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•T R E I N T A Y T R E S•

Simón

Estaba en su habitación, después de haber llegado del trabajo, la cual fue un poco costoso llevar a cabo ya que Magnus Bane se la arreglaba muy bien para escapar o llenarlo de preguntas cuando quería, aunque al final se había calmado para estar encerrando en los vestidores sin salir, Lidya les había felicitado por ese logro, según ella era la primera vez de meses que se controlaba tan bien, prometiendo informarlo al jefe para llamarlos de vuelta y así poder seguir trabajando con ellos, algo que les había alegrado a ambos de que podrían tener un trabajo fijo, pero Simón no estaba tan contento, había mentido y no sabía qué consecuencias tendría por ello, era de seguro que el chico ya le había contado a Raphael de lo que sabía, la historia de mentira, ahora de seguro que si le odiaría, temía por ello, porque había metido la pata al entrar en nervios, dejando en claro que había jugado con él, pero no pudo evitarlo, el moreno le miraba muy fijo haciendo que las palabras no salieran bien, y Alexander después de que el chico se encerrará se había molestado por ello, el logro de poner celoso a Raphael se había invertido a hacer que el chico se sintiera usado.

— ¡Soy un imbécil!

Aún no podía atrapar el sueño, y sabía que tampoco lo haría, el cielo ya se estaba aclarando, muy pronto el sol saldría y ya no iba a poder dormir, ni aunque quisiera iba a poder lograrlo, se sentía tan mal que no podía dejar de sentir aquel dolor en su estómago, una incomodidad dolorosa que le hacía acordar la culpa que tenía por haber hecho todo eso, ni abrir su boca que solo lo embarraba más.

— ¡¿Ahora qué voy a hacer?! No puedo perder a Raphael así.

Suspiraba a cada rato planeando algo antes de que todo empeorará, que el otro chico escuchará una versión de algo que no era así, si solo hubiese dejado hablar a su amigo el no estaría así, solo quería darle celos no causar ese desastre. Golpeó su frente mientras mordía su labio inferior con fuerza, no podía dejar de pensar que sucedería cuando el otro chico se enterará de aquello por Magnus, cuál sería su reacción ¿Se molestaría? No podía dejar eso así, aunque temía que cuando dijera la verdad fuera peor, Raphael lo iba a ver como un chico inmaduro y de igual manera le odiaría por la mentira, estaba en problema, bien en problema.

En la cama vio como su celular estaba sonando, sin dudarlo gateó hasta donde estaba para observar el número de Raphael en la pantalla, ya se había enterado, y era hora de enfrentarlo, no debía dar marcha atrás, iba a arreglar todo y le diría que era un malentendido, que nunca había querido jugar con él, y esperaba tener una amistad, de seguro entendería, dejarían pasar esa mala situación y podría volver al plan de tener al chico, aunque sabía que eso no pasaría, comenzó a temblar mientras apretaba el botón de atender la llamada, llevando el celular al oído.

— ¿R-Rapha?— preguntó entre balbuceó.

—Eres un maldito mentiroso, un niñito que no sabe qué hacer con su vida y le gusta jugar con personas que viven lejos de ti para satisfacer tu vida miserable ¿Acaso te parece divertido lo que me has hecho? ¿Tienes un libro donde anotas tus logros? Te creí buena persona, hasta había comenzado a confiar en ti pero solo eres una basura más en este mundo— decía Raphael con fuerza.

Podía escuchar cómo el chico del otro lado de la línea como gimoteaba a través de la línea, Simón sintió un dolor más fuerte dentro de él, nunca había pensado escuchar a Raphael llorando, no era algo que entraba en su mente cuando tenía al chico como alguien fuerte, pero no podía estar así por el tema ese, no era tan grave, debía de haberle pasado algo malo antes para que estuviera así.

—R-Raphael ¿E-Estas llorando?

Se golpeó con la mano desocupada por haber preguntado tal idiotez, era obvio que estaba mal y el no estaba para ayudarlo, solo estaba empeorando todo.

—Que te jodan Simón Lewis, que te jodan.

—Raphael...

Pero la llamada ya había sido terminada antes de decir su nombre, se quedó mirando la pantalla anonadado, sus labios entre abiertos sintiendo su respiración acelerada, cerró los ojos con fuerza tratando de que cuando los abriera solo fuera un sueño, pero al volverlo abrir podía ver que todo eso estaba sucedido, Raphael le odiaba. Se paró del suelo y salió de su habitación para entrar sin golpear a la pieza de Alexander, no iba a dejarlo así, iba a arreglarlo, comenzó a mover al ojiazul de la cama para despertarlo, pero era inútil, no lo hacía, tomó el celular sabiendo que tenía el número de Magnus Bane, era de seguro que el moreno había molestado mucho como para cambiar números mientras él estaba en el baño, pero vio como el celular estaba bloqueado por huellas digitales, comenzó a gruñir mientras agarraba cada dedo de la mano del chico y hacia el intento, algo que no estaba funcionando.

— ¿Q-Qué mierda haces Simón?

Vio como el ojiazul abría los ojos a penas, y se sentaba en la cama, no había dormido nada, algo que Simón se sintió culpable porque estaba molestando a horas tan temprana.

—Se que tienes el número de Magnus, dámelo— ordenó el chico.

El ojiazul tanteó en los bolsillos de su pantalón hasta que sacó un pequeño papel y se lo tendió, después de eso cayó rendido a la cama escuchando sus leves ronquidos, Simón le cerró las cortinas de la habitación para que el sol cuando saliera no le molestará, y después para ir a su habitación y marcar el número del chico, quien sería el único que le diría que estaba pasando con Raphael, un tono, dos tono, nadie respondía hasta el tercer tono.

— ¿Alexander? Sabía que llamarías— se escuchó una voz coqueta.

Simón rodeó los ojos, ahora podía ver mucha similitud entre el ojiazul y este chico, ambos tenían el deseo de tener relaciones con el otro, algo que él estaba interrumpiendo al usar a su amigo cómo su pareja.

—Soy Simón...

—Oh, no lo malinterpretes, no quiero a tu sexy novio— se disculpó el chico— solo quería establecer una amistad, claro si no te molesta.

Simón volvió a rodear los ojos.

— ¿Qué sucede con Raphael?

Hubo un silencio por unos segundos, solo podía escucharse la respiración del chico del otro lado, los segundos pasaron y no había respuesta, Simón comenzó a desesperarse, quería saber que pasaba con Raphael, necesitaba saber que estaba bien.

—No sé si deba contarte esto, seguro Rapha me mata, y tú no deberías interesarte en el— dijo el chico— pero lo haré porque sé que podrás ayudarme a que el esté bien, eres su amigo.

—Si— mintió— quiero ayudar a Raphael, los amigos se ayudan.

No iba a contarle la verdad, no iba a revelar la pelea que habían tenido momento atrás y como el chico le había mandado al diablo, sería un secreto hasta que Magnus se enterará, pero ya sería tarde.

—Su madre va a ser desconectada en dos meses si no da una cantidad de plata para mantenerla ahí.

— ¡¿Qué?!— Gritó Simón— no, yo, no puede ser.

La puerta de la habitación se abrió mostrando a Isabelle en bata caminando hasta él para sacarle el celular, estaba molesta haciendo que Simón le mirará asustado, la vio cortar la llamada, se fue hasta la puerta llevándose con ella el celular, parando en la puerta para darle la típica advertencia.

— ¡Duérmete y deja dormir!

Después de eso se fue y Simón salió hasta el umbral viendo como la puerta de la chica se cerraba, sin cambiarse bajó por las escaleras para buscar la llaves y así irse, iría a donde estaba Raphael para poder arreglar todo, no importaba si recibía una golpiza, se sentía culpable había estado armando un juego cuando la madre del chico estaba así, cuando la noticia había bombardeado al chico, tenía razón, era un niño pero ahora iría a afrontar esa situación, sin decir la verdad del todo y así poder estar acompañándole en un momento tan difícil. Cuando salió por la puerta y le colocó llave de nuevo comenzó a caminar hasta el centro, de seguro que alguien por el camino le diría donde quedaban los hospitales más cercano, ya que no tenía su celular con él. Sintió algo en su pecho, iba a dirección del chico, por verle en persona por primera vez y los nervios le estaban carcomiendo, aunque debía controlarse, no era un momento indicado para estar así.

—Voy en camino Raphael.

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