Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4: Tierra, trágame, por favor

*La canción que aparecerá en el capítulo es la del vídeo multimedia*

CAPÍTULO 4

Tierra, trágame, por favor

Acá estoy yo, tratando dormir un poco más y fallando en el intento. Son las cinco de la mañana. Sí, las jodidas cinco de la mañana. Y el jodido pájaro del jodido árbol que queda al lado de mi jodida habitación no para de jodidamente cantar. Todo parece estar esclareciéndose y puedo notar algunos rayos del sol filtrándose a través de las persianas.

¿«Jodidamente»? ¿Esa palabra existe? ¡Ah, qué va! ¡Le diré a la RAE que la agregue al diccionario en caso de que no esté, porque realmente no estoy de ánimo para buscar un sinónimo existente que explique cómo me siento!

Mi mente trabaja y trabaja con respecto a qué pasará hoy. El idiota (pero sexy) de Dellan quiere hacerme una apuesta (que obviamente rechazaré, claro).

¡¿Por qué le hablé?! De haberme quedado tímida, no hubiera pasado todo esto...

¡Y yo estaría «jodidamente» durmiendo!

Pero tenía una apuesta que debía cumplir. Una apuesta que yo misma me había puesto. Es un chico bonito... ¡Ah, me da rabia sentir que esa palabra no le hace justicia! No es simplemente bonito... ¡Se parece a mi modelo preferido, que está en las tapas de mis libros preferidos, haciendo de mi personaje preferido! Pero Dellan... Él es otra historia. Él no es mi persona preferida. El chico no debería significarme nada, ni causarme ningún tipo de nervios, no debería afectar mi vida cotidiana.

Pero parece que no es así.

Anoche mamá llegó del trabajo algo cansada. Le intenté sacar charla, pero ella contestó que no tenía fuerzas, que después hablaríamos... Se fue a dormir de inmediato. Me encargué de prepararme algo para cenar y después de hacer fuerza para no conectarme al Facebook y ver qué dejó Dellan, también me fui a acostar, sintiéndome como si mi cuerpo fuera de plomo.

Y casi no puedo pegar un ojo. Qué ironía. Mi cansancio parece no ser demasiado como para finalmente dormirme.

Me acomodo, rodando sobre mí misma, intentando buscar otra posición. Bostezo con la esperanza de quedarme dormida...


—¡Ay, Britt! ¿Qué te pasó a la noche? —me pregunta Mikaela, con una sonrisa para nada inocente— ¿No dormiste bien? ¿Acaso Dellan...? ¡Oh, mantuvieron una charla llena de tensión sexual por Facebook! ¡A que sí!

Abro mis ojos como platos y mi garganta se seca.

—¡Pero escúchate hablar, Mika! ¡No pude dormir de los nervios! ¿En serio? ¿Tensión sexual? ¿Con Dellan? —muevo la cabeza para ambos lados—. Solo a ti se te ocurren cosas así...

—¿Tensión sexual? —Escucho una voz grave detrás de mí.

Oh, no.

Mierda.

¡Es que el mundo me ha cagado encima hoy!

—Qué aspecto horrible tienes, chica Opal —dice Dellan, posicionándose en frente de mí. Mikaela no se detiene al devorarlo con la mirada y darle sonrisitas coquetas. Yo me sonrojo, pero... ¿tan horrible estoy? Sé que no descansar puede hacer estragos en la gente y, que hoy, particularmente, seguro no me liberé de mis ojeras... Bien. Al menos, tal vez, desista de la apuesta que él planeaba hacerme al verme de ese modo.

—Lo mismo tú —le digo al chico de ojos marrones, obviamente mintiéndole: se ve perfectamente bien con esa sudadera negra y esos jeans desgastados—. ¿Te peleaste con tu cama anoche? ¿O con tu almohada? —Sonrío con suficiencia, pero por dentro quiero salir corriendo y esconderme.

Él parece vacilar, solo por un segundo. Seguro no se esperaba una respuesta semejante y logré sorprenderlo. A pesar de eso, mi victoria no parece llegar hoy, ya que él pone su mejor sonrisa y se me acerca un paso más.

Retrocedo de forma perceptible.

—Estaba pensando cuál sería tu respuesta a mi apuesta. Por cierto, ayer te desconectaste —me reprocha.

—Tengo una vida fuera de Internet —contesto tomando la mano de Mikaela y llevándomela hacia otro lado—. Y no quiero perder mi tiempo valioso.

—¿Apuesta? ¿Chat? ¿Dellan y tú? —pregunta demasiado alto, tanto que seguramente Dellan puede escucharla.

