Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 35: Reencuentro.

Una hora había transcurrido desde que su tripulación llegó al muelle de la guarida de Kaido. Él debía prepararse también para la batalla, debería distraer lo suficiente a Kaido para que pudieran sacar al resto de las celdas, sin embargo, le preocupaba el hecho de no conseguir salir de la guarida. Ese hombre hundiría todo barco antes que dejarles escapar.

El ruido de alguien jugando con la manivela de la puerta le hizo alarmarse. Parecían estar forzando la cerradura. ¿Podría ser que nadie supiera que él estaba dentro? ¿O podría ser que lo supieran pero intentaban asesinarle? Ninguna de las dos opciones le gustaba, por eso mismo, se levantó con rapidez del suelo pese a las lágrimas que aún recorrían sus mejillas y abrió la puerta de golpe.

¡Un samurai! Con la cabeza cubierta por un casco de bambú que apenas le permitía ver nada. Su kimono negro tenía unos extraños estampados de oso polar blanco con nubes que le hizo a Ace creer reconocer a la persona frente a sus ojos. Aun así, miró la katana enganchada en su cinturón. ¡Demasiado grande! No era una simple katana, sino una nodachi con la funda negra y cruces grabadas.

- ¡La...! – intentó pronunciar cuando la mano del individuo cubrió su boca, empujándole hacia el interior de la habitación y cerrando la puerta tras él.

Su espalda chocó contra una de las paredes en el mismo instante en que el samurai se quitaba el casco, dejando ver el rostro sonriente de Law por haberle encontrado. Sin embargo, pronto la sonrisa se borró de su rostro al ver las mejillas de Ace. ¡Estaba llorando! Y era algo que jamás había presenciado en él excepto por la muerte de Barbablanca. Ace siempre sonreía y no soportaba verle de esa forma.

- Ey – susurró, limpiando las lágrimas del menor con sus pulgares -. ¿Estás bien? ¿Te han hecho algo?

Ace negó con la cabeza. Ni siquiera era capaz de pronunciar palabra. No esperaba ver a Law allí pero era tan cabezón como él. ¡Siempre acababa encontrándole!

Un segundo se quedó estático Ace. No podía creer lo que sus ojos veían, pero realmente estaba allí. Llevó sus manos hacia el rostro de Law, acariciándole con suavidad para hacerse a la idea que no era una ilusión. Ese loco había entrado en territorio enemigo disfrazado para buscarle. Si Kaido se enteraba que Law estaba allí, lo mataría sin dudarlo. Él había frustrado sus planes y derrotado a Doflamingo. Kaido le odiaba como a nadie.

Sus manos bajaron hasta la nuca del moreno y entonces, lo aprisionó con cierta fuerza, impulsando su rostro hacia el de Law para besarle con pasión. ¡Lo deseaba! Hacía demasiado tiempo que no había estado con él y ya no aguantaba más. Todos esos meses donde se marchó para convertirse en Shichibukai, el problema con Caesar, con Doflamingo, fingiendo que no tenían nada cuando en realidad se moría de ganas por volver a su lado. Verle todos los días y no poder tocarle... fue un infierno en vida.

Law no se quedó atrás al ver lo necesitado que parecía estar su chico. No negaba que él se encontraba en la misma situación. Quería sacarle de ese lío, pero tenerle de esa manera a solas, ocultos de las miradas de todos, besándole con pasión, hizo que cayese en su embrujo una vez más. ¿Cómo negar los impulsos teniéndole así? ¡Era imposible!

Las hábiles manos de Ace soltaron la nodachi, cayendo sobre la alfombra con un pequeño ruido. ¡Estaba desesperado! ¡Ambos lo estaban! Ace se dio cuenta de que no era sólo él cuando fue empotrado contra la pared con cierta violencia, siendo sus muñecas retenidas a ambos lados contra la pared. No pensaba quejarse de aquel impulso por parte de Law, pero tampoco habría podido hacerlo con sus pasionales besos que apenas le daban tiempo ni a respirar.

¿Sería la última vez que podría estar así con Law? Fue la pregunta que invadió su mente. Ahora era capitán y Law tarde o temprano... se marcharía con los suyos. Puede que fueran aliados en algunos momentos, pero jamás iban a poder estar juntos si seguían siendo capitanes de tripulaciones distintas. ¡No quería contárselo ahora que había aceptado! No soportaría el hecho de separarle ahora mismo cuando lo deseaba tanto.

Una lágrima resbaló por sus mejillas una vez más, lo que hizo que Law frenase el beso al instante. ¡Algo ocurría! Algo que Ace no contaba y que llevaba por dentro, consumiéndole lentamente.

- ¿Qué ocurre? – preguntó con suma preocupación, soltando sus muñecas y viendo cómo Ace miraba a otro lado.

- No es nada, sólo... que te echaba demasiado en falta.

- Voy a sacarte de este lío. Confías en mí, ¿no?

- Claro que confío en ti pero...

¡No era el lío de Kaido solamente lo que le preocupaba! Law creía que era sólo eso y se equivocaba. Pensaba más allá. ¿Qué ocurriría a partir de ahora? Veía muchas opciones. Podían morir todos allí bajo el ejército de Kaido, podían salir vivos por alguna clase de milagro y entonces... tendría que separarse de Law para ir con su tripulación y tomar el mando del Moby Dick, podría ser que sólo algunos murieran y otros sobrevivieran, lo que mermaría su tripulación y posiblemente la de sus aliados, sumiéndolos en una intensa tristeza como la que ya vivieron con Barbablanca. Podría... perder a Law en esa batalla, podría morir él...

- ¿Por qué no me contaste lo de Oars? – preguntó Law, aunque su tono de voz era más un susurro casi cariñoso en un intento por comprenderle que una reprimenda.

- No tuve tiempo. Estábamos liados con lo de Doflamingo y su batalla... cuando acabamos quedamos todos muy heridos y conseguí que Bartolomeo os sacase de allí, no tuve opción a contarte nada y... lamento no contarte demasiado de mi vida, Law, pero...

- ¿A qué viene eso?

- A que tampoco te conté mis orígenes nunca, te tuviste que enterar porque un maldito marine lo gritó desde una plataforma de ejecución y... a veces pienso que si te hubiera contado desde el inicio que yo era... que mi sangre...

- Me da igual tu sangre, Ace, lo sabes bien. Fue una sorpresa enterarme que eras el hijo de Roger de aquella forma, sí, no lo negaré. Quizá me habría gustado que tú mismo me lo revelases, pero entiendo que no lo hicieras. No estoy ofendido por eso ni nada así, ni siquiera lo sabían los de tu tripulación. Mantuviste el secreto y no voy a juzgar el motivo por el que lo hiciste, seguramente creíste que era lo mejor. Ace, mírame – susurró, llevando con delicadeza sus dedos hacia la mejilla del menor para conseguir captar su atención. Ace le miró fijamente – quiero estar contigo, aquí y ahora. Me importas y no voy a dejarte solo ahora. Arreglaremos este problema y te ayudaré a liberar a Oars. Sé que es importante para ti, y lo que es importante para ti, lo es para mí también. Tenemos una alianza, Ace, tú me ayudabas con Doflamingo y yo contra Barbanegra, así que hasta conseguir tu objetivo, estaré aquí.

- A menudo pienso que no te merezco.

- Bueno... yo me pregunto todos los días el motivo por el que te fijaste en mí.

- Yo tampoco lo sé. Cuando me di cuenta, estaba enamorado de ti – sonrió ligeramente Ace pese a las lágrimas que aún derramaban sus ojos – quiero estar contigo, me muero por estar contigo. Llevo deseando esto desde el primer día que te vi en Punk Hazard pero... no podía acercarme de esta manera a ti sin levantar sospechas de lo nuestro, sin alertar a todos nuestros enemigos de lo que se supone que tenemos.

- Ahora podemos – intentó calmarle Law con una de sus sonrisas más características – estamos tú y yo solos aquí. Nadie sabrá esto, aunque... bueno, tu hermano creo que ya sabe lo nuestro y tu tripulación... es casi un secreto a voces ahora mismo – se quejó un poco por las circunstancias, lo que hizo sonreír a Ace con total sinceridad.

- Me alegra saber que no tengo que esconderme más para poder besarte – se sinceró.

El segundo impulso vino por parte de Ace, lanzándose sobre Law con tal fuerza, que ambos cayeron al suelo al perder el equilibrio.

Tumbados sobre la alfombra, los ojos de Ace se fijaron unos segundos en la mirada tierna que rara vez se presenciaba en Law. Poca gente habría visto algo así, pero él era afortunado. Unos segundos se había quedado embelesado encima de Law, sin embargo, pronto acortó la distancia hasta volver a unir sus labios, siendo esta vez mucho más impaciente que momentos antes.

Law incorporó el torso, dejando de esa manera a Ace sentado sobre sus muslos a la vez que sus manos desanudaban el cinturón del pantalón de su compañero con rapidez. No era el único con aquellos torpes y agitados movimientos, el mismo Ace luchaba por quitarle la parte de arriba del kimono, dejando esa parte colgando y permitiéndole ver sus tatuajes y cicatrices.

Con las rodillas apoyadas sobre la alfombra, levantaba las piernas para poder quitarse el pantalón. ¡Tarea difícil donde estaban ambos enfrascados! Sin ser siquiera capaces de alejar sus labios ni un milímetro.

Ace abrió el kimono de Law por la parte inferior, colando sus manos y llevándolas a la entrepierna. Entre fogosos besos, la respiración de Law se aceleró un segundo, creando un leve gemido que se detuvo el ritmo del beso antes de que curvase sus labios en una sonrisa. Ace sonrió también. ¡Un segundo! Es el tiempo que estuvieron separados. Los dedos de Law se posaron con rapidez sobre la nuca de Ace, atrayéndole una vez más hacia sus labios mientras acariciaba su mejilla con el pulgar.

No podía negar lo que sentían el uno por el otro, ni querían perder más tiempo del poco que tenían. A la hora de comer, Ace tendría que volver a esa mesa con Kaido y dar una respuesta. Los problemas iban a comenzar y, sin embargo, en lo único en lo que ambos pensaban era en estar juntos una vez más, antes de que todo pudiera empeorar, antes de que todo estallase a su alrededor.

- Tienes que saber demasiadas cosas – susurró Ace.

- ¡Shhh! – mandó hacer el silencio de nuevo, separándose de él para rozar con la yema de los dedos los húmedos labios del menor – no necesito que me cuentes nada. Lo único que quiero ahora mismo, es estar contigo de nuevo. Nada más.

- No quiero verte morir.

- No puedo prometerte nada, pero... no es mi intención, Ace. Pero ahora mismo, sólo me importas tú. No quiero volver a verte llorar, nunca.

- Sabes que generalmente...

- Ya, casi nunca lloras, al menos frente a otros. Ace, te conozco bien y me enloquecen tus sonrisas de niño bueno, de chico inocente, pero no soporto cuando derramas lágrimas. Ni por mí ni por nadie. Haré todo lo que esté en mi mano para no volver a verte llorar.

- Hay demasiadas cosas que debes saber – susurró en un estremecedor roce de sus labios.

Los dos mantenían sus párpados cerrados, dejándose llevar por el aroma del otro, por ese efímero contacto que pronto pasaría a ser mayor. Los latidos se desbocaban a cada palabra, a cada suspiro, a cada gemido que dejaban escapar.

Law llevó su mano hacia la de Ace, colocándola sobre la suya y apretando ligeramente. Todavía sostenía entre el miembro de Law entre sus dedos. Sentía cómo crecía y endurecía lentamente ante sus caricias. Sólo por ese roce, Ace ya se estaba excitando, pensando en lo que vendría a continuación.

Sus movimientos pronto se hicieron violentos nuevamente. Movió su mano con mayor intensidad frente a los fogosos besos que ambos continuaron. Ninguno pensaba detenerse a partir de ahora.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro