Capitulo 26
Hace mucho tiempo animales y humanos convivían armoniosamente los unos con los otros. No existían los celos ni la envidia, ni siquiera el poder del dinero.
El joven Jiraiya junto con otros jóvenes dioses, eran los que gobernaban y no se metían en los asuntos de los humanos. El único deber que tenían era proteger el árbol dorado.
Había una joven en particular que todos los días iba al árbol dorado para platicar con él. Ella le contaba toda sus anécdotas y sus sentimientos. Cuando ella lloraba se iba a refugiar al árbol y cuando estaba feliz se lo contaba.
Jiraiya que pasaba todos los días para ver si todo estaba bien, se dio cuenta de ese suceso y empezó a espiarla. Mientras más la veía, más ganas le daban de acercarse a ella.
-¿Sabes quien es ella? – pregunto el joven Jiraiya - ¿Por qué razón viene todos los días a platicar con el árbol? –
Un niño de cabellos amarillos y ojos azules, respondió -Supe que es huérfana, sus padres murieron de la peste y ahora vive con su abuelo. Al parecer su abuelo le conto que el árbol dorado guarda el alma de sus padres, por esa razón viene todos los días a hablar con ellos –
Jiraiya lo apunto con el dedo - ¡¿Y tú como sabes eso?! ¡¿Eres un pervertido de casualidad?! –
-No soy tu, soy el Dios del viento, siempre escucho los susurros de la gente –
-Tch, no soy un pervertido – miro a otro lado – Y ¿Cómo se llama? –
El dios del viento soltó un suspiro -Tsunade –
-Tsunade – susurro Jiraiya como si su nombre fuera muy especial.
-Un Dios y un humano no pueden estar juntos, lo sabes ¿Verdad? –
-Lo sé, no te preocupes, solo quiero ser su amigo – Jiraiya palmeo la espalda del rubio antes de bajar a la tierra.
Jiraiya se acerco a la pequeña Tsunade y se volvieron amigos como él había esperado. Siempre se reunían en el árbol dorado y platicaban hasta el anochecer.
Hasta que un día sucedió algo catastrófico. La pequeña Tsunade estaba comprometida con un hombre que no conocía su rostro ni su nombre, pero su abuelo ya había tomado la decisión.
Sin que nadie lo supiera, el corazón del abuelo se había corrompido con la avaricia y el poder. Todo eso se debía al engaño de un hombre que le mostro sus mayores tesoros y lo que podía hacer si los tuviera en sus manos "Puedes ser hasta un dios" fueron las palabras del desconocido,
-No me quiero casar con alguien que no conozco – dijo Tsunade mientras tomaba las manos de Jiraiya -Por favor, convence a mi abuelo de que no me case –
El joven Jiraiya quería ayudar a su amiga, pero una regla se lo impedía "Solo podemos ayudar a los humanos cuando se trata de desastres naturales" "Los humanos a veces se pueden llegar a corromper con los deseos egoístas, es algo que no podemos impedir"
-Yo... me encantaría ayudarte, pero me es imposible –
Tsunade lo miro con lágrimas en los ojos -¿Por qué? ¿Por qué no puedes ayudarme? –
-Soy un Dios –
Tsunade se mostro sorprendida y soltó sus manos -Si eres un Dios ¿Por qué no me ayudas cuando más lo necesito? –
Jiraiya sintió que sus palabras eran como dagas enterrándose en su corazón inmortal.
-Yo...-
Tsunade se limpio las lágrimas y pregunto en un tono desafiante -¿Te gusto? –
Jiraiya no supo que responder.
-Si te gusto, llévame contigo, vuélveme inmortal –
-Yo...es imposible, nunca he visto a un humano transformarse en inmortal –
-Podemos buscar una solución juntos, pero por favor, habla con mi abuelo –
El Dios sol asintió sin pensar. La joven Tsunade sonrió llena de alegría, sin saber que esa seria la ultima vez que se verían.
En esa misma noche, Jiraiya se encontraba en el palacio del cielo y empaco varios lingotes de oro para convencer al abuelo de Tsunade, pero un golpe fuerte a la puerta lo interrumpió.
-¡Adelante! –
Un joven de cabellos plateados apareció en su puerta, algo agitado.
Jiraiya tuvo un mal presentimiento -¿Qué sucede? –
-Tsunade...Tsunade –
-¡¿Qué le paso a Tsunade?! –
-Ella...ella...murió –
El Dios sol se derrumbo en el suelo, no podía creerlo "Esto... tiene que ser una broma" pensó y le rogo al Dios de la noche -Déjame salir, por favor déjame verla–
El Dios de la noche se compadeció de él y asintió.
La hermosa luna plateada fue tapada por la sombra del sol. Por primera vez en años, las estrellas se apagaron y todo se surgió en una profunda oscuridad.
Debajo del árbol se encontraba el cuerpo sin vida de Tsunade. A lado estaba el Dios del viento y la diosa de la fertilidad.
-¿Qué sucedió? – pregunto Jiraiya mientras sentía que todo a su alrededor se derrumbaba.
-Lo siento mucho, Jiraiya, pero... los aldeanos la apedrearon por su "Traición" creyeron que estaba mintiendo a su prometido con otro hombre y decidieron borrar la mancha antes de que todos se contaminaran – dijo la diosa de la fertilidad -Lo siento tanto –
-¿Otro hombre? ¿Se refieren a mí? – su voz sonó entrecortada -Soy el Dios sol, no soy un hombre – sus lágrimas resbalaron de sus mejillas -Un Dios, no llora ¿Verdad? –
Los Dioses apartaron la mirada.
-Como siempre, nunca podemos hacer nada, apuesto que tu – señalo al rubio – Lo sabias y aun así no los detuviste –
-Jiraiya, Minato no tiene la culpa, sabes que las reglas nos lo impiden –
-Puros pretextos, ¿Qué clase de Dioses somos nosotros si no podemos ayudar cuando más lo necesitan? -Camino hacia el cuerpo de Tsunade y la levanto del suelo. Con ella en brazos, la acerco al árbol dorado. Su cuerpo empezó a brillar y se disolvió como pequeñas luciérnagas, ahora los fragmentos de su alma se convirtieron en hojas doradas.
-Yo el Dios sol, a partir de ahora me convertiré como ustedes, no ayudare a ningún humano ni responderé sus oraciones. Seré ciego, sordo y castigare a cualquiera que no obedezca las ordenes –
En ese mismo instante los humanos fueron empujados por el viento y salieron a una tierra sin vegetación. Ahora el bosque les pertenecía completamente a los animales que aprendieron a hablar gracias a ellos.
Rasa lo recordaba bien como si hubiera sucedido ayer, por esa misma razón Kushina y Minato fueron castigados al salvar a un humano, ya que no obedecieron las "reglas". "Espero que todo funcione, sé que dentro de ti todavía cargas un alma bondadosa, con el deseo de ayudar a los humanos" pensó mientras veía a sus dos personas importantes alejarse de la cueva.
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Espero que les haya gustado. Me gustaría saber su opinión, quejas y comentarios, nos vemos el martes con otro capitulo.
Psdt: Solo tendrá 30 capítulos y uno o dos extras.
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