• S E S E N T A Y S I E T E •
Raphael x2
Horas después de un viaje agotador y un intento fracasado de sexo en los baños como jóvenes adolescentes llegaron al aeropuerto al amanecer, ambos agotados por estar incómodos en los sillones pero tomados de las manos para el inicio de una relación, capaz duraría semanas, meses o años, capaz nada si lo veían al ser tan diferentes, pero intentaría disfrutarlo lo que más pudiera. Casi nunca se podía vivir un amor tan así, solo en las películas y los libros, pero ahora la estaba viviendo, y sabía que no podría ser olvidada, por lo menos para él.
— Raphael ¿Me amarás siempre? ¿A pesar de lo que soy?
— El sueño te está afectando.
Ambos caminaron hasta donde estaban entregándose las maletas para caminar hacia donde las demás personas estaban esperando a sus familiares, vio como Simón salía corriendo hacia el lugar de las personas, viendo a una chica quien debía ser Isabelle, Magnus y Alexander esperando a ellos, el menor fue a parar a los abrazos de la chica quien está le abrazo con fuerza como si en verdad le hubiese extrañado. Cuando llegó hasta donde estaban todos Magnus le abrazó felicitando por lo hecho o de seguro había visto la foto que Jace les saco en aquella habitación.
— ¿Así que tú eres el novio de mi bebé?
Miró alarmado cuando la pelinegra le apuntó con su dedo mientras le miraba fijo, la chica le incomodaba, le intimidaba hasta un poco, aunque de seguro solo lo estaba haciendo solo para saber si era digno de Simón, sabía que lo era así que trató de pasar aquel mal rato dejando saber que los efectos de ella donde quería intimidar no la afectaba a él.
— Sí, soy su novio.
Los dos chicos junto a Simón miraban atento a ellos dos, la chica tenía un gran poder en todos haciendo que ninguno se entrometiera.
— Tú golpeaste a mi bebé ¿Por qué quieres estar con él?
— Porque lo amo y él me ama a mí.
— Te tengo en mis ojos, te estaré vigilando— dijo la chica para volver la mirada a Simón— mi chiquito, ahora debo irme a trabajar, solo vine a recibirte, prometo llegar esta noche, quiero que me cuentes todo, descansa bien mi niño.
— Isabelle me estas avergonzando— dijo riendo Simón— te quiero, nos vemos esta noche, prepararé pizzas para comer.
La chica se despidió de todos para irse dejando a los cuatros solos, Magnus sugirió ir a tomar un café en el bufet del aeropuerto a las cual todos aceptaron, podía asegurar que tanto Magnus como Alexander estaban más juntos de lo que pensaba, pero no podía decir nada, si los chicos tenían algo lo contarían algún día mientras tanto el foco de atención parecía ser ellos dos, ya que comenzaron a hacer preguntas.
— ¿Y qué sucedió? Cuéntenme— dijo Magnus— todo, quiero todo ¡No oculten detalles!
Ambos parecían venir saliendo del trabajo, pero el cansancio aún no estaba llegando a sus cuerpos, ahora estaban llenándose con una buena dosis de cafeína, Simón había pedido un desayuno completo para poder alimentarse y Raphael solo un café para no ser el único en no tomar nada, después de donde estaba iría a la tumba de su madre para contarle lo sucedido y llevarles unas lindas rosas.
— No te incumbe eso— respondió.
— Raphael— dijo Simón retándolo— bueno cuando lo vi le di un cachetazo, pero fue sin querer, no le vi y no creía que el llegaría ahí. Y hablando de eso ¡Magnus porque me mentiste!
Tanto Magnus como Alexander comenzaron a ponerse nerviosos, ambos estaban metidos en aquella mentira aunque el ojiazul lo negara, había sido cómplice en aquello, Raphael sonrió cuando ambos comenzaron a balbucear para darle una respuesta coherente.
— ¡Es culpa de Raphael! El dijo que no te dijera nada y entre en pánico ¡Tú me estabas presionando! ¡Es culpa de ustedes dos, no mía!
— Vi que tuvieron una noche muy divertida— dijo Alexander cambiando el tema.
A la cual el tema de conversación cambio completamente donde el otro dúo logró sacarle con un poco de dificultad cada detalle de su noche, y a su vez saber los detalles de la boda, como lo que había pasado en sus vacaciones de Simón allá, sabiendo ahora porque el chico odiaba tanto a Jordán. Pero se habían hablado bien en el aeropuerto así que todo debía estar bien después de todo.
— ¿Y ustedes? ¿Son algo?
— ¿Nosotros?— dijo incómodo Alec— ¡No! Como dices eso.
— Solo somos amigos con derecho— confesó Magnus— ya sabes, solo acostadas, vida sin compromiso y diversiones cuando tengamos necesidades.
— ¡Magnus!
Estuvieron hablando un rato más, hasta que Magnus los llevo a Simón y Alec hasta su casa, le costó tanto dejar al menor salir del auto, lo lleno de besos prometiendo que pronto tendrían algún medio para poder hablar, parecían adolescentes entrando a una relación, pero sus cariños fueron cortados cuando tanto Alec como Magnus les separaron para poder ir al fin cada uno a su casa y así descansar.
— Lo mejor que nos ha pasado fue que esas personas entrarán a nuestras vidas— comentó Magnus.
Mientras iban en dirección a su casa, tenía razón, todo había sido para mejor, a pesar de todos los sucedidos, cuando conoció a Simón Lewis, no podía quejarse, tenía una buena relación que estaba comenzando y muchas cosas de su vida que se estaban aclarando. No podía pedir más.
— Ni lo digas, estoy tan contento— confesó.
— Aw, nunca te había escuchado ser tan cursi, en unos días estarás vomitando corazones y de tus ojos saldrán corazones con las caras de Simón.
— ¡Ay, cállate!
Estuvieron poniéndose al día, bromeando todo el camino hasta que llegaron a casa y cada uno fue hacia su habitación, le costó media hora en dormir sin poder dejar de revivir lo sucedido, sin dejar de sonreír, pero después de que el sueño llegó pudo descansar un buen tiempo, ese día después de ir a visitar a su madre, ya que había pospuesto la visita para la siesta, iría por la casa de Simón por lo menos para verle. El amor le ponía medio imbécil, pero no podía quejarse, sabía las consecuencias desde el primer momento y las acepto, ahora estaba loco por Simón y dejaría saberlo.
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