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•T R E I N T A Y O C H O•

Raphael

Acompañó a Magnus hasta los vestidores, ayudándole a llevar los nuevos trajes que se usarían esa noche, la habitación había sido decorado por el moreno, todo para su comodidad en las horas que debía estar encerrado en ese lugar, tenía una televisión como un sillón cual debía usarla con los que caían en su trampa de cazador necesitado, las paredes eran doradas y habían muchos tendederos de ropas, así que solo había entrado un poco dejando lo que traía en sus manos en sus lugares correspondiente mientras que en ese instante Magnus estaba acomodando todo, una chica rubia había entrado con una libreta entre sus manos, su pelo rubio iba atado con un traje oscuro muy formal, tenía una sonrisa un poco cínica en su cara pero cambio cuando le vio a él.

— ¿Es el nuevo, Magnus Bane?— preguntó la chica.

El moreno no le estaba prestando atención, estaba acomodando las vestimentas en los maniquíes para darle los últimos retoques, así que Raphael se acercó a ella y trató de presentarse, ya que estaba seguro que la muchacha estaba acostumbrada a los comportamientos así de su amigo. Estiró su mano siendo estrechado por la de ella, tenía un sostener fuerte, decidida, una persona con la cual se llevaría bien.

—Soy Raphael Santiago, el nuevo y amigo de este chico quien está un poco distraído en este momento— se presentó— ¿Y tú quien eres?

La chica le dedicó una sonrisa no muy alegre, la cual le contagió, dejaron de estrechar mano cuando comenzó a anotar en su libreta un par de palabras, después de eso se acercó hasta donde Magnus, tomando una regla larga en el camino para darle un golpe en la cabeza, haciendo que este se quejará y dejará lo que le tenía distraído.

—No puedo creer que no le hayas dicho quién soy Bane— se quejó la chica— dile a tu amigo quien soy o el siguiente golpe será más fuerte, te dije que le informaras antes de venir ¿Acaso tienes mugre en las orejas que estás sordo?

Raphael dejó escapar una pequeña risa mientras lo veía como se hablaban en un tono alto, al parecer ella era la que había puesto personas para cuidar la puerta de vestuario para que dejará de meter clientes y abusar de ellas, o como la llamaba Magnus, una noche divertida. Se quedó esperando hasta que dejaron de tratarse mal y le miraron con un semblante serio.

—Rapha ella es Lidya Branwell, tu jefa, es un poco molesta y está loca, prohíbe todo a sus compañeros de tener diversión, pero cuando debe andar a escondida besándose con su novia no puedes decirle nada— musitó Magnus.

—Eres una persona rencorosa Magnus Bane y yo que te iba a dejar traer por lo menos uno de los clientes cada dos días— comento Lidya— vamos Raphael, armé una reunión para los nuevos en la sala principal y debes estar ahí para saber tu puesto, dejemos a tu amigo trabajar en paz.

Se despidió con la mirada de su amigo para comenzar a caminar detrás de la muchacha, dirigiéndose hasta una habitación, no era de muchas palabras así que cuando llegaron el se fue a sentar a una silla y Lidya se fue hacia delante de todos, habían solo tres chicos sentados ahí, ninguna señal de Simón o su pareja, cual aún no tenía aún la oportunidad de verlo, solo eran chicos nuevos esperando por su oportunidad de entrar al lugar más nombrado y visitado de Brooklyn, pandemónium, pero como todos los demás podían ser sacado del lugar o no, arruinando sus sueños, ninguno estaba hablando con el otro, a pesar de que él estaba al lado de los dos hombres que estaban sentados juntos, detrás de ellos estaba una chica de pelo violeta que estaba metida a su celular, como sus compañeros, era el único que no estaba haciendo nada ya que hasta la jefa estaba tecleando en el suyo, solo quería comenzar a trabajar y que los días pasarán rápido.

—Ya está, los últimos dos nuevos vienen en camino— informó la mujer— solo unos segundos.

Raphael se sintió congelarse, en unos segundos Simón Lewis entraría por esa puerta con su nuevo novio, en segundos vería la cara de quien se lo había arrebatado, solo en unos instantes podría saber si aún su mente divagaba como en la mañanas a verle, iba a poder saber si solo era por una ilusión o algo distinto, solo era esperar; podía sentir como sus manos comenzaba a temblar, estaba sintiendo su respiración acelerarse como los latidos de su pecho, sus instintos decía que estaba cerca, podía sentir como se estaba comenzando a humedecer las palmas de su mano y sus labios se apretaban, sus piernas se movían sin cesar, sintiéndose un idiota por estar así, esperando verle cuando había dicho que solo iba por la plata. La puerta se abrió, comenzó a apretar con más fuerza sus manos sacando la tentación de voltear para mirarle, podía sentirlo detrás de él sentándose, estaba tan cerca que podría tocarle, se rindió y volteó con una sonrisa, acertando a ver que el chico de lentes estaba sentado detrás de él.

—Hola Simón.

—H-Hola Raphael— dijo el chico entre balbuceó.

Se dio vuelta para prestar atención a Lidya como comenzaba a hablar, aunque solo estaba sonriendo al saber lo que había causado en el chico, podía sentir como desprendía nerviosismo de su cuerpo, su tono al hablarle solo tenía balbuceos torpes, nadie que no sintiera nada hablaría así, solo quien en verdad aún si estaba teniendo sentimientos; miró de reojo al otro lado, sabía que detrás del hombre que tenía a lado estaba el novio de Simón, no le caía mal ya que no le conocía, pero con solo tener algo que él quería ya no le agradaba.

—Muy bien, ya que le di una introducción, repartiré sus puestos ahora.

Dejó escapar una maldición por lo bajo ya que no le había estado escuchando, después cuando llegará a casa le iba a pedir que su amigo le diera la introducción, esperaba que por lo menos debía supiera, no quería perderse de algo importante, tenía que concentrarse y pasar las pruebas, pero era inevitable cuando estaba detrás de él la persona que también era importante

—Hilling y Frankins irán a las puertas de vestuario, solo una pareja de trabajadores de nuevos, Lewis y Lightwood, lo han podido pasar, deben cuidar que el chico de los vestuarios no salga de ahí, no traiga nadie dentro o estarán fuera ¿Entendido?— preguntó Lidya— amor llévalos a sus puestos.

Pudo ver una chica de lindas curvas y pelo largo ondulado llevarse a los dos chicos que se sentaba a su lado, solo quedaban cuatro, la chica seguía mirando la hoja mordiendo entre sus labios la lapicera, asintiendo sola como si estuviera jugando mentalmente o decidiera que hacer.

—Lightwood irás a la puerta principal, encontrarás a Clancy ahí, te dará indicaciones y tú le harás caso— volvió a decir— eres alto así que darás intimidación, además creo que podrás con ellos, acá he leído en tu currículum que trabajabas de eso ¿O no? Ahora ve, ya no hay tiempo, las personas deben estar esperando.

Escuchó como el chico se levantaba de su lugar y se iba por la puerta, Simón estaba solo sin su novio cerca, no sabía cómo tomarse esa situación, si les tocaba estar juntos iban a tener que hablar y lo que menos quería era eso, solo quería plantar en su mente que el enamoramiento por el chico solo era una ilusión que tenía en su cabeza, que en verdad no lo amaba.

—Lewis y Lucero irán a los baños— continuó— mientras que Santiago estarás en la barra, cerca de tus dos compañeros por si llega a ocurrir algo y necesitan apoyo ¿Entendido? Síganme, los llevaré a sus puestos.

Los tres comenzaron a seguirle, Raphael iba detrás de todos viendo de espalda a Simón, era una persona delgada, casi la misma estatura que el con un trasero diminuto, su espalda no era ancha y dejaba desprender un perfume no tan fuerte pero exquisito, parecía torpe al caminar o solo estaba nervioso a saber que él iba detrás, dándole cada vez más indicaciones que estar cerca le tenía exaltado, sonrió un poco divertido a pensar en las palabras de Magnus si viera esa ocasión, le estaría aconsejando provocar, jugar con el chico, tentarlo a ser infiel, aunque ya había dado un gran sermón a su amigo cuando quería hacer lo mismo. Cerró los ojos con fuerza para sacar los malos consejos de Magnus de su cabeza, debía tener autocontrol y hacer su trabajo, no jugar al gato y al ratón con un chico ya de alguien.

—Está bien, Lewis estarás a lado de Santiago, los baños de hombres son más peligrosos, y es mejor tener refuerzo, además queda justo para mirar si sucede algo en la barra y deben acudir— dijo Lidya después de un rato— Lucero tú tendrás a la del sector izquierdo si Santiago no llega rápido ella vendrá a tu ayuda, ahora les dejaré, las gente comenzará a llegar, suerte.

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