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XV. Purificación 🍏

Caminando en mi sueño
Como los árboles desnudos
¿Despertarán de nuevo?
¿Duermen? ¿Sueñan?
Me mueven los escalofríos
Escucho al pájaro de invierno cantar
Días silenciosos, sombras violentas
Estamos bailando otra vez
En un sueño por el lago
Mis lágrimas siempre están congeladas
Puedo ver el aire que respiro
Mis dedos pintan cuadros
En el cristal frente a mí
Me acerqué al río congelado
Dónde alguna vez pasaron barcos
Todo lo que necesito es recordar
Cómo se sentía estar vivo.

Winter Bird, Aurora

🍏

BaekHyun estaba profundamente dormido abrazando una almohada en el sillón de la sala cuando el incesante golpeteo en la puerta lo despertó. Se levantó, alzó la vista hacia el reloj colgado en la pared encima de la televisión. Eran las 6:45 AM. Se giró para la ventana, entraba claridad, ya era de día, pero muy temprano. Pensó que había soñado los golpes y volvió a cerrar los ojos, los sentía hinchados, se había dormido llorando, pero apenas se adormeció, el golpeteo lo volvió a sorprender.

—¡Baek! ¡Baek! —oyó reiteradamente desde afuera.

BaekHyun se paró bruscamente y fue hasta la puerta, abrió incrédulo de tener a su amigo a tan tempranas horas allí.

—¿YiXing?

YiXing estaba pálido, más de lo que jamás lo había visto. Las ojeras se hundían en sus ojos, pero no caían lágrimas. Se veía desorientado y su mirada vacía. BaekHyun lo agarró de la mano y lo hizo entrar. Parecía metido en un estado de introspección tan profundo que ni su cuerpo reaccionaba. Lo acompañó a sentarse al sillón, dejándole a solas un rato mientras preparaba café. Y luego, cuando regresó, YiXing miraba perturbado hacia su lado, como si hubiese alguien sentado.

—YiXing... —susurró sentándose por las dudas en una silla—. ¿Quieres contarme qué pasó?

—JunMyeon está aquí.

—¿Cómo? —frunció el ceño confundido, pero al notar que YiXing no dejaba de ver a su lado vacío, el rostro se le transformó en horror lentamente.

—Está muerto, y me está siguiendo.

BaekHyun se levantó asustado y le alcanzó una taza de café.

—No digas cosas así —dijo tembloroso—. Ya tenemos suficiente.

—¿Piensas que estoy mintiendo? —sus ojos se llenaron de lágrimas.

BaekHyun se estremeció, sintiendo que la culpa lo abrumaba. Entonces, luchando contra su miedo, se sentó en el lugar que YiXing estaba contemplando. YiXing parpadeó atónito y le miró con sorpresa a los ojos.

—Se fue.

—Bien —asintió más tranquilo—. ¿Por qué dices que murió?

—Porque es verdad... Vi su espíritu atravesando el puente del lago —titubeó y apretó sus labios—. Él venía detrás de...

—¿De?

—De Irene y SeulGi. Algo sucedió en la madrugada.

BaekHyun quedó estático y pensativo, JunMyeon tenía una larga lista de motivos por los cuales las chicas podrían odiarlo. Pero de ahí a matarlo... Bueno, a veces no había un trecho tan grande entre una cosa y otra. El odio se apoderaba de los humanos más rápido que el amor. De todos modos, probablemente, Irene y SeulGi habrían acampado y algo más había pasado con JunMyeon. No tenían porqué estar involucrados ambos eventos.

—¿Nadie sabe nada aún?

—No lo creo. Todavía es muy temprano...

—Esperemos hasta más tarde, quizá hayan noticias... Tal vez, YiXing, ¿no podría ser alguna clase de visión?

—No es una visión, reconozco espíritus desde que tengo cinco años.

—Entiendo... —agachó la mirada—. Es raro. Perdón por ser tan incrédulo, es que con lo sucedido... Ya uno quiere creer que todo es mentira, tal vez así... —murmuró apagado—. Podría tener esperanza con SeHun.

—Pienso que él y Yuri, aún están en el limbo, buscando su paz...

—¿Pudiste verlos? —por un instante se iluminó su rostro.

—Oh, no... —cabeceó—. Pero, tanto SeHun como YuRi, sus almas deben estar procesando lo que les sucedió en algún lugar que desconocemos.

—¿Y por qué pudiste ver a JunMyeon?

—Creo que está tan aferrado a la tierra, a todas sus ambiciones y al odio que acumuló en este último tiempo, que su alma no puede darse cuenta de que acaba de morir... —susurró.

—Aún no entiendo porqué te fue a pedir disculpas. ¿Realmente lo sentía o estaba fingiendo?

—No lo sé... Parecía muy confundido y estresado. Creo que nunca pudo deshacerse de ese espíritu en su espalda.

BaekHyun le observó con terror. No entendía a qué se refería con eso, pero sonaba espeluznante.

—¿A qué te refieres?

—A que siempre cargaba algo con él, había una gran nube espesa sobre su espalda. Dicen que JunMyeon vivía con su tío porque sus padres lo abandonaron, pero nadie sabe el porqué... Yo creo que debió hacerle algo muy malo a alguien cuando era niño, a algún niño cercano...

—Yo escuché una vez de mis abuelos cuando era niño, que un chico había venido al pueblo porque mató a su hermano gemelo.

—Eso tendría sentido... —dijo con pesadumbre—. Como si nunca se hubiesen podido separar.

—No quiero ser malo contigo —dijo BaekHyun y rascó su nuca con inquietud—. Pero no me gusta hablar por mucho tiempo de estas cosas... Me sugestiono fácil.

—No, está bien. Gracias por atenderme, Baek, ¿te molesta si me quedo? —murmuró apenado—. Me siento más tranquilo lejos de mi casa.

—Claro, todo el tiempo que tu quieras. Ni siquiera deberías preguntar —sonrió y dio una palmadita en su hombro—. Puedes dormir más cómodo en la habitación de KyungSoo.

—Estoy bien aquí, pondré la tele un rato.

BaekHyun asintió y se retiró a su habitación para dormir un poco más, todavía estaba somnoliento, pero aunque lo intentó, no lo logró. Lo que YiXing le contó lo dejó ansioso. Quería saber qué estaba pasando. Apenas dormitó ligero una hora, soñó con SeHun acostándose a su lado, besando su frente y diciéndole un par de frases mezcladas: «Ya falta poco para irme, tú también deberías. Aquí está muy caluroso. Tienes que cambiar de aires».

Abrió los ojos en el acto al sentir una caricia en su mejilla, pero no había nadie a su lado. Se sentó en la cama y llevó la mano al lugar. Aquello se había sentido muy real. Salió de la habitación, YiXing sí se había dormido y al parecer mejor que él, estaba acurrucado con la mantita y el televisor seguía encendido en el canal de las noticias. Ya era de mediodía y su estómago crujió del hambre, así que se dispuso a hacer algo de comer con un repentino optimismo, recordando el sueño y sintiendo una paz que le trajo felicidad por un par de minutos.

Al cabo de media hora, la puerta sonó, YiXing se despertó y BaekHyun dejó de mezclar las verduras en la cacerola para ver de quién se trataba. La presencia de JongIn fue igual de sorprendente que la de YiXing en la mañana.

—Hola Baek —torció una sonrisa penosa—. ¿Puedo pasar?

—Claro —le dejó entrar—. Estoy haciendo el almuerzo, puedes quedarte.

—Gracias.

BaekHyun se encaminó a la cocina y JongIn siguió de largo a la sala.

—Ey, YiXing, también estás aquí.

—Sí, llegué primero así que el plato más cargado es para mí —bromeó y JongIn rio bajito sentándose a su lado—. ¿Está SeulGi en tu casa?

—¿Eh? —le miró curioso—. Sí, ¿por qué?

—¿Sabes qué hizo ayer por la noche?

—Salió con Irene... Una noche de chicas, supongo para apoyarse... —se encogió de hombros.

—¿En el lago hasta las seis de la mañana? —alzó una ceja inquisidor.

—¿Qué? —se sorprendió—. ¿Es en serio?

—Por eso estoy aquí desde temprano.

—YiXing, no saques conclusiones apresuradas —señaló BaekHyun al regresar con una bandeja y tres platos de estofado.

Los tres se sentaron a la mesa y JongIn dando un bocado a la comida miró intrigado a YiXing.

—¿Conclusiones sobre qué?

—JunMyeon está muerto.

JongIn se atragantó con un trozo de carne, comenzó a toser y BaekHyun le dió palmaditas en su espalda.

—Oh, no, tú no te vas a morir también.

Y no importaba que tan sombrío fuese ese comentario, los tres rieron. Sólo por un par de segundos para luego caer en la realidad y quedar en un lúgubre silencio. JongIn volvió al tema y preguntó con seriedad:

—¿Cómo que está muerto?

—Su espíritu venía detrás de Irene y SeulGi por la mañana. Luego, frenó en mi casa y me siguió hasta aquí. Pero se desvaneció cuando BaekHyun se sentó donde él estaba.

JongIn abrió sus ojos ampliamente con más incredulidad que miedo.

—Es broma, ¿no?

—JongIn, puedes elegir creer o no, pero yo doy crédito de que lo que dice es cierto. Si vas a burlarte será mejor que te retires.

—No voy a burlarme. Pero, eso que dices es muy grave. Además, no hay noticias de JunMyeon desaparecido.

—Supongo que porque a nadie le importa —dijo BaekHyun, pero luego se retractó—. Eso suena horriblemente triste...

—Lo es —espetó YiXing y de repente sus ojos se iluminaron—. Eso es... Tengo que ir a buscarlo.

—¡Claro que no! —exclamó JongIn—. Si es cierto es peligroso, podrías ser acusado.

—¿Qué prefieres? ¿Que me acusen a mí o ver a SeulGi e Irene tras las rejas?

—¿¡Qué rayos estás diciendo!?

—Chicos, no van a ponerse a discutir algo de lo que aún no hay hechos —se adelantó BaekHyun e inesperadamente, el volumen de la televisión se alzó solo.

El canal noticiario estaba informando que acababan de encontrar en el extremo oeste del lago, la camioneta hundida del difunto Lee JinKi, y dentro de ella, el cuerpo de Kim JunMyeon, sobrino del comisario. Un vecino de otro pueblo, había visto humo en la madrugada e informó a las autoridades, pero éstas le ignoraron hasta que una familia que fue a acampar avistó rastros de ropa quemada y un camino de ruedas rumbo a la orilla. Los nombres de las hermanas Jung aparecieron en pantalla cuando una cámara enfocó a Choi MinHo hablando sobre ellas. El guardia de la municipalidad dijo que las jóvenes lo habían engañado para entrar al edificio por la noche, cuando despertó del ataque, su compañero de trabajo ya no estaba en su puesto.

Los periodistas locales comenzaron a hablar sobre cuán inseguro se estaba volviendo Golden Apple desde la llegada de Park y las promesas de futuros negocios. El panelista Kwang acusó a la municipalidad de inmediato sobre cómo aún no tenían cámaras de seguridad en las calles; pero el otro panelista Song arremetió con que Golden Apple era un pueblo muy pequeño y seguro, jamás habían tenido problemas de inseguridad de ese calibre. Sin embargo, el panelista Kwang concluyó acalorado con que era increíble que dentro de la municipalidad sí tuviesen cámaras y no fuera para la tranquilidad de sus habitantes.

BaekHyun y JongIn enmudecieron. Sus rostros se volvieron pálidos y rápidamente se vieron juzgados bajo la mirada penetrante de YiXing.

