Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 32 - Dos mitades de un todo.

Aquí el capítulo de hoy, sorry por la tardanza, espero que les guste :D

---

Fuimos al hotel, a recoger las cosas, después de eso, pagué la habitación, los cargos por la cena y demás, y luego volvimos a la casa. Él me ayudó a desempacar, y me animó para que hiciésemos la mudanza cuando antes.

Julia resultó ser un encanto de señora, vino a eso de las ocho de la noche, a darme la bienvenida, junto a Isaac y Óscar. Me dijo que no había problema, que no necesitaba ni fianza si quiera, y que firmaríamos el contrato en cuanto lo redactaran en la gestoría.

- Tía – se quejaba Isaac – no seas tan blanda, que ni siquiera la conoces.

- Conozco a Hugo – aceptaba – y sé que él es un buen chico. Si él pone la mano en el fuego por ella, es que es buena chica – asentí, en señal de que no se equivocaba.

- ¿Y si Hugo se quema la mano qué? - ¿Por qué seguía siendo el único que no aceptaba aún lo nuestro?

- No le eches cuenta, Julia – añadió Hugo – ella es de fiar.

- Si lo sé, tiene cara de buena persona.

- Bueno – cortó Óscar, aquel momento tan familiar - ¿vamos a ir a hacer la compra o qué? Habrá que llenar la despensa de este lugar, ¿no? ¿o te vas a alimentar de aire?

- ¡Qué va! – añadía Isaac – se quiere alimentar sólo de besos – rompimos a reír, mientras Hugo le miraba con cara de pocos amigos.

Fuimos a comprar todos juntos, incluso la tía de Isaac se vino. No dejaron de coger porquerías, mientras Hugo volvía a colocarlas en su lugar, cogiendo sólo cosas sanas, haciendo que me diese cuenta de que él tenía una dieta bastante sana, como muy orgánica.

- Nada de dulces – se quejaba, volviendo a colocar los donuts de chocolate en la estantería – vale, el chocolate sí, pero este no, tiene un montón de azúcar. Mejor este, chocolate negro puro, contiene un 92% de cacao, y no tiene aditivos – si me quedaban dudas de que era todo un flipado en cuidar la alimentación, con eso me quedó claro.

- No seas agonías, hermano – se quejaba Óscar – que tú seas un flipado con las dietas y esas mierdas que comes en casa, no significa que Blanca sea igual. ¿No? – preguntó hacia mí.

- Muy cierto – contesté – yo no suelo cuidarme tanto, aunque tampoco me atiborro a dulces. Como sano, nada más.

- Te voy a tener que enseñar a cuidarte – me dijo él, cogiendo un tarro con semillas de chía, echándolo sobre el carro – nada de grasas saturadas, se nota aquí – dijo, señalándose la barriga – pero también aquí – añadió, señalándose la cabeza – comer bien, no sólo se nota en el físico, también en el estado de ánimo y la actitud. Ya verás.

Cenamos en la casa, todos juntos, Hugo preparó una deliciosa parrillada de verduras, un mejunje raro con cuscús que estaba muy rico y una ensalada de aguacate con queso. Me sorprendió bastante, pues pensé que sólo sabía hacer tortilla de patatas.

Fue una gran noche, nos reímos mucho con las bromas de aquellos cafres, mientras su tía nos contaba alguna que otra anécdota. Sin lugar a dudas eran únicos en su especie, eso os lo puedo asegurar.

Después de la cena y las cervezas, se fueron, incluso se llevaron a Hugo, no nos dejaron a solas, a culminar nuestra noche de pasión, esa que teníamos planeada. Pero no me importó, sabía que aún nos quedaban muchas noches más para estar juntos.

El martes, vinieron a recogerme los cuatro, montados en el coche, con sus perpetuas bromas. Fuimos a comer a casa, todos juntos, dos doradas enormes que Isaac había traído consigo. Fue otra tarde de risas, bañándonos en la piscina, riéndonos a cada rato... Era muy agradable aquel cuarteto. Los cuatro fantásticos solía llamarles, pero es que eran increíbles, ni os lo imagináis. Aunque, ni siquiera imaginaba lo importantes que serían en mi vida, que se convertirían en grandes amigos para mí. Íbamos a todas partes, juntos, como una gran pandilla, incluso Marisa se apuntaba alguna que otra vez, cuando su trabajo se lo permitía. Pero me estoy adelantando a los acontecimientos, así que volvamos a ese día.

A las siete de la tarde avisé a Juan Carlos de que iría a recoger el resto de mis cosas, justo como ya tenía hablado con Hugo, sólo que hasta ese momento no me di cuenta, pero la visita sorpresa de aquellos cafres, tenía algo que ver con eso.

Cuando llegué a casa, estaba acompañada por ellos, querían ayudarme con la mudanza, eran todo un caso, ya os lo he dicho. Juan Carlos se sorprendió bastante, al ver la buena relación que tenía con ellos, como si fuesen unos hermanos súper protectores o algo así, sobre todo Hugo y Óscar, todo hay que decirlo.

Recogí la ropa de mi habitación, metiéndola en bolsas, las cosas del baño, las de la cocina, y un largo etc. que os aburriría. Aquello fue un verdadero revuelo por un rato, pero fueron muy educados con mi ex, no penséis que fue de otra manera.

Lo metieron todo en mi coche, sin apenas dejarme cargar nada, y luego se despidieron de él, justo en la puerta.

- Hasta la próxima, tío – dijo Isaac, chocándole la mano, dejándole algo desorientado.

- Ha sido un placer – dijeron Sergio y Óscar, mientras Hugo sacaba mi última caja de la casa, echándonos una mirada de reojo – mi hermano es un poco tímido, no habla mucho – bromeó Óscar, señalando hacia él.

- Bueno... adiós, Juanca – le dije – cuídate – él asintió, y me vio marcharme por la puerta, junto a ellos. Hugo me hizo una señal para que entrase en el coche, mientras Óscar me guiñaba un ojo y yo le daba un manotazo en el brazo, riéndome.

Me ayudaron a descargar el coche de Hugo, descargando absolutamente todo en la casa. Pero para desempacar lo hice yo sola, justo cuando ellos se fueron. Si os interesa saberlo... volvieron a llevarse a Hugo, a pesar de que este no quería, eh.

Un mensaje llegó a mi móvil justo cuando recordaba su cara, y a sus amigos tirando de él hacia el coche, mientras yo reía desde la puerta.

.-.

Juan Carlos:

Te he visto bien hoy, parece que tus nuevos amigos te cuidan mucho. Me alegro de que estés bien. Tenías razón, lo nuestro hacía tiempo que había terminado. Solo espero que algún día podamos ser amigos.

.-.

Sonreí al leer aquello. Parecía que al final él lo había entendido.

.-.

Yo:

Gracias. Sí, yo también lo espero.

Juan Carlos:

Estabas brillante hoy, nunca te había visto tan feliz. Yo estaré bien, me costará mucho olvidarte, pero creo que es lo mejor ¿no?

Yo:

Sí. Gracias por entenderlo. Quedemos cuando todo esto pase, cuando ya no duela, y tomemos un café.

.-.

Cerré esa conversación, y le hablé a Marisa.

.-.

Yo:

Hola, mi amor, ¿cómo va todo?

Avísame cuando tengas libre y te vienes a casa, he alquilado una casa que es un pasote.

Marisa:

Estoy súper liada, preparándolo todo para el sábado, tengo un evento en Sevilla este sábado, podría escaparme después y quedarme hasta el lunes ¿te apetece? ¿o estás muy ocupada con tu nuevo chico?

Yo:

Me parece genial, te mando ubicación para que sepas llegar. Hugo trabajará el sábado, es su último fin de semana, la discoteca cerrará después de este sábado.

Ya termina lo bueno, se nos acaba el verano, Marisa.

Marisa:

Ya vendrán épocas mejores, la próxima la navidad, con lo que yo adoro la navidad.

Y tu cumpleaños, cabrona.

.-.

Caí en ello, el 23 de septiembre estaba ya allí, a la vuelta de la esquina. Tenía muchas ganas, más porque sería mi primer cumpleaños a su lado.

.-.

Yo:

Tienes razón, ¿vendrás no? Asegúrate de estar aquí.

Marisa:

Te lo reservo.

Oye, ¿y la boda de Susana, no es en nada también?

Yo:

Siiii. Me avisó ayer, que Juan Carlos le ha dicho que no va a ir.

Marisa:

Pues llévate a Hugo.

Yo:

¿Cómo voy a llevar a Hugo? Quiero decir... ¿no es demasiado pronto? Mi hermano estará allí, y mis padres.

Marisa:

Bueno, pero ya le conocen ¿no?

Yo:

Sí, le conocen como Hugo, mi amigo. Pero, no sé si estoy preparada para presentarlo como mi pareja, aún. Acabamos de empezar, tía.

Marisa:

Bueno, aún tienes tiempo para pensártelo. ¿Qué te vas a poner?

Yo:

El vestido de color turquesa que me compré contigo en Málaga la última vez.

Marisa:

¿El de vuelo? Es precioso. Pareces toda una princesa con él.

Yo:

Jajaja Gracias, amiga.

.-.

Mi móvil empezó a sonar, así que ni siquiera pude enviar el mensaje.

- Hola, chico limón – saludé, haciéndole sonreír - ¿ya en casa?

- Sí, acabamos de llegar – aseguró, mientras su hermano le decía algo, por detrás.

- ¿Otra vez hablando con Blanca? Pero si acabamos de venir de su casa – se quejaba. Me reí, divertida. Escuché la puerta cerrarse, se había encerrado en su habitación.

- Siento no haberme quedado – me dijo – ya sabes... estos.

- No importa – le calmé - ¿sabes? He estado hablando con Marisa, viene este finde a verme, tiene un evento en Sevilla.

- Ya lo sabía, lo del evento a Sevilla, me lo ha dicho Isaac.

- ¿Qué se traen esos dos? – pregunté, mientras él se sentaba en la cama, haciendo al gato a un lado, que siempre solía subirse a su cama, a pesar de lo mucho que él lo apartaba ese maldito animalejo tenía fijación por él.

- Creo que le gusta – me dijo – pero tampoco lo apostaría todo a esa carta, Isaac es demasiado reservado con ese tema.

- Oye, ¿sabes que él domingo de la semana que viene es mi cumpleaños? – pregunté.

- Sí, lo sé – aseguró – el 23 de septiembre. Tengo esa fecha grabada a fuego – bromeó – te estoy preparando algo, es el primer cumpleaños que paso contigo, y quiero hacer algo por ti.

- Hugo – le llamé – no hace falta. No quiero que te gastes dinero ni nada, con pasarlo contigo me es suficiente.

- Ya es tarde para eso – me dijo, haciéndome reír. Él era todo un caso – te va a gustar, lo prometo.

- ¿qué vas a cenar? – pregunté, cambiando un poco de tema.

- Una ensalada – contestó - ¿y tú?

- ¿Lechuga de noche? Me sienta fatal – me quejé, pensando en ello.

- Ensalada de aguacate y fruta – me dijo, con calma – no cenes grasas saturadas de noche, Blanca, es pesado para el estómago, no descansarás bien.

- Cómo usted diga, señor dietista – rio al otro lado - ¿tienes idea de lo preciosa que es tu risa? – pregunté, él sonrió.

- Te quiero – me dijo, sin más.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro