No podía creer lo que oía. Maldito Radrick, él había sido el culpable de todo, se merecía morir muy cruelmente.
Y Agust se merecía matarlo de igual forma.
-Entonces no podremos irnos de aquí hasta que él esté muerto -dije en voz alta por lo que Dwight me miró primero a mí y después a su tío.
-¿Crees que eso es lo mejor? -preguntó y August pareció pensárselo por unos momentos.
-A mi parecer sí, creo que debemos esperar a que se ponga en contacto con ella, así será mas sencillo capturarlo y matarlo de una buena vez -contestó y pude ver que ni a Dwight ni a Balthazar les agradaba mucho el plan.
-¡Claro! -exclamó Gregory con entusiasmo-, haremos sufrir a ese jodido puñetero, yo me apunto, tengo varias ideas... Lo primero que podríamos hacerle sería amordazarlo, aunque si yo no fuera vampiro y no supiera nada, daría la idea de mojarlo con agua bendita aunque no sirviera tampoco -habló para sí, pensativo y divertido al mismo tiempo, eso era cierto, el agua bendita llegaba a ser a lo mucho, refrescante para ellos.
-Creo que tú serías el menos indicado para acabar con él -comentó Balthazar al escuchar sus "planes" estúpidos.
-Que lo haga quién sea, el objetivo es que sufra -se excusó Gregory encogiéndose de hombros.
-Yo lo haré, es mi derecho -dijo August-. Scarlette, debes avisarnos en cuánto él se comunique contigo, para citarlo en el lugar adecuado -pidió él dirigiéndose a mí y solo asentí de acuerdo.
-¿Y Rachel? -pregunté con el ceño fruncido.
-Tendrá que esperar unos días -respondió con cautela e hice una mueca.
-Todo estará bien -me susurró Dwight en el oído, lo miré y asentí no muy segura de querer dejar a Rachel en manos de los cazadores por más tiempo.
-También tenemos que vigilar a Honor -anuncié y Gregory puso los ojos en blanco.
-¿Continuas con eso? No se merece protección -dijo él y alcé una ceja.
-¿Qué te pasa Gregory? Mejor no olvides a tu novia, que no la tendrás si no la vigilamos -repliqué con sarcasmo en la palabra "novia", lo que hizo que torciera el gesto.
-Yo no tengo novias, nunca las tendré, soy un alma libre -aseguró.
-Tú ya no tienes alma -le recordó Dwight y Gregory resopló.
-Soy un cuerpo libre, y uno muy sexy -se corrigió adulándose a sí mismo.
-Concéntrate Gregory, esto es un caso serio -lo regañó August-, pero por lo que veo, tú te encargarás de vigilar a Honor -le ordenó.
-Yo no seré la niñera de nadie -se negó.
-Sí, lo harás... -comenzó a decir August.
-Yo lo haré -se ofreció Balthazar callándolo.
-¿Seguro? Porque creo que Gregory se lo ha buscado -dijo August y Balthazar asintió.
-Gracias hermanito -murmuró Gregory.
-Tú mejor ya retírate, no eres de mucha ayuda -le dijo este.
-¿No lo soy? -exclamó indignado-. Con el simple hecho de honrrarles con mí presencia hago suficiente -añadió.
-Basta -cortó August poniendo fin a esa conversación-, Balthazar ve a vigilarla -dijo y con eso Balthazar se fue.
-A ti te veré mañana Gregory, tú y yo tenemos que hablar a solas -advirtió por lo que Gregory lo miró frunciendo el ceño pero entendió el mensaje y salió por la puerta.
-Por fin -murmuré y August me sonrió.
-De acuerdo Scarlette, ya entendiste mi pla. Solo quería decirte que como no iremos a Londres mañana como creíamos, tal vez quieras que llame a mi amigo Oklinazz, podría convencerlo para que venga de inmediato -opinó y lo pensé durante un momento.
-Si puede venir creo que sería lo mejor -dije al fin por lo que él asintió.
-Muy bien, yo te diré lo que me diga, por ahora trataré de llamarlo.
-Se quedará aquí -dijo Dwight sorprendiéndonos a ambos.
-Me iré a mi casa, tengo una. ¿Lo olvidas? -solté molesta.
-Yo solo creo que no es lo más seguro ni conveniente.
-No me pasará nada, lo mejor será que venga mañana -me dirigí hacia August e ignoré a Dwight.
-Como gustes, igual puedes quedarte aquí si lo deseas -ofreció y negué.
-Vendré mañana, me tendrá informada -dije segura y asintió.
-Por supuesto -aseguró.
-Bien, pues gracias por todo August.
-Es un placer, más si terminaré con mi enemigo -murmuró en voz baja antes de que yo saliera con Dwight detrás de mí.
Él no dijo nada en el trayecto de regreso y el silencio de verdad me estaba poniendo incomoda, así que saqué mi teléfono el cual me sorprendió al ver varias llamadas perdidas de Alec, lo había olvidado por completo. Pero lo guardé de nuevo pensando que le hablaría después, ya que no lo haría frente a Dwight.
Cuando llegamos pude ver que la cerradura de la puerta estaba forzada.
Malditos cazadores...
Cuando entré no me sorprendí al encontrarme con un completo desastre. Había vidrios rotos sobre toda la cocina, eso sin contar la comida regada sobre el suelo, la sala de estar estaba casi de la misma forma, al igual que mi habitación y la de Rachel. Saquearon todo.
Parecía que había pasado un tornado, un tornado de cazadores furiosos buscando algo que por supuesto no encontraron.
Alec no se encontraba ahí, debió de haberse ido. Tampoco encontré la nota que me habían dejado.
-¿Aún quieres quedarte? -preguntó Dwight que había estado en silencio mientras revisaba el lugar.
-Mejor iré a un hotel -susurré y él asintió-, solo tomaré algunas cosas antes de irme -añadí.
-Puedo comprarte toda la ropa que quieras -dijo él y negué.
-No hablaba de ropa -dije dirigiéndome al sótano, no me importó que me siguiera y que viera todas las armas que teníamos.
Yo tomé varios cuchillos, estacas, pistolas y unos cuantos arcos.
Él hizo un sonido de sorpresa al llegar y pude ver por el rabillo del ojo como hacía una sonrisa de pesar al ver los colmillos pintados sobre los muñecos para lanzar.
No dije nada y guardé todo en una gran bolsa de lona, salimos de la casa la cual no quería ver más y manejó por un rato hasta detenerse en el Durtinon.
-Si vas a dormir, que sea con estilo -dijo al ver mi expresión escéptica, yo solo bajé mientras él le entregaba la llave del auto a un chico delgaducho y con mucho acné que no dejaba de observarme como idiota, yo le sonreí y me miró sorprendido. Dwight le dio una mirada amenazante que hizo que el chico acné viera nervioso al suelo.
Entramos y caminamos a recepción.
-Habitación para dos -pidió él a la chica detrás del mostrador. Era rubia, había que admitir que tenia buen cuerpo pero su sonrisa embobada al verlo le quitaba mucho atractivo a mi parecer.
-Con camas separadas -añadí, Dwight me miró frunciendo el ceño pero no dijo nada.
Ella hizo lo que le dijo y le entregó una llave, llamó a un botones pero Dwight se negó a que nos acompañara ya que no llevábamos equipaje.
La habitación era por mucho, mejor que en la última que estuvimos. Gigantesca, una enorme televisión pantalla plasma, el baño tenía un jacuzzi y como yo había deseado, dos camas individuales separadas.
Yo ni me molesté en quitarme las botas y me tumbé boca abajo sobre una de estas, estaba exhausta.
-¿Quieres cenar algo? -preguntó él de repente pero yo gemí cansada y negué.
-Ahora el sueño es mayor.
-No te irás a dormir vestida, ¿oh sí? -dijo divertido y con eso me levanté de mala gana. Con los párpados pesados me quité cada bota y lancé mi chaqueta al suelo antes de acostarme de nuevo y cubrirme con la manta.
-Eso no es justo -dijo él mirándome de frente y sentado en su cama.
-¿Qué? -pregunté somnolienta y abrí uno ojo.
-Creí que querrías dormir contigo...
-Pues creiste mal.
-Por favor -suplicó y me giré dándole la espalda.
-No, y es mejor que no sigas molestando si no dormirás en la bañera -advertí pero él estuvo rápidamente frente a mí y le fruncí el ceño.
-Vamos Scar, debes admitir que yo hice que durmieras mejor -dijo presumido y resoplé.
-De hecho, nunca había dormido tan mal -mentí y alzó las cejas.
-No lo creo -habló acercándose pero yo puse una mano en su rostro y lo empujé hacia atrás.
-Dejame dormir en paz -repliqué molesta mientras ignoraba el curioso hormigueo de mi estómago. No quería sentir eso por él, de hecho no quería sentir nada hacia él. Y la verdad, me lo estaba poniendo difícil.
-Eres muy terca. Ambos sabemos que sentimos atracción el uno por el otro. Tú me gustas Scarlette -confesó serio y me senté con la piernas cruzadas. Mi sueño se había espantado, pero no podía dejar que él tampoco sintiera eso por mí.
El amor era destrucción y dolor, eso era lo que siempre había creído.
-Pues tú a mí no, eres como mi... aliado, por así decirlo -corregí sin expresión aunque él me dio una media sonrisa.
-Mientes -aseguró y negué con expresión dura-, puedo oír como se acelera tu corazón cuando me acerco a ti -añadió con su rostro cerca del mío y yo me tensé-, así como ahora.
Yo no me moví sintiendo como su aliento chocaba en mi cara, pero me mantuve quieta e indiferente hasta que se rindió y se alejó. Carraspeé incómoda y molesta. Dwight solo negó para luego asentir.
-Bueno en ese caso, cuando quieras un beso, tendrás que pedírmelo -finalizó él y bufé antes de acostarme de nuevo.
-Eso ni en tus sueños Wellyntong -murmuré antes de apagar la lámpara de mi mesita de noche.
Vi como se dirigía a su cama y cerré los ojos durmiéndome al fin.
* * *
Rachel estaba frente a mí. Sus manos estaban encadenadas y llenas de sangre, su ropa estaba rasgada y su cara estaba sucia.
Yo miré a todos lados pero no veía nada más, ya que la oscuridad nos envolvía.
-Rachel -le llamé preocupada pero ni reaccionó a mi voz.
De pronto vi que de la oscuridad salía una hermosa mujer. Su cabello era negro como la noche, piel blanca, pero había algo que la hacia verse escalofriante y eso eran sus ojos rojos carmesí y sus colmillos de fuera. Traía un vestido escarlata que enmarcaba su cuerpo perfectamente.
-No tienes escapatoria Scarlette, todos a los que amas morirán -aseguró ella. Yo traté de gritar pero estaba muda al igual que no me podía mover.
La vampiresa me sonrió mostrando aún más sus colmillos antes de acercarse a Rachel.
Rachel ni si quiera levantó la mirada.
-No pudiste salvar a nuestros padres y ahora por tu culpa yo moriré -me dijo con odio. Miré impotente la escena y proferí un grito cuando la vampiresa le arrancó la cabeza a mi hermana.
-¡No! ¡Maldita, me las pagarás! -grité.
-Tu tiempo se agota. -Y desapareció.
-¡Scarlette! -escuché que alguien me gritaba desde la oscuridad.
Pero de repente abrí los ojos mientras me sentaba rápidamente con el corazón agitado.
Dwight estaba a mi lado con expresión preocupada, yo empecé a llorar pero de furia. Sabía que esa pesadilla era cierta o que eso es lo que pasaría en el futuro si no rescataba a mi hermana pronto.
-¿Estás bien? -preguntó él poniendo su mano sobre mi hombro.
Yo asentí lentamente.
-Solo fue un sueño -murmuré.
-Parecía una pesadilla -comentó.
-Y no quiero hablar de ello ahora.
-Bien, en ese caso... -dijo levantándose de la cama pero lo detuve por el brazo.
-Duerme conmigo -pedí sorprendida de decirlo, él me miró durante un segundo como asegurándose que no bromeaba pero al ver que no dije nada, él se metió bajo la manta quedando frente a mí. Observé el reloj detrás suyo solo para ver que pasaban de las tres de la mañana.
Suspiré insegura de querer dormir otra vez, pero cuando su brazo rodeó mi cintura me relajé y me perdí de nuevo pero esta vez sin soñar nada, lo cual fue un alivio.
Cuando desperté otra vez, era más tarde, lo pude saber por la luz del sol que entraba por las ventanas.
No quise moverme más porque estaba a una posición casi parecida cuando Dwight se había despertado a mi lado el otro día. Estaba aferrándose a mi cuerpo, como si se le fuera la vida en ello y yo casi no podía respirar, porque mi rostro estaba rodeado de sus brazos y su pecho en mi cara.
No quería despertarlo, pero sentía mucho calor a pesar de que su cuerpo era frío, no helado como los demás vampiros.
Me removí debajo de él y gimió irritado.
-Deja de moverte -dijo entre dientes y adormilado lo cual hizo que sonara como: djejjau dead maivertaie.
-¿Eso es otro idioma? -me burlé pero no respondió y terminé me apartándome bruscamente perdiendo la paciencia.
Cuando estuve fuera, él ni siquiera había abierto los ojos.
-Vamos Dwight ya despierta, tenemos que ir con August -me quejé moviéndole el pie pero él ni se inmutó.
Iba a decirle algo más pero su celular sonó. Esperé a que se despertara con eso pero cuando vi que no tenía la intención de hacerlo, tomé el teléfono y respondí.
-¿Dwight eres tú? -preguntó una voz varonil del otro lado que reconocí al instante, August.
-No, habla Scarlette -respondí y escuché su suspiro.
-Necesito que vengan de inmediato. Ayer le conté a Oklinazz sobre tu caso así que tomó un vuelo hacia acá... llegará en dos horas -anunció y miré a Dwight que seguía profundamente dormido.
-Llegaremos pronto, me encargaré de ello -aseguré.
-Bien, aquí los esperaré. -Colgó.
Yo ni me molesté en volver a sacudirlo si no que fui al baño, regresé con un vaso de agua y se lo tiré encima, lo que hizo que Dwight saltara fuera de la cama con su cara y torso empapados.
-¡¿Pero qué carajos?! -exclamó sorprendido y no pude evitar soltar una carcajada.
-Te dije que despertaras -me excusé ahora más seria y fingió mirarme molesto antes de hacer una sonrisa maliciosa.
-Pero eso fue demasiado cruel -susurró y alcé las cejas.
-Lo fue, pero August llamó y nos quiere allá de inmediato, Oklinazz llega en dos horas -dije sin rastro de sonrisa, lo que hizo que él resoplara irritado
-Bien, pero luego me vengaré -murmuró antes de irse al baño.
Llegamos con August una hora y media después. Esperaba verlos a todos reunidos pero ni Balthazar ni Gregory estaban.
-¿Y mis hermanos? -interrogó Dwight una vez que estuvimos dentro. Ahora nos encontrábamos en su gran sala de estar.
August llevaba un traje blanca. A este le gustaba usar trajes y sin embargo no se veía mal, al contrario.
-Balthazar está vigilando a su amiga -respondió señalándome con el mentón-. Y pues de Gregory, nunca llega temprano, aunque esta vez lo mandé al aeropuerto a recoger a Oklinazz -agregó. Dwight iba a decir algo pero las puertas se abrieron dejando ver a Gregory tan fresco como siempre, pero lo que me llamó la atención fue un hombre de color entrando detrás de él. Viejo y su pelo y barba ahora eran totalmente canas lo que acentuaba de su piel negra, sus ojos color ámbar lo hacían verse extraño e iba vestido con una gabardina verde oscuro hasta los pies mientras se apoyaba en un bastón de madera, que al final terminaba con la cabeza de una cobra con dos rubíes como ojos.
-Oklinazz querido amigo, ¿cuánto tiempo? -lo saludó amablemente August mientras le estrechaba la mano.
-Yo diría que más de cuarenta años August -dijo él con una media sonrisa, su voz era rasposa y grave.
De pronto Oklinazz me miró fijamente con sus ojos ámbar, lo que hizo que muchos escalofríos recorrieran mi espalda ain explicación.
-Cazadora, es un placer conocerte -me saludó amable y acercándose a mí, yo no pude ni quise contestar, más porque sus ojos eran hipnotizantes y me obligaban a callarme.
-¿Scarlette? -escuché la voz de Dwight a mi lado pero ni lo miré.
-Estoy bien -susurré después de parpadear varias veces.
Oklinazz me sonrió y no pude evitar devolvérsela, como si nos conociéramos de toda la vida.
-Necesito que nos dejen a solas -pidió él sin apartar la vista de mí, no vi que caminaran a la salida hasta que oí la puerta abrirse y cerrarse.
-Muy bien, siéntate Scarlette -habló y obedecí rápidamente a lo que él tomó asiento a un lado de mí-. Lamento lo de tu hermana, pero sé que ella estará bien, ya lo verás -dijo de repente, yo fruncí el ceño y miré a su mano que estaba puesta sobre la mía.
-Es mi culpa -mascullé con voz amarga.
-No del todo, pero no debiste irte así -dijo en tono de regaño por lo que resoplé pero no dije nada porque tenía razón-, debes mantener la calma, estar nerviosa y furiosa todo el tiempo no te va a ser de mucha ayuda.
-¿Cómo está tan seguro de que he estado nerviosa?-inquirí molesta y sonrió.
-Con tocar tu mano, puedo saber qué es lo que sientes y sé por todo lo que has pasado. Tu vida no ha sido fácil, y te admiro porque has salido adelante, pero también has tenido muchos errores, de los cuales estás pagando un precio -dijo serio.
-¿Errores? -pregunté. Sí, los tenía, pero él no podía saberlo, no tenía el derecho.
-Salir a cazar en las noches cuando tu hermana mayor te lo tenía prohibido y ahora tienes a Radrick al acecho... Que si no fuera por él, ya estarías en Londres-explicó y me hizo sentir verdaderamente culpable, maldito hechicero por tener razón.
-Solo necesito saber en donde está la Piedra de la Noche, vino a ayudarme para eso -protesté un poco irritada, no estaba aquí para una "terapia". Oklinazz asintió.
-Vine para ayudarte en todo, no solo en la Piedra, pero por ahora para hacer el hechizo que podría ayudar a encontrarla necesito un poco de tu sangre -anunció sacando una daga de plata de su gabardina.
Yo miré indecisa de si hacerlo o no, jamás habían mencionado que necesitaba cortarme, pero era urgente tener al menos una pista, así que con seguridad tomé la daga y me hice un profundo corte en la palma de mi mano derecha.
Cuando mi sangre empezó a gotear, Oklinazz ya tenía un pequeño frasco de vidrio en donde guardó un poco hasta que estuvo lleno.
Después tomó mi mano y cerró los ojos, mientras decía unas palabras en latín. Sentí caliente todo mi brazo, era un calor que iba aumentando, yo ahogué un grito cuando sentí como si hubiera llamas quemándome, pero él no me soltó. Me sacudí para que me soltara y me mordí la lengua para no gritar pero hubo un punto en el que me rendí y grité de dolor mientras me retorcía.
No sé si mi mente me engañaba pero luego vi a Dwight frente a nosotros al tiempo que nos decía algo pero no podía oírlo. Lo único que tenía en mi cabeza era el dolor insoportable que estaba sientiendo.
Y después de lo que a mí me pareció una eternidad me soltó haciendo que cayera al suelo de espaldas mientras gemía y me abraza el brazo. Luego de unos minuos miré mi palma, pero ya no me dolía y el corte que me había hecho segundos antes había desaparecido.
Dwight se acercó a mí y me ayudó a ponerme de pie.
-¿Estás bien? -quiso saber y solo asentí con la frente sudorosa.
Después Oklinazz sin decir palabra tiró la sangre del frasco en un hondo tazón, para luego mirarlo detenidamente al igual que las brujas baratas que leían el té, solo que aquí en vez de té era sangre, mi sangre.
De repente Oklinazz se tensó y apretó la mandíbula.
-¿Qué pasa? -exigí saber y luego de varios segundos me miró de nuevo. Su mirada ya no era amistosa, si no que ahora había sorpresa y lástima hacia a mí... Y odiaba que miraran de esa forma.
-No puedo decirte en dónde está la piedra -cuando esas palabras salieron de su boca, toda la esperanza se fue-, pero está la persona que la ocultó en primer lugar, ella podrá decirte -añadió y lo miré atónita y confundida.
-¿De qué habla? -pregunté sin entender nada.
-Yo no sé en dónde está la piedra pero tu madre sí -dijo y le lancé una mirada furiosa. No era un hechicero tan bueno si no sabía lo de mis padres.
-Está muertos -escupí amargamente y negó.
-Tu padre sí, aunque... -comenzó decir pero lo interrumpí.
-¿Lo que trata de decirme es que mi madre siempre ha estado viva? -inquirí adivinándolo. No podía ser, era imposible...
-Así es, pero no de la forma en que tú crees. Anabell... Vive, pero no como humana -contestó con cautela-. Es un vampiro -finalizó haciendo que saltara sobre él para golpearlo.
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