—¿Ahora ya me creen?

—No puedes decir que mi hermana y prima hicieron semejante locura... —susurró.

Pero luego pensó en la casualidad de que SeulGi saliese por la noche. Sin embargo, sacudió la cabeza de inmediato, era imposible por cualquier lado que lo analizase.

—Lo sé, es extraño y sospechoso —reconoció BaekHyun pasmado—. Irene estaba muy entusiasmada con vengarse de JunMyeon... Sólo que...

—Se lo merecía —espetó JongIn—. No me importa quién lo hizo. JunMyeon mató a SeHun y a JinKi. Además, molestó decenas de veces a Irene...

—Y salió con SeulGi también —informó YiXing.

—¿Y por qué recién me entero?

—Porque estabas muy entretenido con KyungSoo —obvió BaekHyun.

—¿Y qué tienen que ver las Jung? —siguió JongIn confundido.

—Ellas estaban con nosotros el día que planeamos robar los documentos, dijeron que iban a ayudarlas a vengarse —recordó BaekHyun.

Poco a poco, todo tuvo sentido.

BaekHyun y JongIn se miraron en silencio. A ninguno de los dos les interesaba revelar la verdad, pero YiXing estaba en medio de un dilema. Sabía que JunMyeon había cometido atrocidades, ¿pero eso los hacía jueces al resto para decidir sobre su vida? De repente, supo lo que todo aquello significaba. Él tampoco podía ser juez de lo que sucedía. ¿Cómo iba a señalar lo correcto de lo incorrecto si no era a él a quien habían afectado directamente? Si su juicio también se nublaba cuando se trataba de sus dolorosos sentimientos hacia JunMyeon. Cuando Irene era aún seguía siendo su novia...

¿Realmente iba a acusarla a ella y a SeulGi?

Todos tenían sus motivos. Y mientras JongIn y BaekHyun revolvían su comida sin probar más bocado, también llegó a su propia revelación: ¿cuáles eran sus motivos para querer hacer justicia por JunMyeon? Todos estaban del mismo lado, ¿iba a ir en contra de ellos sólo por un tipo que lo había tratado mal la mayor parte de su vida? ¿Quería hacer justicia por alguien que ni siquiera sabía si sus disculpas eran sinceras?

«Véngame».

El espíritu de JunMyeon susurró en su oído, erizando su piel y provocándole pánico. YiXing se levantó bruscamente. BaekHyun le miró atónito. Pero antes de poder decir algo, YiXing salió corriendo, huyendo de su casa. Así era. De eso se trataba todo. Las visiones del fuego, el olor a dulce quemado de las manzanas. Las muertes. La suya. JunMyeon en vida era su perdición. El sufrimiento eterno, el masoquismo en carne propia. Pero muerto, su espíritu lo volvería loco, lo poseería hasta hacerle perder la conciencia.

Obtendría todo de él, hasta su esencia. Hasta su humanidad, y eso era lo único que no podía permitir.

YiXing corrió a toda velocidad, entre lágrimas. Nunca se imaginó que sería de esa manera. Ni siquiera en sus sueños y visiones más remotas y reales creyó que así sería su fin. Pero lo era, y por alguna razón, quizá porque una parte de él ya había perdido verdaderamente la cordura, sonrió. Le estaba dando a JunMyeon, el placer de lo que hubiese querido en vida, verlo muerto.

Las visiones eran curiosas, pero por algún motivo hace un par de meses, por mayo, mientras su abuela cortaba pescado con un cuchillo bastante largo y afilado, las imágenes por su mente pasaron veloces. Se vio a sí mismo desenterrando un cuchillo en la tierra, cerca de la orilla del lago. Pero jamás imaginó que se cumpliría cuando supo que su abuela prestó el cuchillo a unos vecinos descuidados que salieron de pesca.

YiXing creyó que quizá el futuro había cambiado. Alguna decisión, palabra o hecho. Pero mientras caminaba eufórico por la orilla, se detuvo en el lugar que conoció a BaekHyun hace años. O mejor dicho, en el que entablaron una amistad sincera por primera vez. El lugar seguía intacto, rodeado de verdes arbustos de laureles que emanaban un fresco aroma. YiXing se sentó, contempló el agua y luego su mano palpó algo filoso sobre el césped.

Cubierto en tierra estaba el viejo cuchillo, ya algo oxidado.

—Entonces... Así será —lo desenterró.

Realmente todo terminaría allí.

Porque no podía permitir que el resto de las visiones donde JunMyeon lo atosigaba hasta consumir su alma se hiciesen realidad. No podía permitir verse a sí mismo convertirse en un monstruo igual que él. YiXing sabía que existían muchas similitudes entre un ángel y un demonio; coincidían en sus pasiones, voluntad y determinación inquebrantables.

Pero tenían una diferencia.

Un ángel jamás le haría daño a sus seres queridos.

Y YiXing no podía dañar a nadie más que a sí mismo.

Metiéndose al lago con el cuchillo en mano, se atravesó con el mismo en las venas a la altura de sus muñecas. Cortando su piel en sentido vertical, ascendiendo hasta su antebrazo, y luego con menos fuerza en el otro. Se recostó en el agua y cerró los ojos mientras se sentía cada vez más mareado. Y sonrió feliz, porque nadie llegaría a tiempo, todos estaban concentrados en el otro lado del lago con el cuerpo de JunMyeon.

Pero el espíritu de JunMyeon lo acompañaba enojado y muy frustrado a su lado. Le había intentado detener.

Le había gritado hasta el último segundo, «te amo».

✧✧✧

BaekHyun sintió un escalofrío. Estaba preocupado por YiXing, pero no creyó que ir tras él fuese la respuesta. Algo muy grave o importante debió de sentir para salir tan apresurado. JongIn terminó de comer su plato después de recalentarlo. Habían sido muchas noticias juntas para asimilar y el estómago en medio de todo eso se la había hecho un nudo como para seguir comiendo. Sin embargo, después de media hora, ya volvía a crujir. BaekHyun seguía atento a las noticias y por un segundo se le cruzó un pensamiento que expresó en voz alta.

—¿Crees que haya ido a delatarlas?

JongIn se heló, le observó con pánico y el bocado a mitad de viaje.

—Si lo hace seré yo quien lo mate.

—No digas esas cosas.

—Tú bromeaste primero —le recordó.

BaekHyun frunció sus labios y bajó el volumen de la televisión para resolver su curiosidad.

—¿A qué viniste, JongIn?

—Cierto... —esbozó una sonrisa—. Los Lee, nuestra familia, los Oh y un par de familias más, vamos a ir a la plaza del centro y reclamar por justicia.

—¿En serio? —dijo animado.

—Sí, pintaremos algunas paredes, y seguramente lanzaremos huevos a la municipalidad... —le miró con perspicacia—. Quizá quieras revivir los viejos tiempos.

BaekHyun sonrió avergonzado y cabeceó al rememorar. Esa sí que había sido una época difícil. Pero ahora el dolor era compartido, el enojo cada vez más grande y el hambre de justicia insaciable. Si bien lo de YuRi había sido un accidente, eso no aliviaba el peso. La Corporación Park estaba siendo cruel y despiadada, usando a las mismas personas del pueblo para destruirlo. Y aunque no lo hubiese pensado de esa forma hasta el momento, KyungSoo también era un recurso más.

—Nos usan —espetó BaekHyun—. A KyungSoo, a JunMyeon, a MinHo, a la gente del pueblo, nos ponen contra nosotros mismos.

—Lo sé. También estuve a punto...

—¿Cómo? —dijo con sorpresa—. ¿No te irás con KyungSoo?

—¿Tú lo harías? —preguntó con duda.

—Ni que fuera tan idiota —sonrió.

JongIn suspiró y miró hacia un costado, pesaroso y poco convencido de su última decisión.

—Me sentía mal al no apoyar a mi familia. Pero me siento peor porque KyungSoo no está conmigo, y no sé si es peor él o yo.

—No hay mejores o peores. Son tus valores y principios. Es lo que tú crees correcto más allá de lo que sientes... Y eso, eso ya te hace mejor persona. No es fácil renunciar.

—Ya no sé si renuncié, si abandoné, si hago lo que deseo o lo que siento es una obligación.

—Las obligaciones no siempre son malas. Son parte de las responsabilidades de uno. Quizá, si lo piensas como responsabilidad, no te pese tanto en la mente.

—Tienes un buen punto... —aceptó—. Creí que las cosas serían diferentes. Mejor dicho, creí que KyungSoo era diferente. ¿Por qué me engañé así?

—A veces, sólo vemos lo que queremos ver. Lo que tanto ansiamos, creemos verlo porque después de todo, sentimos que lo merecemos, y eso no está mal... Creo que está mal no poder ser sincero.

—Pero KyungSoo lo fue. Siempre dijo como eran las cosas, que no quería estar aquí. Sólo que nunca me imaginé que ni siquiera por mí, fuese capaz de quedarse un poco más...

—Es lindo sentirse así de especial... Pero raras veces nos damos cuenta cuando es cierto y falso. Podrías seguir siendo especial para él, pero en otra ciudad, no en Golden Apple.

—¿Tú crees eso?

—La verdad... Viniendo de él, no —dijo con honestidad—. Si te ama, estaría contigo también en tu peor momento...

—Quizá lo amo más de lo que él me ama...

—Eres más valiente que él, desde el inicio siempre lo has sido. Siempre pusiste tu corazón primero. Después de todo, y pese a que olvidé porqué alguna vez me gustaste, puedo verlo nuevamente —le alentó—. Tienes mucho coraje, sabes lo que vales.

—Baek, gracias... —susurró y le observó con curiosidad—. Sigues siendo el mismo.

—¿El mismo? Y yo que casi estaba orgulloso de convertirme en un ogro resentido.

—Sí, pero supiste conservar a ese niño que siempre apoyaba y sonreía a todos. Sigues siendo tierno y amable en el fondo, y eso es aún más valiente de tu parte. No renunciaste nunca a tu esencia, aún cuando las experiencias fueron duras... —vaciló—. Mantuviste tu brillo. Pero lo moldeaste dándole tu estilo, eres medio rebelde.

BaekHyun rio, se sentía avergonzado y contrariado ante todo el palabrerío. Pero en cierto modo, creía que JongIn tenía razón. De ser un joven correcto y de buenos modales, con el autoestima baja, aprendió a brillar en base a grandes actos de rebeldía de los cuales se arrepintió, pero al mismo tiempo, liberó sus emociones reprimidas. Ahora, seguía sintiendo deseos de expresar más rebeldía, pero al menos tenía un objetivo claro. Había aprendido a lidiar un poquito mejor con aquellas emociones intensas, y aunque aún temblaba del llanto al pensar en SeHun, se esforzaba en agradecer los escasos días con él en lugar de lamentar no haber podido disfrutar más de sus besos y abrazos.

✧✧✧

Por la noche llovía y tronaba, BaekHyun se sorprendió de lo rápido que había cambiado el clima. En la tarde cuando se empezó a nublar y a levantar viento, JongIn se marchó a su casa. Era una tormenta típica de verano, de esas que venían después de días calurosos y muy húmedos. Los relámpagos hacían magia en el cielo, se avistaban muy cerca y desde la ventana, BaekHyun miraba encandilado el espectáculo. Los perros que daban vueltas en los alrededores comenzaron a aullar afuera en su puerta y corrió a abrirles.

Esos perros nunca se habían interesado tanto por su casa hasta esos últimos días. Pero ahora que lo hacían, les iba a dar un hogar, comida y comodidad todos los días. Los perritos jadeaban asustados y le miraban con ojitos anhelantes. BaekHyun les acarició las cabezas, y fue a preparar arroz, era lo único que tenía hasta que fuese por alimento al centro. Al cabo de unos minutos, un gran trueno hizo temblar la casa entera. Los perros aullaron y BaekHyun miró por la ventana de la cocina quedando impactado. Había caído un rayo en el árbol de moras.

Un fuerte escalofrío lo recorrió de pies a cabeza y se apresuró al teléfono. Pero antes de tomar el tubo, sonó haciéndolo saltar del susto. La llamada era de exactamente el lugar al que planeaba hacerla. La casa de YiXing. Sólo que no era él quien hablaba, sino su abuela preocupada preguntando si estaba con él, porque no había regresado por el resto del día. Sólo tenía una nota desde la mañana diciendo que se quedaría en la casa de los Byun.

BaekHyun se angustió abruptamente, le dieron ganas de llorar, pero no tenía motivos y se abstuvo. Le mintió a la abuelita Zhang conteniendo su voz, diciéndole que estaba allí con él, que ya se había dormido, pero que se habían pasado todo el día viendo películas. La señora Zhang le agradeció y le deseó buenas noches. Entonces, BaekHyun cortó e inmediatamente llamó a Irene.

—¡Dime que YiXing está contigo por favor! —dijo nervioso.

—¡Como si me dejasen tenerlo aquí! —soltó con cinismo—. ¿No está contigo? Llamé a su casa por la tarde y su abuela me dijo que estaba en la tuya...

—Estaba... Se fue corriendo después del mediodía al enterarse de... —se silenció.

—Entiendo...

—Irene... YiXing sabe que fuiste tú.

—¿¡De qué diablos estás hablando!? —gritó—. Mira, no puedo salir ahora mismo porque el clima es peligroso, pero en cuanto pare, iré a tu casa. Y no vuelvas a mencionar el tema por teléfono —susurró entre dientes, asegurándose de que sus padres tomaban té en la sala—. A veces mi madre escucha desde su teléfono de la habitación.

—¿Quieres salir y tienes miedo de que te escuchen al teléfono? ¿Cómo harás?

—Me escaparé, como siempre. Adiós —cortó.

BaekHyun cortó también, se sentó en el sillón contemplando la lluvia, los perritos subieron encima y se recostaron junto a él. Era innegable la gran compañía que le hacían, además de hacerle sentir completamente protegido. Los acarició hasta que se durmieron, y en un momento, un relámpago iluminó todo el cielo. BaekHyun soltó un «wow» con asombro y al segundo, otro trueno estalló en el pueblo entero. El televisor se apagó y quedó totalmente a oscuras. La luz se cortó al instante. Maldijo en bajito. Esa noche era una porquería y su preocupación por YiXing aumentaba, la angustia no se iba. Así como tampoco las ganas de llorar.

Desde la ventana, no supo si ya eran los relámpagos, o si se estaba quedando dormido, avistó una luz en el jardín delantero. Una figura lumínica moviéndose danzarina bajo la lluvia. BaekHyun se paralizó del miedo, ya sudaba y no estaba seguro si por el calor que le daban los perritos encima de sus muslos, o si del terror que le causaba estar presenciando esa luz. Sin embargo, los perritos estaban profundamente dormidos, se suponía que si algo malo fuese, le estarían alertando. Pero dormían. Y BaekHyun también quería dormirse y que esa horrible tormenta acabase. Que amaneciese de una vez.

Removió a los perros con cuidado y se levantó, necesitaba luz dentro de casa, la oscuridad ya le empezaba a asustar. Así que buscó velas entre los cajones de la cocina. Afortunadamente, eso sí era algo que nunca faltaba en las casas de Golden Apple, ya que era normal que en las lluvias fuertes se cortase la luz. Cuando regresó y dejó las velas encendidas en un par de platos sobre la mesa, regresó al sillón. No quería volver a mirar afuera, pero para eso, tenía que cerrar la cortina primero, así que evitando posar los ojos en el jardín, fue moviendo la cortina con cuidado.

