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CAPITULO 20

Soo Bin a veces se sorprendía de la rapidez con la que llegaban los fines de semana. Ya eran mediados de mes y, aunque apenas se trataba del segundo mes del año, no dudaba que febrero iba a terminar en un abrir y cerrar de ojos. En cuanto despertó, el alto se paró de la cama, la arregló y bajó a la sala para encender la televisión. Bajando casi todo el volumen del aparato eléctrico una vez lo prendió.

—De acuerdo, ¿qué puedo ver? —Se preguntó, cambiando los canales uno por uno. Apenas iban a ser las ocho en punto de la mañana y, aunque normalmente acostumbraba a dormir hasta tarde los fines de semana, últimamente se la había pasado despertando temprano. Como si tuviera algo que hacer, cuando realmente terminaba todos sus pendientes entre semana. Siguió cambiando los canales, hasta que empezó a sentirse fastidiado de no encontrar algo agradable e interesante—. Genial, ¿ahora qué se supone que haga?

—¿Por qué no vas a comprar la despensa? —Soo Bin se sobresaltó al escuchar la voz de su madre. No la había escuchado bajar, ni siquiera sabía cuánto tiempo llevaba la mujer cerca de donde él se encontraba, así que su reacción había sido completamente normal.— Así me doy cuenta que tan atento estás de lo que pasa a tu alrededor, ¿sabes? —La mujer entrecerró los ojos y el alto empezó a jugar con sus dedos avergonzadamente.— Entonces, ¿irás?

—No tengo que algo que hacer, así que... sí. Está bien —apagó la televisión y se puso de pie para mirar a su madre—. ¿Harás el desayuno? —Preguntó alegremente.

—Sí, por eso te estoy pidiendo el favor a ti de ir a comprar —le mostró una leve sonrisa y tomó las manos de su hijo mayor—. Me alegra que hayas regresado, Binnie —y lo abrazo fuertemente, tratando de demostrar que sus palabras eran realmente sinceras—. Realmente lamento no haber... aceptado tu relación con Tae Hyun en su momento, yo... realmente actúe como una tonta en ese entonces —lágrimas habían empezado a salir de sus ojos. Soo Bin se dio cuenta que su madre había empezado a llorar debido a que su voz se había quebrado y, aprovechando que la mujer lo había abrazado, el alto correspondió el gesto. Posiblemente un poco más fuerte y dejando uno que otro beso en el rostro de su progenitora.

—Ya hemos hablado de esto —empezó a decir tranquilamente. Se separó un poco de la otra y, alzando levemente su quijada, hizo que ella lo mirará directamente a los ojos. Le mostró una leve sonrisa—. En este mundo nadie es perfecto, ¿recuerdas?

—Pero... lo trate muy mal.

—Y estás reconociendo tu error, no todos hacen eso —al escuchar sus propias palabras, Soo Bin se dio cuenta que todavía no era del todo sincero con su madre—, te diré la verdad. Yo... llegué a pensar que tú habías sido la asesina de Tae Hyun.

—¿Qué?

—Un amigo y yo nos hemos puesto a investigar sobre el caso, él descubrió como iba vestida la persona que lo hizo —humedeció sus labios—. Fue una mujer y, bueno,  tú eras la única; que yo conozco, que no trató bien a Tae Hyun. Pero sé que no fuiste tú, lo siento —Soo Bin llevó una de las manos de su madre a su pecho, justamente donde se podía sentir su corazón—, aquí. Mi corazón sabe que ni tú, ni Hee Seung, ni mi padre... podrían ser capaces de hacer eso —sus ojos ya estaban llorosos y una lágrima salió al escuchar a su madre.

—Perdóname.

—Tú perdóname a mí.

Soo Bin miró nuevamente la lista que su madre le había dado; con las cosas que hacían falta en casa, y entró en el pasillo donde se encontraban las cajas de harina para hacer hot cakes, pasteles, cup cakes o galletas. Buscó tranquilamente la marca que su madre siempre compraba para hacer las galletas que tanto le gustan a Sung Hoon y, una vez la encontró y la dejó en el carrito del supermercado, un alboroto en el pasillo de al lado empezó a llamar su atención. Mayormente se escuchaban voces de chicas y, en cuanto escuchó una voz masculina, Soo Bin dedujo a que se debía el escándalo.

