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Capítulo 27: El cielo y la tierra tiemblan.

Todo se estaba desmadrando demasiado. Allí estaba él con Franky, viendo cómo Luffy entraba a una competición que seguramente Doflamingo tenía prevista para él, para alejarle de Law, para impedir que pudiera ayudarle. ¿Estaba siendo mal hermano al permitir que Luffy participase en ese torneo en su lugar? En parte, sentía que estaba siguiendo a medias los planes de Doflamingo. Estaba claro que quería que él participase, de ahí que utilizase algo tan rastrero para atraerle como la localización de uno de sus mejores amigos, un compañero suyo.

Todo ese rato, Ace mantuvo el silencio, mirando el soleado cielo. Estaba preocupado por Law y habría corrido a esa maldita isla a buscarle pero... no podía hacerlo. Había prometido encontrar esa fábrica como fuera. Su hermano, sin embargo, parecía mucho más tranquilo. Sonreía y estaba entusiasmado con entrar al coliseo a pelearse contra los mejores. Aun así... y pese lo que más le interesaba a Ace era la ubicación de Oars, no negaba que el premio de la "Yuki Yuki" era suculento. Una fruta tipo logia de nieve.

Muchos piratas iban a pegarse por ella y eso hacía que se preocupase por su hermano. ¡Todo se complicaba! Estaba preocupado por Oars, preocupado por Law, preocupado por Luffy... y sentía que todo se escapaba de su control. Quizá si Law estuviera allí sabría manejar la situación, volver a encarrilar todo, pero a él no se le ocurría nada.

Fue cuando Luffy entró, que Franky y él escucharon a un soldadito de juguete hablando sobre Doflamingo y el coliseo. Por la curiosidad, Ace decidió preguntar por la fábrica de Smile. Era un rebelde que se enfrentaba a los hombres de Doflamingo y al resto del pueblo, él era posible que supiera algo o al menos... tenían opciones de obtener un aliado que conocía el terreno y la historia de esa isla.

***

¡No habría negociación! Doflamingo no tenía y nunca tuvo la intención de negociar con él. Era lo que Law pensaba, pero ya estaba llegando y no podía marcharse. ¡Ya no tenía tiempo! Debía pensar algún plan y ganar tiempo para que el equipo que buscaba la fábrica la encontrase. Aunque él muriese allí, si conseguían destruir la fábrica, el Emperador Kaido asesinaría sin duda alguna a Doflamingo. Su venganza estaría completa pese a su muerte. No iba a fallar en ello.

- L-La... marina – gritó Caesar al ver aparecer en la playa a un almirante seguido de su séquito.

- Eres Trafalgar Law-San, ¿verdad?

La profunda voz de Fujitora sonó en la playa, alarmando un poco a Law. No le conocía demasiado bien y tan sólo había escuchado ciertos rumores sobre él, pero no eran precisamente alentadores.

- El nuevo almirante Fujitora, ¿no? – Law elevó la vista ante una sombra que apareció en el suelo, Doflamingo llegaba en ese momento a la playa –. Aquí está – susurró al verle.

- ¡Jokeeeeerrrr! – exclamó Caesar entusiasmado al verle aparecer. Él sería su salvación o eso tenía en mente el científico.

La risa de Doflamingo surgió al mismo tiempo que las campanas de la ciudad sonaban dando las tres en punto. No era coincidencia, sino la hora acordada para el pacto que habían hecho y que ahora, Law tenía intención de romper al sentirse engañado por ese tipo.

- Oye, Law... la has liado bien gorda – rió Doflamingo frente a él – nunca pensé que atraerías a un almirante de la Marina. Puesto que ya no soy Shichibukai... tiemblo de miedo.

Un chasquido de labios dio a entender a todos los presentes que Law estaba realmente molesto con aquellas palabras, pero su queja no se hizo esperar.

- Mentiroso – le gritó Law con furia en su mirada.

Ese día, la novedad fue el extra del periódico. Nadie se imaginaba que algo así pudiera ocurrir, pero en él, se desmentía completamente que Doflamingo hubiera renunciado a ser un Shichibukai, comentando que había sido un error la noticia anterior. Todo un plan bien urdido que ni Law pudo imaginarse. ¿Quién tenía tanto poder como para modificar o conseguir sacar un extra rectificando una noticia que esa misma mañana había sido publicada? Ni siquiera un Shichibukai debería poder hacer algo así. Su influencia no era tan amplia.

