Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 37: ¡Un plan!

Dos asientos quedaban libres junto a Marco, éste parecía haberlos guardado para que estuvieran juntos. Tomaron asiento y mantuvieron el silencio. Fue entonces, cuando Law se quitó el casco que llevaba ante el asombro de todos, sobre todo, el de Kaido. Para nadie pasó desapercibido el malestar que su rostro reflejaba al verle sentado en su mesa, al fin y al cabo, había sido uno de los responsables de la destrucción de su fábrica en Dressrosa. Quizá no era el mejor de sus negocios, pero odiaba que la gente se metiera en cualquiera de ellos, por insignificante que fuera, porque eso significaba que su reinado de miedo no era tan efectivo si alguien se atrevía a ir contra él.

- Trafalgar Law – casi escupió ese nombre con mala gana – veo que tenían razón mis informes y estabais aliados. Espero que Ace ya te haya contado las novedades.

- No hemos hablado demasiado desde que llegué.

Kaido miró hacia Ace. Éste tenía la mano sobre uno de los tenedores que reposaban a un lado del plato y lo miraba algo cabizbajo, lo que le indicó que ciertamente, no debieron comentar demasiado lo que sucedía.

¡Sonrió! No pudo evitar hacerlo. Le había pedido a Ace que consiguiera un imposible, que Law se uniera a su banda y aunque aún no había aceptado oficialmente, allí estaba. Realmente Ace podía mover a muchos piratas a su antojo. Todos respondían ante él y eso le interesaba a Kaido. Tenerle en su tripulación le quitaría muchos problemas. Como él decía, Ace tenía "don de gentes". Allá donde iba, hacía amigos, conseguía aliados y sobre todo, lograba que le siguieran. Si se convertía en emperador siguiendo los pasos de Barbablanca, sería todo un problema. Muchas bandas se unirían a él casi seguro.

- Me has causando muchos problemas, Law – sonrió Kaido.

- No era nada personal – susurró Law – tenía asuntos que resolver con Doflamingo.

- Ya veo.

Ace, que no había dejado de mirar su plato en todo ese rato, preocupado por lo que ocurriría cuando Law se quitase el casco, sintió entonces cómo algo rozaba la mano que reposaba sobre su propia pierna. Algo metálico se colaba entre sus dedos y una milésima de segundos después, sentía la calidez de los dedos de Law.

No quiso mirarle para no levantar sospechas, pero agarró con firmeza lo que le estaba dando bajo la mesa. Jugó con ese objeto intentando identificar si era lo que habían ido buscando. ¡La llave del calabozo! Law realmente era increíble cuando se trataba de recuperar cosas o de infiltrarse. Con su room era capaz de intercambiar objetos o colarse como si nada en cualquier lugar. Kaido ni siquiera era consciente ahora mismo de que la llave que siempre custodiaba, ahora estaba en la mano de Ace.

- Dime, Law. ¿Cuándo se unirá tu banda a nuestra tripulación? – preguntó Kaido, dando por supuesto que se uniría y sólo debía esperar a que toda su banda volviera junto al capitán.

- ¿Unirme? – preguntó con cierta sonrisa incrédula -. ¿Quién te ha dicho que voy a unirme?

Todas las miradas se posaron en Ace, incluida la de Law. Al ver los ojos de sorpresa del capitán, Kaido sonrió dándose cuenta de que era todo cierto, Ace no le había contado nada todavía.

- ¿Ace no te lo ha dicho? Vaya, déjame aclararte el asunto. La tripulación de Ace se unirá a nosotros y le pedí que te reclutase.

- ¿Estáis de broma? – preguntó con un claro tono de malestar, todavía mirando a un cabizbajo Ace.

- Además... ahora que Ace ha aceptado por fin ser capitán de su tripulación y ocupar el puesto de Barbablanca...

- ¿Qué? – interrumpió Law.

- Puedo explicarte eso – intentó suavizar Ace.

Law suspiró en un intento frustrado por calmarse. Era imposible relajarse en esa situación. Ace nunca le contaba las cosas.

- ¿Podemos hablar en privado? – preguntó Law, lo que sorprendió a todos – ¡Ahora!

