Al despertar Javier se vio completamente a oscuras y temió que todo hubiera sido un sueño y seguir estando en la cueva, lejos de la idea de controlar el estado lobo, pero la sensación de satisfacción que llevaba en el estómago acompañada por el perfume fuerte del sahumerio de canela y el desagradable sabor de la ensalada de Joseph lo hizo tranquilizar rápidamente.

El joven sintió lo que había a su alrededor a fin de evitar un poco la incómoda sensación de peligro que generaba andar a oscuras. Los pisos y las paredes eran de tierra aplastada y había alfombras de telas anudadas a mano cubriendo los pasillos de toda la casa. Resultaba imposible caminar sin salir repleto de polvo. Los techos eran bajos y no había una sola ventana ni nada que se le pareciera. Una pequeña cantidad impar y desordenadamente colocada de mesas ratonas cubría la habitación exhibiendo sobre sus superficies formas que Javier no podía reconocer, muy probablemente serían obra del trabajo artesanal de Joseph.

Javier no quería salir de su habitación para no ofender a su anfitrión pero el sonido de los pasos de Joseph le hizo tomar confianza y se aventuró en la búsqueda del suso dicho a pesar de que todo a su alrededor se hallara a oscuras. Al llegar a la sala de estar la misma luz roja del día anterior le devolvió la seguridad que brinda el sentido de la vista y Javier pudo ver a Joseph sirviendo dos tasas de lo que parecía ser un té caliente y con unas hojas secas flotando en medio.

- Buenos días Javier. Que alegría que te hayas levantado solo. Hubiera sido algo incómodo tener que despertarte.

- Buenos días Joseph, y gracias por la sinceridad.

- Oh, he sido descortés, no debí mencionar eso. Te pido disculpas por mi acción.

- No, no, está bien. Pensé que era un chiste.

Joseph rió en voz baja. Su voz profunda y dulce se vio completamente opacada por una risa parecida al ruido de un gallo con toz, mezcla dequiquiriqueo y graznido que hizo reír a Javier también.

- ¿hoy vas a enseñarme a controlar la transformación?

- Veo que te levantaste con mucha energía, está bien. Hoy comenzamos. Pero primero quiero que me cuentes todo sobre tu vida.

- ¿qué? ¿y eso para qué?

- Para poder ayudarte a controlar las cosas que por tu propia cuenta no hayas podido. Un corazón violento no puede integrarse a un cuerpo sano. Pero los hombres olvidaron que el corazón nunca es violento por su propia cuenta. Son las cosas de afuera y nuestra mala decisión de nunca perdonar nada las que nos llevan a tener el corazón enfermo, y por consiguiente sufrir de odio o soledad, o cosas como esas que al final impiden a nuestro cuerpo el expresarse con libertad. Necesitamos curar tu odio.

- El odio no es una enfermedad, es una protección contra las cosas que nos pueden hacer mal. - Opinó el joven algo molesto por las palabras de Joseph Pride.

- Pero no siempre odiamos lo que nos hace mal. El odio es una enfermedad producto de un corazón enfermo y necesita ser curado. Si quieres controlarte en el estado lobo debes curar el odio que haya en tu corazón.

- Es muy fácil decirlo mi querido amigo.

- Es muy fácil hacerlo también.

- ¿cómo?

- Lo único que cura el odio es el perdón.

- Te dije que era muy fácil decirlo...

- Pero Javier, tu ya lo haz logrado una vez.

- ¿enserio? ¿Cuando?

- Cuando me seguiste ayer por el campo. En ese momento estabas convertido en lobo, pero no me atacaste. No perdiste el control y eso fue porque dejaste de lado el odio y te dedicaste a un fin más importante.

- Pero no perdoné nada. Solo pensé en otra cosa. Eso es todo.

- Eso es todo lo que se necesita. ¿Acaso no lo ves? No hace falta hacer mucho en verdad. Solo tienes que entender que el odio no existe.

- ¿cómo?

- Cuando Dios hizo al mundo todo lo que creó era bueno y Dios lo vio bueno y lo bendijo, de manera que todo lo que Dios creó es bueno y permanece por él. El amor fue creado por Dios y por eso él mismo lo mantiene con vida en nuestros corazones. El odio en cambio no fue creado por Dios, fue creado por los hombres y por eso son los hombres los que deben mantenerlo en vida para que perdure.

- ¿Podrías ser un poquito más claro? - A Javier no le agradó notar que tenía en frente suyo a un monstruo víctima de una maldición que sin embargo parecía ser creyente.

- Por supuesto. Si te peleas con un amigo, pueden pasar años sin hablarse y tal vez se olviden el uno del otro mientras el rencor dure ¿no es verdad?

- Si, creo. Dependiendo del motivo de la pelea.

- Claro, pero cuando se vuelvan a encontrar es difícil que recuerden lo que los hizo pelear en un principio a menos que hayan mantenido el odio año tras año. El amor en cambio aflora de manera natural y cuando se encuentren volverán a sentirlo como antes porque fue Dios el que lo mantuvo en vida. El amor se mantiene, el odio no.

- Creo que entiendo lo que dices y desde lo teórico tal vez sea así, pero dudo que en la práctica las personas que se encuentren después de años de estar peleadas puedan volver a quererse. Las personas no somos así.

- Te estás proyectando en los demás. Tú tal vez no creas ser así, pero es verdad. La gente por naturaleza es amor, no odio. El odio es una deformación de nuestra naturaleza humana, de manera que cuando odiamos dejamos de ser humanos y nos convertimos en monstruos. Ese odio pasa a ocupar un espacio que no es suyo, el espacio del amor, pero como el odio no existe ese espacio en realidad está vacío y tú mismo te sientes vació.

- Entiendo...

- Como el odio no existe, llenarte de odio es llenarte de un vacio cada vez más y más grande hasta que no lo soportas más y enloqueces. Crees que tienes que destruir a tu objeto odiado, pero en realidad lo que necesitas es llenar ese vacío de nuevo. Y ese vacío se llena solamente con amor. El perdón es la llave.

- No lo sé Joseph, el perdón no me parece ninguna llave. Es más como...un nudo.

- ¿un nudo?

- Si, un nudo. es como si las relaciones humanas fueran una soga y cada uno tirara para su lado, y tarde o temprano la soga se rompe, por eso todas las parejas y las relaciones en general fracasan. Las personas son egoístas y por eso cada uno tira de la soga para su propio lado hasta romper. El perdón es cuando la vuelves a anudar, pero eso en realidad nunca arregla la soga. La soga nunca volverá a ser igual, cada vez que tironeen verán el nudo y se acordarán de la ofensa y de lo que les hizo pelear, y les dolerá de nuevo.

- Pues de ser así tal vez no haya que hacer un nudo en la soga vieja, tal vez haya que agarrar una soga nueva empezar de cero.

- ¿Con qué objeto? No por nada la soga primera se rompió.

- Si, es verdad, pero de todos los errores se aprende. No necesitamos un nudo para ver lo que pasó cuando descuidamos a los que amamos, basta con recordar nuestra soledad al estar sin esa persona.

- Pero el juego seguirá por siempre. Siempre las personas estirarán cada uno hacia su propio lado haciendo una linchada eterna de egoísmo y vanidad.

- Siempre lo harán, si, siempre hasta que aprendan a trabajar unidos. Podemos compartir ideas y acompañarnos en una nueva linchada todos unidos estirando hacia el lado del bien a los que se están autodestruyendo, y así equilibrar el juego al dejar de jugar de a dos y ponernos a trabajar en conjuntos. El amor es entrega, es ternura, pero también es dolor y ese dolor se basa en hacer de lado nuestro propio bien por el bien de los que amamos. Mientras mas personas tengamos que ayudar, mas tendremos que renunciar a nosotros mismos. Por eso no hay mayor amor que dar la vida entera por los demás, o sea, vivir por los que amamos.

- Entiendo...

- Eso y aprender a amar a los enemigos.

- Dudo que podamos concordar en eso...

- Mientras haya espacio para el odio en tu corazón no podrás controlar el estado lobo. Necesitas controlar todo tu ser para que las malas emociones no te controlen a ti.

- ¿Y cual es tu criterio para decir que las emociones son buenas o malas? Las emociones son solo emociones y las tenemos porque si. No son buenas ni malas.

- Discrepo. Todo lo que te lastime a ti o a las personas que te aman es algo malo. No importa que en concepto se vea bueno, si lastima a alguien eso es indicador de que necesita solucionarse algo. No tendríamos que convivir con lo malo como si fuese necesario. Podemos más.

- No lo sé. Si tengo que dejar de odiar entonces no creo que pueda controlarme en estado lobo.

- Tente paciencia a ti mismo y respeta tus tiempos de aprendizaje. Vas a ver que las cosas son más sencillas de lo que parecen. Termina tu té. En un momento tendrás trabajo.

- ¿trabajo? ¿de qué hablas?

- Aprenderás a hacer cosas con hilos.

- ¿para qué?

- Para poder controlar lo que tu llamas estado lobo.

Joseph se levantó y llevó lo que había ensuciado a una de los túneles que Javier no había visitado aún. Tardó unos minutos en volver y al hacerlo traía consigo la taza ya lavada y venía en búsqueda de la de Javier. Le pidió al muchacho que lo acompañara a otra de las salas que aún no había visitado.

Cruzaron un pequeño túnel tras el cual llegaron a lo que parecía ser el taller de artesanías de Joseph. En su interior había esculturas a medio terminar hechas en materiales como madera, arcillas, porcelanas y piedras grises. Había también ropa pintada, bisutería hecha en hilos, cortinas, mesas, maseteros, cestos, cuchillos, cucharas y sillas, caras con diseños de tribus, cuadros de varios estilos artísticos, animales hechos bajo mil técnicas y herramientas para trabajarlo todo. Joseph llevó a Javier hasta una estructura armada con hilos gruesos de algodón que se ataban en torno a una madera fina pero resistente. Los hilos colgaban suspendidos de la madera por encima de la altura de la cara.

- Bien Javier, tu trabajo será atar los hilos hasta formar una cortina con ellos.

- ¿una cortina? ¿pero cómo lo hago?

- Es muy simple. Tomas cuatro hilos, cruzas el que está al borde derecho hacia el otro lado dejando un espacio pequeño entre el hilo derecho y los demás, como si fuera una P. luego, pasas el hilo del lado opuesto sobre el hilo derecho, lo pasas por detrás de los demás hilos, haces que se meta en la panzita de la P y con delicadeza cierras el nudo. Repites la maniobra empezando ahora con el lado izquierdo y te quedará un nudo plano de macramé.

- ¿es solo eso? ¿hago un nudo y con eso termino todo?

- No, tonto. Harás esos nudos a lo largo de toda la cortina hasta terminar de cubrirla. Puedes también atar todos los hilos alrededor de uno solo que surque cruzado para darle un relieve diferente, solo recuerda hacer solo dos nudos por cada hilo sobre el que uses de guía. ¿De acuerdo?

Javier se quedó perplejo. Lo que Joseph le pedía parecía ser imposible de realizar y poco parecía tener que ver con controlar el estado lobo. Una voz en su interior le decía que abandone a ese loco y que se fuera a buscar su propia manera de controlarse en ese estado, pero también tenía una voz diferente que sin argumento sólido alguno le decía "confía en el loco, él tiene más experiencia" y Javier decidió oírla.

Se pasó toda la tarde haciendo nudo sobre nudo mientras que Joseph se había ido a vender sus productos al pueblo dejándolo absolutamente solo. Javier comenzó a sentirse molesto, parecía que su trabajo no terminaba más. Con el paso de las horas algo lo fue relajando y notó que al tranquilizarse el trabajo le salía mejor. Realmente estaba disfrutando al hacer cada nudo y notaba que su trabajo le quedaba cada vez mejor. Javier se sentía en paz y más pronto de lo que hubiese deseado la cortina quedó lista en frente de sus ojos.

Quiso darle unos retoques y se encontraba en esa labor cuando entró el señor Pride a la sala y, con ojos complacidos, elogió el trabajo del muchacho. Eso hizo sentir a Javier mucho mejor y más valorado.

- Me gusta el diseño que le diste. Cruzaste los hilos como te dije y formaste una X en el medio de la cortina.

- Si. También dejé estas zonas sin hacer ningún nudo para que así parecieran tener un relieve diferente.

- Lo noto, lo noto. Bien... ¿cómo te sentiste al hacer esto?

- ¿yo? Bueno, me sentí...muy bien.

- ¿en qué pensabas?

- En nada, solo me dediqué a trabajar y los disfruté.

- Genial. ¿sentiste el enojo al hacer estos nudos?

- No realmente...ahora que lo dices, tampoco lo siento ahora...me siento... ¡bien!

- Perfecto. Bueno Javier, pasaste la primera parte del curso para convertirte en un hombre lobo responsable. Esta fue tu lección de paciencia.

- ¿qué tiene que ver esto con la paciencia?

- A veces la paciencia consta solo de concentrarse en el objetivo. Para poder alcanzar lo que queremos necesitamos estar seguros y posponer todo lo demás en función de aquello que buscamos alcanzar. Tu, por ejemplo, acabas de dejar de lado todos los sentimientos que acarreabas para con tu amiga y con la demás gente que te hizo sentir mal y te dedicaste solo a crear. Tu fluir de ideas conllevó a la generación de una nueva obra de arte la cual luego será vendida para pagar tu estadía en esta casa y tú pudiste reencontrarte con lo que realmente buscabas.

- Y ¿qué piensas que es lo que realmente busco?

- Paz.

- Error. Busco el bien para los que amo, por eso quiero contgrolarme.

- Y ¿para que lo buscas?

- Porque los amo.

- No puedo competir contra argumentos tan sencillos, son mi debilidad. Por el momento sería bueno que descansaras, ya has trabajado demasiado. No te olvides de esta tranquilidad y de lo importante que es concentrarse en el objetivo. Ve a comer, te dejé algo sobre la mesita del living.