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•T R E I N T A Y D O S•

N/A: ¡Sorpresa! Se viene una maratón semanal 🙌❤️ pidan un deseo porque esto rara vez pasa, casi nunca pasa, bueno nunca pasa, así que creí que antes de irme a las actualizaciones los fines de semanas debía regalarle esto por el apoyo que me dan. Les quiero.

Raphael.

Cerca del amanecer, aún sin poder evitar parar las lágrimas, comenzó a cantarle la canción de cuna que su madre le sabía cantar cuando era pequeño, el español ya no era algo que usaba tanto pero aún podía acordarse de memoria cada palabra, mientras cantaba tenía la mano de su madre sostenida entre sus manos y su voz, algo desafinada, estaba acompañada con los sonidos de las máquinas que estaban conectadas a ella, deseaba que despertará para acabar ese dolor que tenía, pero sabía que no sucedería, algo dentro de él le decía que ella no mejoraría y aunque no quisiera dejarla ir, aunque trataba aferrar su vida, nadie podría ayudarle a pagar tal cantidad de plata, sabía que ninguno de sus hermanos iba a querer ayudar. Cuando iba a la mitad de la canción cuna, el celular comenzó a sonar en el bolsillo, con una de sus manos lo sacó viendo el número de Magnus Bane, rodeó los ojos a suponer que le llamaba para elegir entre sus nuevas cogidas, así que dudo en responderle o no, aunque sabiendo que ambos estaban lejos y la casa estaba sola, debía contestar para saber si no era algo importante.

— ¿Qué?

—Mi hermoso amigo Raphael ¿Estás bien?

Podía notar una voz un poco pastosa, como si hubiese estado tomando y ahora había llamado para decir comentarios con sinceridad, algo que Raphael no estaba para soportarlo, estaba mal para tener que escucharlo en medio del amanecer.

— ¿Qué quieres? No es un buen momento.

—Estoy en camino para allá, debo hablar contigo en persona de esto— dijo el chico— prepara tus oídos porque te sorprenderá, además supuse que algo va mal contigo, así que estoy en camino para consolarte lo que sea que esté pasando.

La llamada se cortó y Raphael salió del lugar después de despedirse por unos minutos de su madre para pedirle el favor a una enfermera de cuidarla mientras el tomaba aire y hablaba con Magnus, después de eso se quedó parado afuera esperando por la llegada de su amigo, no demoró tanto, su auto se había estacionado cerca mientras que el salía tambaleándose un poco, pero se controló hasta que llegó a él, dándole un abrazo la cual llegó hasta su alma, algo que en verdad necesitaba, después de eso el moreno se alejó mirándole.

— ¿Qué pasó?— preguntó Magnus.

El chico casi entre lágrimas sacó del bolsillo las dos hojas que había agarrado antes de irse para dárselo y lo viera por el mismo, Magnus sonrió mientras lo tomaba para comenzar a darle una ojeada poniéndose serio por unos momentos mientras Raphael estaba comenzando a sollozar de nuevo, esta vez rompiéndose frente a quien confiaba, después de unos minutos ambos estaban llorando abrazándose, Magnus era alguien que entendía por lo que estaba pasando y a pesar de la amistad que no tenían, no tan buena por la diferencia que tenían que a veces, era costoso no ver qué bajo aquello tenían una gran amistad.

—Mierda, esto es mucho para pagar Rapha ¿Qué vas a hacer?

—Esperaré los dos meses, voy a rezar mucho para que se recupere pronto y no tenga que presenciar tal desastrosa escena— susurró— Magnus no puedo perderla, es lo más importante que tengo, como tú, Ragnor y Catarina, y...

—Simón ¿Cierto? De él tengo que hablarte— susurró Magnus con una sonrisa nerviosa— aunque viendo tus ánimos es mejor dejarlo para después. ¿Quieres tomar algo? ¿Quieres comer? Buscaré un negocio, debes recuperar energía.

Vio como Magnus comenzaba a doblar las hojas para tenderle de nuevo, pero él estaba sin poder moverse, su amigo sabía algo de Simón, los latidos de pecho comenzó a acelerarse y no pudo evitar temblar, no sabía que pasaba con él, pero solo escuchar el nombre del otro chico le hacía causar muchos tipos de emociones que no podía controlar.

—D-Dime que sabes de Simón.

—No creo que sea correcto, no es algo bueno, cuando estés más tranquilo hablaremos— susurró Magnus.

Algo estaba escondiendo, Raphael lo agarró del brazo mirándole con los ojos otra vez llenos de lágrimas, no quería mostrarse débil, pero si debía romperse otra vez por esa información que tenía su amigo quería que ese momento fuera el correcto, dolería menos.

