Sasuke Uchiha es el menor de dos hermanos, lamentable para su padre era un doncel. Sabía que tarde o temprano se iba a casar con el mejor postor ya que era una costumbre en el pueblo de que los donceles se casaran al cumplir los 18 años, pero Sasuke no quería casarse, quería ayudar a su madre a mantener a sus hermanos que entrenan día y noche para entrar en el palacio.

Su madre Mikoto Uchiha, se encargaba de costurar, recoger leña y lavar la ropa en el rió. Su padre solo se mantenía cazando animales con sus amigos, con tal de conseguir dinero o intercambiar las pieles por unas baratijas. El azabache odiaba que su padre estuviera afuera todo el día sin preocuparse de su madre y siempre rogaba de que le fuera mal en una de sus cacerías.

Sus hermanos solo pensaban en una cosa y eso era en servir al emperador, ya que con eso podían tener dinero y a aligerar el trabajo que hacía su madre. Deseaban ser ricos de la noche a la mañana.

Ya se estaba siendo común de que despertara con los gritos de sus hermanos. 

-¡Sai! ¡Tienes que tener cuidado a donde apuntas!- Escucho la voz de su hermano Itachi- ¡Le sacaras un ojo a alguien!-

-¡Lo siento!, pero ¿Como quieres que vea con esta cinta tapando mis ojos?- se quejo Sai.

-¡No es necesario ver para sentir!-

Sasuke miró hacia la ventana de su habitación, el sol pronto tocaba la punta de la montaña. El gallo cantó varias veces para que la gente empezará el día. 

Sasuke aparto las sábanas y se levantó del suelo. Bajo al comedor donde se encontraba su madre y sus hermanos.

-¡Buenos días!- dijo, mientras se arrodillaba y agradecía por la comida.

Itachi sonrió -¿Dormiste bien?-

-Si ¿Y tu hermano?-

-Dormí como un oso en pleno invierno-

-Los tuve que despertar- dijo su madre .- Si no se iban a quejar conmigo, por no haberlos despertado temprano-

-Eres la mejor madre-

Mikoto sonrió- Gracias hijo, por favor coman-

Los hermanos asintieron y se dispusieron a comer.

-Por cierto, antes de que sigan entrenando, la vecina me dijo que la ayudaras arreglar la puerta y sai el vecino me pidió que lo ayudaras a pintar- 

-Esta bien, madre- dijeron al unísono. 

A pesar de que sus hermanos entrenaban todos los días con las espadas, eran muy buenos en otras cosas. Su hermano Itachi era bueno en carpintería y herrería y Sai era bueno en la pintura. 

Sasuke era bueno en la costura y en cocinar, ya que eran los aprendizajes básicos para ser una buena esposa. 

-Por cierto ¿Irás a recoger leña?- preguntó el azabache.

-Así es, no te preocupes, no cargaré mucho- dijo su madre con entusiasmo -Todavía soy fuerte-

-Madre, déjame hacerlo- dijo Itachi -No quiero que vayas al bosque sola-

Mikoto negó- Estaré bien, ve a ayudar a la vecina -

-Madre-

-Insisto-

Itachi suspiró, su madre era demasiado terca -Bueno, vamos Sai, deja de jugar con la comida-

Sai dejó los palillos sobre la mesa y se levantó junto con su hermano.

-Nos vemos, madre-

Los dos salieron hacer lo que tenían que hacer.

-Sasuke, cariño tu me ayudaras a lavar la ropa-

-Está bien-

Los dos fueron a buscar las ropas sucias y desgastadas. Sasuke tomó una barra de jabón y salió de la casa junto con su madre.

-Ten cuidado-

-Igual tu madre-

Cada quien se fue por su camino.

El río Li era donde se unían las mujeres y donceles a lavar ropa, aunque era más conocido como el río de los chismes por las noticias que se daban, sin importar si era verdadero o falso, siempre eran interesantes y llamativas. El río Li le pertenecía al emperador Orochimaru, un emperador que tenía mala fama por ser un amante bebedor de vino y de acostarse con donceles. 

-Buenos días, Sasuke - dijo Shizune, una amiga de su madre, se encontraba tallando un Kimono lleno de lodo.

Shizune era la hermana mayor de tres traviesos hermanos. Estaba comprometida con un cazador del cual no estaba enamorado, pero para saldar la cuenta de su padre tuvo que comprometerse con él.

-Buen día- correspondió el saludo- ¿Volvieron a jugar en el lodo?-

Shizune asintió- Así es, son mis pequeños cerditos-

El azabache bajo la canasta que cargaba en la espalda -Suerte-

Shizune río -Como siempre de pocas palabras-

-Agradece que no sea como Sai-

-Tienes razón -

Sai su hermano, no hablaba mucho solo cuando se le pedía su opinión o cuando se quejaba que era algo inusual.

-Mejor sigamos-

Se dispusieron a lavar la ropa.

El sol brillaba desde lo alto. Eso significaba un buen clima para dejar secar la ropa, ninguna nube negra se asomaba en el cielo, era un día espléndido.

Cuando de repente un fuerte viento sopló en su dirección. Era tan cálido, parecido a una caricia.

-Ayuda-

Sasuke abrió los ojos de sorpresa al escuchar una voz provenir del viento. Era tan fuerte y claro.

-¿Escuchaste eso?-

Shizune se limpió el sudor de su frente y miro al azabache- ¿Escuchar que?-

-Alguien pidio ayuda-

-Yo no escuché nada-

A Sasuke se le hizo extraño, dejo la ropa encima de una piedra, no podia continuar sin que su duda se resolviera.

-Cuida mis cosas, ahora vuelvo- se secó las manos mojadas en su ropa y corrió hacia el bosque.

Shizune sólo lo vio irse.