

— En serio lamento tirar tu comida, puedo pagartela si quieres.

— Oh vamos, no te apures, fue un accidente.— le sonrió.

— Entonces...si no quieres que te pague el desayuno, déjame darte esto...— abrió su mochila y sacó una bolsa de lunch que se acordaba le había dado su madre para que comiera algo, total, ella ni siquiera tocaría la bolsa.

— ¡Un sándwich!, ¡y un jugo!— tomó la bolsa un poco emocionada—. ¡Gracias!— y sin previo aviso abrazó con todas sus fuerzas a la chica escorpiana.


Pero ella qué iba a saber que era un error.
¿Qué iba a saber que es prohibido?
¿Qué iba a saber que no es recomendado?
¿Qué iba a saber de lo que iba a suceder a continuación?


— Suéltame, suéltame por lo que más quieras...— suplicó.


Pero parecía que la otra chica ni siquiera escuchaba.


— ¡Qué me sueltes!— gritó aterrorizada y comenzó a golpearla.

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