— ¡No seas idiota! Si no querías contarme no me lo hubieses dicho— musitó— ahora dime o voy a golpearte tanto que ni recordarás tu nombre.

Magnus hizo que se cubría con sus manos y asintió ya rendido, se sentó en los escalones del hospital para después palmar a su lado para que el también hiciera lo mismo, Raphael a quejas se sentó a su lado dirigiendo la mirada al cielo, estaba un poco nublado pero la temperatura no estaba nada mal, así que el día iba a ser bueno sintió la mano de su amigo en su brazo y el volví a mirarle.

—Simón trabaja conmigo, cuidan mi puerta junto a su compañero— dijo Magnus— ya sabes, no me dejan salir de mi lugar porque creen que voy a agarrar cualquier cliente y me lo llevaré a los vestidores para abusar de ellos, dicen que hay quejas de eso, pero ellos nunca se han quejado, al contrario lo han disfrutado muy bien.

— ¡Ya! Te estás desviando de tema Magnus, no quiero escuchar tus privacidad— susurró— sigue de lo que estabas hablando.

Podía ver cómo Magnus apretaba los labios y corría la mirada hacia otros lados, lo conocía lo bastante bien para saber que estaba buscando palabras para seguir lo que estaba por contar, algo que ya estaba preparándolo con anticipación del impacto de la mala noticia, sabía que dolería, pero ya estaba roto así que no iba a tener una reacción tan grande, ya que sabía que él y Simón no terminarían en nada, no estaban destinados.

—Pues ellos me dijeron que ahora son pareja.

Susurró lo más bajo posible Magnus tratando de que él no le escuchará, pero no funcionó, Raphael ya lo había escuchado sin decir nada en el proceso, podía sentir la incomodidad en su pecho, Simón ese mismo día le había dicho que estaba enamorado de él ¿Acaso era mentira? No podía estar con una persona si le había dicho aquella palabra, era injusto para ambos, injusto para él cuando en verdad también estaba enamorado de Simón, se lamentaba por haber conocido al chico, porque de seguro en estos momentos no estaría sufriendo por algo más.

— ¿Cómo fue?— preguntó— dime qué te dijeron, su historia, cuando se pusieron en una relación.

—Ellos dijeron que son amigos desde años, muchos años y que son muy unidos, su relación comenzó hoy, Alexander se le confesó y Simón aceptó— susurró el moreno— ambos sentían algo por el otro, el creyó que nunca viviéramos tan cerca de ellos, o de dónde ahora viven, porque no quería hacerte daño, lo siento mucho Rapha.

Raphael se levantó de donde estaba y paso sus manos por su cara donde las lágrimas habían descendido, había jugado con él hasta el último momento, solo era un maldito juego donde él había caído y en la cuál sería difícil salir, remojó sus labios para probar el gusto salado de sus propias lágrimas, esta vez causada por ese chico ¿Qué quería lograr con eso? ¿Acaso hacia lo mismo con otras personas de la red? Apretó las manos en puño y cerró los ojos con fuerza.

— ¿Rapha?

—Vete a casa— dijo entre dientes el chico— quiero estar solo, vete.

—P-Pero no estás bien...

—Solo vete— suplicó esta vez.

El moreno antes de irse le dio un abrazo rápido para ir hacia su auto y marcharse, cuando Raphael vio a su amigo lejos volvió a sentarse dejando que las lágrimas y unos que otros sollozos audibles se escucharan en medio del anochecer, la gente que estaban cuidando a los pacientes adentro y salían también a tomar aire o fumar le miraban pero no se acercaban, y el no hizo nada para ocultarlo, lloraba por su madre, por el miedo a verla morir frente a sus ojos y ahora por un corazón roto que el solo se había causado, llevó sus manos a su cara y ahogó un grito, sacó su celular del bolsillo de su pantalón y marcó el número de Simón, no iba a dejarlo así, nadie iba a jugar con sus sentimientos.

— ¿R-Rapha?

—Eres un maldito mentiroso, un niñito que no sabe qué hacer con su vida y le gusta jugar con personas que viven lejos de ti para satisfacer tu vida miserable ¿Acaso te parece divertido lo que me has hecho? ¿Tienes un libro donde anotas tus logros? Te creí buena persona, hasta había comenzado a confiar en ti pero solo eres una basura más en este mundo.

—R-Raphael ¿E-Estas llorando?

—Que te jodan Simón Lewis, que te jodan.

Después de eso finalizó la llamada y por el impulso de la molestia que tenía tiró el celular lejos escuchando como la pantalla se rompía frente a sus ojos. Iba a tener que comenzar todo de nuevo, sacar ese dolor que sentía por aquel niñito y dedicarse a juntar plata por su madre, Simón Lewis no entraba a su vida, nunca más dejaría entrar extraños a su vida.

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