Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 42

Estaba en el paraíso, cobijada entre sus brazos con el eco de su corazón de fondo. Escuchándolo repetir te quiero en cada latido. Lucas besó mi cabello mientras sus dedos viajaban por mi espalda. Un escalofrío nació a la par de una sonrisa sintiéndome más querida que nunca. Lucas no te poseía como un objeto, él te hacía el amor con cada una de sus letras. Tal vez era su capacidad de amar tan honesta la que logró perdiera la cabeza por él. No sé comparaba con nada. Era distinto a todo lo que había conocido. Cuando probabas la manera en que te quería todos los demás te sabía a poco.

—Te amo. No puedes hacerte una idea de lo mucho que lo hago —repetí adormilada. Él susurró para no espantar mi sueño.

—Tal vez no, pero me gusta imaginarlo.

—¿Tienes una conclusión? —curioseé.

—Que no quiero renunciar a todo lo que vivo a tu lado —contestó. Fue tan dulce oír esas palabras de su voz. Busqué su mano para entrelazar mis dedos con los suyos.

—Quiero quedarme contigo —le confesé lo que había guardado bajo candado desde que nos topamos en la capital. No entendió a lo que me refería, era lo mejor. Aún era pronto—. Surgió una idea, una idea muy loca —aclaré, lo cual no le sorprendió, si alguien conocía mis tonterías era él—. Necesito saber qué te parece —dije porque siempre que nacían dudas hablarlo servía para aclaraba el panorama. Lucas asintió paciente—. Tenía dos objetivos al llegar aquí. El primero era hablar de lo nuestro.

—Quiero agradecerte por eso —quiso agregar más, pero no quería me diera las gracias por ser honesta. Era algo que debí hace mucho. En realidad, valoraba su paciencia. Coloqué mi dedo en sus labios para silenciarlo. Me aventuré a delinear la forma de sus labios antes de que él me acercara a su cuerpo para unirlos. Fue un beso que me robó el poco dominio emocional que poseía.

—¿Puedo saber cuál era la segunda razón? —me preguntó al separarnos. A mí me costó recordar de qué hablábamos.

—Dar un concierto —revelé volviendo a situarse en la realidad. Lucas se mostró sorprendido. No le pasaba por la cabeza. La que se anotó la victoria fui yo.

—¿Un concierto? ¿En Tecolutla? —repitió incrédulo.

—Ajá, pero sería un concierto especial —le platiqué lo que se me había ocurrido. Me apoyé en mi codo para mirarlo mejor. Lucas sonrió ante mi entusiasmo—. Será en la playa. Voy a cobrar muy poco, poco de verdad, para que entre toda la gente que sea posible en el lugar —conté—. Todo el dinero que junte pienso donarlo.

—¿Donarlo?

—Sí, honestamente no sé a quién, pero creo que tú podrías orientarme más en ese tema. Además, un evento de tal dimensiones ayudará al turismo en la zona, tendría impacto en los hoteles, restaurantes, artesanías, los manglares. Todo está conectado, es una reacción en cadena —expuse mi ambicioso plan que llevaba semanas ideando.

Tuve tiempo para idear lo elemental, en los detalles me detendría después. Contaba con un equipo que daría los toques para que se concretara. Ellos harían la magia realidad. Desde que me propuse el viaje a Tecolutla decidí qué deseaba hacer.

—¿Quieres que te diga lo qué pienso? Que es una maravillosa idea, la mejor que he escuchado en mucho tiempo —halagó, emocionándome.

—Eso no es todo. Seguro que te preguntas lo que estaba haciendo en esa bodega.

—Sí, bueno... En ese momento tenía otros líos en mente —reconoció—, pero sí, es curioso. ¿Quieres contarme por qué?

—Quiero que los artista locales participen. Pienso hacer una especie de audiciones y elegir los que mejor encajen con lo que tengo en mente.

—Vaya, eso es incluso superó lo anterior. Es una gran oportunidad para el pueblo, Isabel —añadió con una sonrisa que repliqué—. No solo creo que ayudará a muchísima gente de forma económica, sino que seguro los motivarás a luchar por sus sueños. Será algo muy especial para todos —opinó.

