Capítulo 22: Punk Hazard
Aviso: A partir de este capítulo habrá spoilers de la serie, salvo con la direfenrecia de que Ace estará vivo. Vamos hacia la Saga Dressrosa. Un saludo y disfrutad.
Capítulo 22: Punk Hazard
Todos los marines estaban frente a la gran puerta intentando derribarla. Punk Hazard debía ser una isla desierta, en cambio, allí estaban todos esperando que alguien abriera la puerta del edificio, movidos por los rumores de que "la banda de sombrero de paja" estaba allí.
Para sorpresa de Smoker y el resto de los marines que iban con él, la puerta empezó a abrirse ante sus ojos cuando se disponían a derribarla. Era insólito que alguien pudiera estar en una isla que consideraban clausurada, desierta y contaminada, pero frente a ellos, un shichibukai apareció, apoyando su hombro contra el marco de la puerta y cruzando su pierna derecha sobra la izquierda. La nodachi en su mano y el largo abrigo negro hizo que todos se asustasen excepto Smoker.
- Shichi... - rumoreaban entre temblores los marines al reconocer al hombre frente a ellos – es un shichi...
Smoker se centró en su sombrero, típico de los hombres del norte, en la nodachi y en los tatuajes de sus manos. Era simplemente increíble que un shichibukai estuviera allí en esa isla. Ese hombre debería estar en cualquier otro lado.
- Trafalgar Law – Smoker pronunció el nombre al reconocerle claramente -. ¿Qué estás haciendo aquí?
- Es mi residencia de verano – sonrió el moreno, con el gorro todavía agachado ocultando sus ojos.
Lentamente, elevó la cabeza para mirar a Smoker frente a él. No buscaba un enfrentamiento y estaba convencido de que el almirante tampoco. Siendo shichibukai estaba protegido mientras no hiciera algo en contra de su reglamento. Aunque siendo sincero... ya tenía lo que andaba buscando. Esos últimos meses se dedicó a buscar la información que deseaba y ahora, por fin podía realizar sus planes.
- Queremos entrar Law – comentó Smoker – estamos buscando a la banda de sombrero de paja.
- Aquí no hay nadie – dijo sin moverse de la puerta – estoy yo solo.
- No me creo ni una palabra – sonrió Smoker -. ¿Qué haría un shichibukai en una isla prohibida? No deberías estar aquí.
- Tampoco tú – sonrió Law, devolviéndole la excusa – como te he dicho, es mi residencia de verano.
Los dos miraron con incredulidad la cantidad de nieve a su alrededor y el frío que hacía. "Residencia de verano", era casi una maldita broma. La sonrisa arrogante de Law no desaparecería, todos los allí presentes lo sabían. Les impediría pasar.
Tensos segundos de silencio, ambos intercambiando miradas sin saber muy bien qué paso iban a dar a partir de entonces. Debían ir con pies de plomo, hasta que finalmente, un grito hizo que Law echase una mirada de reojo atrás. Su boca se abrió ante el asombro de ver a la banda de "Sombrero de paja" saliendo del pasillo del que él venía con una panda de niños gigantes, llegando a la salida.
Su primer gesto... Nami tiritando de frío y quejándose de la nieve mientras el cocinero le pasaba su chaqueta para que se tapase, el segundo gesto... todos alarmados al ver a los marines frente a ellos y por último, su giro hacia él, que mantenía su semblante lo más serio posible pese a aquella locura, viendo cómo metían la pata ante su excusa de que estaba allí solo.
- ¡MARINES! – gritó uno de los Mugiwaras.
- ¡SHICHIBUKAI! – gritó otro, todos mirando de un lado al otro y echando a correr nuevamente al interior del edificio.
- ¡Volvamos dentro! Este tipo es peligro – gritó Nami al verle, lo que hizo que Law volviera a abrir los ojos estupefacto, pero sin tratar de impedirles nada.
- ¡Joder! – agachó Law la visera de su gorra con un par de dedos, frustrado por aquella situación. ¡Sus planes nunca podrían salir bien con los Mugiwaras! Ya conocía a Luffy, ¿por qué su banda iba a ser diferente? Ni siquiera sabía que ya estaban allí – "Room: Shambles" – pronunció ambas palabras, la primera para crear la gran cúpula que alcanzó el pasillo de los mugiwaras y la segunda... para intercambiar sus corazones y poner la personalidad de cada uno en el cuerpo de otro.
Al menos se aseguraría que no pudieran escapar. Si querían regresar a sus cuerpos, deberían ir a buscarle. En algún momento se darían cuenta de ese detalle, así que con el tema solucionado y evitando que pudieran escapar de la isla, volvió a mirar a Smoker.
- ¿Así que estabas solo? – preguntó Smoker.
- Lo estaba – susurró Law.
- Déjanos pasar.
Law sonrió antes de apartar su hombro de la pared donde estaba apoyado y erguirse. ¡Eso era una clara negativa!
- Ahora que lo habéis visto, no puedo dejar que os marchéis – sujetó la nodachi de tal forma, que llevó su otra mano a la empuñadura para desenfundar.
El ruido de una pisada hundiéndose en la nieve seguido por otra pisada. ¡Lento! Esa persona caminaba lento y finalmente, cruzó a todos los sorprendidos marines antes de que la suela de su calzado golpease contra el sólido escalón. Tras él, una leve cortina de humo de la nieve que había ido derritiendo a su paso.
Una sonrisa es lo que ambos mostraban en su rostro pese a que la nueva figura, al pasar junto a Law, bajó también su sombrero ocultando sus ojos.
- Creo que se te han escapado unos cuantos.
- ¿Por dónde? – preguntó Ace.
- Por allí – le señaló el largo pasillo -. ¿Le has contado el plan a tu hermano?
- ¿Crees que estarían aquí de haberlo contado? – preguntó con un tono burlón – ya sabes cómo es Luffy y su banda, echan a correr en cuanto huelen aventuras.
- Deberías aprender a controlar a tu hermanito – sonrió Law.
- Voy a buscarles... - se quejó.
¡Seis meses! Es el tiempo que no se habían visto, seis meses en los que Law había estado ocupado fingiendo seguir las normas de los marines, siendo un shichibukai y reuniendo la información que necesitaba. Ni siquiera había podido escribirle a Ace para no levantar su tapadera en esa misión y ahora... estaba allí. Su equipo había hecho un buen trabajo contactando con Ace y él parecía haber seguido el plan. Sin embargo, verle de nuevo tras tanto tiempo, sólo levantaba en él las ansias por volver a tenerle cerca, por abrazarle, por besarle. No podía hacerlo en ese momento, no con todos los marines persiguiendo a la banda de su hermano, él debía quedarse y protegerles, darle tiempo a Ace para que encontrase a esos insensatos y les explicase la situación.
- Acaba rápido y ven a buscarme. ¿Quieres? – sonrió Ace, volviendo a caminar hacia el interior.
Sus pisadas resonaron una vez más, pero Law sólo pudo sonreír al escucharlas, dándose cuenta de que había vuelto con su habilidad a plena potencia. Seis meses eran suficiente para que su cuerpo hubiera eliminado todos los residuos de veneno en su organismo. La "Mera Mera" estaba a pleno rendimiento, su cuerpo y órganos recuperados y, aun así, Law no pudo evitar echar la mirada atrás y observar el tatuaje de Ace destrozado. Su mayor orgullo... ahora sólo era una mancha irreconocible a su espalda.
¡Seis meses! A cada paso que daba Ace, se alejaba más de Law. Siempre era igual con él, sólo unos instantes podían disfrutar el uno del otro para luego... desaparecer durante meses. Le amaba pero era un amor que dolía demasiado. Efímeros momentos juntos es lo que tenía. ¿Cuánto aguantarían en esa situación? Era lo que Ace se preguntaba a cada paso. Parecía que siempre estaban alejándose. Siempre había problemas entre ambos que les impedían estar juntos. Si no eran enemigos en su contra, serían sus propias tripulaciones a las que no podían abandonar y si no... serían sus propios planes de venganza. Al final... ésa era su historia.
Caminó por el pasillo en busca del equipo de su hermano. ¡Todos eran un desmadre en esa banda! Conocía bien a Luffy y sabía a qué atenerse con él. No era de los chicos que escuchasen durante más de cinco minutos una conversación sin dormirse. Estaba claro... que debía ser rápido para exponer los planes, porque si era Law quien intentaba explicarle un plan, Luffy acabaría dormido.
Por los ruidos provenientes de fuera, Ace supo que la pelea de Law había dado inicio. Ahora él debía centrarse en su faena. Encontrar a su hermano, explicarle el plan y capturar a Caesar, ése era su objetivo y debía conseguirlo fuera como fuera.
***
Todos sus planes se frustraban. Ace había tenido que salir del laboratorio puesto que su hermano se encontraba fuera y Law... tras zanjar el asunto con Smoker y cambiar su corazón y personalidad con su teniente, también se había marchado en busca de ese idiota por si Ace necesitaba ayuda para explicarle la situación. Sin embargo y aunque creyó que se tomaría a broma esa alianza, el muy idiota dijo que sí, al instante mientras no fueran a atacar a Shanks.
Le habría gustado decirle cuatro cosas a Luffy, pero la verdad es que se quedó absorto mirando la gran sonrisa de Ace, tan inocente como siempre, siendo imitado por la misma sonrisa de su hermanito. ¡Eran tal para cual! No había solución con ninguno de ellos.
- Vamos a por Kaido – gritó Luffy con todas sus fuerzas al ver a todos reunidos.
- Luffy... sabes que respeto todas las decisiones que tomes como capitán – empezó Robin – pero creo que deberías saber que las alianzas piratas suelen acabar en traición.
- ¿Piensas traicionarme? – miró hacia un serio Law, con la nodachi apoyada sobre su hombro y un Ace que no podía dejar de sonreír al verle sufrir con la actitud de su hermanito.
- ¡No! – fue su respuesta seca, lo que hizo que Luffy sonriera.
- ¿Ves? Todo solucionado – dijo de forma inocente, lo que hizo que todos se sorprendieran por lo ingenuo que llevaba a ser su capitán.
Robin miró hacia Ace esta vez como buscando una mejor explicación a ese hecho. Confiaba en Ace porque sabía que era capaz de cualquier cosa por su hermanito, si él estaba dispuesto a fiarse de esa alianza, entonces ella lo haría.
- Dejaría mi vida en sus manos, créeme... confío plenamente en él – aseguró Ace – por muy serio que pueda pareceros ahora, es de fiar.
- No prometo no matar a tu hermano si me desespera demasiado – susurró Law, pero eso sólo hizo que Ace sonriera con mayor inocencia, lo que creó un sonrojo en Law, quien apartó el rostro para que no le viera de esa forma.
No podía evitar sentirse atraído por Ace y estaba claro que él no se tomaba en serio ninguna de sus amenazas. En el fondo sabía que jamás podría hacerle daño a su hermano, por mucho que le desquiciase a veces.
- Entonces... ¿Vamos a por Caesar o no? – preguntó Ace.
- Yo no entiendo muy bien lo que hay que hacer – se quejó Luffy -. ¿Por qué no lo derrotamos y ya?
La vena de la frente de Law se hinchaba frente a la sonrisa de Ace. Éste posó su mano en el hombro de Law tratando de conseguir que se calmase. Así era Luffy, nunca terminaba de hacerse a las ideas de los demás, él tenía sus propios planes.
- ¿Y si lo derrotamos y ya está? – preguntó inocentemente el menor.
- Luffy, necesitamos secuestrarle – confirmó Ace – es de vital importancia llevárnoslo con vida.
- No entiendo nada... pero vale. Lo atraparé.
- Y recuerda que esto tiene que quedar entre nosotros, nadie puede saber lo que planeamos – le recordó Ace.
- Sí, sí, nadie sabrá que vamos a secuestrarle.
¡Cinco minutos! Eso es lo que duró el secreto. Law miraba la escena atónito, con un Luffy en la entrada del laboratorio, agarrado con Haki al gas de Caesar y gritando: ¡te atrapé, he venido a secuestrarte!
- En serio... ¿Qué le ocurre a tu hermano? ¿Se dio un golpe al nacer? – se quejó Law, tapándose los ojos con la mano.
- Puede que yo le diera más de un golpe cuando era niño – sonrió Ace con inocencia – sólo... hay que quererle como es.
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