Capítulo 3
Harry Potter no es mío, le pertenece a J. K. Rowling.
El chico de ojos grises la miró con sospecha. "¿Por qué yo?"
"Porque eres el más prescindible para mí." Explicó con una sonrisa. "Todo el que regresa tiene un alto riesgo de morir y si fallas al empezar, no importa. Harry vivirá, con una historia peor probablemente, pero vivirá."
"¿Y si no lo hago?" Cuestionó más por curiosidad que por intención real. "¿Qué pasaría si solo mejoro mi historia, la de mi familia y mis amigos? ¿Qué pasaría si le digo todo lo que ocurrirá al Señor Oscuro para asegurar la vida de mi familia?"
"Sé que no eres tan idiota como para hacer eso, sin embargo, te seguiré el juego." Alzó un dedo. "Primer caso, asumiendo que no hagas nada o te mantengas en el margen de todo." Se encogió de hombros. "Volvemos a repetir el ciclo y morirán, como siempre." Alzó un segundo dedo. "Tu otro escenario en el que suponemos que usas tu información solo para beneficio de los tuyos. Digamos que te hacen caso y huyen en lugar de entregar ese conocimiento al querido Voldy. Resultado: Ustedes intentan alejarse, días después son buscados por los mortífagos y asesinados por traición." Alzó su tercer dedo. "Por último, el más rápido de todos, lo que pasaría si intentaras ganarte el favor de tu señor con lo que sabes del futuro." Lo miró con burla. "Aunque la respuesta me parece que la conoces mejor que yo."
"Me mataría después de decirle todo, por saber demasiado. Si lo que el Cara Rajada dijo sobre Severus es verdad, el Señor Oscuro me mataría si considera que tengo una ventaja sobre él o si lo que sé representa una amenaza para él."
Ambos se miraron a los ojos. El clon de Burbage sonreía divertida mientras su mirada prometía un camino lleno de problemas.
"¿Algo más que deba saber?"
"Sí hay algo, entre más vayas cambiando la historia,... llegará un punto en el que se distancie demasiado de la línea original, un punto en el que el futuro deja de estar asegurado. Los que vivieron pueden morir en esta ocasión y viceversa, los que ganaron pueden perder esta vez. Si es que no te rindes primero ni bien regreses, claro."
"¿Rendirme al regresar?"
"Para que yo pueda regresar a alguien, ese alguien debe sacrificar algo de sí mismo como una especie de penitencia. A veces es la cordura, otras es alguna parte de su cuerpo, o su magia..."
"Esto... Esto es tan... ¡Tan injusto!" Él se paró. "¡¿No se supone que si quieres que yo cambie las cosas deberías ayudarme o hacer mi camino más fácil?!
"Si las cosas fueran tan sencillas de hacer, habría salvado a los Potter sin necesidad de intermediarios." Se miró las uñas. "Envidiaste al Niño-que-vivió por mucho tiempo, hiciste su camino aún más difícil de lo que era. Bueno, ahora es tu turno de facilitarle las cosas, es tu turno de cargar con la vida de las personas que amas" le sonrió con burla, "Ah, es cierto, ya cargaste con eso y cediste bajo el peso ¿verdad?" Tethra extendió una mano y tocó su mejilla con una caricia fría. "No me importa lo que tengas que hacer, tú vas a asegurarte de que Harry esté sano y salvo desde el momento en que tengas los medios para hacerlo, o me aseguraré que tú y los tuyos sufran como en ninguna otra línea han hecho. Así que te sugiero que empieces a actuar temprano."
Draco se quedó callado ante la amenaza, de alguna manera se sintió como un deja vú. No importaba como lo pensara, no dejaba de ser el títere de alguien más poderoso que él.
Ella interrumpió sus pensamientos "Es... simple en realidad. O juegas bajo mis condiciones, o repites la historia una y otra vez."
"No tengo opciones, en realidad."
"En realidad no, Draco Malfoy."
El rubio se pasó las manos por el pelo con frustración, la mujer hizo un puchero descontento. "Oh... no estés tan desanimado, algunas veces apareceré para ayudarte. Es más, para mostrar mi buena voluntad, puedes pedirme un deseo."
Él la miró sorprendido antes de que su ceño se frunciera en concentración, necesitaba pedir algo que le hiciera el camino más fácil y le permitiera abrirse paso en el bando de la luz. Necesitaba algo que no pudiera lograr por sí mismo para no desperdiciar la oportunidad. Al darse cuenta, la volteó a ver con determinación.
"Quiero que mi padre nunca reciba la marca"
Tethra sonrió ante su deseo haciendo que Malfoy se arrepienta de haberlo pedido.
"Concedido. Buen viaje, niño."
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Cuando Draco volvió a abrir los ojos, observó directamente el rostro de su madre más joven de lo que recordaba y con evidentes líneas de estrés. Él trató de hablar pero solo salió un balbuceo que llamó la atención de la mujer que lo cargaba, ella le sonrió rápidamente antes de regresar su mirada a donde había estado.
"Lucius, por favor. Si eso que dice es cierto, debemos irnos. No estamos seguros aquí."
El más joven de los presentes recién se percató de la presencia de su padre en la habitación. El hombre sostenía un libro en su mano izquierda con evidente furia, el estudio estaba completamente destruído, papeles rotos y pedazos de muebles esparcidos por el suelo.
"Tú no lo entiendes, Narcissa." Habló de espaldas, la magia empezando a salir de su cuerpo en evidente rabia. "Necesito saber... Necesito saber cómo es que mi padre se puede arrodillar ante él sabiendo esto." La cubierta del cuaderno se dobló por la fuerza bajo la que estaba siendo sometida. "¿Cómo es que el jefe de la Noble y Antigua Casa de los Malfoy puede arrodillarse ante un mestizo?"
Lucius Malfoy apretó los dientes antes de empezar a caminar a paso rápido y salir de la habitación. Narcissa lo siguió con su hijo en brazos.
"¡Lucius espera, por favor! ¡Eso no importa, solo vámonos!"
"¡¿No importa?! ¡Gracias a él, nuestra familia tuvo que arrodillarse ante un inferior!"
"¡Lucius, por Salazar, ese hombre puede matarnos si vuelve aquí! ¡Viste lo que les hizo a los Carrow por no cumplir una orden! ¡Tenemos que irnos!"
El hombre ignoró el pedido de su esposa y se paró frente a una puerta blanca que golpeó varias veces hasta que el ocupante la abrió. "¿A qué se debe este escándalo, Lucius?" El hijo empujó con violencia el diario al pecho de su padre. Abraxas, al darse cuenta de qué era lo que tenía en sus manos, palideció. "¿De dónde sacaste esto? ¡Es mi diario personal! ¡Era algo privado, no debiste leerlo!"
"¡Un mestizo!" Explotó el joven padre. "¡Querías que tomara la marca de un mestizo!"
"No sabes de lo que estás hablando, Lucius."
"¡Es un bastardo!" Lucius se rió con incredulidad. "¡Ni siquiera es reconocido por los Gaunt! ¡¿Cómo se te ocurrió que alguien así representaba nuestros ideales?! ¡Qué representaba a los sangre pura!"
"Lucius, cállate. Es el heredero de Slytherin, nos guiará por el camino correcto."
"¿El camino correcto? ¡Por favor, papá! ¡Solo es heredero de una casa arruinada, un heredero con sangre sucia!"
Abraxas golpeó la cara de su hijo con el diario.
"Nunca vuelvas a hablar de esa manera de tu señor."
Lucius lo miró con ira. "Ese hombre no es mi señor, y tampoco será el de nadie cuando le diga a todos que no es más que un-"
"Que no soy más que un ¿qué, Lucius?"
Los tres adultos giraron hacia la voz, Lord Voldemort seguido por Bellatrix Lestrange los observaban a unos metros de la puerta. Narcissa se puso detrás de Lucius intentando ocultar a su bebé.
"Mi señor." Exclamó Abraxas con temor, trató de ocultar el diario de la vista sin embargo fue demasiado lento ya que los ojos rojos se habían dado cuenta del objeto y la mente del Señor Oscuro conectó puntos. "Tu hijo no se ha comportado como debería un heredero, Abraxas. Debe ser castigado." Lucius al presentir lo que pasaría trató de sacar su varita para defenderse, Voldemort fue más rápido que él. "¡Crucio!"
El rubio se retorció en el suelo bajo la mirada asustada de su padre, esposa e hijo. Los tres contando los segundos que duraba la maldición sabiendo que había un límite para la resistencia en tan solo una aplicación de ese imperdonable.
Narcissa abrazó más fuerte a su hijo cuando el tiempo siguió corriendo y Lucius seguía retorciéndose bajo el efecto del cruciatus. Los ojos rojos de Riddle se dirigieron a ella, la rubia dio un paso atrás antes de dar la vuelta y empezar a correr.
"¡Incarcerous!" Mientras el cuerpo del rubio se desplomaba en el suelo con temblores, una soga invisible atrapó los pies de la mujer haciendo que cayera. "Un Malfoy y luego una Black, esto es... decepcionante."
Draco pudo sentir como la restricción mágica lo apretaba contra el pecho de su madre, ella forcejeaba con desesperación. Sus movimientos se volvieron más erráticos cuando se escuchó el ruido de pasos acercarse, una bota pateó el hombro de la mujer para voltearla boca arriba. El niño apretó en sus pequeñas manos la túnica de su madre con terror.
"Me da tanta tristeza por ti, Bella" el tono de su voz no coincidía con la sonrisa burlona, "al parecer no son solo dos las manchas en tu familia, sino tres. Esto debe ser rectificado, por supuesto."
"Mi señor" interrumpió Abraxas avanzando hacia ellos, "mi nieto no es culpable de los errores de sus padres, será educado adecuadamente. Así que, por favor..."
El anciano Malfoy tembló cuando la mirada carmesí se posó en él, el Señor Oscuro sonrió más ampliamente cuando lo vio dar un paso atrás. "Tienes razón, Abraxas... Puedes recogerlo."
Al hombre mayor le costó apartar a su nieto del agarre mortal de su nuera. La rubia finalmente lo dejó ir cuando la restricción en su cuello se apretó. Draco se removía en los brazos de su abuelo, sus brazos intentando alcanzarla.
Narcissa miró con odio a su suegro y cuando la magia dejó de asfixiarla su temperamento no perdió tiempo para salir a la superficie. "¡Cobarde! ¡¿Cómo te atreves a tocar a mi hijo-"
Las palabras se cortaron cuando la maldición cruciatus golpeó su cuerpo. Bellatrix se acercó apresuradamente y se arrodilló frente a Voldemort. "Mi señor... Solicito un poco de benevolencia con mi hermana pequeña. Ha estado demasiado tiempo fuera de nuestro hogar y me preocupa que Lucius haya podido meter ideas en su cabeza." Lestrange hablaba con rapidez, su discurso cada vez más acelerado mientras los gritos de su hermana seguían. "Estoy segura de que solo necesita estar bajo la compañía adecuada nuevamente, la instrucción correcta le recordará sus prioridades."
Voldemort detuvo el imperdonable y miró contemplativo a su fiel sirviente antes de poner una mano en su barbilla y alzar su cabeza para que lo mirara. "Bellatrix... ¿cómo podría negarme cuando haces tales promesas?", con una seña de su mano le indicó que se levantara. "Es verdad, al final, la familia es más adecuada para reeducar una oveja perdida."
Abraxas por primera vez vio algo diferente en los ojos llenos de adoración de Bellatrix, vio alivio. "Mi señor... es usted tan comprensivo, gra-"
"Sin embargo" interrumpió el hombre, "Su falta ha sido grave, y debe ser castigada por ello como corresponde. Dado que la tomarás bajo tu ala, Bella, considero que debes ser tú quien continúe con ello."
"¿Mi señor?"
"Una buena hermana mayor debe corregir a sus menores, Bella... ¿No estás de acuerdo?"
Casi se podía saborear la tensión en el ambiente, la pregunta real quedando implícita.
¿Con quién está tu lealtad?
Bellatrix se acercó hasta quedar parada junto a Narcissa. Ambas se miraron a los ojos, la una suplicando y la otra pidiendo perdón, la menor empujando sus pensamientos a través de los escudos de la mayor.
"Bella... soy tu hermana."
"Lo siento, Cissy."
En los brazos de Abraxas, Draco pensó por un segundo que estaba viendo una escena surrealista, para el rubio era la primera vez que veía a su tía sin la sombra de locura que siempre la acompañó durante su tiempo en la mansión. También fue la primera vez que la vio levantar la varita con tanta duda y vacilación en sus movimientos.
"Crucio."
Bellatrix estaba agradecida en su interior cuando el dolor obligó a Narcissa a apartar sus ojos de ella, continuó con lanzando la maldición sin atreverse a detenerla porque no quería ver la traición en los ojos de su hermana pequeña.
"¡Avada Kedavra!"
Un rayo verde pasó rozando la túnica de Lord Voldemort, tanto Draco como Abraxas vieron con asombro y miedo a Lucius apuntando temblorosamente la varita hacia el creador de la marca tenebrosa desde el suelo.
"Ah... Lucius, casi me olvido de ti" no le costó nada desarmar al rubio a la distancia. "Fue un movimiento astuto, lo reconozco... Es una lástima que deba prescindir de ti, eras tan prometedor." Dijo alzando su varita con aburrimiento.
"¡Mi señor, no!"
Abraxas solo pudo ver impotente cómo su maestro lanzaba la maldición asesina y sus ojos rojos se llenaron de satisfacción mientras los de su hijo se apagaron tan rápido como lo haría la llama de una vela frente a la tormenta.
Draco se sentía entumecido, el aire entraba y salía de su pecho de manera errática junto con las lágrimas. Sus oídos llenos de los gritos de su madre y sus ojos no podían ser apartados de la mirada vacía de su padre. Apenas registró el grito de su abuelo antes de ver a Voldemort apuntar su varita hacia ellos con ira.
"¡¿Por qué lo hiciste, Tom?!"
Y la magia de Draco estalló fuera de su cuerpo con violencia, su abuelo fue empujado hacia la pared y las varitas fueron arrancadas de las manos de la torturadora de su madre y del asesino de su padre. Narcissa cayó inconsciente al igual que su hijo.
Al salir de su conmoción, Voldemort invocó de regreso su varita y se acercó peligrosamente a ellos. El anciano apretó al niño en su pecho como si instintivamente tratase de alejarlo.
"La manzana no cayó muy lejos del árbol" escupió tomando la mejilla del bebé con brusquedad, "las malas hierbas deben sacarse antes de que sus raíces sean profundas."
"No." Abraxas negó con la cabeza, su rostro completamente pálido.
"¿Te niegas a una orden de tu maestro?"
"Es un niño, fue... fue magia accidental. Él será un fiel sirviente, mi señor. Yo le enseñaré..."
"¿De la misma manera en que lo hiciste con tu hijo? Espero tengas un mejor argumento que ese, Abraxas..." comentó tomando uno de los mechones rubios del niño entre sus dedos.
"¡Seré más estricto!" Respondió con desesperación, "mi nieto solo será leal a usted al igual que yo, nuestras vidas le pertenecen a usted."
Tom Riddle estaba pensativo mientras veía los hilos rubios del infante, un nuevo experimento formándose en su mente. Su sonrisa envió escalofríos a la médula del anciano Malfoy, presentía que había cometido un gran error. "¿Igual, dices? ¿Puedes prometer que ambos me servirán incuestionable e incondicionalmente a partir de ahora?" Al recibir un asentimiento vacilante de su sirviente, rió. "Entonces no te importará si tomo a tu nieto un tiempo para mis propios propósitos" al ver un espasmo de miedo en su expresión, tomó la mandíbula del bebé entre sus dedos, "cálmate, Abraxas, no mataré al niño. Después de todo es lo último que queda de tu legado."
El Señor Oscuro arrebató al descendiente más joven de dos de las familias de sangre pura más antiguas sin la delicadeza que debía hacerse con las personas de esa edad. Sin regresar a ver a las personas que dejaba atrás, dió su última orden. "Bella, asegúrate de que Evan se haga cargo de completar el castigo de tu hermana en las mazmorras. Tengo una tarea más importante para ti."
Ok, no se suponía que matara a los personajes todavía, perdón.
Espero les esté gustando, los comentarios son muy apreciados.
Amor, Miko.
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