Sabía que aventurarse al aire libre era peligroso, más en el bosque que escondía muchos secretos por lo que escucho. La gente de la aldea rumoreaba que el bosque era muy peligroso y que había criaturas inimaginables.

Sasuke solo pensaba en encontrar al dueño de la voz y si no lo encontraba, solo iba a regresar un poco decepcionado. Él era algo curioso, pero lo ocultaba así que a veces disimuladamente, giraba la cabeza para ver o escuchar algo nuevo. Lo ayudaba a entretenerse mientras hacía el quehacer.

Se detuvo por un momento al darse cuenta de algo, estaba caminando sin un rumbo fijo y la voz que antes había escuchado ya no clamaba ayuda. Lo más extraño es que ningún sonido de ave o de las cigarras se escuchaba y el viento no soplaba.  

-¿Qué hago? ¿Regreso?- se dio media vuelta.

Al dar un paso, escuchó un aullido que lo puso con los nervios de punta y corrió sin mirar atrás. Corrió hasta que sus piernas se cansaran, siguió corriendo aunque le faltara el aliento, no quería mirar lo que lo estaba siguiendo. Vio un destello dorado que lo dejó cegado por unos momentos, pensó que era la luz del sol, pero cuando recuperó la vista, abrió la boca de sorpresa.

Vio un árbol dorado en medio del pastizal y debajo de su copa había un zorro tumbado sobre un charco de sangre. 

Sasuke no reaccionó, se quedó inmóvil en su lugar, observando al animal que al parecer dormía o ya había perecido. Un rugido lo hizo saltar hacia atrás y sin pensarlo dos veces corrió hacia el árbol dorado. 

El azabache se detuvo y trató de recuperar el aire que había gastado y miro hacia atrás. No había ninguna criatura persiguiendolo , solo el pasto que se mecía con el viento. "¿Habrá sido mi imaginación?" .

-Rar..-

Sasuke miró hacia el zorro, su pelaje era color naranja y la punta de su cola era blanca. Si su padre lo viera, no dudaría en despellejarlo y vender su piel en el mercado. 

El azabache cayó de rodillas y comprobó si respiraba. El alivio llegó en su corazón al sentir en sus dedos la respiración lenta del animal. Todavía estaba vivo y eso era lo que importaba.

Miró con atención su cuerpo y se dio cuenta de la flecha que había en su espalda. La herida seguía sangrando profusamente. Sasuke se puso de pie, corrió hacia el pastizal para encontrar hierbas medicinales, rasgó la manga de su kimono y recogió varias plantas que lo ayudarían a cerrar la herida.

Quito la flecha rápidamente, causando que el zorro lanzará un aullido de dolor, pero aun así no despertó, se arrodillo de nuevo y luego presionó la tela contra la herida, sujetándolo con fuerza. Cuando la hemorragia disminuyó, pudo examinar el daño con más cuidado. Por suerte no había quedado rastros de astillas, así que no tenía que preocuparse demasiado.

Mastico la planta y la escupió en su mano. Lo puso sobre la herida y agradeció internamente de que el zorro estuviera inconsciente, sino lo hubiera mordido sin pensar. Acaricio su pequeña cabeza y luego pego la tela que se quedó adherida gracias a su saliva.

Poco a poco la luz del sol se apagaba, pero sorpresivamente el árbol seguía brillando. Sasuke miró con curiosidad las hojas del árbol "¿Es oro?" se levantó con cuidado y trato de arrancar una hoja pero de la nada, la voz suave de un hombre llegó a sus oídos. 

-"No lo hagas, si lo haces el árbol morirá"-

Sasuke se detuvo y buscó por todos lados al dueño de la voz, pero no había nadie a su alrededor. 

-¿Quién eres?-

-"Naruto y ¿tu?"-

-¿Dónde estás?-

-¿Dónde estás tú?-

El azabache alzó una ceja, luego de pensar unos minutos se dio cuenta que era la voz que lo había llamado antes.

-¿Tu...fuiste el que me llamo?-

-¿Lo hice? no me acuerdo-

Sasuke resopló y se alejó del árbol. Tenía que salir de aquí antes de que llegara la noche si no se meteria en problemas con su padre, habló de nuevo con la voz desconocida.

-¿Cómo puedo salir de aquí?-

-¿Cómo lograste entrar?-

-¿....?-

La voz siguió hablando -Este lugar no existe para los ojos humanos, solo para los espíritus, este es la puerta al cielo y las hojas doradas del árbol son almas que esperan ser reencarnadas-

El azabache contempló las hojas con asombro -¿Eres uno de ellos?-

-"Soy el guardián"-

"No pues que guardián tan excelente" pensó.

-"Tienes que salir de aquí, si no lo haces el jefe se enojara"-

Sasuke suspiro -Ya te he dicho que no puedo salir-

-"Cierto y yo no puedo guiarte... luciérnagas"-

Cuando dijo esa frase, quedó extrañado, pero de repente varias luces pequeñas salieron del pastizal y se amontonaron en el camino donde había venido.

-"Ve, ellos te ayudaran a salir de aquí"-

Sasuke dudo por unos segundos y preguntó- ¿Por qué no me acompañas?-

-"Estoy herido y cansado"-

Cuando dijo esa frase, se quedó mudo y miró hacia el zorro que dormía.

-De casualidad... ¿Eres un zorro?-

-"¿Lo soy? no lo se...solo me dieron un cuerpo en donde reposar"-

El azabache quería preguntar más, pero un fuerte viento sopló en su dirección y el aullido que había escuchado antes se escuchó más fuerte.

-"¡El jefe viene! ¡Sal de aquí!"-

Sasuke no dudó y corrió hacia las luciérnagas que lo esperaban. Estás al sentir su presencia empezaron a guiarlo a la salida, el viento se hizo más fuerte que movía los árboles salvajemente y amenazaban con caerse. Escucho de nuevo el rugido detrás de su espalda, sentía la muerte tan cerca que las lágrimas empezaron a salir de sus ojos. 

"No puedo morir, no puedo dejar a mamá sola" Sasuke se negó a obsesionarse con sus miedos y pesares. Tenía que concentrarse en salir de aquí, en seguir a las luciérnagas .Por fortuna pudo salir; podía ver claramente el campo de arroz y las chozas.

Las luciérnagas desaparecieron al igual que la sensación de muerte. Nunca había corrido de esa manera, vio sus chanclas desgastadas y sus calcetines rotos. Dejó escapar un suspiro de alivio y caminó hacia su casa.

Al llegar vio a sus hermanos en la puerta con una vela en sus manos.

-¡Itachi, sai!-

Sus hermanos lo miraron asombrados, para luego sustituirla a una de pánico.

-¡Sasuke, vete de aquí!-