•T R E I N T A Y U N O•
Simón.
Cuando llegó el atardecer ya estaban preparados, él y Alexander, para ir hacia su nuevo trabajo en el club pandemónium, ambos burlándose de los únicas dos personas que aún no conseguían un trabajo para ellos, sabía que era una forma infantil como se estaban comportando, pero así se divertían sabiendo que el rubio también le gustaba divertirse haciendo ruido en el pasillo mientras que el estaba en clases por línea web con sus profesores, todo tenía la venganza y era hora de que le tocará, aunque sabía que esa no era una venganza real, la casa estaba sola para la disposición de ellos y sus mentes pervertidas.
— ¿A qué hora vuelven?— preguntó Clary.
Ambos levantaron sus hombros y salieron por la puerta cerrando detrás de ellos, vio como el ojiazul se estiraba para dejar escapar una carcajada mostrando en su mano izquierda el llavero del auto de Jace, Simón le miró asombrado a no saber cómo los había conseguido, el rubio había tenido las llaves enganchado en su cinturón negando prestarle por lo tarde que era, pero ahí estaba el ojiazul con las llaves en su mano dejando escapar un risa divertida, lo vio caminar hasta el auto y el no demoró en seguirle quedando en la puerta del acompañante, ambos sabían que cuando sacarán la alarma debían hacer todo rápido para que no le siguieran, y eso hicieron, viendo como última visión a Jace sin remera salir corriendo por la puerta gritándoles, no habían esperado ni unos minutos para comenzar la acción en la casa.
—Quitarle las llaves a Jace, es como quitarle un dulce a un bebé— se burló el ojiazul— ¿Te acuerdas de todo lo que dijimos? ¿La historia de la mentira que armamos? Sabes que el amigo de Raphael estará ahí, Magnus Bane es muy nombrado, cuando llegue al lugar todos hablaban de él, entonces puede verte y debemos seguir el plan.
Alexander después de haberle escuchado, había tramado un plan para que los rumores llegarán a oídos de Raphael, ambos se habían pasado el resto buscando cercanos al chico para comenzar todo, pero a pesar de eso Simón sentía como que no era algo correcto cuando podía causar diferente reacción en el otro chico, pero una vez más se dejaría llevar por las ideas de los demás para ver si funcionaba, en eso habían descubierto como único seguidor de la cuenta de Raphael un chico llamado Magnus Bane, tez morena con fotos muy extrovertidas que no dejaban imaginar, Alexander había dicho que donde trabajarían pudo escuchar el nombre idéntico de un trabajador, así que suponiendo que debía ser el, así que era hora de crear una historia falsa de su amor repentino, casi se había caído de cara si no fuera porque estaba sentado cuando escucho eso, Alexander ofreciendo tener una relación falsa para causar celos.
—Debemos hacerlo Simón ¿Cómo piensas causar celos en Raphael? No seas marica, esto va a salir bien, además es falso, por un tiempo hasta que ese niño vea de lo que se ha perdido y venga a ti.
— ¿Has visto muchas películas románticas?
—Ni me hables de eso, estoy traumado, no he visto, pero pasar medio día junto a Clarissa y sus historias me han torturado ¿Entonces entras o no?— preguntó el ojiazul— Tenemos que armar una historia por si el llega a reconocerte y se acerca, no vaya a ser que demos diferente testimonio para que no pasemos la vergüenza de que es falso.
Simón estaba indeciso, no sabía si la idea de Alexander estaba bien, pero el ojiazul nunca fallaba en lo que el planeaba, así que debía confiar en él y saber que podría ayudarle en tener a Raphael a su lado.
—Está bien ¿Cuál será nuestra historia?
—Escucha con atención, solo tenemos veinte minutos antes de que tengas clases.
Simón estaba recordando cada palabra que Alexander le había dicho, la historia había sido realista y podría funcionar pero aún tenía un poco de dudas cuando no sabía cómo era Raphael en realidad y haría algo cuando el rumor llegará a él ¿Y si no le importaba? Quedaría como un ridículo, la poca dignidad que quedaba en él se iría con aquel fracaso.
— Si, me acuerdo de todo, no te preocupes— suspiró el chico acomodando los lentes— solo espero que funcione o moriré si no sucede, quiero a Raphael.
—Deja de ser un niño haciendo berrinche, tendrás al muchacho y yo tendré una cogida con Magnus Bane cuando esto acabe— dijo el ojiazul guiñando el ojo.
El chico miró al conductor asombrado, sin poder cerrar su boca por lo que había escuchado, su amigo nunca era tan directo así y jamás decía sus objetivos sexuales en voz alta, solo lo hacía sin dejar ningún rastro de sus aventuras, además era reservado a su vida, pero esta vez solo lo había dicho sin más y Simón no podía esconder lo sorprendido, había pensado que llegando a Brooklyn el ojiazul asentaría cabeza para buscar a alguien que perteneciera a su lado sin estar acostándose con otros, pero ahora que lo escuchaba sabía que no lo haría.
