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Capítulo 7: Despierto.

Había pasado la noche en el calabozo y la verdad es que no le importaba mucho excepto por el hecho de no poder estar al lado de Ace por si sufría alguna crisis. No se fiaba de los médicos de Marineford. Aun así, poco podía hacer ahora mismo y menos con esos grilletes puestos en sus muñecas que le impedían activar su habilidad.

- Te he traído algo para desayunar – escuchó la voz de Garp al otro lado de los barrotes y el ruido del cuenco al tocar las frías baldosas. Sin embargo, no quiso ni responderle – deberías reponer fuerzas.

- Sólo quiero ver a Ace.

- Le han suprimido la medicación de sedación. Debería despertar en unas horas.

Mantuvo el silencio hasta que escuchó cómo Garp resoplaba. Seguramente dudaba qué hacer con él. Todos los de la Marine le preferían allí abajo en el calabozo, ¡Lo entendía! Era un pirata y no se fiaban de él, pero no tenía tiempo para estar allí. Tenía que ir con Ace y más si le quitaban la sedación.

- Sabes que tengo que subir – solucionó Law todavía sentado contra el muro del fondo – si le quitan la sedación y el dolor aparece, sólo mi habilidad hará que deje de sufrir.

- No voy a quitarte las esposas.

- ¿Sabes cuánta dosis de dolor puede aguantar el cuerpo humano antes de que el cerebro colapse y se desmaye para evitarlo? – preguntó Law con una sonrisa.

- No, pero imagino que tú sí.

- Tu nieto sufrirá tanto que su cerebro colapsará y le hará desmayarse. No podrás hablar con él, tampoco tus superiores obtendrán la información que buscan.

- No buscan nada.

- Por favor... por algún motivo tenéis a Ace vivo aquí, no soy idiota. Es un pirata, lo habríais matado, bueno... de hecho lo hicisteis, ahora mismo está vivo porque les interesa. ¿Qué es lo que queréis de él?

Miraba su rostro, un rostro lleno de indecisión, culpabilidad y dudas. Por momentos pensaba que podía saber algo que no le contaba, pero al verle en ese instante frente a él, supo que Garp tampoco estaba al tanto de lo que estaba ocurriendo. Algo extraño pasaba allí, algo demasiado raro, porque nadie en su sano juicio tendría a un pirata moribundo en la camilla de un hospital de la Marine. Estaban buscando algo y Garp parecía darse cuenta ahora de que algo no cuadraba del todo. Quizá le habían dicho una mentira, podría ser que hubieran jugado con su parte humanitaria de abuelo, que le dijeran que intentaban salvar a su nieto o llevarlo al buen camino... pero en el fondo sabía que no era cierto. Que Law dijera aquello sólo le causaba más dudas.

- No puedes decirme que no lo habías pensado.

- Claro que lo he pensado – afirmó Garp – sé que mi nieto está aquí por una razón y que le mantienen con vida por algo, pero ni siquiera a mí, alguien de tan alta posición como la mía, me han llegado a informar debidamente.

- Porque es tu nieto y no es algo bueno – afirmó Law – no se fían de ti en este momento. Y eso que no hiciste nada por ayudarle – sonrió con prepotencia.

- Eso no es cierto – se enfadó Garp – tú ni siquiera estabas allí.

- ¿En serio? ¿Qué hiciste? – le gritó Law – yo estaba viniendo y te aseguro que de haber llegado a tiempo habría asesinado sin miramiento alguno a cualquiera que hubiera intentado hacerle algo y ni siquiera era su abuelo ni parte de su familia. Tú sólo te quedaste allí mirando, me lo dijeron. Ahora si quieres que tu nieto tenga una posibilidad de escapar de una nueva muerte, será mejor que me lleves a su lado.

- Sabes que tengo que pedir permisos para ello.

Law se levantó de donde estaba para dirigirse hacia los barrotes que le retenían y separaban de Garp, mirándole con esos ojos penetrantes, entornándolos ligeramente para hacerle ver que hablaba completamente en serio.

- Y tú sabes que yo soy el único aquí que realmente se preocupa por él. Soy el único que no dejaría que le ocurriera nada. Decide en quién vas a confiar la vida de tu nieto.

- Maldita sea – se quejó Garp sabiendo que tenía razón.

Todos allí le estaban ocultando el auténtico motivo para mantenerle con vida y ni siquiera podía hacerse una idea de qué iba todo aquello. Law, en cambio, estaba allí, arriesgando su pellejo porque realmente quería salvarle, sin ningún interés detrás o eso quería pensar. Había venido solo, sin tripulación, sin otros piratas y podría ser que hubiera pedido ayuda y por eso el submarino se marchó, pero él no se había retirado. No es que se fiase del todo de Law... pero al final llamó al guardia que custodiaba la puerta y le pidió las llaves.

- Te llevaré arriba, pero no voy a quitarte las esposas.

- Eso ya lo veremos.

- No lo haré – le dijo muy confiado.

- En cuanto veas a tu nieto sufriendo... veremos cuánto aguantas antes de quitármelas – sonrió con arrogancia Law – sabes que dentro de mi habilidad, no hay dolor, conmigo a su lado, él jamás sufrirá.

¡Igual de arrogante que su nieto! Así veía a Law, sin embargo, Ace tenía un corazón enorme y Law, en cambio... él si era un pirata de los de antaño, que no le importaba nada ni nadie, tan sólo sus objetivos y ahora mismo, su objetivo estaba centrado en salvar a su nieto y esa idea le convertía en un pirata a temer, porque sería capaz de asesinar sin miramiento a cualquiera que se metiera en medio, ni siquiera lo pensaría o dudaría, no se arrepentiría, era diferente a Ace en cierto aspecto.

No sabía decir si Ace tenía suerte o no de tenerle a su lado, un amor tan intenso como el suyo podría convertirse en una enfermedad brutal que arrasaría con todo. Law era peligroso, pero por otra parte... quería creer que Ace había visto algo más en él que no fuera esa parte negativa, quizá a él le escuchaba, quizá podía bajar ese temperamento que tenía y ahora estaba descontrolado sin esa parte que le faltaba, sin Ace.

Garp terminó de abrir la puerta, no quería pensar más en el tema, sólo deseaba centrarse en la idea de que su nieto estaría a salvo con él. Ni siquiera conocía demasiado a Law como para estar sacando sus conjeturas, pero sí quería confiar en Ace. Él nunca elegiría a alguien con mal corazón y eso fue en lo único en lo que se centró.

- Vamos arriba a su cuarto – explicó Garp.

Los dos caminaron en silencio por los pasillos de Marineford hasta el dormitorio donde tenían a Ace. Seguía allí dormido, aunque sus músculos se tensaban de vez en cuando y tenía algún espasmo más propio de cuando todo empieza a despertar. Sus dedos se movían ligeramente, sus párpados temblaban por el esfuerzo a querer abrirse pese al dolor.

- No tardará en despertar – comentó Law al ver la reacción de su cuerpo – le está costando al cerebro aceptar el dolor. ¿Cuándo le quitaron la sedación?

- Hace horas.

- Debe haber eliminado todo de su cuerpo, ya no está haciendo efecto. Va a costarle reaccionar. Suéltame y hablaré con él.

- Ya te dije que no pienso soltarle.

- No va a despertar con ese dolor, es una defensa de su cerebro. ¿Quieres hablar con él? ¿Quieres ver si está bien? Tienes que quitarme las esposas y confiar en mí. No te queda otro remedio. Y yo necesito saber si es capaz de controlar la Mera Mera para que se recupere, para eso tengo que hablar con él.

Garp pensó y recapacitó en aquellas palabras. ¡Fiarse de Law siempre sería un error! Pero no tenía más salidas. Al final y pese a su reticencia, sacó la llave de las esposas de su bolsillo y liberó sus manos. El pirata no lo pensó dos veces, activó su habilidad metiendo todo el cuarto en esa enorme burbuja donde él controlaría todo lo que ocurriera.

