V. Pecado 🍏
Hay algo acerca de ti
Y no es que dude de ti
Pero los ángeles te rodean porque no deberías estar por tu cuenta
Sé que lo necesitas
Creo que deberías venir conmigo
Porque me tienes pensando que no deberías estar solo
Puedes tomar todo de mi
Toma esta oportunidad
Puedo hacer lo que necesites
Cariño respira
Y úsame.
Use Me, PVRIS ft 070 Shake
🍏✧
Las disculpas de KyungSoo habían apaciguado parte del dolor. Aún si no había prometido ni jurado quedarse junto a él, el silencio en el momento en que BaekHyun le pidió que no lo dejase, era una confirmación infalible. Su tío no se atrevería a dejarle. BaekHyun le había pedido perdón y jurado entre lágrimas, por su madre, que ya no se metería en más problemas. Y KyungSoo, con eso, también sintió que tendría un buen descanso después de tanta locura y descontrol. No tenía que dejarle tan pronto.
Su futuro, todavía podía esperar un poco más.
Pero el de BaekHyun, no. Él ya no aguantaba la curiosidad. Y aún si había pasado unos días tranquilos en su casa, comiendo tanto helado como le fue posible y distrayéndose con la consola de videojuegos; el domingo, ya no supo cómo avanzar con el día. Sin importar si a KyungSoo, quien descansaba durante el franco en su habitación, le agradaba o no la idea. Necesitaba ver a JongIn. Su amigo ni siquiera le había llamado para saber cómo estaba, y comenzaba a dudar de cuánto había realmente de "amigo" en él.
Simplemente le había abandonado el lunes, dejándolo en compañía del tarado de JunMyeon, y ante el desconsuelo, SeHun era el único que lo había acompañado. No quería culparlo. Pero, después de una semana y viendo que no se preocupaba ni un poco por su estado tras tantos problemas. La decepción lo embargó sin nada de gracia. No quería ni se atrevía a imaginar en la posibilidad de que JongIn estuviese saliendo con alguien.
Determinado, BaekHyun en plena tarde nublada pero igual de calurosa que el resto, se arregló rápidamente frente al espejo del baño. Sin pensarlo, ni reflexionar en la forma en que lo diría, salió sin aviso alguno. KyungSoo estaba dormido plácidamente con el ventilador a sus pies, así que seguro no se despertaría por un buen rato. En silencio, cerró la puerta y tomó su bicicleta, partiendo ansioso hacia la casa de JongIn. Iba a confesarse. Y aunque tuviese que interrogarle hasta el cansancio, descubriría de quién estaba enamorado.
✧✧✧
Ese viernes, JongIn dudaba seriamente entre si debería comportarse como un buen amigo e ir a saludar BaekHyun, o si seguir su deseo, e ir solamente con la intención de ver a KyungSoo. Naturalmente, lo que primaba era su deseo; sin embargo, visitar a BaekHyun era una excusa perfecta. Y de sólo pensarlo, se le revolvía el estómago, ¿por qué de repente comenzaba a tener tanta conciencia sobre sus actos? Apestaba darse cuenta de lo correcto. Porque conllevaba no poder evadir el sentimiento de culpa.
Mientras la tarde se desvanecía a través de su ventana, miró el campo. El cielo manchado en nubarrones traía una gran tormenta, y cuando la puerta de su habitación sonó, pensó en que no sería solo una tormenta literal:
—Baek está afuera —dijo YuRi desde el otro lado.
—Dile que suba. No voy a salir con este día horrible.
—Ve a decirle tú. Mamá le está sirviendo té helado.
JongIn rodó los ojos y resopló, no tenía ganas de un momento familiar.
BaekHyun era demasiado amable para decirles que subiría por su propia cuenta. Por mucho que se la pasase en su casa, seguía comportándose como un completo extraño. La señora Kim le consentía bastante con las comidas y meriendas en la tardes. Claro que lo hacía como un buen gesto por todo lo que había atravesado últimamente. Pero, si no fuese porque JongIn se llevaba a pasear a BaekHyun, probablemente estarían encerrados todo el día en la casa, sus hermanas molestándolos, y todos mimando a BaekHyun.
Sin contar que su padre llamaría a SeHun para que fuese a compartir la merienda con ellos. Aunque eso sólo había pasado dos veces, pero JongIn por mucho que quería a su primo, también pecaba de envidia. Todo giraba alrededor de BaekHyun, y llevarlo a hacer desastres y consentirlo de otro modo, parecía ser buena idea. Una en la que al menos JongIn se divertía y podía tener la atención de KyungSoo. Sin embargo, esa tarde ya se había rendido por completo. Quería a KyungSoo. Quería ser bueno por él. Quería hacer algo bien y de lo que estuviese agradecido.
Y tener a BaekHyun en casa sin sentirse agobiado, quizá era el comienzo.
—Baek —suspiró y se sentó a la mesa.
—¡JongIn! —exclamó levantándose de un salto.
—¿Sí? —le miró con sorpresa ante su repentina energía.
—¿Podemos ir a tomar el té arriba? —se aclaró la voz y le observó con inquietud—. Tengo que decirte algo.
—Oh, sí. De acuerdo —aceptó rápidamente—. Lo siento má, como dice YuRi, cosas de chicas —alzó sus cejas y sonrió al tomar ambos vasos, recibiendo un pellizcón en el brazo de parte de su hermana—. Ay, ¡vas a hacer que tire todo!
—Eso esperaba —sonrió YuRi.
Una vez en la habitación, JongIn cerró la puerta, dejó los vasos en la cómoda y se lanzó en su cama con los brazos tras el cuello. BaekHyun se sentó en una esquina, silencioso y mirando hacia el suelo.
—Menos mal que dijiste venir arriba. La verdad hoy no tengo ganas de salir. Además parece que va a llover en cualquier momento —habló JongIn, disperso entre sus pensamientos—. Y mamá allí abajo te iba a empezar a hacer mil preguntas sobre lo de YiXing... Mi prima Irene le contó a mis padres. Es una locura, ¿por qué a la gente le gusta tanto el chisme?
—JongIn...
—¿Qué?
—Tengo que decirte algo... —volteó a mirarle—. Algo importante...
—Dime. ¡No, espera! —se levantó y se acercó hasta él, quedando a su lado. Entonces, agachó la mirada y lanzó su disculpa, atolondrada y sincera—. Perdón por dejarte solo el otro día. SeHun me dijo que te encontró... Sé que no soy el mejor amigo. A la hora de preocuparme por ti, no podía dejar de pensar en mi —le miró con culpa—. Pero, eres consciente de que soy un egoísta, ¿cierto? Nunca me preocupo lo suficiente por nadie. Y no hice bien en llevarte a hacer todas esas cosas. Ese día, me sentí mal, fui a pedirle perdón a tu tío... Le prometí que se habían acabado las travesuras —dijo con certeza y tomó su mano—. Te cuidaré de verdad, Baek...
—¿Me cuidarás?
De repente, la esperanza de que quizá, los sentimientos fuesen correspondidos, se encendió descontroladamente en su interior. Su mirada brilló. El corazón le latía desbocado.
—Eres mi hermano pequeño, Baek. Y aunque a veces también fui envidioso con SeulGi, ahora ya no. Y no quiero seguir siéndolo contigo, fui horrible. Perdón... —murmuró—. ¿Cómo puedo siquiera seguir demandando atención cuando tú eres quien más la necesita? Tenemos que cuidarte... —lo acurrucó en un abrazo.
La ilusión duró poco para BaekHyun, saber que JongIn lo veía como un hermano era devastador. Se alejó de su contención y le miró extrañado.
—¿Envidia? ¿Por qué me tenías envidia?
JongIn agachó la mirada y juntó sus manos, moviendo los dedos con nerviosismo. ¿Debería decirle que porque todo el mundo lo apañaba debido a que su madre se había muerto? ¿O por qué él tenía la posibilidad de estar con KyungSoo cada día de su vida? Ambas opciones eran igual de desagradables. Ninguna era merecedora de tales sentimientos.
—Porque tenías atención...
—JongIn... —dejó caer sus lágrimas—. Eso es horrible...
—Lo sé...
—No sólo para ti... —balbuceó en un silencioso llanto—. Sino para mi también...
—Lo sé... Tienes el derecho de estar enojado conmigo, de golpearme, de insultarme... Haz lo que quieras —susurró y sus ojos se empañaron—. Yo también siento vergüenza.
La lluvia comenzó a caer finita, repiqueteando suavemente contra la cornisa de la ventana. Una brisa húmeda removió sus cabellos. Y BaekHyun, descubriendo lentamente que el corazón de JongIn, más que ser una manzana dorada era una manzana podrida, se levantó, poniéndose delante de JongIn, y observándole fijamente. Se secó las lágrimas con los puños y luego lo abofeteó. No muy fuerte, pero sí con completo desprecio. El rostro de JongIn no se inmutó, pero las lágrimas también caían sobre el suelo.
—No sabes nada, JongIn —espetó ahogado entre lágrimas—. Estoy enamorado de ti... Pero, supongo que hasta eso te da vergüenza, ¿cierto? ¿Por qué que sería de ti sin alguien que te esté adulando?
—Vete.
—¿¡Quién mierda te gusta!? —exclamó—. ¡El único que te ha aguantado lo suficiente siempre fui yo! ¿¡Quién podría fijarse en ti si eres despreciable!?
—¡Vete! —gritó—. ¡Vete! —se levantó y comenzó a empujarlo.
BaekHyun podía estar en lo correcto en tantos sentidos, pero aún así, JongIn no iba a romperlo, no iba a decirle que estaba enamorado de KyungSoo. Eso le daría tantos problemas al resto de la familia como a BaekHyun mismo, quien como él, ya estaba igual de destrozado.
—¡Vete y no vuelvas! —cerró la puerta en su cara y puso llave.
JongIn se lanzó en su cama, dejando que todo el llanto saliese. Era cierto. ¿Cuáles eran sus motivos para comportarse así? ¿Simplemente era malo? ¿Siempre había sido así? Desde que tenía recuerdos, así era. Quizá, la necesidad de atención era imperiosa en todos los seres humanos. Todos querían ser tan importantes en algún punto. Para alguien, para algo. Su madre siempre había estado más atenta a las necesidades de sus estudiantes en la escuela primaria. ¿Era por eso? Aún si tenía la completa atención de sus hermanas. ¿A tan poco se reducía todo?
A unos sentimientos pequeños y devoradores del alma que crecían e iban oscureciendo el ser con el paso del tiempo. Así como una pequeña manchita, un hongo, un poco de moho en una manzana que acababa consumiéndola por completo. Así, precipitadamente como esa tormenta, todos alcanzaban la putrefacción.
Sin siquiera disfrutar el rojo, el verde, o el dorado.
✧✧✧
Los Kim escucharon gritos confusos, se miraron con asombro entre sí, pero no dijeron nada. Si podían se enterarían del chisme más tarde. BaekHyun bajó las escaleras hecho una furia y sin despedirse, se fue de la casa. Inconforme, sediento de curiosidad y desesperación, subió a su bicicleta y pedaleó con velocidad bajo el cielo encapotado hasta la próxima casa a dos kilómetros. Si JongIn iba a hacerse el misterioso y seguir con su actitud de mierda, entonces iba a ir con SeHun.
El único que le había advertido desde el inicio que siempre tenía planes ocultos. ¿Por qué había tardado tanto en descubrirlo? Quizá, era el tiempo necesario para comprobar lo verdaderamente desagradable que podía ser Kim JongIn. De otra manera, BaekHyun seguiría excusándolo. Poniéndolo en un altar como un Dios. Rio mientras avanzaba. ¿Cómo podía haber estado tan ciego? ¿Cómo podía haberlo idealizado tan perfectamente? ¿Cómo podía seguir amándolo pese a la reciente revelación?
Todavía no llovía con fuerza. Pero los nubarrones se movían más rápido que sus pies, y no quería que las ruedas se atascasen en el barro. Así que hizo un esfuerzo más. Ya no sabía si estaba extremadamente sudado, o si eran gotas porque estaba garuando. O si ya lloraba sin darse cuenta. Aún si estaba desilusionado y su corazón ardía en llamas, reduciéndose a cenizas, las lágrimas nunca habían dejado de caer.
Durante todo ese tiempo, JongIn era todo lo que había tenido, todo a lo que se había aferrado. Y ahora, huir hacia SeHun, sólo para saber de quién estaba enamorado, le hacía sentir una horrible culpa. Nadie lo había mandado a ser el admirador, adulador y seguidor número uno de Kim JongIn. Todo había estado en su poder. Y había elegido mal. Tan mal que tal vez, JongIn sólo era un reflejo de lo que estaba gestándose en su interior. Una madurez violenta y cruel.
BaekHyun se detuvo delante del cerco de madera que daba ingreso al terreno de los Oh. SeHun jugaba con uno de sus perros. Pronto otro par comenzó a ladrar y se lanzaron a correr hacia donde BaekHyun frenó. SeHun alzó la mirada y silbó llamando la atención de ambos. En apenas unos segundos, SeHun le alcanzó. Los perros no dejaban de darles vueltas, pero sobre todo de olfatear a BaekHyun con desesperación.
No era usual que él fuese a la casa de los Oh, así que SeHun también estaba sorprendido; pero en cuanto notó el rostro hinchado de BaekHyun, no tuvo lugar a preguntar nada. BaekHyun se lanzó a sus brazos y él respondió de igual forma, protegiéndolo nuevamente de lo que fuese que lo atormentaba.
—Baek...
—Se lo dije... —susurró—. Le dije a JongIn, que estoy enamorado de él... —alzó la mirada—. Pero todo salió mal.
—¿Qué estás diciendo? ¿Te hizo algo? —le tomó del mentón alarmado.
—No —dijo perplejo—. Bueno, no me pegó si es lo que estás pensando. Yo lo abofeteé...
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque tenías razón... Sólo me dejaba pasar tiempo con él porque me tenía envidia... Le molestaba que yo tuviese atención... —frunció el ceño, aún confundido—. Pero, ¿por qué? ¿Qué ganaba jugando a ser bueno conmigo?
—Seguir teniendo tu atención... —dijo exasperado—. Es egoísta Baek, no encuentres lógica en su actuar.
—No. SeHun, yo también soy egoísta, ¿qué no lo ves? —se apartó nervioso.
—Claro que no. Estás asustado. Confundido. Estás atravesando muchas emociones juntas...
—¡No! —lo tomó por la camisa—. ¡Dime de quién está enamorado JongIn!
—¿Qué?
—A eso vine. ¡Necesito saberlo! —insistió. Pero SeHun solo veía un par de ojos apagados y consumidos en el mismo dolor que la última vez. BaekHyun comenzó a llorar y lo soltó rendido—. Necesito que lo digas... Aún si ya lo sé... Necesito escucharlo de alguien más.
SeHun palideció y permaneció inmóvil unos segundos. ¿BaekHyun ya lo sabía? ¿Era realmente consciente? Su desesperación parecía un rotundo no. Pero la forma en que le miraba, devastado, decía que sólo intentaba seguir engañándose a sí mismo. Ocultándose la verdad para no tener que enfrentar más dolor.
—Baek, no me hagas decírtelo...
—Te lo pido... Por favor. Por el pasado, por los recuerdos que atesoro. Te estoy agradecido. Nunca te pedí nada extraordinario, sin embargo, tú siempre estuviste... Así que, por favor... Tú conoces a JongIn. Y yo... —titubeó y se silenció lentamente—. Yo conozco a...
—KyungSoo...
BaekHyun se acomodó en su pecho. La lluvia ya los había atrapado y sus cabezas se mojaron con rapidez.
—Gracias.
—Baek... —lo tomó de la barbilla. Una noticia más. Una noticia menos. Una confesión más, una menos—. Eres el chico más bonito que haya visto jamás... Te quiero demasiado para seguir ocultándolo también...
—No... —murmuró con temor y se alejó del agarre, mirándole con seriedad—. No lo digas.
Pero SeHun no iba a cumplir todos sus pedidos. No iba a callar de entre tantas cosas, sus sentimientos.
—Estoy enamorado de ti.
BaekHyun retrocedió un par de pasos. Su corazón latió desenfrenado y subió a la bicicleta. SeHun sintió un nudo en la garganta, quería llorar pero no salían las lágrimas, lo vio partir y alejarse. BaekHyun aún seguía inestable, confundido y necesitado. Se hallaba completamente desorientado y decepcionado ante las personas que creía conocer.
Pero sobre todo, estaba fuera de su alcance, otra vez.
✧✧✧
El teléfono sonaba desde la sala y despertó a KyungSoo con brusquedad. Aunque gritó varias veces a BaekHyun porque contestase, no obtenía respuesta. Se levantó con pesadez y de mala gana. No era una persona de hacer siestas, pero el calor y el cansancio de la semana se habían acumulado de tal manera, que sólo quería estar en cama. Al salir de la habitación, notó el sepulcral silencio en la casa desentonando con el constante timbre.
BaekHyun no estaba y aunque pretendía que iba a retarlo al regresar, supo que eso no sucedería. Se la había pasado toda la semana encerrado, quizá se había ido a dar una vuelta por el campo. Y por más que quiso confiar en esa idea, apenas atendió el teléfono, la voz de JongIn le confirmó que aún BaekHyun no había cambiado en nada.
—Hola... —susurró con notable congestión en la voz. KyungSoo se preocupó un instante, pero luego rodó los ojos—. Baek vino a casa hace un rato, ¿está allí?
—No, no está aquí. ¿Dónde rayos fue?
—Fue a ver a SeHun, pero... —titubeó, su respiración pesada se mezcló con un suspiro.
—¿Estás llorando?
—Baek y yo discutimos. Él... Está muy enojado conmigo. ¿Puedo ir a verte?
—No. Podría regresar en cualquier momento.
—No creo que lo haga tan pronto.
