CAPITULO 35
Yeon Jun despertó y llevó sus manos a sus ojos para tallarlos un poco. Quería quitar todo rastro de cansancio y, en cuanto retiró sus manos de su cara, miró a su alrededor.
No se sintió confundido de no encontrarse en su habitación.
Al contrario, sintió cierta paz y tranquilidad de no estar en su hogar. Porque era claro que sabía dónde estaba en ese momento y, para asegurarse de que no se trataba de algún sueño y que todo había sido real, miró el otro lado de la cama.
Sonrió ampliamente al ver que Soo Bin se encontraba a su lado.
Durmiendo tan tranquilo e inmediatamente empezó a recordar lo que había pasado la noche anterior.
Ambos se encontraban en la habitación del más alto besándose.
Después de la manera en la que Yeon Jun lo había saludado en cuanto le abrió la puerta, ambos necesitaban un poco más de comodidad y, ante eso, Soo Bin tomó la decisión de llevar al azabache hasta su habitación.
Yeon Jun se encontraba sentado en el centro de la cama y Soo Bin estaba sentado sobre sus piernas, sintiendo como el azabache acariciaba sutilmente sus glúteos mientras él empezaba a alzar la playera del otro hasta quitársela por completo.
—Aún no me has dicho porque viniste —le susurró sobre los labios una vez se separaron para tratar de recobrar algo de aire.
Yeon Jun sonrió del lado y acarició la punta de la nariz de Soo Bin con la suya.
—Te eche de menos, Binnie —respondió y el alto volvió a acercar sus labios a los del contrario. Ahora el beso era lento y, poco a poco, se fueron recostando en la cama. La ropa fue desapareciendo lentamente de sus cuerpos, hasta que ambos se quedaron en ropa interior y sus erecciones ya eran más que notorias. De un momento a otro, Yeon Jun ahora se encontraba arriba de Soo Bin, sin llegar a ponerle todo su peso encima. Tenía sus brazos a cada lado de su cabeza y se miraban mutuamente mientras que le acariciaba el rostro—. Yo... No tengo idea de que hacer primero antes de... Uhm, bueno... Esta es mi primera vez —confesó y, aunque el alto debería sentirse feliz porque prácticamente él sería la persona con la que Yeon Jun perdería su virginidad... Se sintió un poco mal. Porque él había estado con otros chicos antes de conocer al azabache. Él ya se había entregado a otra persona que ya había fallecido y trato de ocultar su rostro en el pecho desnudo de Yeon Jun—. ¿Qué crees que haces, lindo?
—Solo... No me parece justo quitarte tu virginidad cuando... Yo... —el de felinas facciones entendió perfectamente de lo que Soo Bin estaba hablando y, poniendo uno de sus dedos en los labios del otro, le indicó que guardara silencio.
—Nadie sabe lo que pasará en el futuro, Binnie —empezó a decir, besando cada uno de los párpados del alto y sintiendo como salían diminutos gotas saladas. Junto su frente con la de Soo Bin y continuó—. No me importa con cuantos chicos saliste antes de conocerme —beso sus mejillas—, no me importa con quien dejaste de ser virgen, Soo Bin —dejó un pequeño beso en la punta de su nariz—. Lo que importa... Es que estoy contigo en este momento y que tú serás la persona con quien perderé mi virginidad. Eres la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida —beso su barbilla—. Eso es lo que quiero.
—Quítate el bóxer —murmuró.
Yeon Jun se bajó de la cama y retiró la última prenda que llevaba encima.
Soo Bin mordió de su labio inferior y bajo de la cama. Solo que él se encontraba algo sonrojado por lo que haría y, hasta ese momento, agradeció internamente que la habitación estuviera en una oscuridad perfecta para que el azabache no notara su vergüenza. Soo Bin se hincó en cuanto estuvo cerca del cuerpo de Yeon Jun y este; algo confundido por sentir la respiración del alto en su glande, empezó a preguntar:
—¿Qué se supone que...? —Sus palabras quedaron en el aire en cuanto sintió como el alto tomaba su miembro y empezaba a meter una parte a su boca. Jay le había hablado de eso una vez que tuvo relaciones con una chica y Yeon Jun entendió que se trataba de un oral. Soo Bin sacó y volvió a meter el pene del azabache a su boca, no quería hacerlo muy rápido porque quería disfrutar hasta la última gota del líquido que iba saliendo del miembro del otro. Además, por los jadeos que el azabache empezaba a soltar... Podía entender que aquello realmente le gustaba.— So-Soo Bin... —lo llamó. Estaba empezando a sentir un cosquilleo en su parte baja y, si el alto no se detenía, era claro que terminaría dentro de la boca del otro en cualquier momento.
—Creo que es suficiente —el alto se incorporó de nuevo; para poder retirar su ropa interior, y tomó la mano de Yeon Jun para sentarlo de nuevo en la cama. Soo Bin se sentó las piernas del azabache y sonrió ampliamente antes de darle un beso en la mejilla—. Junnie, debes saber que lo que sigue me va a doler más a mí que a ti pero eso no significa que no vaya a disfrutarlo —aclaró. Yeon Jun ahora se sentía un poco confundido. No entendía que significaba exactamente lo que Soo Bin acababa de decirle pero empezó a comprender cuando sintió como el otro tomaba su miembro y comenzó a introducirlo lentamente en su interior. El alto soltó leves quejidos y el azabache se alarmó, lo último que quería era que Soo Bin saliera lastimado. Por lo que quiso detener al alto pero este se lo impidió—. No tienes de que asustarte, solo... Debo acostumbrarme a ti, es todo.
—No quiero que salgas herido, Binnie —aclaró.
—No saldré lastimado, Junnie —comenzó a besar de manera lenta al azabache y, cuando este empezó a corresponderle, terminó de meter el glande de este en su interior.
Yeon Jun puso sus manos en los muslos de Soo Bin y, después de un rato, este empezó con leves movimientos de arriba abajo pero ahora el alto ya no se quejaba de dolor.
Ahora estaba disfrutando de aquella intromisión, al igual que Yeon Jun empezaba a gozar del momento.
El de felinas facciones no sabía exactamente como describir el montón de sensaciones que estaba teniendo en ese momento pero sí estaba seguro de que; a pesar de tratarse de su primera vez, le gustaba. En algún momento, el azabache ya estaba seguro de que él debía encargarse de las penetraciones y que no debía dejarle todo el trabajo a Soo Bin, por lo que; volviendo a agarrarlo de los glúteos, él empezó a marcar un ritmo.
Uno que hizo que Soo Bin y él gimieran alto... Tan alto, que terminó corriéndose dentro del cuerpo de su pareja después de un rato.
Yeon Jun empezó a contar cuantas veces terminó invadiendo el interior de Soo Bin y, en total, fueron tres.
Tres veces que fue amable al tener su miembro dentro del cuerpo del alto.
Tres veces en las que trató de besar cada parte del cuerpo de Soo Bin que le era posible.
Tres veces... Que le hizo el amor.
Porque era claro que ese encuentro carnal no solo era algo casual, era algo que dejaba perfectamente claro cuánto ama a Soo Bin.
—¿En qué tanto piensas? —Escuchó que le preguntaba Soo Bin con la voz algo ronca. Indicando que apenas estaba despertándose de su sueño.
Yeon Jun sonrió; dejando ver sus dientes, y empezó a acariciar una de las mejillas del alto.
—En lo de anoche —dijo—, y también en lo mucho que te amo —aquello hizo que Soo Bin se sorprendiera.
Era la primera vez que alguien; aparte de su familia, le decía que lo amaba y sintió "mariposas" en su estómago revolotear.
Ahora entendía porque no había sentido aquello cada vez que escuchaba a Tae Hyun decirle que lo quería. Porque; aunque había llegado a sentir apreció por el muchacho, el chico perfecto para él estaba exactamente frente a él en ese momento.
En la misma cama y compartiendo caricias con él.
Además... La manera en la que Yeon Jun lo había dicho dejaba en claro que estaba siendo completamente sincero.
Soo Bin pasó su lengua por sus labios y con seguridad dijo:
—Te amo, Yeon Jun.
Porque él también estaba convencido del sentimiento que crecía cada vez que se encontraba al lado del azabache.
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