
CAPITULO 7
Era el segundo día del nuevo año y, como había hecho el día anterior en la mañana, Tae Hyun se encontraba observando a Soo Bin mientras éste dormía tranquilamente en el sofá. Empezaba a preguntarse a que se debía que el alto durmiera ahí y no en la habitación, hasta que recordó que él había compartido la cama con él por varios meses. Además de que algunas veces la habían usado para otra cosa que no fuera solo dormir.
Recordó su encuentro con Yeon Jun.
El chico no era malo; aunque eso lo pudo notar por la buena acción que había hecho antes de navidad, y empezaba a lamentarse de que el azabache no aceptará su trato. ¿Acaso; todos esos días, había ideado su plan de manera tonta y en vano? Empezaba a creer que sí. Por supuesto; si hubiera sido alguien más, iba a costarle algo de trabajo llamar la atención de todos los chicos anteriores pero con Yeon Jun no hubo necesidad de eso. El chico podía verlo y eso solo era un peso menos de encima.
—¿Cómo hacer que ustedes dos se conozcan sin que parezca forzado? —Se preguntó y se sentó en el suelo con las piernas cruzadas. Puso uno de sus codos sobre su rodilla y apoyó una de sus mejillas en su mano. Unos golpes en la puerta lo hicieron apartar la vista del alto, luego su mirada se posó sobre el reloj; que habían colocado cerca de la televisión, y se extrañó un poco de ver que apenas iban a ser las ocho y cuarto de la mañana—. Qué raro, ¿quién puede ser a esta hora? —Se preguntó y volvió a mirar a Soo Bin.
Éste seguía durmiendo tranquilamente, como si realmente tuviera el sueño pesado aunque realmente no fuera así. Los golpes en la puerta volvieron a escucharse y, antes de que Tae Hyun pudiera salir para ver quién era, una voz infantil le dio la respuesta de inmediato.
—¡Tío Binnie, abre la puerta! —Kang supuso que se trataba de Sung Hoon. Aunque nunca lo había visto en persona, Soo Bin le había hablado mucho de él y lo adorable que podía llegar a ser cuando se encontraba de buen humor.— ¡Tío Soo!
—Uhm... —el alto por fin despertó y talló un poco sus ojos para tratar de quitarse la pereza un poco. Se levantó del sofá y trató de acomodar un poco su cabello; todo alborotado, mientras se acercaba a la puerta.
—¡Tío!
—¡Ya voy, ya voy! —Tuvo que gritar para que el infante pudiera escucharlo y suspiró pesadamente para después abrir la puerta.— ¿Qué hacen aquí tan temprano?
—Sung Hoon quería verte lo más pronto posible —respondió su hermano y entró al departamento con el menor sin haber pedido permiso.
—Claro, pasa como si no fuera una casa ajena —cerró la puerta del lugar y sonrió levemente al ver que su hermano se encontraba algo avergonzado—. Solo bromeo, sabes que estás como en tu propia casa y... lamento que tengas que ver el desorden —se acercó a la mesa de centro para agarrar la caja de pizza y algunas latas de cerveza vacías—. No me avisaste que vendrías a esta hora, Hee Seung —le aclaró y fue a la cocina para tirar la basura en el bote.
—Lo lamento, se supone que vendría como a medio día a traerte a Sung Hoon pero me necesitan en el trabajo y quieren que llegue antes de las nueve —el menor de los adultos sonrió de lado para después darle una mirada a su hijo, quien se encontraba jugando con un par de carritos que había llevado—. Le hubiera dicho a Sun Hee que lo trajera pero también tuvo que ir a trabajar y, bueno, mamá no se encuentra en la ciudad porque fue a ver a papá.
—Espera, espera, ella... ¿fue hasta Gyeonggi, solo para ver a papá? —El mayor se cruzó de brazos y ambos rieron al respecto—. ¿Sabes que ellos no solo van a hablar, cierto? Discutieron hace, ¿qué? ¿Casi dos semanas?
—Sí, él día que te dije que papá se iría por esa tonta pelea fue hace casi dos semanas —afirmó—. Realmente me sorprende que estuvieran más de cinco días sin dirigirse la palabra.
—A mamá le gusta ser un poco dramática. Era obvio que si él no venía a "disculparse", ella iría hasta él. ¿De qué te sorprendes?
—Se nota que es tu madre —Soo Bin alzó una de sus cejas, indicándole a Hee Seung que no entendía del todo de lo que estaba hablando—. Por Dios, ¿de verdad quieres que te recuerde que no le hablaste por mucho tiempo por lo que te dijo acerca de tu relación con Tae Hyun?
—Es diferente.
—¿Qué tiene de diferente?
—Me hizo sentir mal, además, ella fue quien empezó con su tontería de no aceptar mi relación con él. Tae Hyun nunca le hizo nada malo, fue amable con ella las veces que vino cuando él seguía vivo, ¿cómo odiarlo? —Le preguntó y Hee Seung se quedó callado por unos segundos.— Solo... no hablemos de eso, ¿sí? No quiero recordarlo.
