Irene se hallaba pasando las vacaciones con su tío en su pueblo, un pueblo acogedor de unos 5000 habitantes en plena meseta castellana, bastante conservador y de ambiente parecido al del colegio. El qué dirán, los valores tradicionales, etc...  regían la vida de sus habitantes.

Gracias a sus primos, conoció a sus principales amigos allí. Un chico con una sonrisa especial, de medio lado, cosa lque la volvía loca, que se llamaba Roberto y su primo Héctor, ambos de etnia gitana. Ellos solían estar con ella, siempre estaba de buen humor, y además era bastante delgada, cosa que les gustaba. El problema era que Héctor estaba colado por ella, y ella por Roberto.

Los días pasaban tranquilos, hacía las tareas del hogar por la mañana, compraba, y recogía un poco. Luego por la tarde iba a la piscina donde reinaban las bromas que hacía, se sentía totalmente a gusto allí. Llevaba, claramente, una doble vida, pues no quería ser de nuevo una marginada.

Una noche, mientras Roberto y Héctor la acompañaban a casa, éstos pusieron en práctica su plan. Roberto le pediría salir a Irene, y cuando ella dijera que no, Héctor preguntaría si saldría con él, pues así no se sentiría tan cohíbido de pedirle salir a una chica dos años mayor que él. Desafortunadamente, a Irene le gustaba Roberto, no Héctor, y se vieron en un problema amoroso.