CAPÍTULO 16 - Encuentros bochornosos
Por suerte Dwight había atrapado mi celular antes de que cayera al suelo. Aunque se lo arrebaté de nuevo y me lo llevé al oído.
—¡Pero no pueden! —comencé a gritar cono loca—, ¡yo tengo la piedra, no ella!
—Exacto, pero al ver que te habías escapado, la tomaron como rehén para que les des lo que quieren —explicó y negué mientras caminaba de un lado a otro.
—¿Tu dónde estás? ¿Cómo te enteraste de eso?
—Iba de camino a tu casa pero me detuve al ver una camioneta negra aparcada afuera. Luego de varios minutos unos hombres vestidos de negro llevaban a tu hermana en brazos, la metieron dentro y luego se retiraron —contó y apreté la mandíbula.
—¿Dónde estás? —repetí y escuché su suspiro.
—Sigo aquí, me metí adentro una vez que se fueron... Por cierto, te dejaron una nota en la puerta.
—¿Qué dice? —interrogué en un susurro temiendo lo peor.
—Te esperamos con la piedra en Londres —respondió y tuve deseos de golpear todo a mi paso—. Creo que lo mejor es que vengas ahora mismo —comentó y asentí aunque no pudiera verme.
—Llegaré en un rato.
—Aquí estaré —murmuró antes de colgar.
Miré a Dwight que se quedó callado durante toda la conversación. Lo más seguro es que con sus habilidades ya supiera todo de lo que había hablado por teléfono.
Me apresuré a guardar todo para irme, pero cuando caminé hacia la puerta me di cuenta de que Dwight no se había movido.
—Llévame a casa —pedí y me miró serio antes de negar.
—Yo creo que es una trampa —soltó y fruncí el entrecejo.
—¿Qué?
—¿Conoces lo suficiente a Alec? ¿Cómo sabes que no está del lado de los cazadores y todo es una mentira para que vayas rápido y así puedan capturarte? —insinuó y resoplé desesperada, tenía razón. No conocía a Alec como para saber si era sincero, pero una parte de mí se negaba a creer que él era un traidor, porque por alguna razón había confiado en él desde el primer instante... al contrario de Dwight y sin embargo ahora también confiaba en él.
—No me interesa, necesito ver que Rachel esté bien —dije molesta.
—Y lo estará, dudo que le hagan daño, ya que es el señuelo para llegar a ti.
—Tengo que ir por ella.
—La rescataremos pero necesitamos un plan.
—¿Y qué hago ahora? ¿Dejar que se la lleven a Londres? —inquirí molesta.
—Creo que en estos momentos no tenemos otra opción —dijo con calma, como esperando que le gritara y la verdad, estaba a punto de hacerlo—. Necesitamos más ayuda y creo que August nos podrá apoyar con eso, pero para que el plan resulte perfecto necesitamos idearlo primero... Ella estará bien, confía en mí —añadió y suspiré derrotada.
—Odio que tengas razón —mascullé y sonrió de lado—. De hecho ya tenía mi plan —agregué y me alzó las cejas—, iré a Londres, llegaré al consejo, les gritaré malditos perros y me llevaré a mi hermana conmigo —finalicé.
—Creo que tu plan carece de... Lógica e inteligencia, pero tal vez sea solo yo.
—Es lo primero que se me ocurrió.
—Se nota —comentó calmado antes de tomar un aire serio—. Vamos con August —ordenó poniéndose de pie.
Nos metimos en su auto y mientras él arrancaba yo por curiosidad llamé al teléfono de Rachel pero como era de esperarse nadie respondió. Era un hecho, los cazadores la tenían y todo por mi culpa.
Después recordé que no había hablado con Honor y llamé a su número pero su contestadora me recibió: ¡Hola! Estás hablando al celular de Honor. Por el momento no puedo contestar o te estoy evitando, así que deja tu mensaje y te llamaré cuando pueda. Bueno, si me dan ganas de hablar contigo...
Típico de Honor.
Esto no era normal, siempre respondía si se trataba de mí.
—Llévame a casa de Honor —solté de pronto. Dwight me miró sin entender pero dio vuelta en "U" y condujo a donde yo le había pedido.
—¿Vas a decirme para qué? —preguntó después de un rato.
—Necesito ver que esté bien —hablé mirando por la ventana y ya no dijo nada.
Cuando por fin estuvimos frente a la casa de mi amiga fui rápidamente a tocar el timbre, pero al parecer nadie se encontraba. De sus padres ya lo sabía pues trabajaban hasta tarde, pero ella ya tenía que haber llegado de la escuela a esta hora.
—No está, ya debería estar aquí —dije preocupada.
—Sí se encuentra, puedo oír alguien adentro —masculló parándose junto a mí.
Eso era lo que necesitaba; fui hasta la reja, (ya que su casa era grande y tenían jardines) y con rapidez trepé hasta arriba y salté del otro lado.
—Scarlette no creo que sea lo mejor que entre ahí... —me llamó Dwight preocupado antes de saltar con agilidad para alcanzarme.
Yo no respondí, caminé hacia la puerta pero no toqué, estaba estudiando la mejor entrada para colarme dentro, la habitación de Honor estaba en el segundo piso así que sería un poco complicado.
Por suerte había un árbol que podía usar para escalar, pero cuando mi pie estaba a punto de subir a una rama Dwight dijo:
—¿No es mas sencillo usar la puerta? Además ya te dije que será mejor que no entres...
—Lo dice quien entra por la ventana en la noche, y lo que digas me lo paso por el forro —contesté molesta e iba a decir algo más si no me hubiera girado y hubiera visto que él giraba el pomo de la puerta y abría fácilmente.
—No digas que no te lo advertí...
Él se encogió de hombros pero yo lo ignoré y entré.
La casa estaba silenciosa, subí corriendo las escaleras directo a su dormitorio. Ella se arrepentiría por no contestar el puto teléfono.
—Hablo en serio Scarlette, no entres ahí... —avisó Dwight atrás de mí pero ya era tarde, ya había abierto la puerta solo para ver a Honor con Gregory.
Estaban sobre la cama, desnudos y gimiendo.
—¡¿Pero qué carajos, Honor?! —grité molesta y ella se separó asustada mientras que Gregory se quitaba de encima con una sonrisa de satisfacción.
—Hola hermano y... tú —saludó despreocupado mirándonos.
—Cállate imbécil, no tenías derecho a cogértela. No a ella —amenacé acercándome.
—¿Y tú que te metes Scarlette? Yo puedo hacer el amor con quien quiera, no eres mi mamá —habló Honor mientras se enredaba la sábana y se levantaba.
—¿Hacer el amor? —me burlé—. No seas estúpida e ingenua, el solo te cogió y después ni la mirada te dará.
—¿Cómo te pasó con Adam?
Bufé. Bien, eso había dolido.
—Era inmadura y boba pero aprendí a diferencia de ti que sigues siendo la misma estúpida de ayer y malcriada niña tonta.
—Si así piensas de mí no sé qué haces aquí... Lárgate de mi casa, ahora —ordenó roja de la rabia y con lágrimas en los ojos—. Y ya no me llames. Por si no lo veías estaba ocupada no hacía falta que vinieras —agregó.
—No lo entiendes —murmuré.
—Exacto, no lo entiendo y no quiero entenderlo. Lo que sí quiero es que tú te vayas —dijo y nos miramos por un momento.
—La pelirroja tiene agallas —habló Gregory divertido al tiempo que terminaba de vestirse y lo fulminé con la mirada.
—-Tú cierra la boca. Y Honor no tiene agallas, solo cree tenerlas —murmuré irritada antes de salir de ahí dando un portazo.
—Es mejor que nos vayamos Gregory —escuché que dijo Dwight.
—¿Por qué? Ustedes interrumpieron —contestó.
—Es sobre la Piedra... —Y con eso ambos salieron dejando a Honor sola.
—Espera Gregory ¿Te vas? —preguntó ella con decepción.
—Claro muñeca. Tengo mejores cosas que hacer...
Yo solo rodé los ojos y caminé hacia el auto.
Los tres nos metimos dentro y Dwight condujo hacia la casa de August.
—Solo te advertiré que si te acercas a ella de nuevo yo te estacaré —advertí dándome la vuelta para mirar a Gregory que estaba sentado en los asientos de atrás.
—Tranquila, a veces necesito un poco de sexo aunque tu amiga sea inexperta. Pero ya probé con todas las porristas del instituto y necesitaba algo diferente. Eso sin contar su deliciosa sangre la cual bebo en el acto... —dijo él con una gran sonrisa y yo enfurecí.
—Dwight si no lo callas en este instante juro que lo mataré —siseé entre dientes, él frenó el auto a la orilla de la carretera.
—Gregory no empeores las cosas —amenazó Dwight dándose la vuelta para mirarlo.
—Solo digo la verdad, deberías probarla... —comenzó otra vez pero yo salté encima suyo dándole un golpe un la nariz.
—No te lo repetiré de nuevo chupasangre —escupí en su rostro
—Muévete —murmuró él sin rastro de sonrisa. Yo solo bufé antes de quitarme y volver a mi asiento.
Cuando llegamos yo me bajé antes que los dos y caminé hacia la puerta.
—Tu novia es muy explosiva Dwight ¿Así es también en la cama? — preguntó Gregory cuando estuvieron fuera y esta vez fue Dwight quien le dio un golpe en la nariz.
—Cierra la boca de una vez, ¿quieres?
—Eso y más te mereces Gregory —se burló de pronto Balthazar, quien estaba saliendo de entre los arboles con una sonrisa de lado.
Gregory se enderezó tocándose la nariz antes de bufar.
—¿Y tú de dónde vienes?
—Fui a cazar —respondió encogiéndose de hombros.
—¿Bebiste de asquerosos animales? Cada vez me sorprenden más hermanos, somos vampiros, existimos para beber sangre humana, no para tomar sangre de animales como si fuéramos vegetarianos —le recriminó Gregory irritado.
—No había ningún humano cerca y tenía hambre —dijo Balthazar. Esta conversación me estaba poniendo enferma y molesta pero no me quedaba de otra más que no hacer nada, necesitaba su ayuda lamentablemente.
—¿Y tú no dirás nada cazadora? —insinuó Gregory con burla.
—No tengo nada que decir —mascullé cruzándome de brazos por lo que él rió—. Aunque ahora tendría razones para matarte sin remordimiento —añadí.
—Tú no serás quien me mate —aseguró y alcé una ceja.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Porque soy demasiado ardiente para morir —dijo con una sonrisa.
—Mi querido hermano siempre tan modesto —dijo Balthazar rodando los ojos y acercándose a nosotros.
—¿August se encuentra? —preguntó Dwight a Balthazar y este asintió.
Con eso Dwight se dirigió a la puerta para abrirla y después de tomarme de la mano, entramos juntos. Aunque me zafé de su agarre ya adentro.
Lo seguí hasta un pasillo que estaba al subir las escaleras, al fondo había una puerta, una que él tocó.
—Pase —se escuchó del otro lado.
August se encontraba sentado detrás de un elegante escritorio mientras escribía algo en un documento. Él al verme sonrió en saludo a lo que yo respondí forzosamente.
—¿Que me trae de nuevo su visita señorita Bloodwod? —preguntó amablemente.
—El Círculo secuestró a su hermana —habló Dwight sin tapujos y August lo miró sorprendido.
—¿Cómo?
En ese instante entraron sus hermanos y Dwight resumió todo lo ocurrido. August se quedó pensativo y Balthazar y Gregory se veían molestos.
—¿Tienes alguna idea de que hacer August? —preguntó Balthazar.
—Necesitamos irnos de inmediato a Londres, ¿Scarlette no sabes algo del paradero de la piedra?
—No he tenido tiempo de investigar —confesé y asintió.
—Creo que esta es una buena ocasión para hacerle visita a un amigo —susurró para sí.
—¿Qué amigo? —interrogó Dwight.
—Es un hechicero, y vive precisamente en Londres, se llama Oklinazz —explicó.
—¿Cree que un hechicero logrará encontrarla? —pregunté escéptica.
—No perdemos nada con intentarlo.
—¿Cuándo partiremos? —volvió a preguntar Dwight.
—Mañana por la mañana —respondió August.
—Aguarden —dijo Gregory—, ¿qué nos darás a cambio de que te ayudemos? —me preguntó.
—Gregory... —August lo reprendió.
—¿Qué? No trabajaremos gratis —dijo mirándome—. ¿Entonces?
—Les daré la piedra para que vuelvan a ser... mortales —susurré y Dwight me miró sorprendido.
—¿De verdad? —dijo esperanzado y asentí. No tenía de otra.
Él me sonrió pero lo ignoré.
Pero de repente recordé que no podía irme, Radrick estaba aquí y podía hacer daño a Honor.
—No puedo dejar a Honor —murmuré y Gregory resopló.
—Te insultó y te echó ¿Aún así quieres protegerla? —dijo molesto
—Gregory tiene razón, además no veo peligro se quede aquí —apoyó Dwight pero negué.
—No, no lo entienden... hay otro... Vampiro amenazándome con hacerle daño a ella si no le entrego la piedra en una semana —conté rápido y los cuatro me miraron estupefactos.
—¿Qué... acabas de decir? —preguntó Dwight con enojo.
—Lo que oíste —susurré y apretó los puños.
—¿Por qué diablos no me lo habías dicho? —exigió y fruncí el ceño.
—No tenía ninguna obligación para hacerlo —espeté.
—¿Desde cuando?
—Antes de que llegaran —respondí.
—¿Cómo se llama? ¿Lo sabes? —preguntó de pronto August.
—Radrick —murmuré en respuesta y los hermanos se tensaron mientras miraban a August preocupados—. ¿Qué ocurre? —pregunté extrañada.
—Así se llamaba el vampiro que me convirtió y lo he estado buscando todos estos años sin éxito... Hasta ahora —dijo August con amargura—. Es hora de mi venganza —añadió con voz sombría haciendo que me dieran escalofríos y algo de alegría.
No lo combatiría sola al menos.
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