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CAPÍTULO 13 - Dwight

—¿Qué es esto? ¿Fuiste del Círculo antes de ser vampiro? —pregunté porque eso era lo más lógico.

Dwight me dio una sonrisa triste y negó.

—Soy del Círculo ahora—respondió y lo miré incrédula.

—No es posible, eres un... frío —murmuré.

—Lo soy, pero no completamente.

—¿A qué te refieres?—quise saber y suspiró cansado mientras se recargaba en la pared.

—Soy mitad vampiro y mitad humano. Al igual que mis hermanos.

—Mientes, nunca había escuchado que existieran mitades vampiros y...

—No miento, no es mi problema que seas ignorante en algunos asuntos —me cortó y herví por dentro.

—A menos que se mantengan ocultos ¿no?  Porque dudo mucho que el consejo sepa lo que son o ya los habrían matado —lo acusé.

—Tenemos nuestras razones,  Scarlette.

—¿Cuáles?  Vamos dime —exigí frunciendo el ceño.

—Como te había dicho, mi padre murió, pero fue de la peste negra en el siglo XIV en Europa.
Eran tiempos de hambre, nosotros tres éramos huérfanos y nadie nos daba trabajo o nos ayudaba... y con mucha razón, pues todos estaban en crisis —hizo una pausa y se quedó mirando a la nada, como si estuviera decidiendo correctamente sus siguientes palabras—. Yo... tenía tiempo sin probar bocado, recuerdo como esperaba con ansias a que llegara Gregory para ver si había conseguido algo, lo que fuese...y cuando no era así, me imaginaba que pertenecíamos a una de las familias ricas y que yo estaba frente a un gran banquete...

>>Tenía ocho años, era iluso y débil. No fue hasta que cumplí los nueve que comprendí que si yo quería algo mejor, sería trabajando y con esfuerzo. Así fue como conocí a un hombre llamado August Wellyntong.

—¿Tu tío? —interrogué de pronto y afirmó con la cabeza.

—Él era extraño, las mujeres decían que era el mal personificado, pero no me importó si lo que obtendría era dinero.
Un día por hambre robé un pan, los oficiales de aquella época me persiguieron, y yo solo corría con lo que para mí era un tesoro;  hasta que choqué contra alguien... ahí estaba él, vestido con una gabardina negra hasta el suelo y un sombrero café. En cuanto me vio sonrió, pero lo que me sorprendió no fue eso, sino que cuando los oficiales me encontraron él me defendió y pagó por mi robo, después de eso me llevó a su hogar, nada más y nada menos que una gran mansión —se detuvo y se rió con desgano—, yo no podía imaginarme como sería el vivir así, y cuando August me dijo que podía comer todo lo que quisiera, no lo podía creer, era un sueño...

>>A partir de ahí me la pasaba en ese lugar, August me usaba para entregar cartas o recados de su parte, a cambio me daba comida o dinero. Después conoció a mis hermanos, era como si nos hubiera adoptado, hizo que lo llamáramos tío y en poco tiempo nos llevó con él a Londres, decía que ese era su hogar porque estaba a cargo de una gran organización llamada El Círculo Negro —contó y se calló esperando mi reacción, la cual no se hizo esperar.

—¿August es la cabeza del consejo? —pregunté pero no me miró, más bien reclinó su cabeza a la pared con aire aburrido.

—Lo era, cuando salió en una de sus misiones un vampiro lo secuestró y en el tiempo que lo tuvo cautivo, hizo que pasara la etapa de transformación y después lo soltó, pero ahora como un frío... Como si le hubiese dado una manzana envenenada al Consejo. Cuando El Círculo se enteró decidió que lo mejor era darle caza porque August ya no sería el mismo de antes. Esa misión nos tocó a mis hermanos y a mí. Por lo que cuando llegué a la edad de quince años nos entrenaron, para luego hacer la ceremonia de bienvenida porque ya formábamos parte de ellos, los cazadores. En ese tiempo no había marca como esta porque no estaba implementada —dijo señalándose el tatuaje en el pecho—. Pero igual éramos del Círculo Negro. Buscamos por un tiempo a nuestro "tío", y cuando por fin lo encontramos, luchamos contra él. Yo tenía la creencia de que ya no era August, que era un monstruo que debía ser destruido, pero cuando lo tuve en mis manos listo para clavar la estaca... no pude hacerlo, era mi tío, tal vez no de sangre pero para mí era familia, el único que me había sacado del hambre, que me vio cuando era invisible, el único que veía y veo como un padre.

>>Mis hermanos tampoco pudieron y no tardamos mucho tiempo en darnos cuenta de que era él, tal vez ahora no era humano, pero seguía siendo el mismo. Decidimos regresar y mentir diciendo que el trabajo estaba hecho, pero nos descubrieron, nunca supe como se enteraron, aún sigue siendo un misterio para mí. Primero nos encerraron por traidores para después decidir que nuestro mejor castigo sería la muerte, nos ahorcarían frente a todos para que vieran las consecuencias de la traición, pero August se enteró de todo e hizo un plan de rescate. Después de que nos sacó tuvimos que ocultarnos un largo tiempo ya que los cazadores nos buscaban... Y luego me transformé en un híbrido, por así decirlo —terminó.

No pude evitar sentir lástima por como había sido su vida antes de ser un vampiro, bueno mitad.

—¿Cómo te convertiste en lo que eres? —insistí y suspiró lentamente.

—Esa es otra historia que la verdad no me apetece contar en estos momentos, ya fue suficiente por hoy.

—Bien, solo que quiero preguntarte una cosa —pedí, me alzó una ceja, yo tomé la piedra de mi amuleto y la dejé a la vista.

—¿Por qué no funcionó? Tú llegaste y debería haber palpitado o vibrado pero solo reaccionó cuando la tocaste...

—Se debe a que no soy por completo un vampiro.

—Entonces no sirve de mucho —me quejé.

—Claro que sirve sino no te hubieras enterado de nada de esto.

—¿Y qué hacen aquí en Washington? Porque no esperes que crea que están de vacaciones o algo por el estilo. —Me crucé de brazos.

—Estamos en busca de algo, tal vez ya hayas oído acerca de eso, se llama la Piedra de la Noche —respondió e hice una mueca.

—¿Ustedes también? —solté sin poder evitarlo—, bueno, me he enterado de que El Círculo la busca —añadí y asintió.

—Sí, pero no la buscamos para ellos, de hecho creen que estamos en alguna misión en Florencia —confesó.

—¿Acaso tu tío la quiere para controlar a los cazadores y humanos? —acuse.

—No todo sobre esa piedra es poder y destrucción, también es para la redención —contradijo y fruncí el ceño.

—¿Redención? —repetí con burla pero no se inmutó.

—Sí como oíste, pero las personas cometen el error en pensar que la Piedra solo sirve para fines malvados. —Suspiró—. Esa piedra sirve para devolverle la humanidad a un vampiro —confesó y entonces sí lo miré boquiabierta.

—¿Lo que tratas de decirme es que también sirve para volver a un chupasangre un humano?

—Es para mi tío, mis hermanos y yo, queremos ser... mortales de nuevo —afirmó—, claro, no puedo decir lo mismo de Gregory, para él, ser humano es una aberración, una pérdida de tiempo, pero igual nos ayuda a buscarla —agregó con una sonrisa amarga.

—¿Tienen alguna pista sobre su ubicación?

—No, solo que los últimos cazadores en tenerla vivían aquí —respondió y me relajé, al menos no sabía que eran mis padres y tampoco se lo diría. Me resultaba imposible creer que un vampiro pudiera ser humano de nuevo, seguro me estaba mintiendo, tenía que estarlo...

—¿Dwight? —llamó una voz varonil del otro lado de la puerta antes de tocar.

—Sí Balthazar —habló dejando que pasara, él lo hizo y me dedicó una sonrisa un poco forzada en saludo.

—August quiere conocerla,escuchó toda su conversación, todos lo hicimos, y sabe que está despierta —dijo señalándome con el mentón.

—Iremos en un momento, gracias —anunció y con eso Balthazar se fue.

—¿Ellos lo saben? —pregunté en voz más baja.

—Sí, se los conté todo, no te preocupes, no te juzgan ni te culpan de nada —agregó y alcé una ceja.

—¿Hay algo de lo que deberían culparme? —insinúe enfadada y sonrió.

—Tomando en cuenta de que casi me clavas una estaca... pues no, no hay nada de lo que debas preocuparte —contestó con sorna pero no sonreí y salí de la gran habitación encontrándome en un largo pasillo del mismo estilo, de hecho no dudaba que toda la casa fuera victoriana.

—Nunca había visto esta casa —murmuré cuando estuvo a lado de mí.

—Está a las afueras de Washington y algo... oculta, por lo general no tenemos muchas visitas —bromeó con desgana.

—¿Y era tan difícil era llevarme a mi casa?

—No, pero necesitábamos hablar —se excusó antes de emprender la marcha por el largo pasillo.

—Y no me lo dijiste todo —le recordé, bueno si no iba a matarlo al menos que me dijera lo importante. Dwight se encogió de hombros.

—Algún día —susurró y lo seguí en silencio.

Pasamos el pasillo, en donde habían muchas grandes puertas de madera, (supongo que eran habitaciones) y llegamos a unas escaleras de mármol, bueno al parecer esta casa era enorme.

Llegamos al piso de abajo y nos dirigimos a unas puertas de madera blancas, me detuve al escuchar del otro lado una melodía, la cual provenía de un piano. Dwight las abrió de par en par y de pronto nos encontramos en una gran estancia en donde efectivamente había una piano negro de cola, un señor de unos treinta y tantos estaba sentado frente a él tocando rápidamente y con fluidez. August, su cabello era castaño oscuro, estaba un poco rizado pero él lo peinaba elegantemente, él era elegante, portaba un traje negro de etiqueta como si estuviera en una fiesta en vez de su casa, sus ojos no eran negros si no cafés como el chocolate oscuro y sus facciones eran finas, era atractivo... pero bueno, ¿quién no lo era allí?

August levantó la vista y nos sonrió cálidamente, yo no respondí, de hecho quería irme, ni siquiera debería estar ahí y ver al tío vampiro de los Wellyntong no era exactamente algo de las cosas que me gustaran.

Él se puso de pie y caminó hacia nosotros pero se detuvo abruptamente al ver mi onuxor.

—Es ella, esta cazadora tiene la Piedra de la Noche —afirmó de pronto  y mirándome acusadoramente, haciendo que me ganara las sorprendidas miradas de Dwight y Balthazar.
Oh, carajo...

—¿Cómo lo sabes? —cuestionó Dwight con desconcierto y August le dio una sonrisa de lado.

—Porque su madre me lo dijo.

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