Se acostó junto a sus nuevos amigos, y se tapó. Quería dormir. Necesitaba dormir. Tal vez era la depresión por las tragedias, pero necesitaba por esa noche evocar con intensidad los recuerdos junto a SeHun. Los escasos días con él, los momentos de diversión, los de ternura y los de manos traviesas que se quedaban a medio camino. Todo era cálido en la memoria y ahuyentaba el miedo a los fantasmas por esa noche. Aún si tenía que repetir los recuerdos miles de veces en cámara lenta, su cabeza era capaz de hacerlo y gracias a ello, logró conciliar el sueño.

Logró soñar con YiXing bailando bajo la lluvia, con los truenos de música y los relámpagos de reflectores. La ventana el límite que separaba el escenario de los espectadores. Era el único concierto que había presenciado en toda su vida, y era glorioso. YiXing estaba feliz.

BaekHyun despertó entre lágrimas, hipando, no quería abrir los ojos. No podía evitar llorar al saber que el concierto estaba terminando. Quizá si intentaba dormirse de vuelta, permanecería con la viva imagen de YiXing feliz en su sueño. Pero no pudo. Abrió los ojos, la claridad de la mañana entraba por la ventana. Estaba nublado pero la lluvia había cesado. Los perritos estaban dando vueltas alrededor de la casa, y uno amagó a levantar una pata en una silla.

—¡No! —BaekHyun se levantó rápidamente, el perrito orinó de todas formas, pero fue a abrirles las puerta para que salgan y él aprovechó también para despejarse.

Respiró el aire fresco de la mañana. Cerró la puerta para evitar que los perros entren con las patas sucias, iba a tener que limpiarlos y poner varios trapos en la entrada. El paisaje era gris, todo el jardín embarrado y con pequeñas lagunitas de agua que no había sido absorbida. BaekHyun se aproximó a esa zona donde había visto la luz moverse. Contuvo el aliento al notar que habían pisadas y deslices en vaivén. Rápidamente, pensó en su sueño, el concierto. YiXing.

—No... YiXing —balbuceó.

Los perritos se aproximaron hasta la ruta y comenzaron a ladrar. Irene venía en la bicicleta de SeHun, al notarlo, BaekHyun sintió nostalgia. Irene frenó y ambos se miraron consternados.

—¿Supiste algo de él? —dijo Irene con desespero.

—No, pero tengo un mal presentimiento —susurró con un mano en el corazón.

—También yo...

Los ojos de Irene enrojecieron, ambos sabían que YiXing era un joven con una hipersensibilidad fuera de ese mundo. Sabían que YiXing sentía, pensaba, toleraba mucho más de lo que fuesen capaces de imaginar. Sabían que así de fuerte como era, también podía ser extremadamente frágil. BaekHyun miró en dirección al lago, Irene también. Algo los llamaba fuertemente hacia allá. Y como si fuese un mensaje, los perros les miraron con un jadeo ansioso y fueron los primeros en comenzar su caminata hacia esa dirección.

Irene y YiXing avanzaron tras ellos.

Ya no había tormenta. No más rayos ni truenos atemorizantes. Sólo agua, barro, rastros de árboles y cables caídos. El clima renovado, más fresco, purificado por la lluvia. Sólo esperanzas muertas y vacíos en espirales.

El lago era un cementerio de almas perdidas.

Pero el cuerpo de YiXing, muy fácil de encontrar.

Irene cayó de rodillas en medio del puente al avistarlo y sollozó desconsoladamente. BaekHyun se agachó para contenerla, deshaciéndose en llanto y tratando de contener su ataque de pánico, porque Irene parecía peor que él. Así que se distrajo con una única pregunta en su mente tratando de distraerse de su desesperación.

«¿Por qué?».

🍏→

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