—Está bien, entiendo —humedeció sus labios y, en cuanto Soo Bin salió de la cocina, ambos miraron al infante. Quien parecía más entretenido en su juego que en la conversación que ambos tenían—. Vendré por él a las tres, ¿te parece bien?
—Perfecto
—Y, ahm... no le des dulces. Es difícil de controlar cuando come mucha azúcar.
—Nada de dulces, anotado —en cuanto Hee Seung se fue, el más alto miró al niño. ¿Qué se supone que haría con él hasta las tres de la tarde? La noche anterior se había propuesto a estar en casa todo el día, viendo alguna de esas telenovelas que pasaban por televisión mientras comía helado y lloraba en algunas escenas pero ahora; que debía cuidar de Sung Hoon hasta que llegarán por él, debía buscar una nueva actividad. Porque era obvio que el pequeño se aburriría tarde o temprano de estar casi todo el día encerrado—. Sung Hoon —lo llamó Soo Bin pero el nombrado estaba tan concentrado jugando con sus carritos que no lo escuchó, entonces el alto recordó cómo podía hacer que su sobrino le pusiera atención—, cariño, ¿qué tal si hoy vamos a adoptar un perrito?
—¿Perrito, dices? —Inmediatamente su mirada se puso sobre el mayor, quien asintió con una sonrisa al ver que había logrado lo que quería—. ¡Sí, sí quiero! —dijo con mucha emoción el pequeño y el alto aclaró su garganta.
—Deja que me ponga algo cómodo y saldremos, ¿de acuerdo?
—De acuerdo.
—Vamos, Yeon, le prometí que estarías en el centro comercial antes de mediodía —Jay había estado insistiéndole al azabache desde que había despertado, a tal grado que; el mayor de los , empezaba a sentirse algo fastidiado de escuchar a su hermano rogándole porque saliera con esa tal Mina.
—Sí... quizá debiste consultármelo primero antes de confirmarle algo que posiblemente no pasará hoy —respondió y encendió su cámara, solo para asegurarse de que tuviera la batería suficiente y no fuera a apagarse mientras tomaba algunas fotografías.
—Puedes tomar fotografías en el centro comercial —trató de convencerlo pero el de felinas facciones lo miró con una mueca.— Ya sé, ya sé, no te gusta tomar fotografías en el centro comercial. Me los haz dicho como veinte veces.
—Y te lo seguiré diciendo hasta que te quede bien claro —sonrió victoriosamente y empezó a caminar hacia la puerta principal de la casa, siendo seguido de inmediato por Jay.
—Por favor, sal con Mina hoy y prometo que; si no llega a gustarte, no te obligaré a salir de nuevo con ella —suplicó. Yeon Jun volteó para mirar a su hermano, éste se arrodillo frente al otro y, al darse cuenta que Jay no pensaba dejarlo en paz, suspiró para después decir:
—Está bien, saldré con... esta chica.
—¡Sí!
—Pero debes mantener tu promesa —le recordó y el otro asintió—. Dile que la veré en la banca que se encuentra frente al cine.
—A sus órdenes, jefe.
En cuanto salió de casa, Yeon Jun se dio cuenta que no había agarrado las llaves de su auto pero decidió que era mejor caminar. Si entraba nuevamente a casa, era probable que Jay le preguntara si ya se había arrepentido tan pronto y nuevamente le estaría rogando porque asistiera a la dichosa cita. Cosa que lo fastidiaría aún más.
El centro comercial no le quedaba muy lejos y, si la chica quería, podrían ir luego al parque. Después de todo, un lugar quedaba justamente en frente del otro.
Una vez Yeon Jun llegó al lugar acordado, camino hasta donde se encontraba el cine y se sentó en la banca frente a éste como le había dicho a su hermano. Miró la hora en su celular, sintiéndose algo satisfecho de haber llegado a tiempo a aquella cita que su hermano le había conseguido pero; por dentro, empezaba a arrepentirse de permitir que Jay le consiguiera una de esas famosas "cita a ciegas". Porque, bueno... nunca le había gustado la idea de salir con alguien a quien nunca había visto y, aunque en muchas películas se mostraba que eso funcionaba, dudaba mucho que en la vida real fuera igual a como se veía en todos esos filmes.
—Mi vida es buena sin la necesidad de tener a alguien a mi lado, ¿por qué permito que ese idiota me consiga este tipo de cosas? —Se preguntó, suspiró con pesadez y alborotó un poco su cabello. Esperó por un rato. Yeon Jun empezó a mirar a las personas que pasaban frente a él pero; la mayoría de ellas, iban acompañadas. Volvió a mirar la hora, doce y media—. ¿Esa chica no piensa venir? —Y un mensaje le llegó justamente en ese momento.
"Hey, Yeon, no vas a creerlo pero... Mina acaba de decirme que regresó con su novio, lamento que hayas ido en vano.
P.D.: No te enojes conmigo, sabes que eres mi hermano favorito."
No le hizo falta mirar el nombre del contacto, era más que obvio que se trataba de Jay.
—Si no mueres por una enfermedad o un accidente, te mataré con mis propias manos por hacerme perder el tiempo —aseguró, mirando la pantalla del objeto, y lo guardó en el bolsillo delantero de su pantalón—. Bueno, de igual forma, no creo que un poco de aire fresco me venga mal —dicho esto, Yeon Jun salió del centro comercial con la idea de ir al parque.
Miró a ambos lados de la calle y, una vez se aseguró de que ningún auto iba pasando, cruzó al otro lado. Notó que había algunos niños jugando mientras que sus padres; o los adultos que estaban pendientes de ellos, los observaban mientras hablaban entre ellos. Algunos se encontraban leyendo y, de vez en cuando, miraban a los niños. Solo para asegurarse de que siguieran jugando frente a ellos o que no les haya pasado nada malo.
Yeon Jun preparó su cámara y, en cuanto la encendió, empezó a tomarles algunas fotografías a los niños. Algunos jugaban solos mientras que otros jugaban en pequeños grupos de tres o cinco aproximadamente, también les sacó algunas fotografías a las flores y pequeños insectos que se encontraban sobre ellas o en el pasto.
—Tío Binnie, ¿puedo jugar con Sean? —Le preguntó Sung Hoon al más alto.
Después de salir del departamento, ambos se dirigieron a aquel centro de adopción de animales del que Huening Kai le había hablado. El infante estaba emocionado, parecía como si fuera la primera vez que veía a muchos animales en un solo lugar y, aunque le había dicho a Soo Bin que quería llevarse a todos los perros, al final terminaron escogiendo al tierno perrito que movía su cola cada vez que ellos lo miraban.
—Está bien pero no vayan muy lejos —le aclaró y el pequeño corrió unos pocos metros para quedar frente al animal.
—Sean, ven —empezó a hacerle señas a al perrito y el; al escuchar su nombre, corrió de inmediato hacia Sung Hoon.
Yeon Jun no pudo ignorar aquella escena y, de inmediato, enfocó la lente en ellos. El alto era el único que parecía mantener contacto con un niño en todo el lugar y, sin duda, eso captó más la atención del azabache. Quien; sin darse cuenta, empezó a tomarles más de una foto a ellos tres pero debía saber que no todos verían aquel gesto de una buena manera. Así que; en cuanto Soo Bin se percató de lo que estaba haciendo, el alto se sintió algo molesto al respecto.
—Oye, tú —dijo para el azabache y éste lo miró algo confundido—, ¿qué crees que estás haciendo? —Yeon Jun tragó pesadamente al darse cuenta de la molestia del otro chico y apartó la mirada mientras trataba de buscar las palabras adecuadas para explicar la situación.
—Yo...
—¿Qué?
—No... no era mi intención molestarte —confesó. Soo Bin ya se encontraba frente a él y eso solo hizo que Yeon Jun empezará a sentirse más nervioso que antes.
—¿Cómo no quieres que me molesté si veo que le estás tomando fotografías a mi sobrino, pervertido? —y eso fue lo que provocó que Yeon Jun se sintiera realmente ofendido.
—Oye, entiendo que te sientas molesto sobre lo que hice y si tengo que borrar unas increíbles fotografías como esas... entonces lo haré, pero hay una gran diferencia entre ser un fotógrafo y un pervertido —aclaró y el alto sonrió burlonamente.
—¿Crees que no sé eso?
—No lo parece —respondió. Soo Bin empuñó sus manos al respecto y, antes de que pudiera golpear al azabache, el de felinas facciones añadió—. Si llegas a golpearme, ten por seguro que te demando por agresión a alguien inocente. Todos me conocen y saben que no haría nada malo, vengo a este lugar en otras ocasiones a hacer lo mismo que estoy haciendo hoy y nadie se queja al respecto. El único que está reclamando sobre este asunto y habla sin saber la verdad... eres tú —agregó y vio como el rostro del otro empezaba a tener un color algo rojizo, posiblemente por el enojo que iba en incremento.— Ahora, sí me disculpas, tengo cosas más importantes que hacer que estar discutiendo con alguien como tú —le mostró una sonrisa burlona, dio media vuelta y empezó a irse. Naturalmente, trataba bien a las personas pero; si llegaban a tratarlo mal u ofenderlo, era normal que él tratara de la misma forma a la otra persona.— Si vuelvo a ver a ese idiota, yo...
—Deberías callarlo con un beso la próxima vez —se sobresaltó y, a su lado, se encontraba el mismo chico que había visto la noche del veinticuatro de diciembre, solo que ahora tenía una amplia sonrisa en el rostro.
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Qué bonito encuentro entre Yeonjun y Soobin, ¿no creen? 😅
Disfruten el capitulo! ❤
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