• S E S E N T A Y O C H O•
N/A: ¿Qué sentirían si les digo que está historia está por llegar a su fin? Solo dos capítulos cariños. 😭 Les quiero. 💜
Simón
Lo primero que hizo llegar a la casa fue ir hacia su habitación y tirarse en su cama como si fuese un trampolín, la había extrañado tanto que ahora pensaba no salir de ahí por un buen tiempo, no se quejaba de la cama en la casa donde estuvo, pero nada podía compararse ni superar la de uno propio. Pero mientras estaba acostado, la casa en silencio, los ronquidos de Alexander entrando por la puerta no pudo evitar recordar todo lo que había sucedido con Raphael, comenzando a sonrojarse y apretar la almohada entre sus brazos, con solo recordarlo desnudo arriba de él besándolo, rozando sus cuerpos y la sensación de su miembro entre sus nalgas lo hacían enrojecer hasta punto de hundir su cara en la almohada para no gritar, había tenido su primera vez, con alguien que le amaba y que tenía un cuerpazo de dioses ¡Lo había logrado!.
Trató de dormir un poco, en el viaje había sido imposible dormir, pero cuando cerraba los ojos el cuerpo de Raphael volvía a su visión, sin ropa, mostrando su cuerpo, su sonrisa y aquel miembro entre sus piernas, Simón podía sentir sus mejillas arder de vergüenza y su amigo entre los pantalones comenzar a animarse, maldijo tanto a no poder evitar aquello pero es que tampoco quería acabar aquellos recuerdos, porque a pesar de su cara arder, su miembro estar levantándose, no podía dejar de sonreír como un idiota, el amor había llegado a su puerta de la manera más hermosa.
Se colocó boca abajo en la cama sintiendo como aquella excitación de su miembro era apretada por la cama y su cuerpo, trató de soportar aquel dolor y pensar en otras cosas para que bajara pero costaba tanto, es que cada vez que trataba de imaginar otra cosa Raphael volvía a aparecer, aunque después de un rato no supo más nada, se había dormido en el proceso.
Comenzó a sentir, después de horas de sueño, como labios cálidos recorrían su cuello, comenzando a despertarse a ver qué aquello no iba con su sueños de salchichas flotantes, viendo como Raphael estaba besando su cuello, comenzó a enrojecer cuando un jadeo se le escapó de su labios y el mayor se separó para verle, en medio de su sueño, de seguro por la incomodidad se había dado vuelta para quedar boca arriba y no tenía manera de ocultarse por lo que había hecho así que se tapó la cara con sus manos para ocultar su vergüenza.
— Simón, déjame ver tu cara de zombie— bromeó Raphael.
— ¡No tengo cara de zombie!
— Si, mira la baba seca que está bajando por tu comisura derecha ¿Has estado soñando con algo bueno no?
— ¡Lo que estás diciendo no es lindo!— gritó molesto.
— Claro que lo es, porque eres el zombie más hermoso que he visto.
— Estúpido— susurró Simón— no soy un zombie.
Simón sintió como Raphael atrapó sus labios entre los suyos para besarse una vez más, podía definirlo como lo más genial que había hecho en su vida, porque besar a Raphael le traía tantas emociones que no podía decir, el ritmo, sus labios, su lengua, aquel beso era perfecto y esperaba que no se acabara más. El mayor entrelazó sus manos en el cuello de Raphael para acercarlo más, viendo como éste se subía arriba de él para que ambos tuvieran comodidad, si seguían así podían pasar a mayores, pero a Simón no le importaba, solo estaba concentrado en aquel beso y como segundos después el mayor comenzaba a hacer un roce lento entre ambas partes bajas, el mayor quería matarlo, de eso estaba seguro Simón.
— ¡En esta casa no se tiene sexo! Excepto Clarissa y Jace que están comprometidos.
Ambos se sobresaltaron, Raphael por querer hacer hacia atrás terminó cayendo al suelo y Simón se golpeó la cabeza con el espaldar de la cama ambos viendo como Isabelle estaba en la puerta, con una escoba y su cara de molestia, el menor se maldijo por no haber cerrado la puerta.
— Si Simón, he salido temprano así que no me mires así— dijo la chica— quedamos en que está casa habían reglas, ni Alexander puede traer su amigo aquí para tener eso, aquí no.
— Si mamá Isabelle, lo siento mamá Isabelle— se disculpó Simón como un niño pequeño— no estábamos haciendo nada, solo fue un besito.
— Los dos abajo, ya... Simón, debe comer algo.
Cuando Isabelle se fue los dos comenzaron a reír, mientras Simón se sobaba la parte de atrás de su cabeza ayudó a Raphael a pararse de donde estaba.
— No creí que se comportará como una madre verdadera— susurró el mayor.
— Bienvenido a mi mundo, Isabelle es mi madre suplente, bueno mi tutora ahora, se toma el papel muy enserio— dijo avergonzado— espero que eso no te haga separarte de mí.
— ¿Estás bromeando? Guadalupe cuando era joven tenía el mismo carácter, puedo aguantar.
Simón le tomó de la mano cuando escuchó el nombre de aquella mujer salir de sus labios, pero al parecer a Raphael no le había causado nada más que una sonrisa que hacían brillar sus ojos, algo que despertaba su curiosidad para saber más de aquella familia y aquella mujer que había criado del chico de sus sueños.
Ambos bajaron, esta vez no tomados de la mano por miedo de Isabelle, pudieron sentir el aroma a pan casero y café, ambos dejándose guiar deleitados por aquellos aromas hasta la cocina donde estaba Isabelle junto a Alexander con Magnus, quien parecía haber llegado junto con Raphael, amasando.
— No Magnus, así no ¡Acaso no sabes hacer pan!
Ninguno podía aguantar la risa a aquello, Simón vio como Raphael lavaba sus manos y tomando el lugar de su amigo continuando en lo que se había quedado, Isabelle parecía feliz a ver qué no debía dedicar ningunas palabras negativas sobre lo que hacía, porque el mayor estaba haciéndolo bien, como si supiera hacer pan desde años y Simón no podía dejar de mirarle ¿Un hombre que cocinaba? ¡Se había ganado la lotería!
— Muy bien Raphael, al fin alguien en esta casa sabe hacer un maldito pan— dijo Isabelle contenta— Alec, Magnus y Simón aprendan a mi yerno.
Isabelle ya había dado su visto bueno.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro