•T R E I N T A Y C U A T R O•
Raphael
Cuando tomó el celular entre sus manos viendo la pantalla rota y el celular sin emitir ninguna luz suspiró dándose cuenta que no tendría para comprar uno nuevo más adelante, que había arruinado el único aparato tecnológico solo por un impulso que no debía haber hecho, es que Simón lo había molestado mucho, hasta el punto de querer deshacer su molestia con cualquier cosa, lo guardó en el bolsillo de su pantalón pensando arreglarlo después, cuando consiguiera un poco de plata, en una temporada más adelante cuando consiguiera un trabajo si el otro se le había sido quitado, mientras tanto debía entrar de nuevo a la habitación para estar de nuevo con su madre, pasó sus manos de nuevo por su cara para sacar restos de lágrimas y entrar como si no había pasado nada para que nadie le mirará en el camino, se adentro de nuevo a la habitación teniendo que ver a su madre así como estaba, acostada en una cama rompiéndole el alma, se sentó a su lado sosteniendo su mano una vez más y comenzó a cantar lo que le quedaba de la canción, la que había dejado sin terminar.
Los rayos de sol estaban comenzando a entrar por la ventana y la melancolía de un día perdido estaba en su cabeza, solo sesenta días, tan poco tiempo para darle esperanza de que su madre podría superar ese desafío, pero tenía que aceptarlo, iba a aceptar lo que pasaría y mientras tanto buscaría la cantidad de plata requerida para ver si podía alcanzar el monto dado, aunque era imposible, iba a tener que pedir ayuda a Magnus para un trabajo con él, algo que se había rehusado muchas veces y buscar otro aparte, necesitaba plata, pero sería imposible, ya estaba perdiendo la esperanzas sin intentarlo antes. La puerta se abrió un poco, mostrando a la enfermera que cuidaba de su madre, era joven y amable, nueva en el mundo de los hospitales ya que no le importaba estás haciendo trabajos que otros no hacía, sonreía todo el tiempo e informaba si algo sucedía afuera, una buena chica de la cual todos se abusaban de su amabilidad.
—Señor ¿Usted es Raphael Santiago? le buscan afuera un amigo suyo.
—Gracias por informarme, iré ahora mismo.
Se paró dejando la mano de su madre de nuevo en la cama mientras caminaba hasta la puerta viendo como la enfermera se adentraba para ocupar su lugar, sin antes explicarle que el chico estaba afuera del hospital esperándole, de seguro que se trataba de Magnus o Ragnor, ya que las noticias debían haberse compartido y ahora su otro amigo debía estar preocupado por todo, caminó por los pasillos hasta llegar a la puerta principal y bajar por los escalones buscando con la mirada a sus compañeros de casa, pero no les encontró.
—H-Hola Raphael. — dijo alguien a su lado.
Miró hacia su costado sin poder creer lo que estaba escuchando, viendo a un chico con un uniforme negro de trabajo y unos lentes adornando su cara camuflando unos ojos claros de la cual no pudo evitar observar, algunos que otros mechones de su pelo castaño caían por su cara, se notaba nervioso, aterrado, estaba tenso frente a su vista y estaba alejado unos pasos por si acaso, Raphael se puso serio aunque dentro de él no podía creer lo que estaba viendo, lo tenía en frente, mirándole, hablando, y era el mismo chico que le había roto el corazón unos momentos atrás, Simón Lewis había venido hacia donde estaba el a pesar de lo que le había dicho, cada vez más dolor sentía.
—Tú— susurró— ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres?
—P-Podemos hablar...
Raphael lo agarró del brazo para llevarlo hasta el aparcamiento trasero, donde rara vez habían personas, solos los que iban a hacer sus necesidades o a fumar, pero como era casi de día estaba solitario y solo podía verse como los que trabajaban en el establecimiento iban llegando, soltó al chico cuando llegaron para cruzarse de brazos y esperar a escucharlo lo que quería decir antes de insultarlo o golpearle, aunque el guardia los vería y no quería meterse en problemas, su madre le había criado como alguien respetuoso, si la otra persona venía para hablar a pesar de todo lo ocurrido iba a escucharlo, después de eso podía hacer lo que quisiera, además ver a Simón en persona lo tenía un poco impresionado.
—Y-Yo no quise decir eso, nunca quise jugar contigo Raphael, solo me explique mal, tu amigo Magnus me estaba poniendo nervioso y solo las palabras salieron mal— dijo el chico— quiero disculparme y explicarte todo bien.
— ¿Explicar qué? Simón ayer a la mañana me dijiste que estabas enamorado de mi y después sales con esto ¿Acaso es un juego para ti? Ir mintiendo sobre tus sentimientos ¿Acaso estás enamorado realmente de tu nuevo novio?
Vio como Simón comenzaba a negar y apretaba sus manos mientras sus ojos se llevaban de lágrimas, sus labios estaban entre abiertos tratando de decir algo aunque las palabras no salían, y eso decepcionaba mucho más a Raphael, era solo un niño que en verdad había decidido jugar, haciéndolo a él parte del juego y ahora quería irse, terminar la partida sin darse cuenta lo que estaba causando.
—Lo sabia— agregó Raphael— sabía que pasaría por algo así, sin embargo no creí que lo fueras a hacer.
—Solo déjame explicarte— suplicó el chico.
Raphael se apoyó en la pared mientras dirigía la mirada a otro lado y suspiraba, no debía estar aceptando escucharle, debería irse pidiéndole no verle nunca más en su vida, pero solo no quería hacerlo.
—Me ha gustado Alexander desde tiempo atrás, creí que nunca iba a tener una oportunidad como esa, de estar a su lado, pero ayer después de lo que te dije, el vino a mi habitación y estuvimos hablando hasta que tuve clases, me confesó que sentía algo por mí desde meses, que estaba celoso de ti y me pidió una oportunidad— explicó el chico— sabía que nunca tendría oportunidad contigo, y los sentimientos por Alec nunca se habían ido de mí, así que acepte, he aprendido que tú y yo solo seremos lo que somos, amigos, conocidos o lo que tú crees que soy para ti, un chico de chat con quien hablabas todos los días, pero no estoy aquí por eso nomás Rapha, me enteré lo de tu madre, somos amigos, déjame ayudarte en lo que pueda.
—Te entiendo, y a la vez no, nunca deberías haberme dicho que estás enamorado de mí si aún te gustaba tu amigo— dijo Raphael— eso no se hace, nunca Simón.
—Lo siento, por favor me he equivocado ¿Entonces ya no estás molesto conmigo?— preguntó el chico— ¿Estamos bien? ¿Quieres tomar algo?
—Sí, lo estamos— respondió Raphael— y no, ahora vete, tengo que entrar, la enfermera no va a estar todo el tiempo ahí.
Simón sonrió y trató de acercarse para abrazarlo pero se detuvo para comenzar a mover sus manos en una forma nerviosa, mientras que Raphael le miraba todo lo que estaba haciendo, sin demostrar ningún tipo de emoción aunque por dentro se estaba quebrando a pedazos.
—Está bien, quieres privacidad, lo sé— dijo el chico— te llamaré más tarde.
—No, déjame que te llamé yo a ti, tú no lo hagas— interrumpió Raphael— cuando me desocupe te voy a marcar.
Aunque sabía que su celular estaba roto, así que era una buena manera de deshacerse de Simón y no tener que llamarle, vio como el chico asentía con una sonrisa, se despedía y comenzaba a caminar lejos de él, mientras que Raphael volvía a la habitación para estar en compañía de su madre, no iba a interponerse en esa relación, el chico ya había elegido con quién quedarse.
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