—Solo trata de no engañarme, no quiero que en esta relación falsa yo tenga cuernos por tu culpa ¿Entendido?— preguntó Simón.
—Entendido— dijo entre risas el ojiazul.
Cuando llegaron al lugar, Simón logro ver un gran salón con un cartel con el nombre "pandemónium" en letras rojas brillantes arriba de la puerta, habían grande cantidades de personas formadas en fila, y la música podía escucharse de adentro, pero no frenaron ahí, el ojiazul entró por un pasillo de callejón y después por un portón que daba a la parte trasera, un hombre alto con grandes músculos le recibió, pero Alec le mostró dos tarjetas y los dejo pasar, el hombre, daba intimidación o por lo menos a Simón lo hacía, bajaron del auto después de estacionar encontrándose con una mujer con camisa abierta mostrando el escote, llevaba un uniforme y el pelo rubio recogido para que la atención fuera a sus pechos.
—Buenas noches, soy Lidya Branwell la asistente del jefe, ustedes son Alexander Lightwood y Simón Lewis, los nuevos chicos de seguridad ¿Cierto?
Como todo un galán Alexander comenzó a comportarse de forma coqueta respondiendo a cada pregunta con esa sonrisa que todos habían caído en algún tiempo, como pasar su mano por su pelo para darle un toque de rebeldía, eran los encantos del chico que más usaba, pero Simón podía ver cómo la mujer no le hacía caso, solo suspiraba, rodeaba los ojos y anotaba en su libreta.
—Síganme— dijo la chica— y tú, niño ojiazul no sé de dónde vienes, pero esas cosas que hacen no funcionan aquí, además soy homosexual así que ahorra eso para otra persona.
Al escuchar eso Simón comenzó a reír despacio por lo que había pasado, Alexander no había vuelto a hablar todo el camino enrojecido por la vergüenza, así que mientras Lidya le daba indicaciones él era quien hablaba con la chica a la que le preguntaba cualquier duda que tenía por el trabajo que estaban tomando, la chica era educada respondía sin perder la paciencia rápido, así que estaba feliz a saber que trabajarían ahí.
—Vengan, por esta noche se quedarán cuidado la puerta de los vestidores, esta noche los clientes estarán más revoltosos que nunca, es una noche muy especial, así que ustedes deben quedarse aquí y si ven saliendo a un chico de adentro me avisan— dijo la chica tendiendo dos radios— el que hace los vestuarios es muy bueno con esto, pero está loco, la última vez trajo un cliente aquí y estaban en una situación comprometedora, así que les encargo eso o no trabajarán aquí ¿Entendido?
Los dos chicos asintieron viendo como la chica se movía a pasos rápidos, se colocaron a cada lado de la puerta viendo que en la pared de adelante había un mini televisor donde mostraba un escenario y personas bailando casi desnudas, Simón estaba rojo pero Alexander estaba disfrutando lo que veía sonriendo sin despegar la vista, hasta que la puerta se abrió y ambos miraron hacia atrás, un chico de tez morena, como un color miel, pelo con mechones coloridos, una vestimenta como las personas de la pantalla y una sonrisa coqueta estaba mirándole desde el umbral, era Magnus Bane.
—Carne fresca— dijo el chico— al fin, ya me había cansado de tener que ver a los últimos, cayeron muy fácil a mis encantos ¿Cómo se llaman?
El chico parecía no reconocerle, algo que hizo que Simón se sintiera decepcionado al saber que Raphael no hablaba mucho de él, vio como Alexander tartamudeaba tratando de sacar la mirada del chico.
— ¿Simón? ¿Simón Lewis?— dijo Magnus después de unos segundos— ¿Eres tú?
—Si, soy yo.
— ¡Oh por Dios! Raphael se morirá cuando sepa, eres mucho más guapo que de foto, y más alto, creí que eras enano, mírate— comenzó a hablar el chico mientras sacaba su celular— debo llamarlo, deben verse y hablar.
Simón lo detuvo haciendo que el celular volviera abajo, era hora de comenzar con el plan y después de eso mandarlo adentro, aunque no podía, le temblaba todo el cuerpo y ya había comenzado a ponerse nervioso.
—No por favor, debo yo hablar con él, tengo que decirle algo importante y no es mejor ahora que estoy trabajando.
— ¿Vas a confesar tus sentimientos?— preguntó el moreno ansioso— es lo mejor que me ha pasado hoy ¡Al fin mi amigo tendrá un amor!
El moreno no dejaba de festejar aquello hablando con rapidez y ya creando un mundo futuro donde sería padrino de boda, creando una boda de lujo y eligiendo los nombres de los niños.
—Magnus, yo y Alexander— dijo Simón señalando al otro chico— somos novios.
— ¡¿Qué?! ¿Pero qué mierda sucede aquí?
Y ahí, mientras hacían su trabajo le contaban al moreno la historia falsa de como ellos se convirtieron en pareja, Magnus se notaba decepcionado y triste, como Simón que se arrepentía de haberle hecho caso a Alexander de hacer lo que estaban haciendo.
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