El árbol dorado brillaba como el oro, sus hojas, sus ramas y tronco. Cada alma sea de animal o humano se escondían entre sus hojas y cuando se desprendían el viento se los llevaba para que pudieran reencarnar en otro lugar.
Por esa razón era tan importante para los animales y antes era importante para los humanos, pero lamentablemente la codicia los volvió ciegos y trataron de derrumbar el árbol por lo que los dioses decidieron sacarlos del bosque.
Ahora la historia era casi la misma, pero en esta ocasión los dioses están separados. El Dios del viento no puede salir junto con la Diosa de la fertilidad, el Dios de la noche, solo sale cuando hay luna llena y el Dios sol es ciego ante las acciones humanas.
Los soldados se acercaron con confianza al árbol. Ningún zorro apareció en sus caminos y con tranquilidad empezaron a sacar las herramientas para talar el árbol.
Fugaku observaba con atención la escena y el pensamiento de que pronto seria millonario surgió en su mente como una dulce fantasía que pronto se puede volver realidad.
Los soldados cortaron las ramas haciendo que las hojas cayeran al suelo. Sin que nadie se diera cuenta, las ramas perdieron el color dorado y las hojas se convirtieron en pequeñas chispas.
-¿Qué piensas hacer con el oro, mi querido amigo? – pregunto Fugaku.
-Pienso pagar algunas deudas y después comprar una mansión para vivir cómodamente ¿Y tú? – respondió Danzo.
-Pienso lo mismo, tal vez hasta pueda recuperar a mi mujer, ya sabes se necesita de una sirvienta – Fugaku rio – Y mis hijos sé que estarán bien con el emperador –
Danzo recordó al tercer hijo, aunque no lo había visto de cara sabia que era hermoso para que el emperador luchara por él.
-Eso es correcto, a parte seguirás recibiendo dinero gracias a tus hijos –
Fugaku sonrió ante tal futuro -Tienes razón, si deseas algo de dinero no dudes en buscarme –
Danzo asintió con la cabeza.
-Trata de no pisar las ramas, pueden que se quiebren por tu peso – comento un soldado mientras observaba a su compañero acercarse con un hacha.
-Que gracioso – el soldado miro hacia abajo para no pisarlas, pero cuando lo hizo se dio cuenta de la situación -Oye ¿Las ramas no eran doradas? –
-Si, lo son –
-Entonces ¿Por qué son oscuras? –
El soldado alzo una ceja y miro hacia el suelo. En efecto, las ramas eran normales y sus hojas habían desaparecido.
-¡¿Qué demonios?! –
El sonido de algo rompiéndose los alerto y miraron hacia el árbol. Este empezó a derrumbarse encima de sus cabezas y antes de que fueran aplastados rodearon en la hierba.
Las hojas se desprendieron y empezaron a transformarse en lluvias de fuego.
Los soldados quedaron estupefactos y mas cuando escucharon la voz de una mujer.
-Hoy es un día frio que paraliza y congela. El corazón de un ser amado ha dejado de latir entonces ¿Por qué me mantengo de pie? Ah recuerdo que es por ti a pesar de que me has abandonado aun te seguiré esperado y espero que llegues antes de que la ultima chispa se apague. No culpes a nadie fue mi decisión y espero que permitas que esa hermosa pareja puedan vivir felices para siempre, te lo pido señor sol –
Cuando la dulce voz dejo de hablar, la lluvia de fuego se convirtió en laguna empezando a consumir todo a su alrededor.
-¡Fuego! –
Los soldados aventaron las herramientas y empezaron a correr por sus vidas.
Fugaku y Danzo quedaron estáticos mientras observaban al árbol siendo consumido por las llamas.
Danzo reacciono y tomo del hombro a su compañero -¡Tenemos que irnos de aquí! –
Fugaku se quedo quieto en su lugar.
-¡Señor Uchiha! –
Fugaku no respondió y siguió observando las llamas como si estas lo estuvieran atrayendo.
Danzo chisto y salió corriendo.
De la nada, una voz masculina hablo.
-Tu avaricia ha arruinado las almas, no mereces estar en el círculo de la reencarnación –
Las llamas tomaron una forma humana y tomaron de la mano a Fugaku, este no podía moverse ni articular palabra.
-Mataste a los animales por tu codicia, así que ojo por ojo, diente por diente -
Después las llamas humanas se transformaron en animales y se abalanzaron hacia Fugaku, haciendo que este fuera consumido por el fuego.
-¡Fuego! –
Itachi miro hacia las aves que gritaban a todo pulmón, el humo se empezó a expandir como la niebla haciendo que los ojos humanos quedaran cegados.
Sai que estaba a lado de su hermano, lo tomo del brazo -¡Sasuke! ¡Tenemos que salir de aquí! –
-Vete –
Sai lo miro sorprendido -Hermano, no puedes quedarte aquí ¡Piensa en tus hijos! –
Sasuke recordó la pesadilla y abrazo su estómago protectoramente – No tiene caso – varias lagrimas resbalaron por sus mejillas -No tiene caso si no está el -
Itachi lo tomo del brazo -¡No digas estupideces! – miro hacia Sai -Recoge el cuerpo del zorro y salgamos de aquí –
Sai asintió con la cabeza, se arrodillo, quito la flecha del cuerpo y levanto con cuidado al zorro.
Sin previo aviso, Sasuke se lo arrebato y lo abrazo como si fuera un tesoro preciado, no le importaba manchar su kimono de sangre.
-Vámonos – Itachi jalo a su hermano y salieron del lugar antes de que el fuego los alcanzara.
-¡¿Cómo que hay fuego en el bosque?! ¡¿Esos humanos corruptos lo ocasionaron?! – grito Rasa que seguía en la cueva con los animales.
Un cuervo balanceo sus alas -¡No! ¡Fue el mismo árbol! –
-¡¿Qué estupideces me estas diciendo?! ¡No me digas que eres también un impostor! –
-¡Cuack! ¡No lo soy, ese idiota que los traiciono no es un cuervo, es un pedazo de carne voladora! Aparte no te estoy mintiendo, estoy diciendo la verdad y si no me crees ahora mismo me saco todas mis plumas – y para que el mapache le creyera, se saco una pluma del pecho.
-¡Te creo, te creo! –
-Bueno si me crees ¡¿Qué esperas para salir de aquí?!–
Rasa miro por todos lados -Estoy esperando a mi hijo –
-¡Yo lo busco! ¡Salgan de aquí! – el cuervo agito sus alas y se fue de ahí.
Los animales obedecieron y salieron de la cueva mientras que Rasa se quedó, si es que el cuervo no llegara a encontrar a su hijo, él lo estará esperando.
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Ya llegue :,v
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