Capítulo 2
No sabía que le estaba pasando, pero cada vez que pensaba en volver a verle, se ponía muy nervioso y le dolía la barriga.
Ha hecho apuntes y llega a las 150 pulsaciones por minuto, eso no es bueno, si sigue así le va a dar un paro cardíaco. Near no encontraba la forma de como pararlo.
Ni si quiera sabía porque sentía eso. Pero quería volver a verle.
Lleva un día mirando por la ventana, lo único productivo que he hecho es dibujar lo que recuerda de su cara en una libreta, la he dibujado dos veces en la misma hoja.
Mihael...
Podría intentar contactar con él sin tener que estar mirando por la ventana.
-Ah...-.
Se le ocurrió una idea, podría buscar en mi móvil su Instagram.
Su móvil solo lo utilizaba por si tenía alguna urgencia y se lo tenía que decir a su madre o a su profesora, pero no lo utiliza para nada más que eso.
Near conocía lo que es Instagram, porque su madre se lo explicó, y una vez le obligó a sacarse una foto con ella para así subirlo a su cuenta.
Decidió ir a su habitación corriendo, coger el móvil y instalarse la app.
Una vez instalada, se creó una cuenta. Se puso el apodo por el cual le llamaba su profesora y madre, Near. Aunque se llame Nate.
Busqué el apodo primero "Mello" encontré varias cuentas.
"Mel0_x"
"Mecho"
"X_Mello_X"
Debía ser la última, la foto de perfil...
Nunca olvidaría esa cara tan bien formada, parecía hecha por los mismísimos dioses. Entró en su cuenta y cuando vio sus fotos, el corazón se le encogió.
Le entraron ganas de vomitar de nuevo, pero pudo controlarlo y al final no vomitó.
Revisó varios vídeos y fotos, en la mayoría salía el con el chico de ayer. Se ve que se llama Matt y su nombre realmente es Mail Jeevas. Descubrió que el apellido de Mello es Keehl y que era de origen Esloveno.
El chico era perfecto, vio como tenía historias subiendo fotos de sus notas de clase y era el primero en todo su curso. Iba secundaria, así que sería de su misma edad.
Según Near, era el chico perfecto.
Pero, ¿Perfecto para que?
Near no tiene el valor de presentarse ante él, no se atreve. No habla casi con su madre, ¿Va a hablar con un desconocido solo porque le gusta físicamente?, No, no se atrevería a hacerlo nunca.
Es una tontería, algo pasajero, es mejor que se olvide y...
De pronto, la madre de Nate entró a la habitación.
-Near..., O vaya, parece que estás utilizando el móvil, ¿Pasa algo?-.
Negó con la cabeza rápidamente.
-Puedes decírmelo de verdad-. Insistió.
-No-. Respondió.
-Bueno..., Prepárate para irnos a la psicóloga-. Dijo su madre, un poco extrañada. Salió de la habitación, confundida.
[...]
-Y bien Near, ¿Ha pasado algo que debas contarme?-.
No le gusta ir al psicólogo. No le gusta que le atosiguen a preguntas.
Además, ahora que ha pasado lo de aquel chico, no quiere contárselo, ya que no se siente cómodo contando algo como esto.
Por primera vez, le va a decir una mentira.
No quiere que nadie sepa de la existencia de Mello. Nadie.
-No-.
La psicóloga me miró un poco extraño y apuntó en su libreta algo.
-Bueno ya estamos entonces-.
Salió de aquella sala infernal.
-Si no te importa, quiero hablar con tu madre a solas-. Salió de aquella otra sala y se esperó en recepción.
[...]
-¿Quiere decir que mi hijo le ha mentido?-.
-Se ve que tiene un tic en el ojo cuando miente y mira hacia otro lado, le pregunté si había algo importante que me quisiese contar y pasó eso, no le pregunte usted, por qué entonces sospecharía y sabría que yo me di cuenta de que mintió-.
-Entendido, y gracias.-.
[...]
Cuando llegó a casa de nuevo, se puso a mirar en la ventana por si acaso Mello venía de nuevo, pero nada, no lo veía.
Por un momento se quedó dormido, apoyado en la pequeña columna de la pared de mi casa.
-¡Ey Mello!-.
Entonces, Nate se despertó al escuchar ese grito, y con cuidado, se asomó a la ventana.
Miró por la ventana, y vio a Mello con una chica rubia acercarse a los caballitos del parque, los cuales estaban muy juntos, igual que esos dos.
-Mello, quiero decirte lo que siento por ti-. La chica se acercaba a Mello
-Hm...-. Nate frunció el ceño. ¿Acaso eso le molestaba?, ¿Por qué?, Si ni si quiera conoce al rubio.
Después de unos segundos, observó cómo la chica se acercaba aún más a Mello.
-Misa, si intentas besarme, siento decirte que no me gustas..., A mi me gustan los hombres-. Se levantó un poco cabreado del caballo.
-¡Ahhh!, ¡Todos los chicos guapos sois iguales, unos raritos!-.
Nate se sorprendió ante aquella revelación que hizo Mello. La verdad fue muy sorprendente, y Nate se miró las manos, preguntándose si a él también le gustaban los chicos.
-¿¡Eres imbécil o que?!, ¡Vete a la mierda!-.
Nate se sorprendió por la valentía que tuvo Mello en aquel momento, se sorprendió de que fuera capaz de decir lo que pensaba.
La chica se fue de allí y Mello se quedó solo.
-Bah..., Idiota...-. Dijo el rubio, sentándose en el césped verde y frío del parque. Se puso con el móvil.
De pronto, alguien le llamó.
-Sí, estoy en el parque de ayer Matt. No, no me he liado con ella, ya sabes que me gustan los hombres-.
Nate pensó que ya era suficiente, y se fue de allí, cerrando las cortinas. El albino se tocó la zona del corazón, y suspiró.
-Ahhh...-. Tragó saliva.
¿Le gusta Mello?
Nate no lo sabía, pero tenía que descubrirlo.
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