-Estás preciosa- me alagó Tessa mientras miraba mi rostro para escoger el color de la sombra de ojos.

-Exageras- le contesté- Maquillas increíblemente bien. Deberíais montaros tú y Jacqueline una empresa de moda.

El vestuario era un cuarto de un tamaño decente, con una silla de estás típicas de las peluquerías frente a un espejo enorme que tenía bombillas alrededor de él y, debajo de este una especie de mesa que en este momento estaba lleno de cremas, peines, sombras de ojos de todos los colores y muchísimo más maquillaje.

Era un lugar ciertamente acogedor y en general, siempre que no estaba Teresa todo estaba muy recogido.

Tessa había venido a maquillarnos a mí y a Grace para el concierto de Navidad que daba por finalizado el primer trimestre del curso. Todos los años se hacía y durante todos estos años Grace era obviamente la estrella: tocaba un montón de obras con diferentes instrumentos mejor que los demás que también que participaban que, únicamente tocaban un instrumento y, además participaba en el coro, como yo.

Este año había tres solos, uno lo hacía Grace otro un chico llamado Michael y el último lo hacía sorprendentemente yo, no se me daba mal cantar, pero de eso a hacer el solo...

-No puede ser, alguien tiene que hacerse cargo del negocio familiar- dijo, haciendo que me mordiese el labio inferior pensativa.

Me dio una leve colleja en la nuca.

-No te muerdas el labio- me reprendió- Que se va el pinta labios.

Los padres de Tessa habían cumplido el sueño americano y ahora eran dueños de la franquicia de restaurantes mexicanos más importante de todo los Estados Unidos. Tessa era hija única, sus padres habían intentado tener más, pero tras un aborto natural sus padres habían dejado de intentarlo.

El resto de familiares de Tessa no mantenían una buena relación con ella, se habían enfadado con su padre cuando este consiguió un visado para marcharse legalmente a EEUU y después, cuando él se había convertido en alguien rico intentaron restablecer relaciones con este para intentar sacar dinero.

-Lo siento- le dije, aunque no servía de mucho.

-En realidad, no es tan malo- me aseguró- Admiro a mis padres muchísimo y estoy orgullosa de heredar su legado. Siempre podré maquillarme a mí o a mis amigas. Además, me da miedo que si meto el maquillaje que es mi pasión en la vida como mi trabajo terminé aborreciéndolo.

-Diala- me llamó entrando Grace- Es el turno de Frederic.

Me levanté dándole un beso en la mejilla a Tessa y salí rápidamente para no perderme la audición de Frederic y también porque sabía que ella me iba a matar por darle un beso llevando el pinta labios.

Corrí con Grace y nos sentamos en los sitios reservados para los participantes.

¡Qué Alá me bendiga! Que guapo que estaba. Llevaba un traje negro con una camisa blanca y una pajarita negra que resaltaba su melena rubia perfectamente peinada. Que novio más guapo tenía y talentoso.

-Quería dedicar esta obra de Frederic Chopin, el concerto para piano nº1 Romance, a mi novia Diala.

Estuve a punto de caer al suelo de la emoción a pesar de que estaba sentada. Mi campeón se sentó en la banqueta del piano de cola que estaba delante del resto de la orquesta, el escenario del The Athenea High School era muy grande y cabía de sobra la orquesta, y el director movió la batuta indicando el comienzo de la obra.

Nunca me había sentido tan querida, feliz y especial en toda mi vida. Ya no había dudas de que estaba completamente e irrevocablemente enamorada de Frederic King. Tenía que hablar seriamente con él después del concierto para dejar claro que esto no era parte del trato.

-¿Quieres un pañuelo?- me ofreció Grace.

Asentí sonriendo, ni me había dado cuenta de que estaba llorando. Me levanté de la silla aplaudiendo cuando acabó de tocar, lo había hecho con tanta emoción que no pude evitar que mi corazón se llenase de orgullo y llorar aún más fuerte.

Volvimos a los vestuarios donde Tessa casi me mata y después arregló el maquillaje que habían arruinado mis lágrimas. El coro sonó perfecto y cuando canté All I want for Christmas is you de Maria Carey no pude evitar cantarla pensando en Frederic.

Después del concierto todo el mundo se iba a una gran sala en la que solíamos celebrar las fiestas. Habíamos decorado todo para que tuviese un aspecto invernal, lleno de cintas navideñas azules, blancas y plateadas. Toda la sala estaba decorada de esos tres colores. En los laterales de la habitación había dos largas mesas alargadas llenas de comida y en el medio habíamos dejado una gran zona que cumplía la función de pista de baile.

Cuando divisé a Frederic lo primero que hice fue besarlo.

-Tenemos que hablar- le dije cuando nos separamos para respirar.

-Aquí estáis- anunció la madre de Frederic.

Me tensé al instante, la última que vez que los había visto había pasado una noche horrible por todo lo racistas que fueron conmigo. Mi campeón pasó su brazo por mi espalda en señal de confianza.

-No podría estar en un sitio que no fuese al lado de mi maravillosa novia- aseguró.

Tanto como Maggie como Gideon forzaron una sonrisa tensa.

-Solo veníamos a felicitaros por vuestras buenas interpretaciones en el concierto- dijeron.

-La verdad es que sí que lo hemos muy bien, debe ser que Alá ha escuchado mis plegarias rezándole que todo saliese bien- le respondí sonriendo.

La noche pasó sin ningún altercado más, cuando ya se iba marchando la gente aproveché para llevarme a Frederic a un rincón en que pudiésemos hablar sin interrumpidos. Frederic cerró la puerta del laboratorio de química mientras yo me senté en una de las mesas altas de la sala teniendo cuidado de no arrugar la falda que llevaba y que cambiaría más tarde por unos pantalones más abrigados.

-Frederic yo...

-Diala yo...- dijimos los dos a la vez.

-¿Me amas?- le pregunté directamente sin ningún tipo de rodeo estúpido.

-Sí ¿y tú? -dio un paso más hacia mí.

Mi corazón empezó a dar saltos de alegría mientras cientos de mariposas revoloteaban en mi estómago. Lo acerqué poniendo mis brazos alrededor de su cuello y lo besé con pasión. Sus labios comieron los míos con hambre dejándome sin aliento mientras pasaba sus grandes manos por los muslos de mis piernas.

-Me lo tomaré como un sí- sonrió contras mis labios.

-Bueno, pero no te lo creas mucho- bromeé volviendo a besarlo.

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