Al ver cómo Law se levantaba con claro enojo, Kaido le indicó con la mano la sala contigua donde podrían debatir el tema sin interrupciones. Ace se levantó tras su compañero y le siguió hacia la sala, ocultando la llave de los calabozos en el bolsillo de su pantalón.

La puerta se cerró de un portazo, lo que hizo sonreír aún más a Kaido. Se notaba que Law no estaba nada contento con esas decisiones unilaterales que Ace estaba adoptando y a él le encantaba crear malestar entre los piratas, era la forma de sacar ventaja. Los gritos comenzaron a escucharse en el salón principal.

- ¿Estás mal de la cabeza? ¿Cuándo pensabas contarme que habías aceptado ser capitán de tu barco? ¿El puesto de Barbablanca? ¿Dónde deja esto a nuestra alianza?

- Nuestra alianza está intacta – gritó Ace – por ahora.

- ¡Ohhhh! ¡Por ahora! Eso suena a que te largarás por tus propios intereses en cualquier momento y me dejarás en la estacada.

- ¡Discúlpame, el señor que se larga siempre y me deja tirado! ¡Yo esperé meses mientras te dedicabas a cazar piratas para convertirte en Shichibukai! Así que no me vengas con estas ahora, Law. Es mi familia y me necesitan.

- ¡Eres un maldito egoísta! – se quejó Law.

Un estruendoso ruido, como si hubieran roto algún mueble, sonó al otro lado, consiguiendo que todos se alarmasen y Marco mirase preocupado hacia la puerta. La gran mano de Kaido tomó la copa de vino y la llevó hasta sus labios. Iba a disfrutar aquella discusión, sin duda alguna.

***

Tal y como Law cerró la puerta de un portazo, sus dedos señalaron la rejilla del techo, iniciando su primera frase. Fingir una discusión para ellos era tarea fácil. Siempre tenían demasiados asuntos por los que podían hacerlo, aunque rara vez lo hacían en realidad. Solían hablar las cosas de forma calmada y solucionarlas, una a una, pero hoy, era mejor montar un espectáculo.

- ¿Estás mal de la cabeza? ¿Cuándo pensabas contarme que habías aceptado ser capitán de tu barco? ¿El puesto de Barbablanca? ¿Dónde deja esto a nuestra alianza?

Ace enseñó la llave en su bolsillo antes de que Law hiciera un par de gestos con sus tatuadas manos. Necesitaba ruido, porque activar la room allí para arrancar la rejilla, haría que todos se dieran cuenta de que algo tramaban. Tenía que camuflar ese ruido.

- Nuestra alianza está intacta – gritó Ace – por ahora.

Con la mirada, buscó algo que pudiera hacer el suficiente ruido para camuflar una rejilla siendo arrancada del techo.

- ¡Ohhhh! ¡Por ahora! Eso suena a que te largarás por tus propios intereses en cualquier momento y me dejarás en la estacada.

Ante los ojos del menor, apareció aquella mesa llena de trastos. Había copas metálicas y entonces, supo que podría utilizar la mesa para hacer el ruido suficiente. Ace señaló hacia la mesa y la tomó de uno de los extremos para lanzarla al suelo cuando Law diera la señal.

- ¡Discúlpame, el señor que se larga siempre y me deja tirado! ¡Yo esperé meses mientras te dedicabas a cazar piratas para convertirte en Shichibukai! Así que no me vengas con estas ahora Law. Es mi familia y me necesitan.

- ¡Eres un maldito egoísta! – se quejó Law, dando una cuenta atrás desde tres con sus dedos, para indicarle a Ace cuando lanzar la mesa.

¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! Y lanzó la mesa hacia el suelo para que las copas metálicas y el golpe de la robusta madera cubrieran el ruido de cómo Law intercambiaba la rejilla, cayendo ésta al suelo al instante y produciendo un gran agujero en el techo. Ace ni siquiera se había dado cuenta de los respiraderos hasta que Law llegó y le explicó su plan. Esos respiraderos conectaban toda la cueva, incluidas las mazmorras.

Con la palma abierta, Law le indicó a Ace que se acercase a él. Unió ambas manos con la palma hacia arriba, para crear un peldaño y poder elevar a Ace hasta el agujero. La bota de Ace se colocó sobre sus manos y apoyó las manos en los hombros para poder estabilizarse antes de estirarse y saltar al agujero del techo.

