No se cuanto tiempo estuvimos abrazados, pero cuando me di cuenta era demasiado tarde. Me separe de Andrew repentinamente. El no dijo nada, solo me miro y posteriormente tomo dos pañuelos desechables. Primero se limpio las lágrimas y luego me extendio el otro pañuelo para que yo hiciera lo mismo.

Tome el pañuelo y me limpie sin decir nada. El silencio entre nosotros duro mas que el abrazo que nos dimos. Ese abrazo... Creo que nunca nadie me habia abrazado de una forma tan hermosa, tan pura. Por eso me dio miedo. Eran sensaciones nuevas que no entendía porque nunca las habia sentido. Dolía y se sentia bastante bien. Tenía miedo de acostumbrarme a ello.

Me gire para ver a Andrew, quien miraba a la nada con expresion melancólica. Cuando se dio cuenta de que lo estaba mirando, se volteo, me miro y volvio a abrazarme. Esta vez me abrazo mas fuerte que la primera vez. Me quede en shock y no supe como reaccionar. Luego se separo un poco y paso su pulgar debajo de mis ojos para limpiar las lágrimas que, inconscientemente seguia derramando. Intente parar, pero no pude hacerlo.

-- Valery...

Las palabras no salían de mi boca.

-- Valery...-- Volvió a decir con voz suave.

-- Lo siento... Yo...

-- ¿Que es lo que te atormenta tanto?-- Pregunto con una sonrisa a medias.

-- Nada... Solo estoy conmocionada por tu historia...

-- No me mientas. Por favor...

-- No se de que hablas Andrew...

-- Valery. Desde el día que te conocí pude notar que algo no andaba bien. Quizá por tu necesidad de aparentar una felicidad inexistente.

-- ¿A que te refieres?

-- Tu sonrisa es falsa.

-- Andrew, no se de que hablas...

-- No voy a forzarte a decir algo que no quieres. Solo quiero que sepas que a mi no me engañas. Conozco esa mirada. Conozco esa sonrisa. Y claramente puedo notar que te esfuerzas demasiado en ocultar todo ese dolor. Todo en exceso es malo. Y tu exageras demasiado...

-- ¿Exagero?

-- Si. Mucho. Tu rostro es la viva imagen de la tristeza.

Después de que Andrew dijo todo eso, no supe que decir. Solo agache la mirada, nerviosa. Tratando de ocultar la verdad. Una verdad para la cual aun no estaba preparada para contar.

Andrew no insistio mas. Se limito a sonreír y tratar de calmarse para que la hinchazón y el enrojecimiento de sus ojos se desvaneciera.

¿Como era posible que me dijera todo eso?

¿Que hizo que se diera cuenta?

Apreté mis puños y solte un suspiro largo.

El lo noto, pero nuevamente no dijo nada.

-- Vamos a cenar.-- Dijo y se bajo del auto para abrirme la puerta.

Me extendió su mano para ayudarme a bajar y yo sentia que mi mundo colapsaba.

Una vez estando dentro de la cafetería, no hablamos mucho. Luego de tener miles de pensamientos por mi mente, supe que no servía de nada evitar el tema, así que me atreví a romper el silencio que inundaba nuestra mesa.

-- Andrew...

-- ¿Si?

-- Dime, ¿Tal mal me veo físicamente para que te dieras cuenta de que no estoy bien?

-- No es solo tu físico Valery. Así no funciona.

-- ¿Entonces? Explicame.

-- ¿Te has dado cuenta de que el cielo puede transmitir ciertas emociones con los colores que tiene?

-- Creo que si.

-- Pues mira. Cuando el cielo esta azul e iluminado con los rayos del sol es fácil deducir o pensar que cuando eso pasa, es porque hay felicidad a tu alrededor. En cambio, cuando llueve y el cielo esta grisáceo, pareciera que la nostalgia y la tristeza invaden la ciudad.

-- ¿Y que me dices de los arcoiris? o tambien cuando hay relámpagos... ¿O cuando el cielo se torna naranja o rosado? ¿O el atardecer?

-- Todos emanan emociones diferentes. Pero no hablare de eso ahora.

-- Ya lo estas haciendo.

Andrew da un sorbo a su café y pasa sus dedos por la orilla de la taza. Luego responde.

-- ¿De que color esta el cielo ahora?

Miro hacia la ventana y luego lo miro a el para responderle.

-- Gris.

-- ¿Y tu corazón? ¿De que color crees que sea ahora?

Hago una mueca y trato de acomodar los mechones de mi cabello. Se que lo hago porque estoy nerviosa y se que el lo nota.

No respondo.

Luego el lo hace.

-- No me lo tomes a mal, pero creo que tu alma y tu corazón estan igual de oscuros que el mismo cielo.

-- No puedes sacar conclusiones sin saber mi pasado.

-- Quizá no sepa tu pasado. Pero solo te estoy diciendo lo que veo en estos momentos.

-- ¿Ahora eres psicológo?-- Digo sarcástica.

-- No. Pero conozco la depresión. En carne propia.

-- Andrew, dejemoslo así.

-- El cielo esta triste, Valery.

No respondo y me limito a comer.

Me siento incomoda.

Se que lo que dice es cierto, y por eso mismo ya no quiero escucharlo.

Al terminar de cenar, el se ofrece a llevarme a casa. Pero no puedo ni mirarlo a los ojos, así que miento y le digo que vere a Catherine y que tengo que esperarla. El asiente y se despide de mi calurosamente. Se que quizá no me cree, pero ha decidido dejarme sola.

Andrew sube a su auto y lo veo arrarcar y partir.

Me quedo parada afuera de la cafetería. Hace frío. Pero aun adi me apetece mas irme caminando a casa. Necesito digerir todo lo que paso hoy. Se que Andrew es buena persona y quiza quiere ayudarme. Pero no me siento lista.

Caminando entre las calles, analizo la situación y me cuestiono si sera buena idea seguir viéndolo.

Quizá necesite tiempo para tomar una decisión.

Después de caminar por unos treinta minutos, finalmente llego a casa. Entro y automáticamente Salem se acerca a darme la bienvenida. Le sonrio y lo cargo mientras el parece que esta a punto de derretirse de ternura.

Saco mi teléfono de mi bolsa y lo dejo sobre la mesa.

Justo en ese instante, la pantalla se enciende y el teléfono vibra.

Es un mensaje de Andrew.

Valery
Te pido disculpas si te ofendi el día de hoy, no era mi intención.
Perdoname.
No volveré a molestarte con el tema.
Gracias por escucharme.
Tenia mucho tiempo que no hablaba con nadie sobre mi hermana.
Creo que en ti veo reflejada a Amber.
Por eso he actuado así contigo.
Lo siento.

Después de leer su mensaje, siento un vuelco en mi corazón.

Decido no contestarle.

Se que si le contesto ahora, quizá no mida mis palabras y podría lastimarlo.

Y no quiero eso.

A decir verdad. No estoy molesta con el.

Estoy enojada conmigo misma.

Camino a mi habitación, aun con Salem en brazos y me tiro en la cama.

Decido poner musica.

Y en ese momento Heavenly suena por toda mi habitación como una canción de cuna.

Me siento en paz.

La canción termina y vuelvo a repetirla.

No se cuantas veces la repetí, pero me quede profundamente dormida.