—Como ustedes, soy una persona común y corriente. Debo venir al supermercado para comprar cosas de uso diario y comestibles pero tal parece que no están acostumbrados a verme por aquí —el chico rio por eso. Soo Bin tenía la duda si se trataba o no sobre Yeon Jun, así que decidió asomarse. Como si fuera a buscar algo ahí, aunque claramente ya lo había hecho con anterioridad.

En cuanto entró, miró en dirección a donde se encontraba el pequeño círculo de personas y, en medio de todas ellas, reconoció al azabache. Pero fingió que no era así. Yeon Jun apartó la mirada de las personas que se encontraban frente a él y se dio cuenta que Soo Bin se encontraba ahí; antes de éste se volteará. Por lo que volvió a dirigirse a las personas que lo habían acorralado.

—Deberían regresar a lo que hacían, yo debo hacerlo —aclaró haciendo una reverencia. Las personas se despidieron de él con emoción y él trató de responder cada gesto de despedida. En cuanto todas se fueron, Yeon Jun se acercó a Soo Bin sigilosamente—. ¿De compras? —Susurró cerca de su oreja y Soo Bin se sobresaltó por segunda vez en la mañana, siendo el azabache quien se riera levemente por la reacción del más alto.

—Oye, no es gracioso —se quejó y vio que una sonrisa aparecían en el rostro de Yeon Jun—. Vaya, no pensé que hasta el chico que parece perfecto tuviera una sonrisa encantadora.

—¿Disculpa? —Preguntó sin entender y Soo Bin señaló la sonrisa en su rostro—. Ah, mi sonrisa —el azabache toco su rosto. Entendiendo un poco de lo que el alto le estaba hablando.

—He visto muchas sonrisas pero la tuya es muy linda.

—En ese caso...creo que te mostraré más seguido mi sonrisa encantadora —y Soo Bin se dio cuenta de lo que había dicho. Sentía que estaba coqueteando con Yeon Jun indirectamente pero; tal parecía, el azabache también estaba cortejando con él. O; al menos, esa percepción le dio al escuchar lo que dijo después—. Ya que estamos siendo sinceros con el otro —aclaró su garganta—, cuando sonríes y dejas ver tus encías junto a tus hoyuelos eres más atractivo de lo normal.

—Ah... uhm... —el alto aclaró su garganta y negó varias veces antes de que una tímida sonrisa apareciera en su rostro. Reaccionó en cuestión de unos segundos y agarró el carrito del supermercado. Estuvo a punto de decirle al azabache que iba a irse, que se verían otro día con más calma pero lo pensó detenidamente, miró a Yeon Jun con algo de curiosidad y el azabache alzó sus cejas. Permaneció en silencio hasta que Soo Bin se atrevió a preguntar—. ¿Ya desayunaste?

El de felinas facciones metió sus manos en los bolsillos del pantalón. Iba a responderle al alto pero el ruido que hizo su estómago fue más que claro que no había comido algo antes de salir de casa. Soo Bin rio levemente al respecto y Yeon Jun sintió su rostro enrojecer debido a la vergüenza que eso le había hecho sentir.

—¿Ha sido muy obvio?

—Algo... sí. Mucho.

—Rayos —el azabache alborotó su cabello. Realmente se sentía avergonzado y las risas de Soo Bin simplemente provocaban que su rostro enrojeciera cada vez un poco más.— Por eso había venido aquí, para comprar algo de ramen.

—Lo siento —dijo el alto, tratando de calmarse—. Bueno, pues no busques más —informó—. ¿Te gustaría venir a mi casa a desayunar?

—¿No es algo pronto para que entre a tu casa? —Preguntó y ambos se miraron. Soo Bin captó a lo que Yeon Jun se refería y, por supuesto, por un lado agradecía que el azabache no quisiera incomodarlo. Aunque; de todos modos, el alto le mostró una amigable sonrisa.

—¿Y tú no crees que deberías irte acostumbrando? —Los ojos del azabache se abrieron más debido a la sorpresa. El significado de esa pregunta era más que clara. Antes de que pudiera responder, Soo Bin empezó a caminar para llegar a una de las cajas de cobros.

—E-Espérame —fue a alcanzarlo de inmediato.

Tae Hyun saltó completamente emocionado.

El ver que Soo Bin invitará a Yeon Jun a desayunar a su casa era un gran pasó. Claro, sabía que el azabache podría ponerse nervioso. Después de todo, iba a conocer a la familia del alto. Aquello lo hizo recordar la vez que él conoció a la familia de Soo Bin. Había sentido sus manos completamente sudorosas, no podía estar quieto por más de un minuto pero; de igual manera, fue él mismo. Sonrió en todo momento cada vez que le preguntaban algo y no se sintió avergonzado de decir a que se dedicaba.

Ser músico en un restaurante.

Claro que la madre de Soo Bin no se había sentido del todo satisfecha al oír eso pero tampoco fingiría ser algo que no era.

Siguió a los chicos hasta las cajas y trató de interpretar la actitud de Yeon Jun en ese momento. Pasaba varias veces su lengua por sus labios, tragaba pesadamente, trataba de limpiar disimuladamente sus manos y suspiraba cada cinco segundos. Sí... el azabache estaba demasiado ansioso.

—Tienes que ser tú mismo —le dijo Tae Hyun y Yeon Jun aclaró su garganta.

—Entendido —murmuró el azabache.

—¿Dijiste algo? —Soo Bin lo miró con cierto interés.

—Solo habló conmigo mismo algunas veces —aclaró y el alto sonrió amigablemente.

La chica entró al departamento después de su rutina de ejercicio mañanera. Era normal que se encontrará algo cansada y quisiera darse una refrescante ducha para luego desayunar. Se extrañó un poco de notar que la puerta de su habitación se encontrara abierta. Estaba segura de haberla dejado cerrada antes de salir de su hogar y, con cuidado, empezó a caminar hasta allí. Se asomó ligeramente y no vio nada fuera de lugar aunque; de igual manera, aquello le parecía algo extraño.

Se encogió de hombros y, sin más, cerró el acceso a su habitación. Sobresaltándose al instante al sentir un brazo alrededor de su cintura y algo afilado en su cuello.

—Te dije que me desharía de ti si llegabas a decir algo —habló aquel chico. Había caído en cuenta que; mientras ella había ido a revisar la habitación, él se mantuvo escondido.

—Yo... no he dicho nada, lo juro.

—¿Crees que no vi que le enviaste un mensaje al hermano de Tae Hyun, diciéndole que conocías la identidad de su asesino? —La chica empuñó sus manos. Sin duda había sido tonta al olvidar su celular antes de salir—. Te conozco perfectamente, Eun Bi. Y no me agrada la idea de que sigas viva —sin permitir que la chica pudiera gritar o hacer algo para defenderse, el hombre cortó su cuello. Dejándola caer al suelo. Como si se tratara de algo sin importancia—. Es una lástima, eras muy bonita.

Soo Bin estacionó el auto de su hermano frente a su hogar y, antes de que Yeon Jun o él pudieran abrir alguna de las portezuelas del vehículo, Sung Hoon salió de la casa en un mar de llanto. Cosa que preocupó al más alto.

—Hey, cielo —Soo Bin bajó inmediatamente y se puso a la altura de sus sobrino en cuanto esté se acercó a él—. ¿Qué ocurre?

—Creí que... —hipido—... te habías ido... —otro hipido—... de nuevo... —El alto abrazó a Sung Hoon y dejó que el infante se desahogará.

—Aquí estoy —le susurró cerca de la oreja—. No te escaparás de mí fácilmente, ¿recuerdas que me dijiste algo parecido? —Le preguntó y sintió como Sung Hoon asentía entre sus brazos—. Bueno, ya estoy aquí. Así que... sonríe, ¿sí? —Alejó un poco al infante de su pecho, alzó levemente su quijada y con sus dedos hizo que Sung Hoon curvará levemente su boca hacia arriba.

—Te quiero mucho, tío Binnie —sonó su nariz y, ahora, una amplia sonrisa apareció en el rostro del niño—. ¿Quién es él? —Preguntó con curiosidad al percatarse de la presencia de Yeon Jun—. Creo que... lo he visto antes... —Sung Hoon trató de hacer memoria y luego reaccionó—. Es el tipo del parque, es al que le habías gritado enojado. Pero; tío, creí que te había parecido desagradable. ¿Qué haces con él? ¿Qué hace aquí? —Preguntó rápidamente y poniéndose en frente del alto.— Atrás, tío Binnie. Yo voy a protegerte.

—¿Y cómo lo harás si no haz desayunado? —Intervino Sun Hee y cargó a Sung Hoon, quien hizo un puchero en cuanto su madre llegó—. Hasta los héroes necesitan alimentarse bien.

—Yeon Jun, ella es mi cuñada, Sun Hee y el niño inquieto entre sus manos, es Sung Hoon —empezó a presentarlos—. Sun Hee. Sung Hoon. Él es...

—Choi Yeon Jun, lo sé. Hee Seung lo reconoció desde adentro y nos dijo que traerías a alguien después de que terminó la llamada contigo —dijo y miró al azabache con una gran sonrisa—. Es un gusto conocerte.

—Lo mismo digo —el de felinas facciones nuevamente tragó pesadamente. Inhaló y exhaló un par de veces para tratar de calmarse.

—¿Por qué no lo llevas adentro en lo que yo bajo las cosas de la cajuela? —Se dirigió Soo Bin a la chica y ésta asintió. Sun Hee le hizo una seña al azabache de que la siguiera y Yeon Jun miró al alto. Quien le indicó que estaba bien que lo esperara adentro y, sin más, siguió a la fémina.

Una vez estuvo dentro de la casa, observó las cosas que se le era permitido ver. El lugar era algo grande pero acogedor y tranquilo. Vio como la cuñada de Soo Bin dejaba a Sung Hoon en una silla y el pequeño empezó a mover sus pies en el aire. Esperando que le dejarán un plato con comida.

—Toma asiento, el desayuno estará listo en un momento —le informó la chica; antes de entrar a la cocina, y Yeon Jun asintió. Se dirigió lentamente a la mesa e iba a ocupar una de las sillas cerca de Sung Hoon hasta que el pequeño hablo:

—¿Eres el novio nuevo de mi tío?

—Ah, yo... solo soy un amigo suyo.

—¿Entonces por qué tardaste en responder si solo eres su amigo? —El azabache no supo que responder a eso y Sung Hoon sonrió maliciosamente para después gritar:— ¡El chico con cara de zorro es novio de mi tío Binnie!—Las mujeres; que se encontraban en la cocina, salieron de inmediato mientras que Hee Seung y el padre de éste bajaban rápidamente las escaleras.

—¡¿Qué?! —Dijeron los cuatro simultáneamente. Todas las miradas se dirigieron a un avergonzado Yeon Jun y, después, fueron a parar a Soo Bin en cuanto éste cerró la puerta principal de la casa.

—¿Por qué están mirándome así? —Preguntó algo confundido y miró a Yeon Jun. Quien estaba jugando tímidamente con sus manos—. De acuerdo, ¿qué le dijeron para ponerlo nervioso? —Soo Bin le entregó las bolsas a su hermano y miró algo molesto a las dos parejas frente a él.

—Sung Hoon dijo que... él es tu... ¿de verdad es tu novio? —Empezó a hablar su padre. Quien luego volvió a mirar de reojo al de felinas facciones—. Debo admitir que es guapo.

—Tienes un buen ojo, hijo —añadió su madre y Soo Bin abrió más sus ojos con sorpresa.

Sabía que Sung Hoon podía ser travieso pero no esperaba que el pequeño dijera que Yeon Jun es su novio cuando apenas habían salido una vez y lo había llevado a casa para desayunar juntos. Pero; además, no esperaba que sus padres le dijeran aquello. Así que solo dijo:

—No somos novios aún pero si estamos saliendo —y le sonrió ampliamente a Yeon Jun y éste lo imitó. Aunque no estaba del todo seguro a que se debía. Si porque Soo Bin dijo que estaban saliendo, porque el alto realmente está considerando ser su novio en un futuro no muy lejano o por la forma en la que éste estaba sonriéndole.

Aunque; por supuesto, quiso creer que la sonrisa en su rostro se debía a las tres cosas.   

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Espero les gusten los capitulos de hoy. ❤ Publique 3 capitulos porque hace mucho que no actualizaba esta historia.

Actualización (3/3) 🌻

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