- Quince minutos, puede que veinte – le susurró Law – creo que es el tiempo que puedo darte.

- ¡¿Yo soy el egoísta?! – gritó Ace desde el agujero del techo – ¡mira quién fue a hablar! Tú, que persigues tus propios planes sin pensar en quién dejas atrás.

Con la mano, Law le indicó que se marchase ahora en ese instante. Algo se le ocurriría para mantener la conversación sin tener su voz allí. ¿Montarles una escena de sexo serviría? Podría lanzar algunos muebles al suelo, o gritar algún gemido o palabra obscena, seguramente les mantendría a todos ocupados y nadie querría abrir la puerta para ver qué ocurría. Deberían esperar.

El respiradero era estrecho, así que a rastras, empezó a moverse en busca de los calabozos. Habría sido mucho mejor que Law hubiera llevado a cabo esa misión. Él era más rápido y podría usar su reemplazo por otra cosa para salir antes, pero... era cierto que si algo ocurría con Kaido, él era mucho mejor para mantenerle ocupado. Pelear a distancia era mejor que encender su fuego y tener que darle de puñetazos. ¡No podía discutir la lógica de Law! Su habilidad era más propicia para mantenerle distraído.

El tema estaría en cómo sacar al final al resto de los comandantes. Cuatro en total estaban allí, cinco incluyendo que debía volver a por Law. El plan era sacar primero a los prisioneros puesto que eran los más vulnerables y mientras el resto de sus comandantes se ocupaban de escoltarles hasta el Moby Dick, el resto iban a mantener a Kaido y a sus hombres ocupados y distraídos.

Tras unos minutos de arrastrarse por ese compartimento estrecho y asqueroso, finalmente pudo ver la rejilla del calabozo. Allí no habría mucho problema de escuchar la rejilla caer, un guardia es lo único que había en el pasillo.

- ¡Chssss! – escuchó Oars, una leve llamada que le hizo mirar a todos lados. No veía a nadie, hasta que Kid, en la celda contigua, observó la rejilla superior y sonrió.

Captó la atención de Oars, indicándole con la mano que estaba arriba. Al ver cómo Ace les indicaba que se ocupasen del guardia del pasillo, Oars empezó a gritar para quejarse de algo y que así se aproximase.

Iba a derretir el metal, pero eso desde luego, le llevaría tiempo. Necesitaba alcanzar unas temperaturas demasiado altas para fundir algo así. Sin embargo, en cuanto el guardia llegó enfadado para que se callase, Oars pasó los brazos a través de la reja partiéndole el cuello y Kid, en una ayuda inesperada, consiguió que la rejilla de metal fuera atraída hacia él.

***

¡Ruidos y más ruidos! Muebles cayendo, golpes contra la pared. No estaban seguros si estaban peleándose o estaban ocupados de otra manera, hasta que los gemidos de Law se hicieron audibles tras escuchar algunas frases perturbadoras como "dame más", "voy a metértela hasta el fondo" y cosas semejantes que hicieron que Marco escupiera parte del vino que bebía en ese instante.

Kaido miró sorprendido hacia la puerta donde se escuchaban los ruidos. Su copa reposaba en la mano, pero ya no la movía, estaba completamente paralizado ante lo que escuchaban sus oídos.

- ¿Eso es normal? – preguntó extrañado.

- ¡! – exclamaron todos los comandantes al unísono antes de resoplar.

- Las discusiones entre ellos suelen acabar en sexo – afirmó Marco.

Kaido chasqueó los dedos como si mandase a alguno de sus hombres a interrumpirles. Él quería terminar pronto la negociación, no estar allí escuchando cómo un par de adolescentes se lo montaban tras la puerta del comedor.

- Yo no haría eso. Law tiene muy mal genio cuando le interrumpen – comentó Marco – con su habilidad, podría matar a cualquiera que abra esa puerta en cuestión de segundos. Lo más razonable es esperar a que terminen, se lo aseguro. Además, usted quería que Ace convenciera a Law. ¿No? Digamos que está poniendo en práctica su "don de gentes".

Con aquella frase, Kaido echó atrás la orden de interrumpirles, decidido entonces a darles unos minutos para que acabasen ese encuentro y poder continuar con sus planes.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro