
Capítulo 6
Becky abrió los ojos en medio de la noche, dio vueltas en la cama y suspiró.
Es increíble que ese hombre molesto, pero malditamente atractivo no la deje conciliar el sueño. Ella nunca se había sentido así por ninguno y más que todo porque estos para ella eran solamente su fuente de ingresos; y Erling al igual que los demás, dependía de ella. Él no sabía quién, no tenía dinero y ese es un factor importante para ella en estos momentos.
"Así que no tiene por qué gustarte" se reprendió.
Eso le sacó un suspiro. Erling tenía aquella mirada que hacía que su corazón latiera deprisa. Junto a él se sentía de manera segura, nunca un hombre le había transmitido tanta seguridad.
—Erling déjame en paz—susurró para sí.
Se levantó de la cama y salió de la habitación. Decidió bajar e ir por un vaso de agua. El pasillo se le hizo largo y eternamente oscuro, odiaba de cierta forma que la cocina estuviese en el negocio, pero no tenía dinero para construir una cocina en la tercera planta.
Bajó a la segunda planta y escuchó voces. Había cerrado temprano porque le había dado la gana y estaba de pésimo humor. Eran aproximadamente las cuatro de la mañana y sus empleados estaban durmiendo, pese a eso siguió escuchando voces que provenían del negocio.
—La bodega debe estar por aquí—escuchó la voz de un hombre.
"¿Ladrones?" pensó alarmada.
Esa era la gota que colmó el vaso, no podía permitir eso. Su negocio tenía muy pocas cosas y no podía dejar que se las llevaran así como así.
Decidida bajó las escaleras sigilosamente, vio una sombra desaparecer y contuvo un gemido. De repente sintió a alguien detrás, pero ya era demasiado tarde. El desconocido le tapó la boca y la arrastró hacia un rincón.
Becky forcejaba e intentaba golpearlo pero era inútil, este la tenía aprisionada.
—Calma mujer, soy yo—le susurró Erling. No supo si suspirar de alivio o enojarse por asustarla de ese modo.
Este la tomó por la cintura y le dio media vuelta para que lo mirara.
—¿Por qué es...?—comenzó a decir ella y él le colocó un dedo en los labios. Él colocó su mano derecha en su espalda y la atrajo hacia a él.
Becky nunca se excitaba, siempre había sido fría, pero al chocar su cuerpo con el de él, un cosquilleo fuerte allá abajo le sacó un gemido.
—Son dos hombres—le informó este—Josh está escondido. Me dará una señal y los atacaremos—Becky asintió—Sé que eres la patrona, pero ¿Podrías por favor esperar en tú habitación? Eres una distracción.
Becky tenía la boca seca y pasó su lengua por sus labios.
Erling vio ese gesto y la miró—Deja de hacer eso mujer, tengo una erección ¿Me obedecerás?
Becky tomó Marsias por la nuca y lo besó. Su lengua tocó la de él y el cosquilleo se intensificó.
Ella se separó—Sólo por esta vez—y al decir esto subió las escaleras de prisa.
***
Marsias tomó aire y lo expulsó tres veces. Incluso sólo verla dolía ¿Acaso ella era consciente de todo el autocontrol al que estaba sometido todo los días? "No lo creo" pensó. Su miembro amenazaba con romper su pantalón.
"Vamos soldado, vuelve a dormir. Tengo que golpear a unos miserables"
Marsias miró a Josh y este asintió. A continuación este dejó caer deliberadamente una botella y de inmediato se escucharon voces en la cocina. Josh dejó caer otra y de repente un hombre apareció sigilosamente en la estancia.
Ambos se escondieron. El hombre observaba la estancia buscando algo y en ese instante pareció otro.
—¿Escuchaste algo? —le preguntó el primero.
—No.
—Te juro que escuché algo romperse.
—Volvamos con Patrick, está tratando de derribar la puerta del sótano.
Marsias miró a Josh y este asintió. Ambos salieron de su escondite.
—Buenas noches señores—los saludó Marsias y estos se sobresaltaron. Josh encendió una lámpara de gas y se colocó junto a Marsias.
—Lastimosamente el Becky's está cerrado pero abriremos mañana a las seis de la tarde—continuó.
En ese momento apareció el tercero—¡Son unos idiotas! —Les gritó este y luego miró a Marsias—Por fortuna sólo dos niños nos descubrieron.
No podía tener más de cuarenta años y a pesar de que era más alto que Marsias, su contextura no era fuerte. La altura no le será de ninguna ayuda en este caso.
—Me alegra saber que la teoría de que aparentaba menos edad es cierta—le dijo.
—¿Qué esperan? —Les dijo este a los dos hombres—Acaben con ellos.
—¿Tú y cuantos más? —oyeron una voz femenina. En la escalera se encontraban todos los empleados del burdel junto con palos y cuchillos de cocina, liderados por Becky.
Los tres hombres retrocedieron y atrás de ellos se encontraba Billy con su gran cuchillo de cortar carne.
Marsias se metió las manos en los bolsillos y sonrió. —Lo más probable es que de aquí no salgan vivos, sino deciden hablar por supuesto.
Estos tragaron saliva y Becky bajó las escaleras, en sus manos sostenía un palo. Ésta se dirigía a los tres ladrones, pero Marsias la tomó por el codo.
—¿Adónde crees que vas mujer?
Ella lo miró con aquellas esmeraldas—A torturar a los prisioneros.
Él se echó a reír—Estoy seguro que ellos hablaran por las buenas—Este los miró—¿No es así? —Estos asintieron—¿Ves? No es necesario.
Ella suspiró y se colocó a su lado.
—Entonces hablen ¿Quién los contrató? —les preguntó Becky
Patrick miró a su alrededor y suspiró—Nos contrató el viejo Biff.
Becky lo miró —Es el hombre que echamos—le informó.
Este asintió y miró a los hombres.
—Estoy seguro que ustedes tienen dos dedos de frente y se irán no sin antes darle un mensaje al "Viejo Biff". Díganle que si valora si quiera su miserable vida no intentará una estupidez como esta o yo mismo personalmente le haré una visita.
Patrick asintió—¿Podemos irnos?
—No sin antes revisar si se llevaron algo—Les dijo Becky—Josh.
—Como digas—este comenzó a revisar a los tres hombres—Están limpios.
—Bien—dijo Becky—Pueden irse.
Los empleados le abrieron paso y estos salieron. A continuación gritaron de alegría.
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