Extra 2
Poco a poco los copos de nieve cayeron al suelo, el viento empezó a soplar fuertemente que arranco las pocas hojas que quedaron en los árboles. Los roedores se escondieron en sus madrigueras y los pájaros en los agujeros de los troncos huecos.
Un ratoncito solitario huyo rápidamente antes de que la tormenta aumentara. La mayoría de las madrigueras ya estaban ocupadas y la nieve ya había cubierto su casa. Sus pasos aumentaron hasta topar con una cabaña en medio del bosque, las luces estaban encendidas al igual que la chimenea; el ratoncito no dudo y entro por un pequeño agujero.
Al entrar, corrió hacia la chimenea y se abrigo con el calor de las brasas.
-Oye amigo ¿Cómo te llamas? –
El ratoncito se quedó estático y volteo lentamente hacia el dueño de la voz. Sintió como se le escapaba el alma al ver unos dientes filosos cerca de él, quiso escapar, pero unas manos humanas la atraparon.
-Oye no tengas miedo, no te voy a comer. Me llamo Menma ¿Cómo te llamas tu? -
El ratoncito lanzo unos chillidos.
-Menma, suéltalo, el no sabe hablar –
Menma giro la cabeza y se topo con los ojos negros de su hermana - ¿Por qué no puede hablar? –
-Porque... no es inteligente como nosotros –
-Oh, entiendo – soltó al ratoncito – lo siento, amiguito –
El roedor le lanzo una mirada asesina antes de alejarse de ahí.
-¡La tormenta aumento y papá no a llegado! – un pequeño zorro apareció de la nada y se puso a dar vueltas - ¡¿Y si le paso algo?! –
-¡Cállate, Boruto! ¡Pones nervioso a mamá! – grito su hermana.
El zorro dejo de dar vueltas y miro hacia su madre. Sasuke estaba sentado enfrente de la ventana con una taza de chocolate en la mano, al parecer no había escuchado las palabras de su hijo.
Boruto se transformo en un humano y camino sigilosamente hacia su madre. Tomo su mano suavemente y lo puso encima de su cabeza.
-Papá es fuerte, el va a regresar – murmuro.
Sasuke le regalo una mirada y acaricio su cabellera rubia -Lo sé –
-Mamá ¿Es verdad que los humanos celebran algo llamado navidad? – pregunto Menma mientras se sentaba en el suelo junto a la chimenea.
El azabache asintió – Aunque digamos que mi familia no era de festejar –
-¿Por qué? –
Sasuke lo pensó unos minutos antes de responder -No teníamos el dinero suficiente –
Los trillizos se miraron entre si - ¿Ahora si hay dinero? – preguntaron al mismo tiempo.
-Creo que si –
-¡Entonces celebrémoslo! –
El doncel sonrió, sus hijos eran muy curiosos como cierta persona – Me parece buena idea –
-¡Si! –
Los tres se transformaron y empezaron a brincar con sus cortas patas. Mientras se divertían, la puerta se abrió de golpe y un hombre cubierto de nieve apareció.
-¡Papá! –
Los trillizos volvieron a su forma humana y abrazaron a su padre. Naruto se sacudió la nieve del cabello y correspondió el abrazo de sus hijos.
-¿Por qué tardaste tanto? – pregunto el azabache mientras se levantaba de la silla y caminaba hacia su esposo.
A pesar de que no tuvieron una boda como tal, hicieron votos en presencia de la diosa de la fertilidad. Ese día Kushina lloro de la felicidad y creció muchas rosas alrededor de la cabaña, algo que no le agrado al dios de la nieve ya que era su turno. Las rosas se congelaron, para que no se murieran en la tormenta.
Naruto aparto una mano, tomo de la cintura a su doncel y lo atrajo hacia su cuerpo- La tormenta me atraso, a parte la gente estaba reunida en sus hogares, se me hizo difícil robar –
-Naruto ya te he dicho que no robes, podemos conseguirlo en el bosque –
-Si lo sé, pero nuestros pequeños tienen curiosidad de las cosas humanas ¿Verdad? –
-¡Si! –
-¿Cómo es que son tan diferentes y a la vez iguales? – Naruto palpo sus cabezas y se aparto del hombro una mochila – Estos son sus regalos de Navidad –
Boruto lo agarro con cuidado y corrieron a sentarse en la alfombra. Abrió la mochila lentamente como si tuviera miedo de romper algo y cuando vio lo que había dentro, sus ojos azules se iluminaron.
-¡Libros! –
Su hermana al escuchar la palabra "libros", le arrebato la mochila – Los libros son míos –
-¡Sarada, no es todo tuyo! – dijo Boruto y le quito la mochila -Hay que compartir –
-¡Tu ni siquiera lees! –
Sasuke lanzo un suspiro -Niños no se peleen, su padre lo trajo para todos -
Naruto asintió con la cabeza -Es cierto y para que no haya problemas, permítanme repartir los regalos – menciono y se acerco a sus hijos.
Estuvieron de acuerdo y le entregaron la mochila a su padre. Naruto sonrió y saco de la mochila tres libros.
-La merienda en el bosque, el pez dorado y mujercitas – leyó los títulos en voz alta -Este libro del pez dorado es para ti Menma –
Menma tomo el libro con una sonrisa -Gracias papá –
-Boruto, este libro es para ti y Sarada este es para ti –
Boruto tomo el libro de una merienda en el bosque mientras que Sarada tomo el libro de mujercitas. Los tres quedaron contentos y se pusieron a leer recostados en la alfombra.
Eran raras las ocasiones cuando no estaban de acuerdo en algo, ya que la mayoría de las veces hacían las cosas juntos. Después de todo nacieron en el mismo día y ya tenían cinco años cumplidos.
Naruto estaba sorprendido de que aprendieran rápido a transformarse en una corta edad, ya que a Rasa todavía se le dificultaba. Sasuke menciono en broma, que sus hijos habían heredado su inteligencia y ahora que los observaba puede que sea verdad.
-Naruto ¿Cómo esta mi madre? – pregunto Sasuke interrumpiendo los pensamientos del zorro.
-Ella esta bien, no te preocupes, tus hermanos fueron a visitarla – Naruto abrazo el cuerpo de su doncel y le dio un corto beso en los labios – Se cuanto la extrañas-
Ya había pasado una semana desde que la vio, le dolió tanto verla llorar, pero no podía regresar. Ya tenia su vida hecha y no la cambiaria por nada del mundo.
-Estoy bien, mientras los tenga aquí – Sasuke apoyo su cabeza en el hombro de su esposo – Gracias por aparecer en mi vida –
El rubio dibujo una sonrisa en su rostro – Gracias a ti por haberme salvado –
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Son cinco extras en total, tratare de publicarlos seguidos. Espero que les guste
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