—¿De qué hablas?
—SeHun dijo que salió huyendo después de... De saber que yo estoy... —se silenció un instante.
KyungSoo se alarmó al oír una tercera respiración de fondo.
—¿JongIn?
—¡SeulGi, ya corta el otro teléfono! —vociferó y se oyó un golpe apresurado—. No puedo hablar contigo por teléfono, iré a tu casa ahora mismo.
—¡JongIn, no! —exclamó.
Pero fue muy tarde, el tono de marcado lo dejó con la respuesta en la boca. Sus pensamientos giraban una y otra vez en forma de espirales, espesándose en oscuros nubarrones como los de aquel día. Echó la cabeza hacia atrás, reposándola contra la pared y suspiró. Con cada día de ese verano, sentía que se le agotaban los motivos para quedarse en Golden Apple. Las promesas silenciosas eran tan frágiles como el papel. Y su condición, su templanza, era igual de oscilante que una balanza sin calibrar.
JongIn podía hacerlo pasar del enfado al deseo en un chasquido de dedos.
✧✧✧
BaekHyun movía sus pies sobre los pedales inconscientemente. Divagaba muy lejos, entre el cielo sombrío del atardecer y el pasado nebuloso. Mientras avanzaba por el puente que conducía al lago, supo que no estaba yendo a tan mal lugar. La sed y los recuerdos lo abrumaban. Cuando era pequeño, había ido varias veces allí a pasar días de campo junto a su madre. Lo que más necesitaba en esos momentos, era una reminiscencia de que ella seguía a su lado.
Aún si era en el reflejo de las nubes sobre el agua.
Dejó su bicicleta a pocos metros, se sentó a la orilla y estiró las piernas, refrescándose, chapoteando y arrancando pasto con sus manos. Sintió aroma fresco, unos arbustos de laureles lo rodeaban. De niño, sacaba hojitas para que cuando su madre estuviese de humor y cocinase, las agregase a la cacerola. Todo estaba húmedo, incluido su pantalón sucio, pero eso era lo que menos le importaba.
Por suerte, pese a que la tormenta fue fuerte, duró poco. Ahora tenía que luchar con la tormenta interna. O más bien, dejarla fluir lo necesario. Aceptar que JongIn estaba enamorado de KyungSoo parecía algo imposible de lograr. ¿Su tío KyungSoo se sentía igual? Cabeceó, le daba asco imaginarlo. JongIn apenas tenía tres años más que él, ¿acaso no lo veía como a un sobrino también? La idea de que KyungSoo se hubiese convertido en un completo pervertido se apoderaba poco a poco de su cabeza. No estaba seguro de querer tenerlo cerca si también confirmaba estar enamorado.
Y SeHun... ¿Por qué le había dicho eso? ¿Cómo se suponía que podía gustarle a un chico tan bueno como él? No merecía tanto cariño y cuidado de alguien que en verdad, se preocupaba.
—Lo único que merezco... Es el egoísmo —susurró y se lanzó hacia atrás. Vio un pálido rostro observándole atento y sonriente con un par de hoyuelos—. ¡Agh!
—¡Tranquilo! —alzó las manos—. Soy yo, YiXing.
BaekHyun se sentó de golpe y YiXing se acercó a su lado, sentándose de piernas cruzadas junto a él. El joven chino era todo un caso. No es que le cayese mal por la clase de noticias que daba. Era simpático, pero casi lo mataba del susto. Lo que tenía de amable en el rostro, lo tenía de sigiloso y espontáneo en su actuar.
—¿Qué haces aquí, YiXing?
—Vivo antes del puente. Es fácil ver pasar cosas por allí... Te vi dos veces cruzarlo. Pero la primera me equivoqué —sonrió.
—¿Qué quieres decir?
—Oh, que tuve una visión muy lúcida.
—¿Me viste pasar dos veces?
—Sí, lo sé, es raro de imaginar. Piénsalo como un déjà vu —explicó con simpleza, quitándose unas pelusas imaginarias de los pantalones—. Supuse que necesitarías compañía...
—Eso creo... La que he tenido no ha sido buena... —se lamentó—. O quizá, la que me he buscado, ¿no?
—Bueno... —vaciló—. Sí, eso puede ser. Yo tampoco me reúno con las mejores personas, pero parece inevitable, ¿no? Ser atraídos hacia eso que no nos conviene. A lo diferente... Sólo por la emoción de la experiencia.
—¿Hablas de JunMyeon? —alzó un ceja con curiosidad.
—Sí...
—Lo entiendo —sonrió con amargura—. Acabo de tener una decepción con JongIn también...
—Lo sé... Tú mamá me lo está diciendo todo —miró hacia delante.
BaekHyun lo observó con asombro y dirigió la mirada hacia el lugar donde YiXing se enfocaba. Apenas unos centímetros por encima del agua.
—¿Ella está aquí?
—Sí. Ha estado contigo todo el día... Corriendo tras de ti en la bicicleta, cuidando que no te hagas daño.
Los ojos de BaekHyun se llenaron de lágrimas, claro que no podía verla, pero las palabras de YiXing sonaban tan honestas que removían cada célula de su ser. Curándolo con tan poco, que parecía mentira que la certeza de alguien más, fuese un dulce y suave paliativo ante tanto veneno.
—Siempre está contigo. Sobre todo en los momentos difíciles —aseguró—. Aunque no la veas, su esencia está presente. Su amor, su alma siempre vive contigo Baek... Hasta que tú no estés en paz, ella tampoco lo estará.
BaekHyun le contempló absorto y luego observó hacia el lago, como si tal vez fuese a verla allí de repente.
—No quiero que me deje... No quiero que nadie más me deje.
—Muchas cosas nos dejan en la vida, y también nosotros dejamos mucho en otros. Pero eso es inevitable, ¿acaso tú pediste dejar sentimientos en SeHun?
—¿También sabes eso? —soltó incrédulo.
—Sé tantas cosas que no sé ya ni cómo la sé. Sólo las sé... —dijo resignado—. Lo que la gente deje en ti, es en proporción a lo que tú necesites.
—Entonces, mejor dicho, no quiero que me abandonen... —corrigió—. Pero, ¿y si me dejan vacío?
—¿Será que les dejaste tomar mucho?
—No lo sé... Pero sí sé, que no era eso lo que necesitaba.
—No estás vacío. No eres un agujero. Quizá, necesitas aprender a vivir en el agujero. Lo cual no significa que no puedas salir. Al contrario, puedes decidir cuándo hacerlo en lugar de intentar llenarlo. Como si fuese tu habitación. Puede estar vacía, tienes mucho espacio y posibilidades de hacer algo allí. Pero si empiezas a llenarlo de cosas innecesarias, luego no habrá lugar para moverte o respirar.
—¿Todo se reduce a que soy mi propia cueva? —le miró atónito.
—¡Exacto! —sonrió YiXing—. De todas formas, tú mamá no te abandonó...
—Pero, tengo miedo de que mi tío lo haga...
—Hay personas que se ponen mochilas muy pesadas en la espalda y luego, no pueden soportarlas. Por culpa, por ego... —cabeceó y suspiró—. Nadie obligó a tu tío a hacerse cargo de todo... Las responsabilidades son compartidas, no de una sola persona. Uno tiene el poder de pedir ayuda.
—Para mí, KyungSoo era como un ser magnánimo que todo lo podía... —confesó—. Y yo, estoy viendo que no, no lo puede todo.
—Entonces, no le pidas quedarse...
—¿Quedarse?
—Uhm, no lo sé... —parpadeó y miró la luna creciente—. De repente, sentí que algo lo retiene... Y las voces del agua dicen que todo debe fluir...
BaekHyun miró hacia el río con atención, extrañado y algo asustado. ¿Qué voces podrían venir de allí? ¿Espíritus de gente ahogada? Realmente no quería saberlo. Lo que YiXing decía ya bastaba para mantenerse advertido en curiosidad y temor. Mejor iba a regresar a casa. Probablemente, KyungSoo ya debía estar preocupado y si no hacía acto de presencia, no sólo él estaría buscándole, sino JongIn y SeHun también. Todos los Kim y los Oh dando vueltas por Golden Apple y gritando por su nombre, no se veía nada bien.
—Gracias por tus palabras, YiXing... —tomó su mano y le miró con una sonrisa leve pero honesta—. Y por haberle avisado a KyungSoo lo de mi madre. Creo en ti, es todo muy raro y me da miedo, pero me hizo sentir bien, así que no creo que estés loco ni que estés maldito como dice JunMyeon, más bien él es quien lo está —aseveró—. Probablemente, ya sabes lo mal que lo pasé hoy con JongIn. Así que hazme caso y no intentes relacionarte con JunMyeon... Te hará daño.
YiXing apretó los labios y asintió.
BaekHyun se levantó y se encaminó hacia la bicicleta. Era hora de regresar. Rogaba que KyungSoo estuviese esperándole y dispuesto a retarle si así lo creía necesario. Aquel día había sido un completo desastre. Le había dado problemas a todo el mundo y había discutido con las personas más importantes en su vida.
Pero, también había recibido como un rayo de sol, como la luz en medio de la oscuridad, las palabras sanadoras de YiXing. Había sido una pequeña estrella en un día de tanta oscuridad y tormenta, que creer en que su madre los había puesto en el mismo camino, le hizo sonreír. Indudablemente, YiXing era alguien valioso.
—¡Adiós! —exclamó BaekHyun alejándose en su bicicleta—. ¡Espero que nos veamos otro día!
Y vaya que YiXing sabía que serían grandes amigos.
✧✧✧
JongIn no tardó mucho en pedalear hasta la casa de los Do. Aunque su madre y YuRi intentaron frenarlo con chusmeríos, preguntando hacia dónde iba, JongIn siguió de largo y subió a su bicicleta. En cinco minutos estuvo frente la puerta de KyungSoo, quien con evidente hastío, le abrió antes de siquiera tocar. JongIn entró con sigilo y la mirada en el suelo.
KyungSoo cerró tras él y avanzaron hasta la sala.
—No deberías estar aquí.
—Lo sé, pero no puedo hablar por teléfono en paz en mi casa.
KyungSoo se sentó en un extremo del sillón y JongIn se acomodó en la otra punta, mirándole de reojo. Quería lanzarse a sus brazos, pero KyungSoo se veía bastante reticente a tenerlo incluso en la casa.
—¿Qué pasó? —exigió mirándole fijamente.
—BaekHyun dijo que estaba enamorado de mi. Y... Yo —titubeó, sabiendo que KyungSoo le odiaría después de ello—. Le dije la verdad, que he estado envidioso de él todo este tiempo.
KyungSoo giró el cuello y le miró fijamente.
—¿Qué rayos te sucede, JongIn? —alzó la voz, juzgándole—. ¿No era que ibas a cambiar?
—Sí, y debía decirle la verdad a BaekHyun. ¡No soportaba que todos estuviesen preocupados por él! —lanzó eufórico—. ¡Y sé que estuvo mal! ¡Sé que soy horrible, no necesito que me lo recuerdes! ¡Ya fue suficiente!
—Ninguno de ustedes parece que tenga suficiente nunca —espetó y desvió la mirada. Si seguía viendo el rostro de JongIn a punto de llorar, acabaría cediendo y eso lo ablandaría por completo. No era momento para consolarlo—. ¿Qué más le dijiste?
—Nada... Le dije que lo sentía —susurró sorbiendo su nariz—. Pero, luego él también estaba muy enojado, y comenzó a pedirme que le diga de quién estaba enamorado...
—¿Le dijiste algo? —se giró aterrado.
—¡Claro que no! Fue cuando lo eché, se estaba poniendo cada vez más y más insistente, muy nervioso —dijo preocupado—. Prácticamente, rogaba porque se lo confiese... ¿Crees que sepa algo?
—No —cabeceó rápidamente—. No hay forma. ¿O sí?
—SeHun lo sabe... Siempre lo supo.
—¡Maldición! —espetó y se levantó. Necesitaba caminar y distraer su mente o acabaría sacando a JongIn de la casa de una patada en el trasero—. Ese mocoso estuvo la semana pasada aquí, ¡tú y tu familia sólo dan dolores de cabeza! —le señaló al quedar en frente.
—¡SeHun está enamorado de BaekHyun!
—¡Lo que faltaba!
—Él es mejor amigo para Baek, es buena persona, él lo va a cuidar de verdad, no lo metas... —se puso de pie y lo enfrentó—. ¡No metas a toda mi familia en esto, KyungSoo!
—¡Sí, contándole que tú estás enamorado de mi! ¡Claro, JongIn, lo cuidará mucho así! ¿Crees que no le dirá nada? Con tal de hacer que la situación se revierta a su favor, ¿crees que eres el único egoísta, JongIn? Te tengo una sorpresa, ¡todos somos egoístas! —lo tomó de la remera, acercándolo a su rostro.
El corazón de JongIn se aceleró y su respiración se volvió más pesada. KyungSoo lo devoraba con sus ojos de una forma tan oscura, que poco le importaba lo que hiciese con él, en tanto le hiciese algo. Con tal de probar un poco más de sus roces, de su piel en cualquier parte de su cuerpo.
—Bésame...
—¿Así crees que se resuelven las cosas? —murmuró cerca de sus labios—. ¿Un beso y ya?
—Por favor, KyungSoo... —rodeó su cuello—. Sé egoísta, conmigo. Sé que quieres.
KyungSoo aflojó su agarre y se zafó, alejándose hasta la puerta.
—Quiero saber dónde está BaekHyun.
—¡Pues entonces ve a buscarlo y deja de quejarte! —le siguió—. Lo único que has hecho es quedarte aquí, ¡esperando a que yo llegue!
KyungSoo, agotado de escucharlo, tomó unas llaves colgadas en un gancho de la pared y salió de la casa, dirigiéndose al fondo, donde estaba estacionado el auto. JongIn fue por detrás, no pensaba dejarlo ir así tan fácil. A esas alturas, ya estaba igual que BaekHyun, obnubilado por alguien que no le correspondía. Ansioso y desesperado por su atención.
—¿Acaso piensas que lo vas a encontrar a estas horas? ¡Está malditamente oscuro, KyungSoo! —señaló hacia su alrededor y continuó con obviedad—. ¡Es tarde, es de noche!
—¿¡Y qué esperas que me quede en vela esperando por él!? —gritó abriendo la puerta del auto.
—¿Por qué no lo admites? —se acercó hasta tenerlo frente a frente.
—¿Qué cosa?
—Estabas esperándome a mi. Todo este tiempo que perdiste, desde que te llamé, discutiste conmigo, perdiste cada minuto de luz que te quedaba para ir a buscarlo. Porque te importo más yo que él, pero no puedes tolerarlo... —sin apartar los ojos de él, llevó sus manos escurridizas a su pecho y susurró en sus labios—. Me quieres... —se desvió hacia su oído—. Pero eres cobarde para admitirlo...
Los latidos del corazón de KyungSoo se dispararon.
Cuando JongIn deslizó la boca por su cuello, dejando pequeños besos hasta llegar a sus labios y morderlos con cuidado, KyungSoo contuvo el aire. JongIn se encargó de abrir su boca y apoderarse sin esfuerzo alguno de sus labios, avasallándolo por completo y haciéndole jadear cuando sus lenguas hicieron contacto. JongIn tenía razón. Eso era todo lo que estaba esperando.
La intensidad reprimida, explotando en pocos segundos ante el suave y caliente roce de sus labios. KyungSoo no tardó ni dudó en poner sus manos sobre la delgada cintura, acariciándolo y atrayéndolo más a su cuerpo. JongIn separó sus bocas un instante y sonrió con la travesura que creía perdida. Se sentía victorioso como de niño cuando se ganaba sus latas de Pepsi. Se sentía embriagado en el dulce licor que era KyungSoo, y sólo quería avanzar hasta que le llevase a la cama. Hasta que le hiciese gemir del placer y acabase en un orgasmo, como los muchos que había tenido en los últimos años, pensando sólo en él.
KyungSoo lo absorbió en un beso inesperado. Encandilando todo pensamiento, y haciéndole perder en sus fantasías de amor, lujuria y felicidad eterna. Pero la burbuja silenciosa, se rompió en cuanto oyeron el crepitar de unas ramas en el suelo. KyungSoo se detuvo y empujó bruscamente a JongIn, quien le contempló desentendido y perturbado. Entonces, se giró y vio a quien KyungSoo veía, quedando igual de impactado.
—¡Los dos me dan asco!
En un parpadeo, sus rostros y pechos se vieron manchados en oscuros y húmedos latigazos de barro. BaekHyun les observaba entre lágrimas, tembloroso y con las manos sucias.
—¡Son repugnantes! —vociferó, levantando más fango y arrojándoselo a ambos con fuerza.
—JongIn vete...
—Pero... —murmuró.
—¡Lárgate de una maldita vez! —ordenó KyungSoo.
Las palabras sonaron frías y duras. Sin rastro de sensibilidad alguna. La respiración de JongIn se aceleró y caminó bajo la lluvia de barro que BaekHyun continuaba tirándole. Al alejarse lo suficiente, se subió a su bicicleta y se retiró. Sintiéndose completamente inmundo, hipando en llanto. ¿Merecía eso? No estaba seguro. Pero se sentía humillado. Como si su cuerpo fuese un fiel reflejo de su alma.
—No te quiero en casa, KyungSoo —declaró BaekHyun, acercándose a paso lento, quedando delante y mirándole con desprecio—. ¡Tú también vete, me das asco! ¡Asco y miedo! ¡No quiero volver a verte!
KyungSoo agachó la mirada y asintió. No dudó un instante en subir al auto y arrancar sin rumbo alguno. Su mente estaba en blanco. No había lugar para los sentimientos. Huir, escapar, soltar, abandonar. O libertad. No importaba el nombre.
Esa había sido su última noche en la casa.
Y para todos en Golden Apple, el principio de un nuevo comienzo.
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