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Capítulo 20 - Reunión Familiar.

Muy buenasss!!! Hoy toca capítulo :D

Este capítulo, al igual que el anterior, es muy divertido. Os vais a reír mucho, risas aseguradas. :D

Y sin más os dejo... la canción de la bamba, que tendrá mucha importancia y significado en este capítulo:

https://youtu.be/Coy8Hoa1DNw

La comida en casa de mis padres estuvo espectacular, mi padre cocinó su única e inigualable paella al estilo "Los García". Nadie lo hacía como él, si bien mi abuela era única para hacer el mejor puchero de toda la ciudad, mi padre, lo era para las paellas.

Fue estupendo, poder charlar con mi familia, volver a verlos a todos, aunque aún faltaba mi hermano y su novia, que, según mi madre, tenían un cumpleaños y llegarían un poco más tarde. Hablamos de absolutamente todo, el pasado, el presente, y los nuevos planes.

Papá cansado de los estirados que solían visitar el museo, con ganas de jubilarse, y dejar números y estadísticas a otro, con el punto de mira en el fitness, quería convertirse en atleta, solía bromear, para escuchar a mamá quejarse al respecto.

Mamá muy feliz con los miles de alumnos que llegaban a la academia de idiomas todos los años, para seguir formándose. Adoraba enseñar, y cuando se ponía a hablar en francés, no la entendíamos, para que os voy a engañar. Soñaba con irse de viaje con papá a París, pero a este no parecía hacerle mucha gracia la idea, y lo evitaba todo el tiempo.

Marta no tenía muchas aspiraciones en la vida, quería seguir trabajando en el restaurante de su marido como jefa de camareros, e ir yendo sólo cuando le apeteciese. Lo que sí quería era seguir saliendo de fiesta y que su marido no opinase al respecto.

Pedro, dueño de uno de los restaurantes más visitados de todo el pueblo, estaba agradecido, y su única meta era seguir prosperando, y no bajar la calidad y los clientes durante muchos años más.

Juanito... ese era el peor de todos. Era un trasto, no le iba mal en los estudios, era un chico muy listo, pero adoraba meterse en líos, y jugar. Se lo pasaba en grande con su familia, y quería estar en la calle hasta que anocheciese, incluso después de eso, y como su madre tampoco le ponía muchos impedimentos al respecto, pues le iba bien.

Mi tía Samara y su marido Diego, con que el puesto en la plaza les diese para seguir viviendo, les daba igual todo lo demás.

La comida se alargó, pero vamos, no era algo raro, y menos en nuestra familia. A las seis de la tarde, Marisa se fue, había quedado con Omar para no sé qué... vamos que iban acostarse, a mí que no me viniese con milongas.

Papá sacó el brandy, y es lo peor que pudo hacer, porque mamá y la abuela no dejaron de pimplar en toda la tarde.

A eso de las ocho ya era un descontrol total, ya habían empezado los bailes. Imaginaos, mi abuela, borracha como una cuba, junto a mi madre y mi padre, bailando la conga al ritmo de la bamba, mientras los demás reíamos, sentados aún junto a la mesa, brindando con el brandy.

Juanito cogió el móvil de mi padre en un descuido, y eso sólo quería decir una cosa, teníamos "Bamba" para rato, comenzó a ponerla una y otra vez, en bucle, hasta que nos sangraron los oídos, pero mi abuela no se cansaba jamás de esa canción, papá ya era otra cosa, pero bueno, le seguía el rollo a su madre, encantado.

A las nueve recibí un mensaje de Hugo, había llegado al alojamiento y quería saber cómo iba.

.-.

Hugo:

¿Cómo vas allí? ¿Has terminado ya?

Yo:

Aún nos queda un poco más, ya han empezado los bailes.

Hugo:

¿Te recojo a eso de las diez y nos vamos a cenar?

Yo:

Vale, te mando ubicación. Avísame cuando estés fuera y salgo.

Hugo:

Ok.

.-.

Mi abuela llegó hasta mí, me quitó el móvil, dejándolo sobre la mesa y tiró de mí hacia el jardín, donde papá y mamá bailaban de forma exagerada, mientras los tíos se dejaban llevar por el ritmo.

- Venga, todo el mundo a bailar ya – se quejaba, tirando de mí, mientras mi sobrino volvía a poner la canción otra vez.

Bailé la maldita bamba como seis veces seguidas, sin parar, sin dejar de reír, y poner caras, haciendo reír a mi abuela, dándolo todo junto a mi familia.

Estábamos un poco locos, que le vamos a hacer. Nos encantaba bailar, era como un ritual, bailar en familia, todos juntos y revueltos.

- Quitarle el móvil a ese niño – se quejaba mi madre, cuando la volvió a poner otra dos veces más – me van a sangrar los oídos.

No podía parar de reír, os lo prometo, me lo pasé genial. ¿Por qué mi familia era así? Siempre que se trataba de música no podíamos dejar de bailar y pasarla bien. Ahora entendéis de dónde me viene mi pasión por el baile ¿no? Con una familia como la mía ... ¿cómo no iba a gustarme bailar?

- ¡Otra vez no! – mi padre seguía a Juanito por el jardín, pero él se escabullía con éxito, mientras sus padres reían al otro lado, y la abuela seguía tirando de mis manos para que no pudiese escapar.

Mi teléfono comenzó a sonar, pero es que ni siquiera lo escuché, si os digo la verdad. Mamá se sentó en su silla, intentando recuperar el aliento, mirando hacia la mesa.

- Coge ese móvil, Marta – le dijo a mi prima – te está sonando el móvil y ni siquiera lo escuchas.

- No es el mío, es el de tu hija – aseguró, mientras Hugo se impacientaba en la puerta, yo no cogía el teléfono.

- Bueno, pero cógelo, puede que sea urgente – se quejó – igual es Juan Carlos

Mi prima lo descolgó, justo después de percatarse de que no era él, sino un tal Hugo.

- ¡Juanito! – vociferaba papá, mientras yo volvía a reír, siguiendo los pasos de mi abuela, que era toda un hacha en ese baile - ¡Verás cómo te pille!

- ¿Blanca? – preguntó él, al otro lado del teléfono, escuchando el jaleo que teníamos montado - ¿estás ahí?

- Blanca está bailando – aseguraba mi prima, mientras él comprendía que no era yo la que había contestado – te la pasaría, pero mi abuela no la va a dejar hablar por el móvil.

- Ah, bueno, dile cuando puedas que estoy fuera – contestó él, sin más, sin saber qué decir ante una situación cómo aquella.

- ¡Juanito! – insistía papá, cuando la canción volvió a sonar otra vez. Porque anda... otra vez más... ¿qué va a hacer la diferencia?

- ¿Quién es Marta? – preguntó mi madre, mientras ella se encogía de hombros, aún sin colgar el teléfono.

- Es un amigo de Blanca, que la está esperando fuera – gritó mi prima, más alto de la cuenta, haciéndose escuchar entre el escándalo, alertando a papá, que dejó de perseguir al pequeño en ese justo momento.

- ¿Quién está fuera? – preguntó papá, caminando hacia ellos, mientras yo torcía la cabeza para observarlos, pero no podía moverme mucho, pues la abuela no me dejaba.

- Un amigo de Blanca – contestaba mi prima, haciendo que me diese cuenta de que eran las diez o cerca, y que seguramente Hugo estaría fuera.

- Ah, pues dile que entre – pedía papá, como si tal cosa, mientras Juanito volvía a hacer de las suyas - ¡Juanito! – se quejó papá – Pedro quítale el móvil a ese niño, que me voy a volver loco – pero él sólo se encogió de hombros, en señal de que no iba a hacer nada.

- Hugo – le llamó, mientras este se sorprendía por qué supiese su nombre – que dice mi tío que entres, espera que salgo a abrirte.

- ¡Juanito! – gritaba mi padre, mientras mi sobrino volvía a hacer de las suyas.

- La última – aseguraba, mientras mi padre negaba con la cabeza – luego pongo otra, lo prometo.

La puerta de la casa se abrió y mi prima se quedó muerta al ver a Hugo allí, de pie, guardando el teléfono en el bolsillo de su pantalón.

¡Por Dios! Un dios del olimpio acababa de bajar del cielo. ¡Pedazo de hombre!

- Tú debes de ser Hugo – dijo ella, recuperando el habla, mientras él asentía – yo soy Marta, la prima de Blanca – se presentó, acercándose para darle un par de besos, invitándole a entrar luego.

Él sonrió a medida que avanzaba, admirando el jardín, la mesa con las copas de brandy, a mi familia allí bailando, y a mí, por supuesto, dándolo todo con mi abuela, mientras mi padre seguía persiguiendo a Juanito.

Él me saludó con la mano, y en cuanto le vi...

¡Mierda!

¡Él estaba allí!

¡Mi familia estaba allí!

- Hola a todos – saludó él, a los presentes, haciendo que todos mirasen hacia él, y que la canción terminase, quedándonos en el más puro silencio – soy Hugo.

- ¿Quién es? – preguntó mi abuela

- Es un amigo de Blanca – informó mi padre, para luego recuperar su móvil, con éxito – se acabó la bamba, que desesperación ¡por el amor de dios!

- Yo me voy ya – les informé, haciendo que todos me mirasen desilusionados – de hecho, Hugo está aquí por eso, vamos a reunirnos con más gente y ...

- Pero si tu hermano aún no ha llegado – se quejaba mamá, intentando convencerme de que me quedase.

- Eso, quédate hasta que venga Lucas – añadía mi abuela, mirándome con ojitos de cordero degollado. A ella no podía decirle que no, no sé si me entendéis, era mi debilidad.

- Venga – acepté – me quedo hasta que venga Lucas – luego miré hacia él - ¿no te importa? – negó con la cabeza, en señal de que así era.

- Pero presentaros para que el chaval os conozca – se quejaba la abuela. Como siempre igual de dicharachera que siempre.

- Soy Pedro – saludó él, levantándose, estrechándole la mano – el marido de esta – la miró de reojo, mientras ella le echaba una mirada de soslayo, haciéndonos reír levemente.

- Yo soy Antonio – aseguraba mi padre, estrechándole también la mano – para luego mirar hacia mi madre – mi mujer, Soledad. Mi madre, Amalia. Mi cuñada Samara y su marido Diego. Y... - miró hacia Juanito.

- Mi hijo Juanito – aseguró Marta, justo detrás – todos – nos llamó a el resto – él es Hugo.

- Ah, pues encantado, eh – dijo él, mientras mi padre señalaba a la mesa.

- ¿Quieres un poco de brandy?

- Bueno... vale – aceptó, haciendo que mi padre dejase el móvil sobre la mesa, agarrando la botella, buscando una copa limpia por la mesa.

- Voy a por una copa, espera – pidió, marchándose a la cocina. Y entonces, la Bamba volvió, haciendo que maldijese dentro de la casa, y que todos riésemos.

- ¡Qué siga la fiesta! – comenzó mi abuela, de nuevo, tirando de mi mano, para volver a bailar conmigo, mientras él reía, junto a mi prima y mi madre, sin dejar de mirar hacia mí, divertido.

- "Yo no soy marinero, soy capitán, soy capitán, soy capitán" – cantaba mi abuela, llevándome de un lado a otro del jardín, mientras mi sobrino se ponía a bailar solo, como los locos, y el resto de mi familia opinaba al respecto.

- Pedro – se quejó mi padre, llegando hasta el jardín, con la copa en la mano – ¡Ese niño! – el padre de Juanito se encogió de hombros, como si nada, y mi padre le sirvió la copa a Hugo.

- Gracias – aceptó él, aún de pie.

- Pero siéntate hombre – añadió, mi progenitor, mientras mi abuela me soltaba, caminando hacia ellos, mientras yo la seguía, y Juanito la ponía otra vez, haciendo que mi padre gritase - ¡Juanito!

- De sentarse nada – se quejó la abuela, agarrando a Hugo del brazo, que tuvo que darme la copa con prisas, para no tirarla por el camino – Aquí se viene a bailar – él rio, mientras ella le conducía por el jardín, y él la seguía. Yo sólo reía viendo el espectáculo – Uy – dijo la abuela al apoyar las manos en sus brazos – pero qué bien te veo – el rio durante un buen rato, hasta que la canción terminó, pero a diferencia de lo que podáis pensar, no volvió a empezar la bamba.

Mi padre me miró, ambos lo hicimos, tan pronto como escuchamos los primeros acordes de aquella canción que adorábamos. Por si queréis saber de cuál se trataba, era la de Secreto de amor de Joan Sebastian, como no.

Me acerqué a él, poco a poco, mientras cantábamos, primero uno y luego el otro, justo como solíamos hacer, mientras los demás nos seguían con la mirada. Siempre hacíamos lo mismo, como se notaba que éramos padre e hija, siempre haciendo las mismas tonterías, con esa complicidad.

Me agarró de la cintura con una mano y de la mano con la otra, bailando aquella canción tan bonita.

- "Te voy a cambiar el nombre. Para guardar el secreto" – comencé yo, él me miró con una de sus famosas caras de sentimiento, haciéndome reír.

- Porque te amo y me amas. Y a alguien debemos respeto – proseguía él, con entonación y todo, mientras yo me tocaba el pecho, soltándome de su mano un momento, como si sus palabras me hubiesen llegado. En aquel momento ni siquiera me acordaba de Hugo, era un momento demasiado especial entre mi padre y yo.

- Te voy a cambiar el nombre – cantaba yo, dejándome llevar por la canción, bailando con mi padre, mientras los demás nos observaban, sobre todo Hugo, aunque él seguía bailando con mi abuela, llevándola por la pista al son de la canción – en base a lo que has traído, ahora te llamaran Gloria, lo tienes bien merecido.

- Y hemos de darnos un beso – decía papá, siguiendo la canción – encerrados en la luna. Secreto amor te confieso, te quiero como a ninguna. Y puedo cambiarte el nombre, pero no cambio la historia. Te llames como te llames, para mi tu eres la gloria.

Bailamos durante un buen rato con pasión, hasta que papá volvió a cantar, y él nos observaba con admiración, la forma en la que solía complementarme con mi padre, la relación tan bonita que tenía con él.

- Delante de la gente no me mires, no suspires, no me llames, aunque me ames, delante de la gente soy tu amigo, hoy te digo, que castigo – cantaba, mientras yo seguía sus pasos arriesgados. Me encantaba aquella canción, pero más que eso me encantaba cantarla y bailarla con él, siempre fue mágico, desde que era pequeña.

- Te voy a cambiar el nombre. Para guardar el secreto. Porque te amo y me amas. No debo ser indiscreto – contesté yo, al ritmo de la canción, mientras mi padre y yo lo dábamos todo.

- Ayyy este secreto – cantábamos él, dándole un sentido cómico, haciéndonos a todos reír – Delante de la gente no me mires, no suspires, no me llames, aunque me ames, delante de la gente soy tu amigo...

Bueno ya os la sabéis ¿no?

Pues total, así éramos nosotros, un tanto peculiares, para que os voy a engañar, os estaréis destornillando de la risa.

La cosa podía haber acabado ahí, podríamos habernos marchado a cenar y tan a gusto, pero no, la Bamba volvió a aparecer, ¿acaso pensabais que no volvería?


Continuará...

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Hasta aquí el capítulo de hoy. ¿Qué os ha parecido? ¿Os habéis reído tanto como yo? ¡Qué panzá de reír!

Os dejo la otra canción que aparece en el capítulo, que seguro que la conocerán.

https://youtu.be/8wK6rKohYNo

El próximo episodio será el jueves 11. :D

¡Hasta pronto!

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