Pensaba exactamente igual. Lo más difícil de dedicarte al arte es la constante duda de que si de verdad naciste con talento. En mi caso, ese temor siempre estaba consumiéndome. De no ser porque me seleccionaron entre centenares de personas la historia sería distinta. Esperaba que la convocatoria motivara a aventurarse a gente que creía era tarde para destacar.

—¿Verdad que sí? Me alegro coincidamos —admití, aunque siendo honesta no temía a un panorama contrario. No solamente porque beneficiaba a mucha gente, la debilidad de Lucas, sino que no recordaba una ocasión donde él intentara tirar mis planes—. ¿Por qué me miras así?

—Nada. Nunca permites olvide porqué me enamoré de ti —susurré antes de robarme un beso. Adoraba la manera en que me besaba, por eso mis labios nunca le ponía límites y le permitían rozar mi boca a su antojo. Lo abracé con fuerza, atrayéndolo a mí. Un beso largo, profundo, que me robó un segundo de mi corazón.

—Sabes que cuentas con todo mi apoyo —susurró. En verdad lo necesitaría, porque en este proceso de transición su mano era lo que me mantenía cuerda. Librar batallas es un paso de la vida, pero en compañía suelen ser un trayecto menos desastroso.

—Gracias por nunca soltarme.

Él era la única persona que siempre había estado para mí, incluso cuando los problemas aparecían. Nunca me abandonó a la suerte.

—Isabel, siempre vas a contar conmigo —prometió—. Desde que te vi la primera vez supe que eras especial, que habías nacido para algo grande.

—Tenías razón, nací para estar aquí —respondí colocando mi mano sobre su pecho.

No hay triunfo más grande en esta vida que ser feliz. Desde que estábamos juntos me sentía completa. Me daba el balance perfecto, la esperanza de que podía ser yo en muchas facetas sin perder nada. El amor no necesita de sacrificios, él no arrebata. Da, porque sabe que es la única manera de manterse vivo.

El plan era regresar esa noche a Tecolutla, al menos el de Lucas. Yo tomé de excusa de que podría ser peligroso andar en carretera después de la tormenta para amanecer en Costa Esmeralda. De no ser porque Lucas no podía cancelar un compromiso de trabajo, y yo me propuse de iniciar los preparativos del concierto, me hubiera quedado toda la semana enterrada en la arena.

Bostecé acomodándome los lentes negros. No era que quisiera esconderme, solo deseaba disimular las ojeras. No fuera a ser que ahora en lugar de tomarme fotografías por mi trabajo, me confundieran con un animal en peligro de extinción.

El regreso fue maravilloso, escuchamos música, hicimos bromas todo el camino. Había soñado con una mañana así, su voz despertándome, su sonrisa al mirarme, su mano reposando en mi piel. El trayecto me pareció tan corto que tuve que resistir las ganas de maldecir la traición del tiempo que avanza a consciencia según su conveniencia, burlándose de nuestros deseos.

—No sé qué pienses tú, pero creo que Tecolutla es el lugar más bonito de todo el mundo —opinó. Sonreí dándole un vistazo a la vegetación por la ventana, unos metros antes de ingresar al pueblo.

Mirándolo con otros ojos debía darle la razón. No recordaba un sitio que me hiciera sentir tan feliz.

—Sí, es precioso —tuve que reconocerlo—. Si más gente lo conociera se enamoraría de él. Algo así como me pasa contigo.

—¿Conmigo? —Rio por la burda comparación, me encantaba verlo así tan relajado y feliz.

—Sí. Ahora poca gente te conoce, de no ser así ya hubieras rotos muchos corazones —le acusé jovial. Lucas negó sin hablar más del tema—. Es una suerte yo te encontrara primero.

—No importa quién hubiera encontrado a quién. Yo siempre te hubiera escogido a ti sobre todo.

Mi corazón se enterneció por su declaración. El automóvil se detuvo en un semáforo, aproveché para mirarlo mejor.

—Tú pretendes que yo sea indiferente con estas cosas que dices —dramaticé.

En su rostro brotó una sonrisa que me embobó. Yo estaba en fase sí a todo. Bueno, en realidad con Lucas siempre estaba en aquella condición.

—Nunca he deseado serte indiferente —murmuró antes de colocar su mano en mi mejilla y capturar mis labios. Ellos se encargaron de explicarle todo lo que su simple caricia me producía, una bomba de emociones que aceleraban mi corazón. Y como si eso no fuera suficiente pronunció—: Te adoro, Isabel, pero será mejor que avance o van a matarme —murmuró divertido junto a mis labios.

Él acomodó un mechón antes de ponerse en marcha por el bien de los dos.

—Déjame en el DIF —pedí para que no se retrasara. Ya le había quitado mucho tiempo—, quedé de empezar a trabajar.

—Está bien. ¿Quieres que pase por ti en la tarde para llevarte al hotel? —preguntó amable sin retirar la vista al frente. No era un mal plan.

—¿Para llevarme al hotel o entrar a él? —solté traviesa. Lucas dibujó una sonrisa de medio lado.

—Si tú me dejas entrar no pondré resistencia —admiré.

—Que descarado, Lucas —me burlé dándole un golpe en el hombro. Hace tiempo no me sentía tan feliz. Esa duda borró mi sonrisa—. Espero que hoy sea un buen día —hablé en voz alta, con un molesto cosquilleo recorriéndome el estómago—. Si te buscan, o llaman, intenta no perder la calma —le recomendé.

Lucas asintió atento al volante.

—Tampoco les hagas caso si sueltan algo cruel —añadí. Él volvió a mover su cabeza—. Las preguntas incómodas ignóralas —recordé un punto importante. Lucas dibujó una sonrisa discreta.

—Isabel...

—Y trata de no dar fechas porque yo las olvido y sería una pena me enredara con alguna —expuse.

—Isabel...

—Ni hablar de planes a futuro. No sé ni qué desayunaré mañana, ellos siempre quieren la premisa de cualquier locura...

—Isabel —despertó con una risa tomando mi mano—. Todo estará bien.

—Lo sé, lo sé. Son nervios. Sé que contigo estaré bien, Lucas—reconocí honesta con una sonrisa. Qué importaba en qué cara caí la moneda. La felicidad no es cuestión de suerte, es darle mucho mérito a quien ni siquiera llegó al ensayo general.

Tuve que repetirlo cuando contemplé mi pesadilla hecha realidad. A lo lejos noté un grupo de personas cerrando la entrada al instituto. El miedo estrujó mi cuerpo. Lucas aparcó una calle antes. El aire escapó, temeroso de una nueva herida que luego me encargaría de curar. Estaba preparada, al menos de manera teórica, asumí las consecuencias, pero en la práctica no resultaba sencillo. Intenté no pensar en nada malo, el mounstro no se hallaba afuera, ni siquiera existía. Tenía que recuperar la seguridad que servía de escudo para las pruebas.

—Puedes dejarme aquí —opté para que no le molestara. Yo podía encargarme, pero después lo pensé mejor—. O... También está la opción de que me acompañes —propuse, deseosa de ponerle un punto final. Si seguía retrasando lo encontrarían en su trabajo, lo seguirían a casa. Era mejor dar el golpe final. Que fuera lo que fuera a pasar—. Claro, si tú quieres. No te sientas...

—¿Tienes miedo? —cortó mi discurso, conociéndome. Ni para qué mentir—. No voy a dejarte.

Lo sabía, nunca lo hizo. Lucas se mantuvo entero por nosotros. Regaló sonrisas dulces deseosas de disipar mi tormenta. Era posible él estuviera más ansioso que yo, pero lo disimuló para que las cosas no empeoraran. Respiré hondo al descender del automóvil. Una y otra vez. Lucas rio, debió pensar estaba a punto de parir. El sonido de su risa volvió las nubes menos espesas.

Nuestra llegada llamó la atención del cúmulo de reporteros que al notarnos abandonaron sus sitios para encerrarnos en un estrecho círculo. Agradecí haber comprado ropa linda, teniendo la cámara casi en la cara.

—Vaya, vacacionando por la playa, chicos —bromeé saludándolos. Reconocí a algunos miembros de la prensa amigable. Eso me dio un poco de calma. La mayoría eran buenas personas. Tenía que reconocer su oficio. Y el resto... Hacía su trabajo.

—¿Grabaste nuevo material, Isabel? ¿Tendremos sencillo pronto? ¿Son ciertas las disputas con la disquera?

Lanzaron preguntas sin darme tiempo de analizarlas. Una risa escapó por los nervios. Los sentimientos negativos se manifestaban de manera extraña. En mi caso era encerrarme, alejarme del mundo, pensando erróneamente esa acción me salvaría. Me equivoqué. La soledad solo te vuelve más vulnerable.

—La disquera y yo tenemos una gran relación —mentí como una profesional—. Tanto que estoy grabando con ellos. Estoy deseosa que escuchen qué tal quedó. Por cierto, el vídeo lo grabamos hace unos días, ¿verdad? —pregunté a Lucas que asintió. Verme en sus ojos me recordó algo, retiré los lentes oscuros sin importar no llevara maquillaje—. Lo filmamos en este maravilloso lugar. Verán los manglares, la playa... Hay un sitio llamado Bahía Azul en la costa, lo dirige un chico llamado Damián, si quieren detalles ese hombre es el indicado... —admití.

—¿Es verdad que tienes serios problemas con tu representante? Se habla que podría renunciar.

—Hay problemas en todas partes —contesté sin responder. No quería jugármela antes de tener todas mis cartas, ni verme feliz por la posibilidad—. Nada que con una buena charla no se pueda solucionar —añadí. Por ejemplo, en un tribunal con un delicioso café.

—¿Qué puede decirnos del comunicado de hoy por la mañana donde admite que todo lo que pasó con Aldo fue planeado por su equipo de marketing? Lubo ha negado esas declaraciones esta mañana.

Lo que me faltaba.

—No he hablado con él. Para ser honesta no sé ni dónde está mi celular —reconocí—. ¿Lo tienes tú? —pregunté a Lucas, pronto volví a concentrarme—. Solo hablé por mí. Cada quien tiene su versión.

—¿Estrenando novio?

—Se estrena la ropa —reí—. Llevamos bastante tiempo juntos. Una vida de conocernos —expliqué con una sonrisa nerviosa, sin querer entrar en detalles.

—¿Llevan muchos juntos? Hay fotografías de ambos de hace años —le preguntaron a Lucas. Esperó yo contestara, pero deseaban escuchar su voz. No los culpaba.

—Ha pasado algunos —aceptó tenso, sin saber que tan prudente sería agregar más información. La cámara lo enfocó, cambió el foco de atención.

—Se filtró serás el encargado de los medios visuales del nuevo material de Isabel Bravo.

Las balas ahora eran para él. Lucas buscó mi mirada, le sonreí, no importaba lo que contestara. Ya no. Al tener toda esa gente enfrente descubrí que lo peor que podría pasar era que hablaran mal, inventaran mentiras o hurgaran el pasado, pero se cansarían o nosotros lo haríamos. Si no hacíamos escándalos notaríamos que no éramos rentables y se enfocarían en otros temas.

—Voy a ayudarla únicamente con la portada. Ella colabora con gente muy talentosa, no me gustaría intervenir en su trabajo —confesó tranquilo.

—¿Qué opina de la gente que dice que está usando su noviazgo para catapultar su carrera?

Fruncí el ceño al escuchar esa tontería. Supongo que uno cría fama. Quise intervenir, pero Lucas se me adelantó con una sonrisa. No pareció molesto, lo envidié.

—Isabel es una gran mujer. No necesita más que ser ella misma para que el mundo la reconozca —dijo, sorprendiéndome por su temple. Además, sonaba sincero—. Llegó hasta aquí por sus propios méritos, se mantuvo por su trabajo. La gente la quiere por lo que muestra en el escenario, no creo ayudar mucho.

—Algunos dicen que están aprovechando su relación para entrar en el medio artístico. —Lanzaron un dardo totalmente desviado.

—¿Quién? —Negó con una risa—. Lo siento, pero no. Soy contador, mi mundo son los números. Las únicas veces que he visitado un auditorio fue para aplaudirle como ella lo hace entrando a una oficina.

Yo sonreí al escucharlo. Era justo lo que necesitaba.

—¿No eres celoso? ¿Viste su última presentación en televisión junto a Alba Lubo?

—No es mi momento favorito —admitió con esa honestidad arrolladora. Nos miramos un instante comprendiéndolo—, pero respeto su trabajo.

En realidad, quitando el incidente del beso robado, Lucas nunca fue un tipo celoso.Trabajaba rodeada de chicos, mi mala fama me antecedía, antes y ahora, teniendo esto en cuenta jamás me llenó de cuestionarios o buscó controlarme. No me hacía sentir presionada a rendir cuentas. De todos modos, nunca lo hubiera engañado. Yo era muchas cosas, excepto infiel. Me hubiera gustado mostrarme igual de segura con ese tema, por desgracia, yo sí pecaba de ese mal. Vaya trampa de la vida. No pude evitar reírme de mis inseguridades. Los micrófonos volvieron a buscarme.

—Yo sí lo soy —aclaré divertida para que no se inventara chismes por mi indiscreta reacción—. También soy chismosa así que aprovecho que estamos todos juntos y felices para darles una premisa que me provoca mucha ilusión. Tengo planes de hacer un concierto en Tecolutla el próximo mes. Aun no tengo la fecha, ni los detalles —me adelanté antes de la avalancha de cuestiones de las que no conocía respuesta—, pero les prometo que cuando esté todo claro se los diré antes que a nadie para ver si pueden ayudarme haciendo un poco de ruido. Tiene un motivo noble. Van a ser boletos muy accesibles, quiero que mucha gente conozca este lugar.

Aún así hubo una ola de cuestionamientos que me envolvieron en un torbellino. Preferí terminar la conversación ahora que al menos tenía claro el final antes de regarla, porque la línea entre el éxito y una tropezón de Isabel Bravo era tan fina como uno de mis cabellos. Entrelacé mis dedos a los de Lucas, para dirigirnos al interior de la institución donde me esperaban, además no quería que él se retrasara más. Ya había hecho tanto por mí esos días.

—Mil gracias por estar aquí, por su paciencia y apoyo —agradecí de corazón porque pese a sus deseos de sacar nota no habían hecho preguntas incómodas. Algunas, pero las borré de mi realidad. Esas no existían o al menos quise creer que no. Un mal engaño—. Los estaré viendo por estos rumbos —me despedí intentado abrirme paso. Extrañé al grandullón de Tobías.

—Una última pregunta —me frenaron. Sentí el corazón a mil por hora, temiendo lo peor. Quizás faltaba el golpe más pesado. La tormenta se disipó de golpe en un instante—, ¿cuáles son tus planes a futuro?

Observé a Lucas, por el rabillo del ojo. Su calidez, paciencia y dulzura. Le dediqué una sonrisa que me hizo sentir viva, igual que esa chiquilla que jugaba en la playa disfrutando de una libertad que la hacía creer invencible. No volvería a ser esa chica, lo sabía, es imposible reparar del todo lo que rompió, pero rescataría lo que más amaba de ella. Otra versión, más fuerte y madura después de haber probado la gloria y la pena.

—Ser feliz —contesté sincera—. Lo he postergándolo demasiado tiempo, creo que va siendo la hora de centrarme en esa meta. En el proyecto más importante de mi vida.

El anuncio del concierto inicia la última etapa que estará llena de sorpresas. De corazón muchísimas gracias por toda su  apoyo a esta novela♥️. Les quiero mucho.
Capítulo dedicado a MelanieRamirez532 por siempre apoyar todos mis proyectos, motivarme y estar semana a semana :'3 Te quiero mucho ♥️.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro