Sasuke miro la carta como un ratón que observa a una serpiente. Las cosas estaban sucediendo muy rápido, ni siquiera había cumplido los 18 años y ya estaban vendiéndolo al emperador. No sabía si reír o llorar, había un poco de esperanza de que su padre cambiara de parecer, pero no sucedió y la caída no fue tan fuerte.

Retiro la mirada y observo a su madre. Ella ya había dejado de costurar y observaba la escena, con lágrimas en los ojos. El azabache se dio cuenta que no podía contar con ella.

-¿Qué esperas? ¡Vístete! – su padre ya no tuvo paciencia y tiro la caja a sus pies -Es mejor que estés preparado – dijo, puso las pieles en un perchero y estaba a punto de entrar a la habitación, hasta que la voz de su hijo lo detuvo.

-Me voy a casar –

Su padre se detuvo, con la mano puesta en la puerta, miro sobre su hombro -¿Qué demonios dijiste? –

-Me voy a casar – repitió el Uchiha, seguro y sin titubear – Es alguien rico y de familia acomodada –

Fugaku lanzó una carcajada que sobresalto a ambos.

-¡¿Con quién?! ¡¿Quién es el idiota que se va a casar contigo?!-

Sasuke contesto ya no tan seguro -No es de por aquí, vive en la ciudad –

-¿Cómo se llama? –

-Na...Naruto –

Su padre se quedó en silencio unos minutos y sonrió como respuesta. No le debe de tomar importancia, porque ¿Quién es más poderoso que un emperador?, además el le había prometido al emperador que su hijo iba a ser suyo cuando cumpliera los 18 años. No podía romper esa promesa, por un caprichoso estúpido de un doncel.

-Dile a ese pobre diablo, que no es necesario que venga, tu ya estás apartado – con esas últimas palabras, se metió a la habitación riéndose por lo que había dicho.

Sasuke dejo caer sus hombros, preguntándose ¿Si su vida ya no tenía solución? ¿Si ya estaba condenado desde un principio?

-No quiero...- susurro.

Su madre se acerco a él y lo abrazó por detrás.

-Lo siento, no sé qué hacer –

El azabache apretó las manos de su madre -Hay una solución, vámonos de aquí –

Su madre negó con la cabeza -No puedo hacerlo, no puedo dejar a tus hermanos o dejar a tu padre –

Sasuke la aparto -Puede que tu no lo hagas, pero yo ya no quiero condenar más mi vida –

-Sasuke...-

-Ya basta, no quiero ser como tú, bajar la cabeza mansamente y escuchar lo que dice mi marido, ¡No quiero! – no se dio cuenta de las lágrimas que derramaba, ni de las palabras que salían disparadas de su boca.

Su madre no respondió y Sasuke no esperaba respuesta. Así que se metió a la habitación de sus hermanos.

Ya no sabia que hacer, la boda con el zorro era su única esperanza para no pertenecer en el harem del emperador, pero su padre lo destruyo sin piedad y sin que quedara ningún rastro. No quería estar en ese lugar, ni acostarse con ese hombre, solo quiere ser libre y poder criar a sus futuros hijos con amor y cuidado.

Las lágrimas caían como la lluvia en primavera, mojando el suelo de madera llena de moho, lo único que iluminaba esa oscura habitación, era la luz de la luna que era testigo de su desgracia.

-¿Ahora que hago? – se preguntó, con la pequeña esperanza de que alguien lo escuchara y solucionara su problema.

-"¿Por qué lloras?" –

Esa voz... esa voz se transformo en una luz en la oscuridad de su ser.

Se limpio las lágrimas con la manga del Kimono y corrió hacia la ventana, donde el zorro lo esperaba.

-No funciono, nuestra boda no va a ser posible, por favor, ayúdame –

El zorro inclino la cabeza a un lado.

-"Tengo otra idea, pero no se si te va a gustar" –

En realidad, a Sasuke ya no le importaba, siempre y cuando lo ayudaran a salir de las garras del emperador.

-Dime, cualquier cosa esta bien –

El zorro achino sus ojos, observándolo con cautela –"Si te lo digo, tendrás que aceptar dejar a tu familia y dejar todo lo que conoces aun así ¿Aceptas?"-

El azabache se mordió los labios. Pensó en los pros y contras. Ya no estaría en el harem y ya no se acostaría con el emperador y eso de dejar a su familia sería lo mismo cuando entre en el palacio.

-Acepto –

El zorro asintió satisfecho –"Las pastillas que te di, sirven para curar y para matar, mastica una cuando llegué el momento"-

-¿Esa es tu solución? ¿El suicidio? – pregunto con voz llena de pánico, nunca se le había ocurrido morir ni siquiera le había pasado por la cabeza.

-"¡No!, escucha cuando "mueras" volverás a la vida si te doy otra pastilla, así no tendrás problemas tú y tu familia"-

-¿Problemas? ¿Qué quieres decir con eso? –

-"¿No lo sabes? Si te escapas, tu familia puede ser ejecutada " –

-Oh...-

En realidad, no lo había pensado, que bueno que su madre no lo acepto, porque si lo hubiera hecho sin dudar.

Ahora la pregunta más importante ¿A dónde iría?

El zorro respondió, leyendo su mirada – "Ven conmigo"-

-¿Eh?-

-"Vive conmigo, en el bosque"-

Por alguna extraña razón, esas palabras lo hicieron sentir bien, se sentía feliz, pero parte de su cerebro le advertía sobre los peligros.

-Suena bien, pero ¿Cómo voy a vivir? Ya sabes, necesito un techo para pasar la noche o las tormentas –

-"De eso no te preocupes, déjamelo a mi"-

La voz del zorro estaba cargada de confianza, tanto que la esperanza que dio por perdida regreso llena de oportunidades.

El zorro observo el rostro del azabache, ya no había lágrimas sino una sonrisa que mostraba lo contento que estaba.

-¿Cuándo vendrás por mí?-

Naruto reacciono y respondió apenado – "Cuando tus parientes vean que estés muerto y se aparten de ti, vendré" –

Sasuke asintió confundido, ¿No será extraño ver un cadáver desaparecer?

El zorro movió sus colas salvajemente –"Por favor, toma la pastilla un día antes de tu cumpleaños"-

El azabache iba a preguntar la razón, pero el zorro había desaparecido.

Mañana en la noche, será la muerte de Sasuke Uchiha, un doncel que apenas iba a cumplir los 18 años.