—Ya basta —digo—. Él y yo nada. No está pasando nada en absoluto aquí.

—Yo creo que sí, chica. Esto está malditamente pasando. De hecho, Dellan está acosándote, ¡ja! Prepárate para un poco de tu propia medicina.

Pongo mis ojos en blanco y me despido de ella, encaminándome hacia mi aula. No necesito a Mika y sus parloteos para estar nerviosa. Ya por poco tengo todas mis uñas comidas... O lo que queda de ellas. Las miro lastimosamente, ¡tanto que habían crecido!

Esos nervios no son un buen indicador.

"Respira, Britt. ¡Respira!", me digo. Acaba de sonar la campana del descanso y soy la primera en cruzar el portal del aula, huyendo del cuestionario de Mikaela y del mismísimo Dellan al mismo tiempo, deseando que ellos no salgan de sus salones en el momento menos indicado. Prácticamente salgo corriendo al cubículo del baño y me encierro en él.

No necesitaré salir por ahora, a pesar del olor.

Me quedo mirando los grabados con marcador que hay detrás de la puerta, nombres de chicas y chicos, mensajes, insultos, años, letras de canciones y hasta números de teléfonos... Es imposible saber qué se puede leer acá dentro. Las voces de las chicas entran y salen, algunas gritan y se escuchan portazos. Calculo que no falta demasiado como para que Mikaela sepa dónde buscarme, el colegio es algo pequeño y mi escondite no es precisamente inteligente. De todas formas, es mejor esto que estar parada frente a una chica frenética llena de preguntas o sugerencias incómodas.

Hablar sobre chicos jamás fue parte de mi naturaleza.

¿Y hablar con chicos? Mucho peor.

—¡No puedes entrar acá! ¡Vamos, fuera! —escucho gritar a una chica. Tiene la voz aguda y para nada amortiguada.

—¡Por mí te quedas! ¡Vamos a un cubículo! —chilla otra.

—Busco a alguien —dice una voz masculina que hace a los vellos de mi brazo erizar.

—¡Está acá! —vocifera mi traicionera amiga— ¡Reconozco sus zapatillas! ¡Vamos Britt Slowell, sal ahora mismo!

—Britt, vamos —la voz de Dellan suena algo burlona, juraría que está sonriendo...

¡Y su sonrisa no me importa! ¿Qué tiene su sonrisa! ¡Naaaaaada! ¡Es fea! Y está claro que no me gusta, ni me interesa saber por qué pensé en él sonriéndome. Claro que no.

Su sonrisa apesta, como el baño y como él.

Todo el baño queda en silencio, oigo susurros y chicas riendo, lo más probable que sea de mi patética situación... O de que uno de los chicos más lindos del colegio está en el baño de mujeres. Ni de coña saldré.

—¡Todas fuera de acá, por favor! ¡Salgan! ¡Son asuntos confidenciales! ¡Ahora! —empieza a gritar Mika a las chicas, que refunfuñan e insultan. Sin embargo, oigo muchos pasos acompañados por un creciente silencio— ¡Hecho! ¡Ahora es tu turno del favor de presentarme a un amigo tuyo, eh! —habla a Dellan, creo—. Para tu desgracia, Britt, te dejo bien solita con el amor de tu vida.

¡Ah, ya me conocerá Mika! ¡Una buena amiga no hace esas cosas! Siento cómo mis mejillas toman un color rosado y un calor camina ferozmente hacia ellas.

—Prometido —responde Dellan y, finalmente, escucho la puerta cerrarse de un golpe y una risa desvanecerse. Mikaela se está burlando de mí.

¿Cuántas posibilidades tengo de salir sin hablarle? No creo que muchas. Salvo que una profesora entre y lo quite de aquí, que probablemente eso pueda llegar a pasar, porque... Bueno, el nombre, «baño de chicas», lo deja en claro. Pero tampoco me sale la voz como para gritar y que alguien venga... Primero: haría una escena. Segundo: cuestionarían por qué estábamos los dos juntos en el baño. Tercero: no necesito ninguna de las anteriores en mi vida.

Así que opto por una cuarta opción más saludable (y la más cómoda también): quedarme callada hasta que se canse y se vaya de aquí.

—¿Así que decidiste no hablar conmigo? —Me pregunta, pero le ignoro.

Otra vez, silencio.

—Oh, Britt. ¿Qué hice para que me odies tanto? Además de obligarte a cantar porque no me tomé una foto contigo. Bueno... eso ya es bastante malo —se ríe ante el recuerdo—.¿Ya lo has grabado? Tus lectoras del instagram lo esperan y se pueden enojar contigo por no cumplirlo, ¿cierto?

Me quedo muda. Pero sí, es cierto.

—¿No me vas a pasar tu Instagram de lectura? Vamos, así tendrás otro lector. En una de esas, comienzan a gustarme un poco más los libros —oigo otra sonrisa, pero después de esta un sonido de frustración sale desde abajo de su garganta— ¿No me hablarás? Eres mala, chica Opal.

Ja. Sí que te hablaré. En tus pesadillas.

—¿Prefieres quedarte encerrada con todo este olor antes que hablarme?

Me froto los ojos y, sin querer, hago ruido con uno de mis pies. Él parece acercarse más a mi cubículo porque oigo sus pasos muy, muy cerca. Siento como una mano se apoya en la madera.

—Vale, tú no me hablarás, yo tampoco te hablaré —golpea mi puerta con su pie.

¡Al fin! ¡Gané! ¡Sí! ¡En tu preciosa cara!

No, no. Olvida lo de preciosa. ¡En tu horrible cara!

Sí, mejor.

Ven, acércate, te contaré un secreto. Tú, prométeme que solo será nuestro. Déjate llevar, olvídate del tiempo. Creo que ya descubriste mi secreto... —comienza a cantar, tarareando la letra de una canción que no conozco. Me quedo pasmada. Pude haber imaginado que haría cualquier cosa, menos cantar. ¡Oigan, eso traerá a la mitad de las chicas del colegio, y también a profesoras que escuchen la voz de un chico en el baño!—Entonces ven aquí, tan solo dame un beso. Deja de decir que esto no es lo correcto. En serio, yo lo sé, no quiero ser perfecto. Sé que tú también te mueres por hacerlo...

—¡Basta Dellan, déjalo ya! ¡Te escucharán!

Sin embargo, él sigue.

Yo te doy la razón, que no está bien. Y tú dame los besos que no te da él. Sabes que tú me gustas y yo ya esperé. Así que móntate conmigo en este tren.

—Dellan... Por favor... ¡Ya te estoy hablando! ¿Sí? —podría jurar que mis mejillas son tan rojas como una manzana o un tomate. Quizás más... ¿Por qué carajo canta algo así?

¡¿Por qué carajo canta?!

Tan pronto ya se va, tan pronto ya se fue. Y cuando menos piensas cambiará de piel. Y te preguntarás y me dirás «¿por qué?».

—¡Ya, Dellan! —abro la puerta y casi se cae dentro conmigo. Se tambalea un poco sin dejarme lugar a escapar del pequeño baño. Ocupando el lugar que tenía la puerta, apoya sus dos manos en la pared y su cara se arrima a la mía. No tengo escapatoria de acá—. ¡Ya he salido, deja de cantar! ¡Nos retarán a ambos! ¡No quiero una sanción por tu culpa!

—¡Tan solo cállate! —dice, lo último lo grita un poco.

—¡Cállate tú! —contesto, sin saber si lo decía por la canción o por mí. Primero quería que yo hablara y ahora me manda a callar.

Hombres, ¿quién los entiende?

Dellan ríe por mi reacción y se acerca más a mí. Estar a centímetros de él es peor de lo que pensé alguna vez. Más si está cantando... Más si sus ojos marrones chocolate parecen dulces y tan líquidos como lucen. Más si su boca está como ahora, curvada en una sonrisa arrogante. Más escuchando lo que dice...

Solo dame un beso. Oh, un beso —se acerca un poco más.

—Dellan... Ya... Ya basta.

Y esta noche quiero un beso. Oh, beso... Solo dame un beso. Oh, beso —definitivamente hoy no es mi día de suerte. Aunque, si no estuviera siendo aprisionada contra mi voluntad por él, admitiría que su voz realmente suena bien. No canta nada mal...

Si nuestras cabezas estaban a centímetros de distancia, ahora eso queda completamente sellado. Su piel toca la mía, cortando mi respiración en el mismísimo acto. Tomándome por sorpresa.

Pero no son sus labios los que tocan los míos, sino que roza mi oído con su boca para terminar susurrando: Es nuestro secreto, amor.

En una rápida acción, mi pie pega en sus partes íntimas sin ningún pudor, dejándome una oportunidad de distracción para escapar. ¡Chúpate esa!

—¡Agh! —suelta un quejido.

Salgo de mi prisión y me encamino hacia la puerta, que se abre antes de poder llegar.

—¡Los dos a dirección! ¡AHORA!

¡No podía ser de otra forma! Pongo mala cara y fulmino con la mirada a Dellan, que tiene la cara toda colorada, no sé si por el dolor o por haber sido sorprendido. A pesar de eso, me sonríe como diciéndome que no le gané...


🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎸

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro