•C U A R E N T A Y C U A T R O•
Raphael.
No podía estar más molesto como se estaba sintiendo en ese momento, el chico ojiazul había tomado de la cintura a Simón, sin tener un poco de respeto frente de ellos, de él, después de eso se lo había llevado como si no quisiera permitirles hablar, no tenía porque hacer aquello, pero todo lo malo tenía lo bueno ya que había arrastrado a Magnus para comprar ese insignificante juguete y ganarle de que Alexander Lightwood se completará como un buen novio regalando aquello, era mejor hacerlo él y ver la sonrisa de Simón después de una decepción, y así fue, cuando le vio salir fue detrás de él dándole aquello, que había salido bien caro, viendo aquello que quería, verle sorprendido, confundido y recibiendo con felicidad aquellos muñecos de plástico, si eso le hacía feliz entonces estaba alegre de haberle comprado y regalado aquello.
— ¿Ya has terminado intento fracasado de Romeo?— preguntó Magnus molesto.
Ya estaba volviendo a su auto viendo como Magnus estaba sentado en el capot del auto, con los brazos cruzados y un intento de berrinche en proceso la cual no quería soportar, las bolsas estaban a lado de la puerta de conductor y las llaves ya estaban puestas en la puerta pero aún no estaba abierta, podía verse la molestia de su amigos pero aún no podía entender que hacía ahí y no estaba colaborando en colocar las cosas en su lugar.
—Creí que estarías adentro con Alexander, tratando de establecer tu objetivo o plan que has querido llevar desde el comienzo.
—Pues no quiero desobedecer tus órdenes, sabes que odio cuando te molestas conmigo— refunfuño el moreno.
—Esta mañana eso quedó anulado Magg— respondió Raphael sonriendo— ve, antes de que salga o me arrepienta de esto.
Vio como su amigo sonreía y bajaba de donde estaba para dejarle un beso en la mejilla y salir a pasos largos hacia adentro del lugar para buscar al otro chico, capaz con eso el enojo se le pasaría más rápido y no iba a tener que soportarle, sonriendo se dedicó a cargar todo en los asientos traseros del auto mientras esperaba a que su amigo llegará, mientras se quedaba esperando apoyado en el auto sintiendo como los rayos de sol pegaban a su cuerpo, el clima estaba agradable, le gustaba sentir aquello y estaba feliz de que el día estuviera así, si su madre solo estuviera para verlo, para apreciar un poco aquel clima, todo sería mejor.
—Oye, R-Raphael.
Sorprendido levantó la mirada viendo a Simón delante de él, con una sonrisa nerviosa y una de sus manos en su cuello, estaba de espalda al sol así que su pelo castaño parecía mucho más claro, podía apreciarlo un poco más de lo que lo había hecho, pero solo trató de evitar mirarlo por mucho tiempo porque si no podría demostrar lo que sentía.
— ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres?— preguntó Raphael demostrando indiferencia.
—Solo venía a agradecerte por esto, es muy preciado para mí— sonrió el chico— tú amistad es preciada para mí, me gustaría que ambos pudiéramos ser amigos y vernos a veces para hablar, solo si tú quieres.
Raphael trató de no mirarle ya que lo estaba considerando como alguien adorable con las acciones que estaba haciendo, tenía las manos detrás de su cabeza balanceándose con los pies mientras miraba hacia otros lugares con las mejillas sonrojadas, pero a pesar de eso no sabía porque se había molestado con el comentario, ser amigos, tener un amigo no era desearlo, querer besarle, querer pasar el tiempo a su lado o decirle palabras tiernas, eso no hacen los amigos, además no lo quería como amigo. Sonrió para no demostrar lo disconforme que estaba, además la noche anterior había dejado en claro que no eran amigos ¿Por qué insistía tanto?
— ¿Por qué quieres que seamos amigos?
Vio como dos mujeres saludaron a Simón informándole que estarían esperando en el auto, debían ser las mujeres del grupo, la de pelo azabache y vestido que estaba ceñido a su cuerpo debía ser la que una vez le había hablado mal y la pelirroja debía ser la novia del chico rubio que había visto antes, el novio del chico no estaba así que debía haber sido interceptado por Magnus, algo que esperaba que solo fuera charla, después de responderles, ambos se volvieron a mirarse, viendo cómo está vez Simón se colocaba un poco cabizbajo por la pregunta.
—Porque después de todo lo que he hecho, eres la única persona que me importa— susurró— me gustaba hablar contigo hasta que comenzaron los problemas, tenerte como amigo es importante para mí, porque eres al único que desee conocer en persona y se cumplió.
—Si es importante para ti, entonces seamos amigos.
Aunque sabía dentro de él que nunca podrían serlo cuando sus sentimientos estaban tan fuertes. Vio como Simón sonreía para tirarse encima y darle un abrazo corto para después separarse con las mejillas sonrojadas, Raphael se quedó perplejo, un abrazo de amigos y ni siquiera el chico había notado como estaba, tenía el aroma del perfume en sus fosas nasales y no podía hablar, pero al parecer Simón no lo notaba.
—Me alegra que podamos llevarnos bien— dijo— ¿P-pero puedo hacerte una pregunta?
—Dime.
Podía ver como comenzaba a ponerse nervioso otra vez, mordiendo uno de sus pulgares.
—Vamos Simón, deja salir lo que quieres decir.
—T-Tus comportamiento ayer ¿Q-Qué quisiste dar a entender ayer?
Raphael se quedó sin saber que decir, trató de pensar algo pero nada salía, no sabía que escusa dar a las acciones que había cometido, solo se cometieron porque deseaba hacerlo, ahora que el chico estaba preguntando y no sabía justificar, debía darse un gran golpe por no haber creado alguna mentira para aquello.
—Simón vamos.
Ambos vieron como Alexander pasaba casi corriendo por donde estaba ellos, estaba enrojecido y con la ropa un poco revoltosa, Magnus había hecho una de sus travesuras, vio como Simón pedía disculpas para ir detrás del chico mientras él se quedaba ahí viendo como su amigo aparecía limpiando parte de su labio inferior con el pulgar con una sonrisa divertida, el solo se dedicó a suspirar pidiéndole a los santos que hicieran que su amigo dejará de ser tan así, después de eso se fue al lugar de acompañante para ver cómo Magnus arrancaba el auto y salían del lugar.
— ¿Qué sucedió?— preguntó curioso.
—Hacer un oral en los baños no te lo recomiendo— dijo Magnus riendo— pero sí que sabe rico.
— ¡Magnus Bane!
Su amigo comenzó a reír mientras que Raphael estaba enrojecido por la vergüenza, ahora sabía porque el chico había casi huido de ahí, el moreno se salió con las suyas, comenzó a retarle explicando que debía ser más precavido y dejará de tratar de abusar de las personas, pero Magnus no le prestaba atención, dejaba escapar risas por lo bajo donde seguramente recordaba lo que había cometido.
—Eres terrible Magg, espero que algún día dejes de hacer estas barbaridades— susurró— espera... ¿Él se rehusó a que le hicieras eso?
—Al principio sí, pero después uff, nadie deja escapar jadeos tan sexy como ese chico— dijo Magnus recordando.
No hablaron más en lo que restaba del camino, si había sucedido así como día contaba como que Alexander le fue infiel, y aunque quisiera incentivar a Simón para que hiciera eso no podía permitir que nadie le fuera infiel a él, pero no podía tomarlo como una situación así si Magnus le había llevado a cometer eso, el sería cómplice por dejar a su amigo cometer sus locuras, solo lo dejaría pasar por esa vez, de seguro que el chico tomaría prevenciones cuando sabía que estaba en una relación, no sería capaz de dañar a su amigo y novio.
—Si llega a hacer sufrir a Simón le daré una buena paliza en su cara— susurró.
Usando llegaron a casa, se dedicaron a arreglar la mercadería, y después de ya estar todo limpio Raphael fue en dirección al hospital para comenzar con el día como debía ser, visitando a su madre para asegurarse como estaba, cantarle, hacerle compañía y contarle sobre lo que había hecho, dejando al necesitado de su amigo un rato la casa sola para que hiciera lo que quisiera, de seguro llamaría a algunos de sus amigos sexuales para sacarse la calentura que tenía encima, eso esperaba porque de seguro al anochecer tendría que colocar llaves a la puerta para no dejarlo escapar.
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