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• S E T E N T A •

N/a: Final cursi. Así que si no les gusta lo cursi les recomiendo no leer. Pero fue un placer compartir mi saphael con ustedes una vez más, saben que estoy agradecido con cada uno de ustedes y que no hay palabras para definir lo feliz que estoy por el aguante que me han hecho. Pero bueno nos volveremos a ver, eso espero, en otra historia saphael. Les mando un beso y como siempre les diré lo cuánto les quiero. Gracias por tanto.  💜

Epílogo.

Relatado por Simón.

Todo iba bien, habían pasado los días, Lidya su jefa se había dado una vuelta para visitarle después de estar enterado que estaba otra vez en casa y así proponerle de nuevo el trabajo del cual una vez se fue por los problemas causado, ella comentaba una de sus excusas para su reintegración, según no le agradaba los que trataban de integrarse al equipo, pero por palabras de su novia se pudo enterar que se trataba de un tipo de cariño que tenía la muchacha por hacerle acordar a su hermano menor, sin dudarlo acepto, quería estar con aquellas dos muchachas que le habían ofrecido de nuevo el trabajo, porque también podría tener vigilado a su nuevo novio y a sus amigos, además porque era un trabajo que daba buena plata y podría estar lograr independizarse en algún tiempo cercano, tenía muchas puertas abriéndose para él.

La relación con su amistades estaba bien, Jace y Clarissa habían vuelto de sus vacaciones conociendo a los dos nuevos integrantes, dándoles consejos de cómo tratar a cada uno de aquella familia, Isabelle era mucho más suave con los dos chicos y más amable con todos lo que vivían en la casa después de aquel problema que había tenido, Simón se sentía protegido por aquella chica, dándole consejos cada día que pasaban juntos. También había podido conocer a Ragnor y Catarina, dos personas que le causaron una paz interna desde que les escuchó hablar, se sintió tan especial cuando ambos dijeron que habían esperado conocerle desde hace tiempo, que Raphael no dejaba de hablar de él desde hace ya mucho tiempo. Con Alexander y Magnus todo iba bien, el moreno era muy extrovertido que hasta a veces le ponía incómodo, había aprendido por observaciones que él amaba el maquillaje y las ropas brillantes pero eso no lo hacía ser diferente a los demás, pero si había logrado chumear que ellos en su no relación íntima era otro problema, en su relación era Magnus quien pedía algo serio y Alexander quien pedía solo ser nada más que solo sexo, cuando se trataba de eso solo se cambiaban los roles, pero Simón no se iba a meter, eso era problemas de ellos y debían arreglarlo por sus medios.

Su relación con Raphael iba de bien a mejor, no podía imaginar que un chico que siempre se había mostrado duro a todo, un chico serio, una persona fría, ahora se comportaba bien cariño con él, le decía lo cuánto le quería y siempre encontraban un lugar para besarse o tener sexo como si fuese la primera vez, como adolescentes en su primera relación, pero Simón se divertía con aquello, se sentía amado y aprovechaba aquello, Raphael lo mimaba hasta no poder más, no importaba el lugar y la hora siempre estaban los dos para amarse.

¿Quién iba a poder imaginarlo? Nadie, pues todo había comenzado con solo una imagen que había visto en Instagram, y después de eso todo se había desarrollado a su favor, con algunos problemas entre medio, pero funcionado.

Pero ahí estaba feliz en su casa, junto a su familia, con un trabajo de la cual le habían recibido por segunda vez donde se había ganado el cariño de sus jefas, con una visión en volver a cursar al siguiente año apoyado por todos y una relación que le hacía vivir un amor de libros. Su madre había venido a visitarle, conocido a todos y dado su bendición tanto de ella como su padre fallecido, Simón no podía estar más de feliz con aquello, porque además de verse más alegre podía notar como Raphael Santiago estaba feliz, más suelto y mas emocionado, ayudaba a Isabelle, ayudaba a que la relación de Magnus y Alec avanzarán de nivel, ayudaba a Catarina y Ragnor a pesar de que nunca estaban, ayudaba a Jace y Clarissa a que vieran que podían ser felices con la monogamia, además después de meses el chico le había llevado a acompañarlo a la tumba de su madre, algo que era privado pero que al fin había decidido sentirse acompañado.

¿Sí todo iba a ir bien en el futuro? No lo sabía, ambos eran tan distintos cuando se trataba de algunas cosas ¿Podrían hacer funcionar aquello? Tampoco lo sabía, pero si se amaban y luchaban para no caer en la rutina o el aburrimiento entonces lo lograrían. Lo único que sabía es que aquella aventura de su encuentro, desde que se conocieron sería una buena historia para contar cuando le preguntarán sobre cómo se habían conocido, que cuando observara los ojos de Raphael vería aquel brillo que vio la primera vez, que sí él estaba a su lado nada más podría suceder, porque estaba enamorado desde la primera vez que le vio en aquella imagen sin remera, donde se hizo valiente para enviar un mensaje y que lucho para que todo sucediera.

Aquello le ponía cursi, pero Raphael era su primera vez, no todos podían conseguir un amor así, no todas las relaciones salían bien, era obvio que ellos dos en su viaje de relación tendrían peleas, algunas lágrimas no contenidas saldrían a la luz y muchos problemas, pero si el amor era verdadero podrían enfrentarlo. Todos podrían enfrentar una pelea si en verdad amaban al otro. Ellos dos lo irían viendo con el tiempo.

— Simón, tierra llamando a Simón.

Parpadeando y volviendo a la realidad vio donde estaba, en el club pandemónium, cuidando la puerta de Magnus Bane y la música escuchándose casi mínimo, miró su reloj de su muñeca viendo que la noche estaba acabando, delante de él estaba Alexander y Raphael, al parecer llamándole hace un largo tiempo, pero no podía controlar recrear todo lo lindo que había pasado a su vida distrayéndose del mundo.

— Lo siento, estoy pensando.

— ¿Esta Magnus?— preguntó el ojiazul.

Sonrió colocándose delante de la puerta para privar el paso.

— Dice que no te quiere ver hasta que des una respuesta.

— Vengo con eso pequeño Sim, así que hazte a un lado— dijo Alexander sonriendo para abrir la puerta— le diré a Magnus que acepto formar una relación con él.

Sonrió viendo cómo la puerta se cerraba después de que el ojiazul entrará por ella, para ser abrazado por Raphael, sus brazos rodeando su espalda para bajar hasta la parte alta de su trasero, respirando el aroma de desodorante varonil que emanaba, se dejó mimar una vez más en aquel día, sabía que le hacía ver cómo el vulnerable de la relación pero le gustaba ser amado y más por alguien que le denominaban ser frío y no mostrar su cariño.

— ¿En que estabas pensando?

— En lo feliz que me siento haber estado buscando con quién conversar y haber descubierto tu cuenta, mira todo lo que nos rodea y lo feliz que está.

— Eres tan cursi cuando quieres.

— Tú lo eres, mírate ahora mismo me estás dejando besos en la cara— dijo riendo Simón.

— Te amo Simón Lewis.

— Te amo Raphael Santiago.

Sabía que después de toda la relación iría bien, se amaban, se querían y no tenían miedo de decirlo, además ahora sus amigos también estaban por formar una relación, sus caminos estaban unidos para estar siempre el uno con el otro. Ni Simón ni Raphael creían en el destino, pero algo les mostraba que ellos estaban unidos a encontrarse desde antes.

"El amor es para todos, llega de la manera menos prevista y si lo dejas entrar, si sigues aquella corriente entonces puede ser la mejor aventura que de tu vida puede haber pasado, disfruta, ama, y nunca pierdas las esperanzas. Un amor puede estar esperando por ti."

-Simón Lewis.

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