- Ace – dijo su nombre acercándose a la camilla – vamos, despierta, tienes que despertar ahora.

- ¿Law? – escuchó que pronunciaba su nombre al reconocer la voz, aunque no podía abrir los ojos.

- ¿Está despierto?

- Intenta despertar, su cuerpo aún está centrado en el recuerdo del dolor, dale un poco de tiempo a que se habitúe a que ya no hay dolor. Ace, necesito que hagas algo por mí. Activa tu comando de fuego.

- Tienes que irte – susurró Ace.

- No voy a irme sin ti y lo sabes, ahora activa el comando.

Los ojos de Ace se mostraron por vez primera frente a Law, dejando a este hipnotizado en ellos. Él siempre había tenido los ojos más bonitos que jamás había visto. No podía decir que eran azules y tampoco grises... era una mezcla de ambos que le atraía demasiado.

- ¿Por qué has venido? – preguntó Ace.

- Lo sabes bien. No voy a irme sin ti, esta vez estoy aquí.

- ¿Luffy? – preguntó pese a que le costaba articular palabras.

- Él está bien. Tuve que operarle de urgencia, pero está a salvo. Aunque ahora mismo no sé dónde está.

- Y... ¿Barbablanca y los demás? ¿Oars?

- Ace... céntrate, por favor, el comando.

- Law no me cambies de tema – se enfadó Ace aunque no podía moverse.

- No sé dónde está Oars o lo que ha ocurrido con él, les pedí que lanzasen a tu hermano a mi barco y me fui para salvarle. En cuando a Barbablanca... él...

- No – dijo Ace enseguida.

- Lo siento, Ace, Barbanegra apareció y parece que lo tenía todo planeado, le quitó su poder y se marchó. Ya no hay dominios de Barbablanca a menos que tus aliados estén intentando controlar todo lo que tenían, lo cual dudo que puedan. Sin Barbablanca, lo más seguro es que tu banda se distancie, o a menos... a menos que alguien los lidere de nuevo.

- Marco lo hará bien – intentó confiar Ace en él – no dejará que se separe la familia.

- Ya... pero ahora mismo el que me preocupas eres tú. Así que, por favor, el comando.

Los ojos de Ace se fijaron en los de Law. Pocas veces se ponía serio con él pero parecía realmente preocupado, así que intentó activar uno de los comandos fáciles, simplemente quería que en su mano apareciera el fuego, pero por más que lo intentase y que moviera los dedos, nada aparecía allí, lo que hizo que Law tomase su mano.

- Está frío – comentó.

- ¿Eso es que he perdido mi habilidad?

- No – dijo Law muy seguro – las radiografías indican que te estás recuperando, muy lentamente pero la Mera Mera está haciendo su función. No me explico por qué no puedes activarla si aún está en tu cuerpo.

- Yo no siento nada – dijo Ace muy seguro – no siento su calor, ni esa extraña potencia o energía que solía sentir. ¿Qué está ocurriendo, Law?

- No lo sé. Es la primera vez que un usuario de la fruta muere y revive, no sé cómo afrontar esto, nunca he visto cómo se comportaría una fruta en esas situaciones. Estuviste muerto unos segundos, quizá... la fruta se desactivó durante un tiempo y ahora... al ver todos tus daños, intenta arreglarlo pero no está a pleno rendimiento. Mi teoría es que está gastando toda la energía que tiene en recuperar tu cuerpo y no le queda para darte su poder. Pero sólo es una suposición.

- Estoy sin habilidad – afirmó Ace.

- Por ahora. Quizá cuando termine de recuperar tu cuerpo... puedas volver a activarlo. No lo sé, Ace.

- Law... hazme un gran favor y márchate de aquí, no quiero que te ejecuten a ti por mi culpa.

- Mala suerte, haberlo pensado antes de dejarte capturar por Barbanegra.

- Iba a por mi hermano – susurró Ace, haciendo que Garp entornase los ojos, entendiendo ahora cómo habían podido capturar a un pirata como Ace – o me entregaban a mí... o iban a por Luffy y no iba a permitir que tocasen a mi hermano.

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