Al día siguiente, Sasuke se sintió mucho mejor. Sus piernas ya no ardían y su cabeza ya no dolía. Al parecer las extrañas canicas que el zorro le había dado, lo curaron a una velocidad anormal. Se dio la vuelta y se sentó, vio a sus hermanos que lo estaban mirando desde la puerta y se acercaron a él cuando lo vieron levantarse.

-Hermano ¿Estás bien? – Itachi pregunto preocupado - ¿Puedes caminar? –

Sasuke asintió -Estoy bien, gracias a las yerbas, mis piernas están mucho mejor – mintió.

Los dos hermanos se relajaron.

-Me alegra, pero hermano ¿Dónde fuiste esa noche? –

El azabache desvió la mirada, no podía decir la verdad y tampoco podía mentir cruelmente -Yo...- no supo que decir.

Sai noto su desesperación y decidió interrumpir -No es necesario que nos expliques, lo importantes es que viniste sano y salvo –

-¿No tienes un amante verdad? –

Sasuke frunció el ceño -¡Claro que no! –

Los dos hermanos se sobresaltaron por su repentino grito y decidieron dejar las cosas en paz.

-Bueno, en realidad nosotros vinimos a despedirnos –

-¿Qué? ¿A dónde van? –

Sai saco un pedazo de papel y se lo dio a su hermano.

Sasuke tomo él papel y leyó en voz alta "El emperador Orochimaru, te invita cordialmente a la prueba de los guerreros para dar honor y virtud a tu familia, solo los más jóvenes y con talento podrán participar". Cuando termino de leer, miro hacia sus hermanos.

-¿Están seguros de esto? –

Los dos asintieron.

Itachi contesto – Con esto, puedo cuidarte de los maltratos de nuestro padre, podremos irnos de aquí y vivir cómodamente –

-Soy un doncel y sabes perfectamente lo que hace el emperador con los donceles–

Itachi suspiro y se acaricio el puente de la nariz -No dejare que eso suceda –

-Todos en el pueblo saben que soy doncel –

-¡Ya te dije que eso no va a ocurrir! ¡No mientras viva!–

Sasuke miro a su hermano, a pesar de que dijera eso, muy en el fondo sabía que era imposible, si uno se enfrentaba al emperador, sería asesinado por traición

-Se que seran buenos soldados – dijo Sasuke con una sonrisa, es lo único que podía decir.

Itachi relajo su semblante – Lamento gritarte, pero deja de pensar en cosas malas y trata de vivir tranquilo –

Sasuke asintió con la cabeza -Esta bien, lo haré -

Sai le dio unas últimas palabras de consolación, antes de que los dos se fueran.

La prueba duraría dos semanas en la montaña Feng, como un método de supervivencia se quedarían al aire libre con bestias salvajes rodando. Tienes la opción de quedarte o de bajar la montaña para regresar a casa. Solo muy pocos se quedaban y pasaban a la siguiente prueba, que era la lucha de espadas en la arena.

Sus hermanos habían entrenado día y noche hasta perfeccionar sus habilidades. Ya podían pelear hasta con los ojos vendados. Sabía que sus hermanos lo iban a lograr, por eso no estaba tan preocupado por ellos, pero de lo que si estaba preocupado es cuando llegara el día en que se presentara ante el emperador, sería elegido como un concubino.

El emperador tenía más de 300 concubinos que disfrutaba día y noche. Se rumoreaba que si uno quedaba embarazado y fuera doncel automáticamente se uniría al harem sin importar si fuera el hijo del emperador.

Sasuke tenía miedo de que fuera elegido, su aspecto no estaba nada mal a pesar de que sonara muy narcisista. Su padre estaba buscando un buen marido para él, uno que le diera ganancias y el emperador era su mejor opción. Tenía que buscar una solución, no quería escapar ni buscar marido que lo ayudara a salir de los problemas, además, aunque quisiera solo se meterían con él por una noche, nadie lo amaba, ni el tampoco se había enamorado, no había nadie que le atrajera.

De repente recordó al zorro y se lleno de esperanza. Podía pedirle ayuda, lo necesitaba más que a nada.

Sin pensarlo dos veces, salió de la casa y camino hacía el bosque. Su madre no estaba y estaba seguro de que iba a regresar hasta la noche.

El suave viento choco en su rostro y sus cabellos negros bailaron como el pasto. Miro a su alrededor, tanteando el terreno, no quería encontrarse con algún tipo de bestia o animal.

-"¿Qué haces aquí?"-

La voz suave del zorro sonó en su mente.

-Necesito hablar contigo –

-"¿Cambiaste de opinión?"-

Sasuke no sabía de qué hablaba.

-"¿Puedo matar a tu padre?"-

Al escuchar su pregunta, recordó su propuesta y negó rapidamente– No, ya te he dicho que no –

-"Entonces ¿Qué quieres?"-

El azabache se tragó su saliva, humedeciendo su garganta seca.

-Necesito...necesito un favor –

-"¿Un favor? ¿Qué clase de favor?"-

Sasuke no estaba seguro de decirlo ¿Qué tal si no funcionaba? Todas sus esperanzas se romperían en un abrir y cerrar de ojos.

-Sabes que soy doncel y que pronto entrare en el harem del emperador, cuando cumpla 18 años y yo la verdad... la verdad yo no quiero entrar a ese lugar, quiero ser libre y poder ayudar a mi familia, necesito tu ayuda –

-"¿Mi ayuda? Yo no tengo la capacidad de cumplir deseos"-

Un breve silencio surgió y Sasuke ya no se atrevía a decir más.

-"Pero... por lo que se, creo que el matrimonio te salvara"-

El azabache suspiro y negó -No hay nadie quien me guste y los hombres solo me desean para una noche –

Al terminar sus palabras, de repente, una extraña luz surgió. Sasuke cerro los ojos por instinto y cuando los volvió a abrir se sorprendió al ver a una persona.

Esa persona tenía ojos azules, cabello amarillo y tres marcas en cada mejilla. En su parte trasera, había dos colas moviéndose salvajemente y en su cabeza unas orejas peculiares.

-Entonces...cásate conmigo –