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•V E I N T I U N O•

Simón.

Estaba fuera de su casa, su ahora antigua casa, despidiéndose en silencio de todos los recuerdos que había vivido ahí, además se estaba haciendo el tonto mientras lo demás cargaban las maletas y las pertenecía materiales que se metían a un camión de mudanza, es que Simón no tenía suficiente fuerza para hacer algo y además estaría quejándose de las ampollas que podrían salir en sus manos, era mejor así como estaba, donde nadie estaba notando que él estaba ahí parando mirando a la nada.

— ¡Simón Lewis ayuda a Clarissa a cargar!— grito Izzy.

Su momento de no hacer nada se había acabado y él había tenido que seguir a la pequeña pelirroja hacia dentro de la casa cargando cajas de vajillas, tenía que tener sumo cuidado porque eran los favoritos de Izzy, caminó detrás de Clary, sintiéndose desganado por estar haciendo aquello, entró hasta el camión dejando la caja en el suelo, en un lugar que nada les rompería, cuando salió de ahí se apoyó fuera del vehículo y suspiró, cruzándose de brazos.

— ¿Por qué debemos irnos tan lejos?— se preguntó en un susurró— más lejos de Brooklyn, donde vive Raphael.

Vio como Isabelle, quien hablaba por celular, le miró molesta para después apuntar con sus dedos hacia dentro de la casa, como una madre ordenaba a su hijo a entrar dentro, Simón obediente asintió y entró buscando alguna pequeñez por la cual cargar y así complacer a su mamá gallina.

Después de tener ya todo cargado los adultos llegaron a despedirlos y así los cinco se adentraron a sus autos, Isabelle con Clarissa y los tres chicos en el auto de Jace, ya que Alec había vendido el suyo para poder sustentarse por las dudas que no encontrará un trabajo y ayudar a los demás si le ocurrían lo mismo. El viaje era lento y no había forma de mantenerse interesado ahí dentro, sus amigos hablaban de política, de los trabajos y algunos que otros ligues, aunque Jace estaba con Clarissa, al parecer llevaban una relación abierta. El no podía pensar compartir a su pareja con otras personas, si tuviera a Raphael lo ataría y lo llevaría con él, no lo compartiría con nadie.

—Es algo genial, Clarissa me ayuda a prepararme para otras citas y yo a ella, y a pesar de eso nos amamos mucho.

Al parecer Jace quería hacerle entrar en razón a Alec de que necesitaba una persona y hacer lo mismo que estaba teniendo el, aunque Alec estaba feliz con su vida de soltero guapo con pretendientes que no pasaban más que la primera base, un beso o una cama de algún motel, nada más que eso, aun que Simón conociendo al ojiazul sabía que aún no encontraba al indicado.

—Solo estoy tomando mi tiempo hermano— contesto el ojiazul— soy joven y solo quiero disfrutar, no quiero estar con una persona, ni estar atado a alguien, me gusta la vida que llevo yo y solamente yo.

Después de eso Simón colocó sus auriculares y la música a todo volumen mientras se recostaba en el asiento perdiendo el interés en el camino y sus dos amigos que iban adelante, debería hacer nueva vida y esta vez conocía lo bastante a Izzy como para saber que iba a obligarle a hacer amistades, viviría mucho más lejos de Raphael y no sabía cómo sería su nueva casa, esperaba tener una habitación propia o gritaría como niño pequeño haciendo berrinches, cuando estaba comenzando a cerrar sus ojos para descansar un poco, su celular comenzó a vibrar sacando de su cansancio muy rápido, sentándose mientras sacaba el auricular y se llevaba el celular al oído apretando el botón de contestar.

—Hola guapo.

Vio como sus dos amigos le miraban y comenzaban a reírse por lo bajo mientras le hacían burla y bromas, el molesto trataba de golpearlos pero no quería que Raphael se sintiera que estaba ocupado, pasaron segundos y todo estaba en silencio, Simón quien tenía el ceño fruncido pensó que solo se había marcado solo y que Raphael no contestaría, iba a cortar la llamada.

—Hola.

Sorprendido por la voz de Raphael, que sonaba más despacio de lo normal y desanimado, Simón acomodo el celular en su oído y trato de no mirar a sus compañeros o si no iba a tener que golpearles.

— ¿Estás bien?

El mismo silencio anterior se presentó y eso respondió su pregunta, algo estaba pasando en la vida de Raphael y no era nada bueno, después de aquel momento el chico del otro lado de la línea empezó a contar lo que estaba sucediendo, abriéndose para él y Simón no podía estar tan feliz como triste por aquello, no merecía que le sucediera aquello, aunque no lo conocía del todo Raphael no merecía aquello.

—Pero ya está, pasará ¿Qué estás haciendo? Se escucha horrendo del otro lado— terminó el chico.

Simón quería decirle algo para que no se sintiera mal ni solo, pero nunca había sido bueno en palabras reconfortante, al contrario con lo torpe que era podía hacer sentir peor a las personas y lo que menos quería que por su culpa Raphael se sintiera peor, miró hacia afuera, no sabía dónde estaban pero seguir con la mirada los postes de luz y los cables era un poco relajante.

—Sabes que estoy para lo que necesites— dijo Simón— estoy en viaje a mi nuevo hogar, llevo horas aquí aburrido.

— ¿Con quién vas?

El tono de Raphael fue más brusco y parecía molesto.

—Con dos amigos— respondió Simón.

Escuchó un insulto por parte de Raphael y la llamada se cortó, Simón molesto tiró el celular al asiento cruzándose de brazos sintiéndose ofendido y humillado porque no podía entender al otro chico, miró como sus amigos le miraban, Jace quien manejaba le miraba desde el espejo retrovisor.

— ¿Pelea en el paraíso virtual?

Ambos se rieron pero Simón le saco el dedo del medio como niño pequeño y mantuvo su vista en la ventana, ahora tenía más confirmado que Raphael quería ocultarlo y Simón agradecía irse más lejos de aquel chico, capaz hasta dejaría de hablarle por ser tan mala persona con él, quien estaba siempre.

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