- Respóndeme, Doflamingo – le gritó Law con enfado - ¿de verdad has usado el poder del gobierno mundial y engañado a todo el mundo sólo para tendernos una trampa?

La risa de Doflamingo le hizo entender a Law, que era una respuesta afirmativa.

- Los trucos de magia más espectaculares suelen ser los más simples... Law. "Es imposible que haga semejante locura", la gente tiene sus propias ideas y suposiciones, por lo que están ciegos a la verdad.

- Es imposible que hagas algo así, por muchas argucias que hayas maquinado. Eres un pirata, incluso con el título de Shichibukai o Rey de Dressrosa, no tienes ni por asomo el poder suficiente para engañar al mundo entero. Los únicos capaces de tal cosa son... los Tenryuubitos.

- Sólo tenía un objetivo, Law – sonrió Doflamingo – Mi único deseo... era matarte.

Un tenso momento de silencio se produjo. Fujitora miraba a ambos Shichibukai frente a él mientras ambos piratas... se miraban el uno al otro. Tan sólo ese tenso ambiente fue roto por un grito desesperado de Caesar.

- ¡Joker! Date prisa y acaba con... - Law agarró la túnica de Caesar evitando que se moviera o pudiera salir corriendo hacia su jefe.

- No te pienso entregar a este tipo, porque no has cumplido con lo prometido. Doflamingo... ya no hay trato – gritó Law para que le escuchase alto y claro.

- ¿Qué leches dices? Después de haber llegado tan lejos – se quejó Caesar al escuchar las palabras de su opresor.

- ¿Es esa la forma de hablarle a tu jefe tras una década de silencio? – se rió Doflamingo, dirigiéndose claramente a Law – déjalo aquí, Law, Caesar es mi querido subordinado.

La voz de los marines no era audible para aquellos dos piratas, sin embargo, uno de sus hombres, informaba al almirante Fujitora, que quien estaba junto a Law era Caesar, el científico que había creado una masacre en la isla de Punk Hazard. Sin embargo, como subordinado de Doflamingo y siendo éste un Shichibukai, a Caesar le esperaba un indulto también.

- ¿Eres ese almirante elegido durante el reclutamiento mundial, Fujitora? – preguntó Doflamingo hacia el almirante ciego -. He oído rumores sobre ti, dicen que eres un verdadero monstruo.

- Agradezco el cumplido – fueron las únicas palabras de Fujitora.

- No te hagas el tonto – sonrió Doflamingo.

- Quizá es porque soy recién llegado, pero tus actos me tienen confundido. No me he enterado de todo, pero al parecer, has roto algunas normas como Shichibukai. Te llaman Joker.

- Si quieres acusarme de algo, tendrás que reunir pruebas concisas – sonrió Doflamingo -. ¿Y bien? ¿Cómo vas a proceder con Law?

Automáticamente, los ojos de Law se fijaron en la figura de Fujitora. El almirante ciego se mantuvo paciente y respetuoso, pensando una decisión.

- En el caso de los piratas en busca y captura, los Sombrero de paja y el comandante de la segunda tripulación de Barbablanca, Portgas D.Ace, si las historias son ciertas y habéis formado una alianza, entrarás en la lista negra – aclaró hacia Law – pero si los has convertido en tus subordinados, tendrás carta blanca. Tal vez no os arrestemos a ti, a los Sombrero de paja y a Ace... dependiendo de tu respuesta.

- ¿Qué clase de investigación es ésa? – preguntó Caesar, frustrado al ver que Law simplemente... podría contestar que eran sus subordinados y todo quedaría en orden – sólo tiene que mentir y será libre.

Para Law... todo su plan se había derrumbado completamente. Ahora él era el objetivo principal y acabaría arrastrando a Ace y a la tripulación de su hermano. El problema era que llevar la situación a la ciudad habría empeorado aún más las cosas. Tenía que ganar tiempo para que Ace encontrase esa fábrica a como diera lugar.

- Ace jamás será mi subordinado, él es el comandante de la segunda división de Barbablanca – gritó Law –. He formado una alianza con él y con la tripulación de Sombrero de paja.

- Qué tío tan raro – rió Doflamingo al ver que Law prefería no mentir.

- En ese caso, te despojamos de tu título de Shichibukai y espero que sea lo único que deba reportar hoy.

Fujitora desenvainó su espada y una onda surcó los vientos, elevándose al cielo a gran velocidad y a los pocos segundos, un inmenso meteorito caía hacia la isla.

- No me jodas – expresó Law con los ojos abiertos a más no poder – es un meteorito.

- No puede ser – dijo Caesar asustado.

- No se corta ni un pelo – se quejó Doflamingo al ver aquello.

Los marines salieron corriendo al verlo, al igual que Caesar. Todos intentando poner distancia con la playa y esos tres monstruos que iban a iniciar su enfrentamiento. Nadie quería estar allí en medio cuando todo estallase.

- Room – se escuchó la voz de Law, creando una burbuja a su alrededor y desenvainando la nodachi para cortar el meteorito que iba hacia él.

Fujitora también empezó a cortar con su habilidad y Doflamingo no se quedó atrás, desplegando sus hilos para hacer añicos la parte que iba a por él. Un alarde de tres habilidades muy diferentes que tenían la misma intención, salvarse de aquel meteorito. Un agujero enorme se formó y dentro de él, tres pilares se mantenían intactos, cada uno de ellos a los pies de los tres individuos que habían conseguido salvarse del ataque.

Law y Fujitora envainaron las espadas, escuchando cómo un marine gritaba: "sólo queda el suelo bajo sus pies".

- ¿Cómo te ha entrenado el almirante de la flota, perro callejero? – le preguntó Doflamingo enfadado. Él debía ser intocable, un Shichibukai, pero había osado atacar a ambos.

- Aunque no puedas ver, esto es una completa locura – le aclaró Law a Fujitora.

- Bueno... gracias – fueron sus palabras – sólo estaba probando tu fuerza, Law, ahora te arrestaré. ¿Lo entiendes, Law?

- Si crees que voy a dejarte escapar, estás soñando – dijo Doflamingo hacia Law.

***

- ¿Qué ocurre, Ace? – preguntó Franky, quien seguía al soldado hacia su "base secreta" junto al comandante de la segunda división. Sin embargo, Ace había frenado en seco y miraba hacia atrás.

- No... no es nada – susurró pese a haber sentido esa vibración. Él era propenso a sentir las llamas, eran su habilidad y el calor que venía de aquella zona junto a las vibraciones, le habían hecho preocuparse más por Law. Era su dirección – encontremos esa fábrica cuanto antes.

- Claro.

Saber que ese juguete estaba planeando una revolución contra el reinado de Doflamingo era algo que Ace tenía muy en cuenta y que sabía que podría utilizar. No le habían dejado demasiado margen, así que prefirió seguirle, escuchar su historia y ver si sus aliados conocían el paradero de la dichosa fábrica. Era lo único que podía hacer ahora mismo para ayudar a Law. Doflamingo era un terrible adversario, necesitarían todo el apoyo posible para derrotarle.

Se sorprendió al llegar a la base y encontrarse a Zoro junto a los otros dos que se suponían... habían ido con Law a la isla, Robin y Ussop. Negaría si dijera que no estaba más preocupado aún, Law estaba allí solo. Al ver la reacción de Ace, Robin se alejó del resto de los presentes para acercarse a él en un intento de calmarle.

- Ace, seguro que Law está bien.

- Supongo – dijo nada convencido.

- ¿No confías en él?

- Claro que confío en él, tanto como para seguir su plan, pero... sé que no tiene intención de regresar con vida.

- ¿A qué te refieres?

- A que su venganza siempre será más importante, hará lo que sea con tal de ver a Doflamingo muerto y le da igual lo que le ocurra a él. Es un idiota.

- ¿Su venganza? No sabía nada sobre una venganza.

- Law es así, se guarda las cosas para sí mismo. Doflamingo es quien mató a una persona muy querida para él. Law no parará hasta verle muerto. Eso te lo garantizo.

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