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Capítulo 9: Una elección por él.


¡Algo no iba bien! Garp lo sabía incluso sin tener que estar presente en aquella habitación. Que los altos dirigentes de la Marine estuvieran allí hablando con su nieto, no era algo bueno y menos... por la cara que Ace estaba poniendo. Apretaba los puños, agarrando la sábana con mayor fuerza mientras tensaba su mirada, sin embargo, por cómo agachaba el rostro hacia sus piernas y sus puños, sabía que estaba pensando en algo. Seguramente en sus opciones o más bien... las que le estaban dando a escoger.

Quiso entrar, pero no podía ir contra las órdenes de sus superiores, así que esperó pacientemente tras aquel cristal del pasillo. En cuanto salieron, Garp entró como alma que lleva el diablo para saber cómo estaba su nieto, pero éste se negó a hablar. Permaneció en silencio, tumbándose nuevamente y dándole la espalda. Sus ojos se fijaban en la ventana. Supo en aquel momento, que no hablaría con nadie... o puede... que sólo una persona le hiciera hablar.

Salió al pasillo una vez más y pidió al primer guardia que vio que buscase inmediatamente a Law y lo trajese hasta la habitación de su nieto. Si alguien podía sacarle la información de lo que había ocurrido segundos antes, debía ser ese pirata que haría lo que fuera por él.

¿Qué le habrían dicho para dejar a su nieto en ese estado? ¡No era bueno! Pero sabía de sobra que Ace ya no confiaba en él, jamás le diría de qué iba todo eso. Sólo le quedaba una opción y era dejar todo en manos de Law. Quizá era el único aquí capaz de conseguir que su nieto hablase.

Esperó pacientemente a que el guardia llegase con ese pirata, sin dejar de mirar a su nieto en aquel estado pensativo. Su mente estaba demasiado lejos de allí y no creía que nadie pudiera llegar ahora mismo donde él se encontraba.

- Vaya... parece que aún necesitas mi ayuda – escuchó la voz de Law tras esa fingida sonrisa.

- No seas egocéntrico.

- ¿Es que no me necesitas? – preguntó divertido, aunque al ver a Ace en aquel estado al otro lado del cristal, la sonrisa se borró de su rostro – apártate.

Recibió un empujón pese a que las manos de Law seguían presas bajo las esposas que bloqueaban su poder. Estaba claro para Garp, que ese pirata, uno de los más temidos que surcaban esas terribles aguas, estaba completamente bajo el embrujo de su nieto. Haría lo que fuera por él y le daba igual morir en el intento.

- Ace – gritó Law.

La cabeza de Ace se movió con violencia en su dirección, saliendo de sus pensamientos al escuchar aquella voz por la que habría hecho lo que fuera. Podía sentir las lágrimas queriendo brotar de sus ojos al ver a Law frente a él, pero se resistió, pese a que el moreno podía ver el intenso brillo en esos ojos azules que le cautivaban sin remedio.

- Ace – susurró esta vez viendo un leve sonrojo en sus mejillas, uno nada típico en él. Ace no era precisamente vergonzoso y eso sólo suponía una cosa, que quería decirle algo que realmente le avergonzaba. Seguramente sentimientos... porque era lo único con lo que ese chico era tímido. - ¿Qué ocurre?

- Tienes... tienes que irte de aquí – susurró Ace.

- Ya te dije...

- Cierra la maldita boca y escúchame – le gritó, consiguiendo que Law abriera los ojos al verle tan afligido. Él nunca le gritaba, no insultaba por lo general y tampoco agachaba el rostro ni agarraba las sábanas con esa fuerza si no era algo realmente importante – tú no... no me debes nada – se forzó a decir – estamos en paz, Law, de hecho, sería yo el que te debería algo a ti.

- ¿De qué hablas? Tú me salvaste...

- No, Law, yo sólo di el chivatazo de dónde encontrar la fruta, fue Corazón quien la buscó para ti, él... él hizo todo el trabajo.

- No voy a dejarte aquí.

- Estoy bien, Law, pero necesito que te marches, porque no puedo protegerte.

- No necesito que me protejas.

- ¿Dónde crees que estamos, Law? ¿Crees que es un juego? No quiero perderte, no a ti, por favor... sólo escúchame por una vez en tu vida, necesito que te pongas a salvo.

- ¿Qué es lo que sabes?

- Law... - susurró Ace derramando la primera lágrima pese a que intentó agachar al máximo su cabeza, dejando que las lágrimas cayesen sobre sus manos que sostenían con fuerza la sábana que cubrían sus piernas – no siempre vas a entender mis acciones, pero yo siempre te protegeré.

Elevó el rostro al instante para poder besarle y aunque se quedó inmerso en aquellos labios, también sintió la calidez de las manos de Ace sobre las suyas. Escuchaba un ligero ruido metálico pero no le dio importancia, no cuando finalmente besaba al chico al que amaba. ¡No entendía lo que estaba ocurriendo! Pero estaba claro que algo le habían dicho para que estuviera en ese estado tan protector, algo que no era bueno.

- No puedes venir a buscarme – susurró Ace sobre sus labios – tienes que prometérmelo.

- Jamás te prometería algo así.

- Law, por favor... olvídate de mí, sálvate tú. No podría vivir sabiendo que te ocurrió algo por mi culpa. Sólo... protege a mi hermano.

- ¿De qué tienes tanto miedo? ¿Es porque la "Mera Mera" no está activa?

- Yo no puedo protegerte ahora mismo, Law, lo único que puedo hacer por ti... es darte la libertad.

- ¿De qué hablas? – susurró sobre sus labios.

- No puedo... - susurró con la respiración entrecortada – no puedo... respirar – consiguió decir - ¿Puedes... abrir... la ventana?

Garp se asomó a la puerta en cuanto observó a su nieto respirar con dificultad, agarrándose a un Law que le arrastraba hacia la ventana y la abría para que pudiera tomar aire.

- Ey, Ace, venga... respira.

- Yo... lo siento.

- ¿Qué?

¡Fingía! En cuanto notó la mano izquierda de Ace agarrarse a su muñeca y su mano derecha cerrarse en el cuello de su camiseta, supo que ese chico había fingido y todo... para acercarle a la ventana. Sintió que le empujaba y observó el rostro serio del moreno mientras él caía hacia aquel mar que le ahogaría sin remedio por culpa de su habilidad, hacia ese mar lleno de monstruos marinos.

Pensaba que estaba perdido y no entendía el motivo por el que Ace haría algo semejante, sin embargo, se fijó en aquella última lagrima que resbaló por su mejilla antes de darse cuenta... de que todo era un truco para sacarle de allí. Confiaba en sus palabras, él siempre le protegería incluso cuando la situación se complicaba. Al mover sus manos, entendió lo que había sido aquel ruido junto al beso. Había abierto las esposas y era capaz de utilizar su habilidad.

Garp estaba allí, apartando a Ace de la ventana. ¡Se le notaba enfadado! Y muchos otros guardias llegaron ante su grito sólo para ver lo que se suponía debía ser su fin. Pero no lo era... ¡Ace le daba la oportunidad de salir de allí! Y aunque odiaba que tomase decisiones por él que no le concernían, sabía lo protector que era con las personas a las que amaba.

- Maldita sea – susurró al verse cayendo, sabiendo el lío en el que Ace iba a meterse por sacarle de allí.

Una enorme sombra apareció bajo el agua hacia la que se dirigía, una gran sombra que salió de allí con la gran boca por delante dispuesto a comerse a Law, pero éste activó su habilidad destrozando al animal en un santiamén antes de ver un barco que se acercaba con velas piratas y otra sombra bajo sus pies. ¡Era su submarino! Sin duda alguna lo era.

Cayó al agua irremediablemente, sin embargo, enseguida sintió cómo alguien tiraba de él hacia arriba y lo devolvía a la superficie. Seguramente alguno de sus compañeros.

- Ey, vamos, Law – escuchó a Bepo.

- Hay que salir de aquí y rápido. Los barcos de la Marine se aproximan.

- No, no sin Ace – se quejó Law escupiendo agua en la cubierta.

- Pero, capitán, no podemos...

- He dicho que no nos vamos sin Ace – se quejó nuevamente, pero tan sólo recibió un puñetazo en la boca del estómago antes de caer inconsciente.

***

El golpe contra las frías piedras del calabozo lo tumbaron al instante, escupiendo algo de sangre mientras escuchaba el ruido de las bisagras cerrándose. ¡De la enfermería al calabozo! Era lo típico, en algún momento debían meterlo en un calabozo, era un pirata pero al menos había sacado a Law.

- Eres increíble – sonrió el almirante al otro lado – aún no me explico cómo has podido planificar todo esto en tu estado.

- No vais a tocar a Law.

- Bueno... sólo es cuestión de tiempo que caiga. Doflamingo ha hecho un buen trato para obtener a Law.

- Quiere su fruta, la inmortalidad – sonrió Ace todavía en el suelo – pero no lo va a tener, sus compañeros ya han tenido que llevárselo lejos.

- Ace... Ace... - sonrió – tú eres la mayor debilidad de Law. ¿Crees que se olvidará de ti? ¿Qué crees que hará cuando corra la noticia de que te ofrecemos a Doflamingo para que te lleve a tu nuevo hogar? Los nobles han pagado mucho por ti. ¿Por qué crees que te mantendríamos vivo? Sólo son negocios.

- Vete al infierno – susurró Ace con esa mirada de reojo que tanto odio desprendía.

La oscuridad se hizo y supo que aquel sería su nuevo hogar por ahora. Doflamingo se la tenía jurada a Law y desde que el almirante le había contado sus planes... cómo los nobles les habían prometido tantas cosas a cambio de tenerle a él como esclavo... supo que estaba perdido y estaba llevando a Law a su infierno también. Doflamingo lo mataría al instante y debía sacarle de Marineford.

Esperó aquel día, sin hablar con nadie para que trajeran a Law a su cuarto. La enfermería era el único lugar donde las ventanas no tenían rejas, más que nada porque daba de lleno a ese mar lleno de monstruos marinos, de esos "reyes" que devorarían a cualquiera que saltase. Sólo tenía que ganar tiempo, sabía de sobra que Law hacía días que había mandado buscar a sus compañeros, a su hermano... si ellos llegaban a tiempo, podría sacar a Law. ¡Tuvo suerte! Demasiada suerte de ver aquellas velas a la lejanía, ganando el tiempo necesario en la conversación con Law para planear lanzarle en el momento en que pasasen cerca.

Él no podría salvarse, era lo único que tenía claro desde que el almirante entró allí para contarle su destino. Nadie escapaba de la avaricia de los nobles y quizá... si la "Mera Mera" funcionase, tendría más opciones de salir con vida, de pelear y marcharse pero... no era así. Movió sus dedos intentando que las llamas aparecieran e iluminasen tanto el calabozo como su futuro, pero no lo hicieron. Al menos no dejaría que atrapasen a Law, eso no podía permitirlo.

Encerrado en aquel silencio, con la oscuridad merodeando sobre él, lloró en silencio. Su cuerpo aún dolía, no estaba recuperado y tratar de pelear en esas condiciones le llevaría a la muerte. ¡Quizá sería lo mejor! Morir ahora antes de que Doflamingo llegase, porque le utilizaría para atraer a Law y no podía permitirlo. La cuestión... era que no tenía nada para hacerlo y sería cuestión de tiempo que viniera otro de los guardias para atar sus manos contra el muro.

- Lo siento... Law, pero no podían atraparte a ti por mi culpa. No vengas a por mí, sólo... no vengas – susurró entre lágrimas, antes de ver una luz en la penumbra. ¡Ahí venía el guardia para atar sus manos!

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