Corría sin descanso, ella podía sentir la desesperación emanar de su cuerpo.
El miedo se encargó de impulsarla a seguir, no podía detenerse, se negaba al hecho de rendirse. Ella jamás se rendía y esta no sería la excepción.

No sabía si llevabas minutos, segundos, horas o incluso días corriendo. Jamás había parado, podía sentir como sus piernas fallarían si ella se atrevía a tomar un descanso.
A lo lejos observo una carpa roja, aquello le dio una esperanza; ella lo lograría. Podría salvarlo, solo tenía que correr un poco más.

Cada paso que daba era más desesperado que el otro, podía sentir como esa pequeña esperanza surgía con mayor fuerza.

Una vez estuvo cerca de la carpa su único pensamiento fue; lo logre, lo salvare.
Ese fue lo único que pensó antes de que todo se volviera borroso y la oscuridad la absorbiera.