CAPITULO 33
Yeon Jun se encontraba sentado —tranquilamente— bajo la copa de un árbol. Había terminado sus entrenamientos y quehaceres un poco antes de lo esperado y, como había estado haciendo desde que llegó, ahora estaba en aquel lugar para pensar y tratar de aclarar su mente. Pero; como todas las veces anteriores, nuevamente se hallaba pensando en Soo Bin. Tenía mucho interés en saber lo que estaría haciendo, si se encontraría bien, si ya habría leído su carta... Y ahí recordó que aún no le preguntaba a su hermano si le había hecho el favor de darle aquel escrito al muchacho alto.
—Quizá pueda preguntarle luego —murmuró y miró las nubes en el cielo.
—Hey, con que aquí estás —lo saludo Chang Bin sentándose a su lado y notando que el azabache no apartaba la mirada de arriba.
—Suelo estar aquí cuando trato de pensar las cosas —aclaró su garganta y miró a su amigo. Quien ahora lo miraba con los ojos entrecerrados y una sonrisa burlona—. ¿Qué?
—¿Realmente piensas en "cosas" o me consideras estúpido?
—¿Disculpa?
—Puede que nos hayamos conocido hace seis meses pero; por el amor de Dios, te conozco Yeon Jun y sé que estás pensando nuevamente en ese chico alto —el de felinas facciones apartó la mirada y, con eso, Chang Bin comprobó que estaba en lo cierto—. ¿Ves? Ese muchacho tiene algo más que tu atención, Choi.
—¿A qué te...?
—Tiene tu corazón —aseguró y prosiguió a hablar—, por supuesto que lo digo de manera figurativa. Pero; si no has podido olvidarlo después de este tiempo sin verlo, es obvio que tu amor por él es demasiado grande y tienes la esperanza de que él te corresponda cuando se encuentren de nuevo. —Concluyó. Yeon Jun solo alcanzó a entreabrir sus labios cuando Chang Bin agregó—: Ni siquiera te atrevas a negarlo, sabes que estoy en lo cierto. No me equivocó con este tipo de cosas.
—¿Eso qué? Solo lo dices porque tú tienes pareja —el de felinas facciones claramente quería buscar la manera de llevarle la contraria pero eso sería algo complicado.
—Con o sin pareja, he salido con muchas chicas antes de estar con Si Woo. Por lo tanto; de los dos, yo soy la voz de la experiencia en relaciones —suspiró y se recargó en el tronco del árbol—. Conozco esa mirada algo vacía y las ganas de no saber qué hacer... Sí, es claro que lo extrañas —Yeon Jun aclaró su garganta y miró sus manos detenidamente.
—Eres mi mejor amigo aquí, Chang Bin, pero debo admitir que hay veces en las que me caes un poco mal —dijo con seguridad y el otro rio al respecto. Porque esa era otra prueba de que se encontraba en lo cierto.
—Bien, cambiemos de tema —pasó la lengua por sus labios y le dio un ligero golpe en el hombro a Yeon Jun. Solo para tener un poco su atención—. Oí que te darán dos días libres, eres todo un suertudo.
—Sí, aprovecharé uno de los días para ir al orfanato y al refugio de animales. Todavía no sé qué haré en mi segundo día libre —confesó—. ¿Tienes alguna sugerencia?
—No sé, podrías hacer lo que te gusta o podrías buscar a tu novio e invitarlo a salir en esa cita que tanto esperas tener con él —Chang Bin se levantó rápidamente de donde estaba, echándose a correr lejos de Yeon Jun para que este no pudiera golpearlo.
Aunque; tan pronto su amigo dijo eso, el azabache también se puso de pie. Corriendo detrás de él para hacerle saber que debía dejar de fastidiarlo.
—Bien, ahora es momento de que ustedes intenten amarrar las agujetas —dijo amablemente Soo Bin mientras deshacía el nudo del zapato que había hecho. Había llegado —en compañía de Sung Hoon— hace más de dos horas al orfanato para estar con Jake y Sunoo. Había visto una de las películas favoritas de los infantes, jugó con ellos a la pelota y, ahora, trataba de enseñarles a hacerle el nudo a los zapatos.— ¿Recuerdan que se hace primero? —Miró expectante a los niños. Los tres tomaron ambos cordones de un zapato y los cruzaron—. Bien —felicitó amablemente Soo Bin—. Sunoo, ¿qué sigue?
—Uhm... Se... Ah, se hacen como dos orejas de conejo —el nombrado hizo el intento de hacer parecer las agujetas como las orejas de un conejo—. Largas y bonitas orejas de conejo.
—Jake —con solo decir su nombre, el infante entendió que Soo Bin quería saber cuál era el siguiente paso a ese.
—Se cruzan y... ¡Se meten! Se meten y los jalamos hasta que los hayamos amarrado —aseguró e hizo la demostración. Sunoo miró como el mayor lo hacía y lo imitó. Ambos niños sonrieron ampliamente una vez vieron el resultado—. Papá Binnie, ¿qué tal nos quedó?
—Debo admitir que aprenden muy rápido —Soo Bin se sentó; entre ambos pequeños, en la cama y pasó un brazo alrededor de cada uno para poder abrazarlos. El alto miró el intento de Sung Hoon; quien había tomado la decisión de amarrarse las agujetas en el piso, y sonrió levemente al ver que su pequeño sobrino aun no podía atar sus cordones.
—No puedo —murmuró y el alto se paró nuevamente para después hincarse—. Tío Binnie, ¿cómo podré enseñarle a mi hermanita si yo no puedo hacerlo? —Su voz se había quebrado y el mayor en la habitación supo que Sung Hoon no tardaría mucho en empezar a llorar.
—Cielo, no todos pueden hacerlo a la primera —empezó a decir—. Sunoo y Jake quizá tuvieron suerte pero; si debo ser sincero contigo, yo tampoco pude lograrlo en mi primer intento. Tu padre sabe que fui algo lento al momento de aprender —confesó y acarició sutilmente el cabello de Sung Hoon.
Esperando que con eso, su sobrino se calmará un poco.
—¿De vedad?
—Sí, tuve que practicar muchas veces hasta conseguirlo. Solo... No debes darte por vencido.
—¡Tú puedes, Sung Hoon! —Con emoción, Sunoo trató de darle ánimos al niño en el suelo y este lo miró. Parpadeando un par de veces antes de poner la mirada de nuevo en su zapato.
—Sí, Sung Hoon, sabemos que puedes hacerlo —agregó Jake y, con eso, el mayor de los niños hizo un último intento para amarrar sus agujetas. Una vez consiguió el resultado que esperaba, sonrió ampliamente antes de mover de un lado a otro sus pies.
—Lo logré —dijo con emoción y se puso de pie.
Jake y Sunoo se levantaron de la cama para abrazar a Sung Hoon. Los tres pequeños empezaron a saltar sin poder esconder su felicidad, mientras Soo Bin sonría ampliamente al ver eso pero; en cuestión de segundos, su sonrisa empezó a ser una de leve tristeza. Porque quería que Yeon Jun fuera capaz de ver aquella escena con él.
—Soo Bin, ¿quieres que te lleve a tu casa? —Le preguntó de repente Joshua, captando la atención del chico y este asintió para después ponerse de pie.
—Sung Hoon, es hora de irnos —informó. Antes de salir de casa, le había dicho al niño que iría a ver a Sunoo y Jake y, ante eso, Sung Hoon quiso acompañarlo. Porque quería ver a sus amigos y jugar con ellos, aunque Soo Bin no estaba del todo convencido; debido al plan que Hee Seung y Sun Hee tenían de ir a la casa de los padres de esta, terminó accediendo ante la tierna mirada que su sobrino le había dado. Asegurándole a su hermano y cuñada que regresaría antes de que se fueran.— Irás a casa de tus abuelos —le recordó y el miembro más pequeño de la familia Choi se separó de los otros dos niños.
—Está bien —Sung Hoon hizo una mueca al escuchar que era hora de irse y se despidió con un movimiento de mano de Sunoo y Jake—. Vendré otro día a jugar con ustedes —aseguró y tomó la mano de Soo Bin.
—Papá Binnie —lo llamó tímidamente Sunoo al ver que estaban a punto de dejar la habitación.
—¿Sí? —El alto se acercó al niño y se puso a su altura para demostrarle que estaba atento a lo que fuera a decirle. Sunoo empezó a jugar tímidamente con el borde de su playera y Soo Bin entendió que el infante se había puesto algo nervioso—. Sunoo, ¿qué quieres preguntarme?
—Uhm... ¿Cuándo vendrá papá Yeon Jun con usted? —El alto no supo que responder. Realmente esa pregunta lo había tomado un poco por sorpresa pero; después de pensarlo un momento, volvió a sonreír.
—Papá Yeon Jun ha estado muy ocupado ayudando al país y todavía lo estará por un largo tiempo. Por supuesto que él volverá y vendrá a verlos, no deben dudar de eso, ¿sí? —Soo Bin acarició suavemente una mejilla de cada niño y les dejó un beso en la frente—. Él los ama tanto como yo lo hago, no deben dudar de eso —les aseguró y suspiró.
Se despidió de ambos pequeños y salió de aquel lugar en compañía de Sung Hoon y Joshua.
—Así que... Eres sobrino de la señora Sae Ron.
—Sí, mi madre es su hermana —aclaró—. De haber sabido que vendrías, te hubiera traído.
—Bueno, yo tampoco tenía idea de que te aparecerías —rio un poco ante su comentario—. Oí que tienes novia, ¿es cierto? —Le preguntó Soo Bin a Joshua mientras tenía agarrado a su sobrino de una de sus manos.
—Sí, llevamos saliendo dos meses.
—Me alegro por ti. Mereces seguir con tu vida, eso es lo que a Eun Bi le habría gustado —el alto se sintió un poco mal por mencionar a la chica ya fallecida y, al ver que Joshua hacía una mueca con tristeza, se apresuró a regresar al tema importante—. ¿Y cómo es ella?
—Ji Soo es alguien amable, atenta y linda —el alto notó como las mejillas de su amigo se ponían rojizas al describir a la chica con la que estaba saliendo actualmente—. Creo que... No duraría en casarme con ella en un futuro no muy lejano —confesó. Soo Bin abrió la portezuela trasera del vehículo de Joshua y ayudó a Sung Hoon a subir, abrochándole el cinturón de seguridad una vez el pequeño se acomodó en el asiento—. Si eso llega a pasar... ¿Te gustaría ser uno de mis padrinos?
Yeon Jun iba caminando con la mirada clavada en la banqueta. Había visitado el refugio de animales y, para concluir, iría al orfanato para visitar a los niños —en especial a Jake y Sunoo—. Y, por si fuera poco, llevaba practicando todo el camino la manera en la que convencería a Soo Bin para que pudieran hablar. Además de que pensaba pedirle ser su pareja en caso de que logrará charlar con el alto... En caso de que llegará a encontrárselo, por supuesto.
—Yo... No he podido olvidarte este tiempo y, realmente, me gustaría que tú y yo... Pudiéramos ser algo más que amigos, Soo Bin —el azabache negó nuevamente y pasó una mano por su nuca para tratar de encontrar las palabras correctas a su confesión—. Binnie... —pero su práctica se vio interrumpida al escuchar un grito y la voz de la persona que llevaba tiempo sin ver.
—¡Sí! ¡Realmente me gustaría serlo! —En cuanto alzó la mirada, vio como Soo Bin abrazaba fuertemente a otra persona y, cuando se separaron, Yeon Jun reconoció a Joshua.
Pero lo que terminó por "romperle" el corazón fue ver la manera en la que ambos chicos se estaban sonriendo.
Tragó pesadamente y notó como su vista se nublaba, pero suspiró para que las lágrimas no salieran.
—Él realmente se ve muy feliz con Joshua —murmuró y metió sus manos en los bolsillos del pantalón—. No puedo ser el responsable de que aquello termine —Yeon Jun dio media vuelta y cambio su destino.
Quería y debía regresar a casa en ese momento.
Porque mientras Soo Bin no se diera cuenta de que estaba ahí... Mejor.
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Actualización (¹/²) 🌻
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