El pobre Roberto al ser íntimo amigo del primo de Irene, se vio en la obligación de salir con ella, de ser su novio. Al fin y al cabo, Irene tenía el pecho bastante grande para sus 12 años y era simpática, pero no le gustaba como pareja pues ella era muy alocada a veces y espontánea. Ella era de esa clase de personas que se cree con derecho a todo, gastando bromas, algunas pesadas, de las que siempre salía impune con una sonrisa.

Sin embargo el pobre Héctor estaba destrozado, no podía más, así que para darle celos a Irene, le pidió salir a una amiga común para organizar una cita doble.

Los primeros días que Héctor anduvo de novio, Irene se alegró por su amiga, pues sabía que a ella le gustaba bastante. Sin embargo, Héctor, al notar que a la chica le gustaba, prefirió alejarse de ella, pues en el fondo, era un buen chaval y no quería hacerla daño. Aunque no por ello, cortó con ella, estaba buscando el momento de hacerlo.

Un buen día, un fin de semana para ser exactos, salieron en grupo. Roberto e Irene se asían las manos, mientras que Héctor no pudiendo soportarlo, se llevó a su novia aparte. 

-¿Qué te pasa?- dijo ella. Esperando que él la besara. Sin embargo, Héctor no pudo hacerlo.

-Creo que esto no está funcionando.- Dijo él.

-¿ Es por Irene?- Dijo ella.

-Sí, pero ella no tiene la culpa. Por favor, no te enfades con ella. Al fin y al cabo fuí yo quién decidió libremente pedirte salir sabiendo que es Irene quien me gusta realmente.

-Ufff.- Suspiró ella.- Tranquilo, no le diré que estás loco por ella.-

-¿Amigos de nuevo?.- Preguntó él.

Y con una forzada sonrisa, dijo ella -Amigos.-